Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

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jueves, 28 de septiembre de 2023

De palabras y confesiones: Mesarse, levar, cuidaos y...

 



Confieso Padre que, a veces, me equivoco. 

Me equivoco y pienso que "mesarse" los cabellos es acariciárselos despacio mientras los ojos contemplan distraídamente el horizonte. Confieso que me extraña averiguar que lejos de ese significado, "mesarse" es arrancárselos con las manos, o tirar de ellos. ¿Y de dónde me saqué yo que era acariciarlos? ¿De dónde? Y muy violento ¿no? esto de "mesarse". Yo hacía el significado de "mesarse" como algo más sosegador, más terapéutico incluso. ¡Oh tamaño error!

Confieso Padre que, a veces, me equivoco. 

Y tengo que pensar dos veces que no se trata de "elevar" anclas sino de "levar" anclas. Que esto sí que lo sabía Padre, pero tengo que repensarlo despacio para no errar. 

¡Ay Padre! que me equivoco.

Y confieso que me gustan las "R", ¿por qué será? Y muchas veces cuando me despido se me escapa un "¡Cuidaros!" que rápidamente tengo que corregir quitando esa "r" que se empeña en aparecer y despacio ya escribo "¡Cuidaos!".

Confieso Padre.

Y soy en exceso generosa con las mayúsculas, que reparto con la alegría que algunos echan la sal en los guisos. Tan generosa como, en cambio, soy rácana con los acentos. O quizá incluso debería decir que no soy rácana sino "locacentuada", y los reparto por aquí y por allí según vaya usted a saber, si por la estación del año, la digestión o la conjugación de los planetas. Y de ahí esta manía que me ha entrado de acentuar la palabra "incluido", que parece que esa "i" latina me pide a gritos un acento, fíjese usted, y luego resulta que no, que no lo lleva la fastidiosa palabrita...

¡Ay!...

Confieso Padre que, a veces, me equivoco.

Que me equivoco. Y mucho. 

 


 






sábado, 8 de mayo de 2021

El signo de interrogación


 

A mí me gusta el signo de interrogación.

Es un signo muy estiloso. No me digáis que no. 

Si le echas imaginación hasta podría estar bailando haciendo que se contonee toda la frase... 

Bueno, vale, no le echéis imaginación. Pero...

Y ¿Nunca os habéis preguntado por qué nosotros utilizamos dos signos de interrogación para las frases interrogativas y en otras lenguas solo usan la que se escribe al final?

¿Y por qué tiene esta forma tan original el signo?

 

Pues yo sí me lo había preguntado, y después de mirar por aquí y por allá, más o menos, solo más o menos, porque yo no soy ninguna "entendida" del tema os puedo contar una aproximación a cómo parece que se desarrolló la cuestión ¡y nunca mejor dicho!

 

Parece ser que "la culpa" de todo este jaleo comenzó con los romanos.

Los romanos escribían en papiros. 

Pero los papiros eran caros, así que había que aprovechar al máximo el espacio del papiro. Por eso comenzaron a escribir todos los textos seguidos, desde la esquinita de arriba hasta la de abajo. Y todo bien juntito, sin espacio entre párrafos ni líneas, y sin casi signos de puntuación. Déjate de tildes y comas, escribir, escribir y escribir. 

Y claro después era díficil comprender lo escrito. Por ejemplo se les planteaba dudas entre las frases, cuáles eran interrogativas y cuáles no lo eran. Por eso cuando terminaban una frase interrogativa comenzaron a escribir detrás la palabra "quaestio" o "pregunta". Pero si nos falta papiro y estamos apretando la escritura, encima escribe una palabra más... Así que decidieron acorta la palabra "quaestio" y comenzaron a ponerla solo con la inicial "Q".

Después de los romanos, los que conservaron el latín fueron los monjes de los monasterios de la Edad Media. Los monjes copistas, los amanuenses, eran los que copiaban y copiaban los textos de Virgilio, Cicerón y demás. Y los que iban introduciendo novedades en la escritura.  

A partir de aquí, he encontrado dos posibles explicaciones a la forma del signo de interrogación. 


 

O bien, para ahorrar tiempo y trabajo, se acortó la "Q" dejando sólo la parte derecha. Si escribimos una Q y dejamos sólo la parte donde está el “rabillo”, vemos que efectivamente es el actual símbolo de interrogación.

