- Que la vida tenía muy poco sentido. Y que escribir daba sentido a la vida.
- Eso es, Marcus. Y ése es el error que cometió hace unos meses, cuando Barnaski le reclamó un nuevo manuscrito. Se puso a escribir porque tenía que escribir un libro, no para dar un sentido a su vida. Hacer por hacer nunca ha tenido sentido: así que no tenía nada de extraño que fuese incapaz de escribir una sola línea.
El don de la escritura es un don no porque escriba correctamente, sino porque puede dar sentido a su vida. Todos los días hay gente que nace, y otros que mueren. Todos los días, millones de trabajadores anónimos entran y salen de enormes edificios grises. Y luego están los escritores. Los escritores viven la vida más intensamente que los demás, creo. No escriba usted en nombre de nuestra amistad, Marcus. Escriba porque es el único medio para usted hacer de esa minúscula cosa insignificante que llamamos vida una experiencia válida y gratificante.
- Eso es, Marcus. Y ése es el error que cometió hace unos meses, cuando Barnaski le reclamó un nuevo manuscrito. Se puso a escribir porque tenía que escribir un libro, no para dar un sentido a su vida. Hacer por hacer nunca ha tenido sentido: así que no tenía nada de extraño que fuese incapaz de escribir una sola línea.
El don de la escritura es un don no porque escriba correctamente, sino porque puede dar sentido a su vida. Todos los días hay gente que nace, y otros que mueren. Todos los días, millones de trabajadores anónimos entran y salen de enormes edificios grises. Y luego están los escritores. Los escritores viven la vida más intensamente que los demás, creo. No escriba usted en nombre de nuestra amistad, Marcus. Escriba porque es el único medio para usted hacer de esa minúscula cosa insignificante que llamamos vida una experiencia válida y gratificante.
La
verdad sobre el caso Harry Quebert es el último libro que me he
terminado. Había oído hablar de él, uno de los más vendidos, premiado en
el 2012 por la Academia francesa y aspirante a un montón de
traducciones. También había escuchado tanto críticas a favor como
críticas en contra expuestas ambas con pasión.
Bueno,
pues habrá que comenzar esta reseña diciendo que a mí me ha gustado. Es
más, estaba encantada de leerlo. Bien es verdad que la primera parte
del libro cuando habla de la vida del escritor que narra la historia
(Marcus Goldman) se me hacía un poco cuesta arriba, pero superada esa
parte estaba deseando volver a cogerlo.
El
argumento comienza con la historia de Marcus Goldman. Un escritor que,
tras el éxito de su primer libro se encuentra paralizado por el síndrome
de la página en blanco, ha de entregar un nuevo libro con un plazo y se
le echa encima. Recurre pues a su amigo y profesor: el escritor de
éxito Harry Quebert, que alcanzó la fama con su obra Los orígenes del
mal. Quebert le invita a trasladarse a Aurora, un pueblo de New
Hampshire, para ver si allí recupera la inspiración y puede volver a
escribir. Estando allí Goldman descubre por accidente que su amigo y
maestro tuvo una relación secreta 33 años atrás, con 34 años, con una
chica de 15 años, Nola Kellergan, que desapareció de forma misteriosa y
violenta a finales del verano de 1975.
Es
una novela que a mí, que escribo, ya solo por todo lo que hablan sobre
la creación de una novela ya me gustaba. A lo largo de la novela se va
salpicando la historia con los consejos del profesor escritor a su
alumno también escritor. Consejos sobre la creación literaria que van
encabezando los capítulos. Consejos sobre la vida y el boxeo también. Lo
más curioso también es que la historia gira en torno al personaje de
Marcus Goldman, que se hará muy famoso con su segundo libro escrito a
raíz del caso Harry Quebert (su amigo y profesor), segundo libro de la
ficción que no es ni más ni menos que el que estamos leyendo. El personaje lo va escribiendo a medida que nosotros también lo vamos leyendo.
Los
personajes son múltiples y tienen muchas caras. Están perfilados de
forma que son bastante humanos, no hay buenos. Los protagonistas por
supuesto son Marcus Goldman y Harry Quebert los escritores de la novela.
Después está el personaje de Nola, la chica de quince años que aparece
muerta y que se descubre que mantenía una historia sentimental con Harry
Quebert. Tenemos también a los distintos habitantes de Aurora y los que
rodean a Marcus. Y por último también será importante en la historia el
teniendo Galahowood con quién investigará Marcus y que se irá haciendo
progresivamente más importante. En esta novela los personajes son muy
cambiantes. Nadie es quién parece ser. Todos son un caleidoscopio, van
cambiando. Y nosotros, los lectores, se supone que vamos conociendo los
entresijos
de la historia a medida que los va conociendo el narrador.
Yo
siempre había escuchado en el taller de creación literaria al que
asistía o ahora en la tertulia literaria que cuando uno escribe no debe
suponer que el lector es tonto. No hay que darle mascada la historia,
hay que sugerir muchas veces, darle gestos además palabras… en fin, él
tiene que imaginar. Pero por otro lado no hay que mentirle, ni
engañarle. Bueno pues en esta novela el autor está todo el rato
mintiéndonos. Haciéndonos ver que los personajes son de una forma, y que
ocurrió toda cómo nos muestra, para unas páginas más adelante
desmontarnos todo el tinglado y enseñarnos todo de otra forma. Y así
varias veces. La acción tiene varios puntos de giros. Varios. Quizá
demasiados. Aquí nada es lo que parece.
En
cuanto a cómo está contada la historia. En lo que se refiere al tiempo,
la narración está contada en tres tiempos: En 1975 en Aurora con la
historia de amor entre Harry y Nola es el primer hilo temporal. El
segundo hilo nos cuenta cómo se desarrolla la historia entre Harry
Quebert y Marcus, a partir de que se conocen en la universidad, estamos
en el año 1998. Y por último el tercer hilo se cuenta en el presente, y
es la trama principal, el año 2008, desde el momento que se descubre el
cadáver de Nola en adelante.
Y
en lo que se refiere a su ubicación espacial, está toda ella ambientada
en la costa Este de EEUU. En Nueva Inglaterra. En una ciudad inventada
Aurora. Aunque también sale Nueva York.
Pero
además de tener tres hilos temporales está contada todo el tiempo dando
vueltas. No es lineal sino que vuelve una y otra vez a los mismos
sucesos para ofrecernos más detalles. Es una historia que está narrada
en espiral.
A
mí me ha resultado interesante la forma en que está escrita esta
novela. Independientemente de la historia que cuenta, me ha gustado cómo
nos la ha contado el escritor. Aunque creo que es muy desigual en el
ritmo. Al principio casi me parecía lenta. Pero a medida que avanza se
va acelerando, hasta que al final casi se vuelve trepidante venga a
introducir puntos de giro a la historia. Quizás haya demasiados hacia el
final de la novela en comparación con el resto de ella. Claro que por
otra parte eso a algunos lectores como yo no nos deja abandonar la
historia sino que quieres ver de una vez qué pasó de verdad.
Concluyendo
que me ha parecido una novela interesante, me ha gustado leerla, me ha
tenido bastante intrigada y sus aportaciones sobre la creación literaria
me han gustado mucho.
El
autor Jöel Dicker (Ginebra, 16 de junio 1985) leo que “tiene una voz
apagada y modales educados”. Con una madre librera y un padre profesor
de francés, es el segundo de cuatro hermanos (dos chicos y dos chicas).
Había escrito ya varias novelas que no le publicaban y ya iba a
dedicarse a otra cosa cuando de pronto comenzó el éxito con ésta novela.