"Era inevitable: El olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados..."
"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel
Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre
lo llevó a conocer el hielo..."
"El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen..."
Descanse en paz, maestro.
García Márquez y Saramago son los dos autores que más admiro. Siento casi devoción por ellos. Se han marchado en poco tiempo, casi de la mano, ocupando el mismo renglón imperecedero de la Literatura. Hay gente que no vive y gente que nunca muere. Estos escritores revivirán una y otra vez con cada nuevo lector, y en cada una de sus páginas.
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