O bien, con el paso del tiempo questio se redujo a QO. Para no confundirla, comenzaron a colocar la Q sobre la O. Después, la Q se convirtió en un garabato y la O en un punto. Algo que se parece sospechosamente a nuestro actual signo de interrogación “?”. Era el puntus interrogativus, muy utilizado durante el siglo IX para ayudar a interpretar los cantos gregorianos.

 


E incluso, he encontrado que hay quién dice que el signo de interrogación no proviene de los romanos. El Dr. Chip Coakley, de la Universidad de Cambridge asegura haber identificado la versión más antigua del signo. 

Estudiando los documentos de la Biblioteca Británica adquiridos en Egipto en el año 1840, halló los vestigios del singular signo en manuscritos escritos en siríaco (dialecto del arameo) del siglo V. 

Asegura que el signo, llamado ‘zagwa elaya’, podría haber sido un recurso para recordar -a quien leyera la Biblia en voz alta- una entonación de interrogación. Este descubrimiento, podría convertirse en el ejemplo más antiguo del concepto de signo de interrogación.

  

 

Y no hay dos sin tres, porque también está la historia de que Alcuim de York, un ingles intelectual que formó parte de la corte de Carlomagno en el 781 inventó el "puntus interrogativus". 

Como tenía que asesorar a Carlomagno y encontró muchas limitaciones en la puntuación, creó este "punto de interrogación" que consistía en un punto con un símbolo que parecía un relámpago encima de él, que indicaba el tono ascendente de la voz que usamos cuando enunciamos una pregunta. 


 

Pero aunque no sepamos bien, si vino de los romanos, del siríaco, o de Alcuin de York, lo que sí parece ser que sabemos es que: 

En el siglo XV, con la imprenta, se tuvo que crear una puntuación estándar. En 1566, Aldo Manuzio publicó el primer libro de normas de puntuación. Su Orthographiae Ratio (Sistema de ortografía) incluía el punto, la coma, los dos puntos, el punto y coma y el signo de interrogación.

En 1754 (también he leído que fue el 17 de octubre 1753, bueno mes arriba, mes abajo...), la Academia española creó oficialmente el signo de interrogación inicial, que no existe en ninguna otra lengua. Así que fue un invento español.

Se recomendó que se escribiera el signo de interrogación inicial cuando las oraciones fueran largas, para que no hubiera dudas de cuando comenzaba la interrogación. Dejando para las cortas, lo que se venía haciendo, escribir solo la interrogación final.

¿Pero cuándo una frase es larga o corta? La cuestión era peliaguda, y sobre todo demasiado subjetiva.
 
Así que un siglo después, en 1870, la Academia Española tiró por la calle de en medio y decidió que todas las frases interrogativas deberían llevar el signo de interrogación al inicio y al final, independientemente de su longitud.
 
Y por eso en nuestro idioma también se pone el signo delante, no como en la mayoría de los idiomas que solo se pone al final.  
 



 Y después de tanto tiempo y tantos trajines, ahora con el "guasap" pues ahí andamos, "comiéndonos" la interrogación inicial... 

Para matarnos.



miércoles, 30 de marzo de 2016

Errores lingüisticos y otras perlas curiosas de la calle...


Hoy os traigo fragmentos de lenguaje que pillas al vuelo por ahí y no puedes evitar detenerte en ellos...

La foto que encabeza la entrada pertenece al menú de la carta de un Restaurante que a mí me gusta bastante. Pero claro me llamó mucho la atención que a uno de los platos les denominaran:

"Traspantojo de Tagliatelle Boloseña". Y cómo creían que quizás alguien no lo entendería, abren parentesis, y te dan una sucinta explicación: (Tiras de calabacín con boloñesa vegana).

Y yo me pregunto: ¿No era más fácil llamarlo desde el principio así? Me pregunto. Porque en este blog que nos gusta mucho esa palabra, sabemos muy bien que la palabra "traspantojo" no existe, se dice "trampantojo": 






trampantojo
De trampa ante ojo.
1. m. coloq. Trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es.

Y si querían hacer pasar las tiras de calabacín por tagliatelle, que no está mal darle un toque original a la carta, pues hombre al menos escribe bien "trampantojo", que además de ser una palabra de lo más curiosa, es tan sencillo como que viene de "trampa".


