El sábado pasado, el 3 de mayo, estuve visitando
el cementerio de La Florida, en Madrid. Era el aniversario de los fusilamientos
del 2 de mayo de 1808, uno de los poquitos días en que se puede visitar. Creo
que solo se puede visitar el 2 y 3 de mayo en horario especial.
Este cementerio es muy pequeñito, está situado en
la calle de Francisco y Jacinto Alcántara, junto a la Escuela de Cerámica
de Madrid, detrás de la Ermita de San Antonio de la Florida.
En él se encuentran enterrados, en una fosa común, los cuarenta y tres madrileños que, tras participar en el Levantamiento del 2 de mayo de 1808, fueron fusilados (“arcabuceados”) en la madrugada del día 3 a los pies de la montaña del Príncipe Pío (más o menos donde está la base del Teleférico). Están enterrados en unos cajones de plomo en la cripta que hay bajo la capilla. Ya os digo que es un lugar pequeñísimo. A la entrada del camino está la reproducción en azulejos del cuadro de Goya, de este fusilamiento. Y hay una pequeña hilera de cipreses, y una cruz donde a los pies estaba la bandera española hecha con claveles. Ya lo veis en las fotos.
Parece ser que este lugar, a primeros del siglo
XVIII, era una casa de labor. Después en el año 1796 pasó a ser cementerio, y
ahí era donde se enterraba a los empleados del Palacio Real, y se conocía como
el cementerio de la Ermita de San Antonio de la Florida. Por esa razón he leído que es el cementerio
más antiguo de Madrid, seguido por el de San Isidro. Parece ser que cuando los
fusilaron (a éstos 43) se quedaron algunos días sin sepultar hasta que un
sacerdote de la cercana Ermita de San Antonio los llevó en unas carretas a
enterrar al cementerio próximo de La Florida.
Al principio este cementerio lo cuidaba la
Congregación de los Hermanos de la Buena Dicha, por cesión de Isabel II. En
algunos lugares por internet he leído que era porque habían dado los últimos
auxilios a las víctimas, y en otros porque algunos de los fusilados eran
miembros de ésta. Pero en 1917, había muy pocos cofrades de esta Congregación y
entonces confiaron el cementerio a la Sociedad Filantrópica de Milicianos
Nacionales, porque uno de los miembros de la Congregación también lo era de
esta Sociedad que había sido fundada en 1840 con el fin de atender a los
milicianos (Cuerpos armados no militares encargados de velar por el orden
público) que se encontrasen en grave situación económica.
Los milicianos pagan una mensualidad con la que
se mantiene este pequeño cementerio, pero siempre con precariedad. En 1931 se
cerró al público y fue reabierto el 2 de mayo de 1981 por el entonces alcalde Enrique Tierno Galván,
aunque posteriormente, debido a diversos actos vandálicos que empezó a sufrir,
fue cerrado de nuevo.
Posteriormente fue restaurado de nuevo en 2008,
año del Bicentenario del Levantamiento. Incluyó la reforma de los muros y la
realización de un drenaje de hasta dos metros de profundidad para evitar la
humedad.
El cementerio permanece cerrado todo el año salvo
el día 2 de mayo, Día de la Comunidad de Madrid, en que se conmemora el
Levantamiento por parte de la Sociedad de Milicianos, con asistencia del
Presidente de la Comunidad de Madrid y el Alcalde de la ciudad, que hacen una
ofrenda floral en recuerdo de los enterrados.
Bueno, me he extendido un poquito en la historia
de este cementerio. Pero me apetecía contároslo porque creo que es un lugar
poco conocido de Madrid. Es muy pequeño y se visita en dos minutos, la verdad.
Pero es un monumento con tanta historia que yo creo que alguna vez se merece
que nos pasemos por allí y recordemos ese pedazo de nuestra historia tan
importante.
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