Miden 1,80 cm y son de colores. Hechas de la carne de la fibra de vidrio escaparon corriendo de algún palacio donde habían entrado de niñas para servir a alguna Reina o sus Infantas, hasta recalar en un Madrid bullicioso este noviembre del año 2021.
No entienden el tráfico ni las pandemias, no saben por qué las miran y menos por qué las fotografían.
Pero les gusta verse reflejadas en las miradas de sorpresa, en las sonrisas espontáneas y en ese: "¡Mira otra Menina!", que las personaliza.
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