Y estas dos fotos, también de la misma carta, las traigo también porque me hizo mucha gracia el nombre que le pusieron a los platos:

Tempura de pescado al estilo de carmencita... ¿Y qué estilo será ese? ¿Y quién era Carmencita con C mayúscula? Lees ésto y casi sin queres se te abre un mundo de interrogantes...

Y ya en la foto de debajo:

Cous- Cous de pollo "Ingrid Bergman". ¿No me digáis que no tiene "miga", ya que estamos en hostelería, el nombre del pollo? ¡Ingrid Bergman! Si este pollo dirigía el corral como Ingmar Bergman sus películas, ya me gustaría a mí haberlo visto en vida...




jueves, 18 de febrero de 2016

De los errores en el lenguaje y la vida diaria... Croqueta, garaje y conserje




Hace un mes exactamente (en cuánto me descuido se me forma una fila en el blog que no veáis...) que fui a cenar con los amigos a un Restaurante que todo estaba buenísimo, la verdad, peeero cuando nos dieron la cuenta descubrimos un par de palabras que inmediatamente atrajeron nuestra atención:

¡¡Cocretas!!

En su día ya hablamos en este blog de la palabra "cocreta". Que por supuesto está mal dicha. Pero es cierto que la Rae la había incluído en el diccionario.
Es bueno recordar que la Rae suele incluír palabras como la aludida "cocreta" y otras como "almóndiga", "murciégalo", Crocodilo... por su frecuencia de uso en el habla española. Eso no quiere decir que sean correctas.

 Las incluye porque su pretensión es que el diccionario esté actualizado y por tanto incluyen palabras que cómo se suele decir están "a la orden del día" y son muy habituales en el habla diaria de los hispanohablantes. Pero siempre lo hacen con una anotación donde se nos señala que es un vulgarismo y que la Real Academia desaconseja su uso. 

 Lo correcto es croqueta:
croqueta.
(Del fr. croquette).
1. f. Porción de masa hecha con un picadillo de jamón, carne, pescado, huevo, etc., que, ligado con besamel, se reboza en huevo y pan rallado y se fríe en aceite abundante. Suele tener forma redonda u ovalada.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados




Y luego os traigo un cartelito, también de Madrid, donde la persona que lo escribió tenía un problema importante con el uso de la g y la j. Dudaba y al final se decidía por la "g", pero se equivocaba. 

La verdad es que hay palabras que nos hacen dudar, y creo que "garaje" es una de ellas. Siempre termino pensando que leer mucho ayuda con éstas dudas existenciales que nos pueden atacar de pronto, pero bueno siempre viene bien dar algún repaso.

Por regla general se escribe con J:

Las palabras que terminan en
aje,eje, je
abordaje, abencerraje, anclaje, amarraje, amperaje, andamiaje,aprendizaje, arbitraje, aterrizaje, bagaje, coraje, camuflaje,caudillaje, chantaje, coraje, conserje, correaje, desmontaje, doblaje,embalaje, equipaje, garaje/eje, despeje, ceje, esqueje, hereje, fleje/



Como vemos las palabras acabadas en "aje" se escriben siempre con "j". Luego garaje siempre será con j. Y conserje, pues también.


Bueno pues por hoy ya está bien ¿no?

jueves, 3 de diciembre de 2015

Letreros de la calle + Ortografía


Hoy traemos al blog dos carteles de esos que pillamos por la calle porque nos dan un puñetazo invisible en el amor propio de nuestro idioma. Dos carteles con errores ortográficos.


El de arriba tiene un error muy habitual en el habla coloquial. Cuando llamamos "mondarina" a la "mandarina". ¿Mandarina o Mondarina? La palabra correcta, la que podemos encontrar en el diccionario es "mandarina". Aparece como una sexta acepción que nos lleva hasta la palabra "naranja mandarina".




mandarín1, na
Del port. mandarim, y este del malayo măntări.
1. adj. Perteneciente o relativo a los mandarines de China o de otros países asiáticos.
2. adj. Perteneciente o relativo al mandarín (‖ variedad). Léxico mandarín.
3. m. Variedad del chino que se habla en el norte, centro, este y sudoeste de China y que sirve de base de la lengua china común.
4. m. irón. Persona influyente en los ambientes políticos, artísticos, literarios, sociales, etc. U. m. en pl.
5. m. En China y otros países asiáticos, alto funcionario de la antigua Administración imperial.

naranja mandarina, o naranja tangerina
1. f. Variedad de naranja que se distingue en ser pequeña, aplastada, de cáscara muy fácil de separar y pulpa muy dulce.

