Bueeeno pues vamos a contestar a todas las preguntas que hacíamos en el "juego literario" de la última entrada. Pese a tener muchas visitas en el registro de las estadísticas, comparando esta entrada con las anteriores, la verdad es que no muchos se han atrevido a contestar por escrito ni aquí ni en el facebook. Y eso que varias personas en estos días me han hablado de esta entrada y he podido comentar con ellos en voz alta las contestaciones. Pero vamos a ello:
El 1 de febrero de 1851 fallece Mary Wollstonecraft Godwin, conocida como Mary Shelley, narradora, dramaturga británica. ¿Sabéis verdad el título de su novela gótica más reconocida?
En 1916 Mary Shelley comenzó a escribir Frankestein o el Moderno Prometeo que publicaría dos años después, en el año 1818.
El 7 de febrero de 2003 fallece Augusto Monterroso, creador del famoso microrrelato de El dinosaurio. ¿Sabéis cual verdad?
«El dinosaurio» de Augusto Monterroso es uno de los textos más estudiados, citados, y conocidos en la historia de la palabra escrita, a pesar de tener una extensión de exactamente siete palabras:
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. |
El 12 de febrero de 1976, Mario Vargas Llosa le propinó un tremendo e histórico puñetazo en un ojo a Gabriel García Márquez dentro de las instalaciones de un cine mexicano. ¿Sabemos ya por qué, por qué de verdad de la buena? porque hay muchas teorías...
No se sabe porque los mismos protagonistas han dicho que nunca dirán exactamente por qué. He investigado por internet y más o menos dicen en todas partes lo mismo. Os copio unos fragmentos de un artículo donde hablan de ello: "Hay quienes pretenden que los celos profesionales del peruano
empezaron a hacer mella en su amistad, pero esto queda desmentido de
antemano por su monumental Historia de un deicidio, que sigue siendo el
mejor estudio analítico de la obra garciamarquiana.
Otros sostienen que fueron las divergencias ideológicas, que llevaron al peruano a abjurar de la izquierda latinoamericana y del castrismo, lo que empezó a erosionar su relación. Pero aunque pudo haber sido un elemento coadyuvante, no explica por sí solo el cruento puñetazo.
Todo parece indicar que el distanciamiento definitivo se debió a un problema, real o inventado, de faldas y de celos. Pero aquí entramos en un terreno de arenas movedizas, donde no estamos seguros de dar ningún paso en firme.
La leyenda o una de las leyendas dice que, tras dejar Barcelona y regresar a Perú a mediados de 1974, Vargas Llosa conoció y se enamoró locamente de una mujer que iba en el barco en el que él viajaba con su mujer, Patricia Llosa, y sus hijos. Poco después, el peruano dejó a su familia y se fue a Estocolmo a vivir con la azafata sueca el amor más desaforado de su vida, tanto que se olvidó hasta de la literatura.
Mientras, Patricia regresó con sus hijos a Barcelona, y los García Márquez se convirtieron en su pañuelo de lágrimas. En algún momento, mientras departían solos en la cafetería de algún hotel barcelonés, Patricia le pidió un consejo a García Márquez sobre si creía que debía separase de su marido, después de lo que le había hecho.
Según versiones próximas al colombiano, éste le dijo que si creía que debía hacerlo, pues que se lo planteara claramente a su esposo cuando volviera, pero que no se precipitara. Otras versiones próximas al peruano sostienen que esa noche ocurrió lo peor (o lo mejor), lo que Vargas Llosa habría de considerar como la gran traición de su amigo.
Lo cierto es que, cuando el marido fugado volvió a casa y los esposos se reconciliaron después de una pelea monumental, Patricia se sacó la enorme y vengativa solitaria que había estado incubando en su corazón, echándole en cara a su marido que ella, Patricia Llosa, tampoco había perdido el tiempo, pues había estado «con tu gran amigo Gabo».
Vargas Llosa tomó las palabras de su mujer al pie de la letra, según lo dictaba el contexto, y durante más de un año en que no se vio con García Márquez fue alimentando la solitaria del marido celoso, hasta ese día ingrato del 12 de febrero en México..."
Otros sostienen que fueron las divergencias ideológicas, que llevaron al peruano a abjurar de la izquierda latinoamericana y del castrismo, lo que empezó a erosionar su relación. Pero aunque pudo haber sido un elemento coadyuvante, no explica por sí solo el cruento puñetazo.
Todo parece indicar que el distanciamiento definitivo se debió a un problema, real o inventado, de faldas y de celos. Pero aquí entramos en un terreno de arenas movedizas, donde no estamos seguros de dar ningún paso en firme.
La leyenda o una de las leyendas dice que, tras dejar Barcelona y regresar a Perú a mediados de 1974, Vargas Llosa conoció y se enamoró locamente de una mujer que iba en el barco en el que él viajaba con su mujer, Patricia Llosa, y sus hijos. Poco después, el peruano dejó a su familia y se fue a Estocolmo a vivir con la azafata sueca el amor más desaforado de su vida, tanto que se olvidó hasta de la literatura.