Yo creo que el error de decir coloquialmente "mondarina" viene del verbo "mondar" es la única explicación que se me ocurre y que buscando he encontrado.




Y en esta foto de aquí encima el error es garrafal: "Obeja" . La foto es de un supermercado de Madrid, que mejor no voy a mencionar.

Por supuesto se escribe "OVEJA" con una "v" de victoria.

oveja.
(Del lat. ovicŭla).
1. f. Hembra del carnero.
2. f. Am. Mer. llama2.


Hay una frase hecha que utilizamos mucho y que recoge el diccionario de la Rae "Ser la oveja negra" :

~ negra.
1. f. Persona que, en una familia o colectividad poco numerosa, difiere desfavorablemente de las demás.


Bueno pues otro día más.

viernes, 29 de mayo de 2015

De letreros y más letreros!! que nos encontramos...

Zamora

Como vamos camino del fin de semana ¡¡es viernes!! quería hacer una entrada del blog más distendida.  Que hay que relajarse y descansar ¿No?

Y ha llegado el momento de atender a ¡mis colaboradores! Pobres... que cuando van de acá para allá y algo les llama la atención piensan ¡para el blog de Rocío! y me lo traen de regalo a la vuelta. 

Vamos a hacer hoy un pequeño batiburrillo. 

La foto que encabeza la entrada va por mi amiga Marián, que me la envió desde Zamora. Está bien ¿verdad? Una ferretería que se llama ¡El tornillo que te falta! con ese dibujito del tornillo. El ingenio al poder.

La foto que tenemos debajo va por mi amiga Blanca que me la envió porque le hizo gracia, y no era para menos. Me dice que la tomó prestada del Hospital Ramón y Cajal en Madrid. Ya está bien ¿verdad? que en una sala de espera de una consulta del "Piramidón" como se le conoce popularmente a este enorme hospital de Madrid haya un letrero que diga: "Se ruega NO HABLAR DE ENFERMEDADES". ¡Cómo no le iba a hacer gracia...!



Madrid


Y ésta última imagen se la tengo que agradecer a mi amiga Julia, que siempre que ve alguna de estas fotos dedicadas a la literatura, la escritura o los libros y sus autores demás se acuerda también de mí. 
Está muy ingeniosa también... 
¡Ay las haches que guerra nos dan!

Buen fin de semana a todos.A disfrutar del tiempo libre.




viernes, 25 de enero de 2013

Los signos de ortografía: La coma


¿Lo habéis adivinado?

¿Y de éstos dos personajes qué me decís?

Me encantan estas dos viñetas que os he puesto aquí encima. Me parecen muy curiosas.


Y desde luego y al hilo de las viñetas, me ha gustado mucho este artículo sobre la coma que os voy a dejar aquí debajo. Me ha parecido además de instructivo, muy ameno.

Espero que os guste...

Hay comas impepinables

En cierta ocasión dije aquí que las comas son muy suyas, muy bohemias, y a veces aterrizan en el sitio menos esperado. Efectivamente, la Real Academia Española reconoce que este signo de puntuación es el que más dudas plantea. Sin embargo, hay comas que son impepinables (o sea, que no admiten discusión, según la definición que da la RAE de la palabra ‘impepinable’). Así, igual que es incorrecto escribir este pequeño y gracioso trazo entre el sujeto y el verbo –‘Juan, tiene un coche’–, también lo es prescindir de él cuando un sustantivo (o un grupo nominal o un pronombre) funciona como vocativo. Dicho así puede que no lo entiendan, pero estoy seguro de que algunos de ustedes han cometido ese error más de una vez.
Me basta con dar un paseo por el muro de Facebook, por el Whatsapp o por la bandeja de entrada de mi correo electrónico para tropezarme con esta mala costumbre casi a diario. Algunas personas se dirigen a mí por escrito de la siguiente manera: “Hola Ramón”. Esa escritura es incorrecta, porque la palabra ‘Ramón’ está funcionando aquí como vocativo, o sea, quien escribió eso se está dirigiendo a mí “de forma explícita”, según explica la Ortografía de la lengua española (Espasa), de la RAE. También funciona como vocativo cuando alguien pronuncia mi nombre para llamarme y a continuación darme cierta información: ‘Ramón, tráeme eso’.

Da igual que en la lengua oral no se haga un pequeño silencio entre el vocativo y el resto del enunciado: esa coma es obligatoria. El maestro José Martínez de Sousa dice, en su Ortografía y ortotipografía del español actual (Ediciones Trea), que hay casos “que apenas admiten discusión en cuanto a la presencia de al menos un signo de puntuación” y señala, entre las comas obligadas, la de los vocativos, “se haga pausa o se prescinda de ella”. La Ortografía de la RAE aclara que esa brevísima interrupción del discurso es muy frecuente, aunque no siempre se produce.

El manual de la Academia pone estos dos ejemplos para explicar en qué consiste un vocativo: ‘Alberto, escribe bien’ y ‘Alberto escribe bien’. En el primer caso, ‘Alberto’ funciona como vocativo: yo llamo la atención de Alberto y le pido que escriba bien. En cambio, en el segundo actúa como sujeto: Alberto es una persona que escribe bien. Y ahora yo les pongo dos ejemplos de mi cosecha para que entiendan la necesidad de esa coma y lo desacertado de no emplearla: ‘Ya está hecho, Ramón’ y ‘Ya está hecho Ramón’. ¿Qué ocurre con la segunda oración? ¿Es que yo ayer no estaba hecho?
Hay que añadir que la coma se emplea incluso aunque el enunciado sea muy breve: ‘Sí, señor’, ‘Ven, Rebeca’. Y si el vocativo está en medio de la oración, se encierra entre dos comas: ‘Te he dicho, Alberto, que escribas bien’. Ya les va quedando más claro, ¿verdad?

Por cierto, no sé si se habrán fijado, pero hace un momento he escrito una coma antes de ‘¿verdad?’. Esa es otra coma impepinable. La palabra que han visto entre signos de interrogación funciona aquí como “apéndice confirmativo”. ¿Y eso qué es? La RAE define esas muletillas (‘¿verdad?’, ‘¿no?’, ‘¿eh?’, ‘¿ves?’…) de esta manera: “Expresiones interrogativas de refuerzo que cierran algunos enunciados aseverativos”. En estos casos, el bohemio signo de puntuación tiene que escribirse obligatoriamente. De hecho, si leen en voz alta eso de ‘Ya les va quedando más claro, ¿verdad?’, se darán cuenta de que ahí sí que hacemos una pausa con nuestra voz.

Lamentablemente, la coma del vocativo y la de los apéndices confirmativos brillan por su ausencia en decenas de textos que leo todos los días, especialmente en Facebook. Algunos podrían replicar que en una red social no es importante respetar las normas de puntuación, pero yo les respondo que quienes prescinden de la coma en esos casos no le están faltando al respeto a la ortografía de manera consciente; simplemente desconocen sus reglas más básicas, algunas de las cuales –como las que hemos comentado hoy– son tan evidentes que no precisan sino un poco de intuición por parte de quienes las ignoran. Y quienes las ignoran lo hacen sin ningún rubor no solo en las redes sociales, sino en cualquier texto que salga de sus manos. En fin, allá ellos.

Ramón Alemán


jueves, 10 de enero de 2013

La letra cursiva - origen y aplicaciones



 Hace tiempo que leí la historia del origen de la letra cursiva, que tanto utilizamos. ¿Sabiáis vosotros que existe desde el siglo XV? Vamos, de ayer es la fecha...

Me pareció muy interesante conocer su historia y ya de paso dar un repaso a cuándo y dónde la debemos utilizar, que a veces una duda de estas cosillas...

Os dejo la información, espero que también os resulte curioso.



En el siglo XV, el impresor y editor Aldo Manuzio (1449-1515), impresor en Venecia, decidió abandonar las ediciones de los clásicos en lujosos libros en folio y editarlos en cómodos volúmenes en octavo, precursores de los actuales de bolsillo. Para lograrlo ideó un carácter de imprenta que ahorrara espacio sin perder legibilidad, y lo encontró en la letra cursiva, inspirada en la escritura inclinada de los monjes. Con ese tipo de letra, llamada también "aldina", por el nombre de pila de su creador, y que los ingleses llamaron "itálica", editó las obras de Virgilio.

Las cursivas en el sentido técnico se pueden emplear en:

Títulos de libros, obras de arte (composiciones musicales), películas, obras de teatro, programas de televisión y periódicos.
El cuadro de Las meninas, originalmente…
Términos técnicos o de reciente aparición:
Tiene una gran importancia el cd-rom, sin él sería imposible…
Definiciones dentro de una oración:
Su nombre en hebreo significa paz.
Nombres de barcos y aeronaves:
La Santa María, no era…El trasbordador espacial Challenger.
Letras individuales que se refieren a las letras mismas:
La letra T siempre necesita interletrado.
Géneros y especies:
Es el ejemplo más antiguo de homo sapiens.


 Fuentes:

http://www.muyinteresante.es/iquien-invento-la-letra-cursiva?utm_source=twitter&utm_medium=socialoomph&utm_campaign=muy-interesante-twitter32

http://cosassencillas.wordpress.com/2007/08/03/cuando-utilizar-las-letras-cursivas/



lunes, 1 de octubre de 2012

¿Cómo se escribe...?




Y empezamos el mes de octubre con una pregunta:

¿Vosotros qué decís: sarpullido o salpullido?

¿Cual es la que está mal escrita?

¿O las dos están bien?


Este cartelito le puse hace varios días en el facebook y las dudas echaron a volar en cuestión de segundos, cómo si aún fuéramos niños y hubiéramos asustado a las palomas...

¿Y bien...?


martes, 12 de junio de 2012

De firuletes, virgulillas y pedigüeñerías...



¿Que os parece el título de esta entrada? 

¿Mandeee?
¿Vosotros sabéis lo que es un "firulete"

¿Y una "virgulilla"

Seguro que sí, que muchos lo sabéis, pero yo no, yo no lo sabía, o si lo supe alguna vez se me había olvidado. Así que por si acaso vosotros tampoco y empeceis a pensar mal... vamos a hablar de estas dos palabras raritas, que no infrecuentes, porque anda que no hay veces al día que nos tropezamos con "firuletes" y "virgulillas", sobre todo los que nos dedicamos a leer y escribir...

Dice el diccionario de la Real Academia Española que firulete significa:
firulete.

(Del gall. port. *ferolete, por florete).

1. m. Am. Mer. Adorno superfluo y de mal gusto. U. m. en pl.



Pues con la definición no obtenemos mucho, pero si nos vamos a su etimología, la famosa página Etimologías de Chile que nunca nos decepciona nos dice:




La palabra firulete viene del gallego ferolete (pequeña flor), metátesis de ferolete, florete que viene siendo el diminutivo de flor. Se refiere a adornos.  

En términos de letras, se refiere a las tildes (á, é, í, ó, ú), puntos (i, j), diéresis (ü) y virgulilla (ñ) que colocamos en ciertas letras".



Ahí lo tenemos, los firuletes son las tildes, los puntos, la diéresis (¨) y esa rayita que colocamos encima de la n para decir "ñ", o lo que es lo mismo LA VIRGULILLA.


Según el DRAE, virgulilla es el "signo ortográfico de forma de coma, rasguillo o trazo; por ejemplo el apóstrofo, la cedilla, la tilde de la ñ, etc.". Aunque su uso más común se refiere al símbolo «~» que conforma la letra "ñ", posee una segunda acepción para referirse a "raya o línea corta y muy delgada". El origen del término es el diminutivo de vírgula [del latín virgŭla, diminutivo de virga, vara. Se refiere a una vara pequeña o a una raya o línea muy delgada en su segunda acepción].



También en Etimologías de Chile, y en otras páginas de etimologías que he consultado, nos explican que probablemente la virgulilla viene de que en castellano antiguo se escribía una pequeña n encima de algunas letras, sin que quedase muy claro si lo sobreescrito iba delante o detrás de la letra. Parece ser que la "ñ" vendría del grupo latino "nn", sin que esté muy claro cual de las dos "n" es la que quedó como virgulilla.





No me digais que no son curiosas las dos palabritas: Firulete y virgulilla.


Y como última curiosidad ¿Cuál es la palabra que tiene los cuatro firuletes?


La palabra pedigüeñería tiene los cuatro firuletes que un término puede tener en nuestro idioma: la virgulilla de la ñ, la diéresis sobre la ü, la tilde del acento y el punto sobre la i.