Mientras, Patricia regresó con sus hijos a Barcelona, y los García Márquez se convirtieron en su pañuelo de lágrimas. En algún momento, mientras departían solos en la cafetería de algún hotel barcelonés, Patricia le pidió un consejo a García Márquez sobre si creía que debía separase de su marido, después de lo que le había hecho.
Según versiones próximas al colombiano, éste le dijo que si creía que debía hacerlo, pues que se lo planteara claramente a su esposo cuando volviera, pero que no se precipitara. Otras versiones próximas al peruano sostienen que esa noche ocurrió lo peor (o lo mejor), lo que Vargas Llosa habría de considerar como la gran traición de su amigo.
Lo cierto es que, cuando el marido fugado volvió a casa y los esposos se reconciliaron después de una pelea monumental, Patricia se sacó la enorme y vengativa solitaria que había estado incubando en su corazón, echándole en cara a su marido que ella, Patricia Llosa, tampoco había perdido el tiempo, pues había estado «con tu gran amigo Gabo».
Vargas Llosa tomó las palabras de su mujer al pie de la letra, según lo dictaba el contexto, y durante más de un año en que no se vio con García Márquez fue alimentando la solitaria del marido celoso, hasta ese día ingrato del 12 de febrero en México..."
El 13 de febrero de 1837 Larra se dispara un tiro en la sién. Dolores Armijo, su amante, le acababa de decir que volvía con su marido. ¿Y sabéis qué escritor se dió a conocer en su funeral?
El 15 de febrero de 1837, hace 175 años, se enterraba al periodista y escritor Mariano José de Larra mientras un joven llamado José Zorrilla recibía el aplauso de la crítica. Y os dejo el enlace donde Nieves Concostrina os lo cuenta así de bien:
El 17 de febrero de 1673 Molière se desploma en un escenario representando una de sus obras más famosas con un enfermo, que ya es casualidad... ¿Sabéis cual verdad?. Poco después moriría.
¡¡Claro "El enfermo imaginario"!!
El 18 de febrero de 1952 muere Enrique Jardiel Poncela. Cómico genial, adorado y criticado a partes iguales. Y misógino declarado:"El que pide "la mano" de una mujer, lo que realmente desea es el resto del cuerpo". Seguro que os sabréis muchas frases más... ¡¡Venga alguna más...!!
- Todos los hombres que no tienen nada importante
que decir, hablan a gritos.
- La mujer adora al hombre igual que el creyente
adora a Dios: pidiéndole todos los días algo.
- Cuando las mujeres andan en peores pasos es cuando van mejor calzadas.
- Cuando las mujeres andan en peores pasos es cuando van mejor calzadas.
- Hay dos tipos de enfermedades: las que curan solas, y por tanto no
es preciso el médico, o las que nadie las cura, en las que tampoco
es preciso el médico...
El 22 de febrero de 1939 muere Antonio Machado en Colliure, al poco tiempo de atravesar la frontera. Y ¿Verdad que sabéis que famosa frase se encontró en el bolsillo de su chaqueta?
El 18 de febrero empeoró don Antonio de su neumonía. Falleció 4
días más tarde, el 22 de febrero de 1939, de asma y de pena. Sus últimas
palabras fueron: "Adiós, madre". Unos días más tarde, su hermano
encontró en uno de los bolsillos de su viejo gabán, escritos a lápiz,
tres papelitos arrugados: En el primero las palabras iniciales del
monólogo de Hamlet “Ser o no ser”; en el segundo unos versos de “Otras canciones a Guiomar"; y en el último un solo verso alejandrino: "Estos días azules y este sol de la infancia".
Buenooo es cierto todo no va ser malo. También:
El 4 de febrero de 1937 nace un poeta grande que acaba de fallecer el mes pasado. Premio Nacional de poesía en el 77 y Premio Nacional de las letras en el 2004. ¿Sabéis quién verdad?
Poeta "grande"... Felix Grande.
Nacido en Mérida (Badajoz) el 4 de febrero de 1937, Grande trasladó su residencia a Madrid en 1957. Experto flamencólogo, pues consideraba que el flamenco tenía «la función de darme consuelo». Dirigió durante dos décadas la revista "Cuadernos Hispanoamericanos" que inició junto a Rosales. Premio Adonais de Poesía, Premio Nacional de Poesía, Premio Nacional de las Letras...
El 6 de febrero de 1926 uno de nuestros Reyes, un Borbón instaura La Fiesta Nacional del Libro. ¿De quien estámos hablando?
De Alfonso XIII.. La tradición de dedicarle un día al libro viene de 1926, año en el que
Alfonso XIII firmó el Real Decreto por el cual se instituía la Fiesta
del Libro Español. La idea original partió del escritor valenciano
Vicente Clavel, que realizó la propuesta en Barcelona. Tras la firma del Real Decreto, la celebración se fue extendiendo
por todo el país, presentando un mayor arraigo en las ciudades que
contaban con Universidad. Pasado el tiempo, su desarrollo fue desigual,
dependiendo de los lugares (como el conocido san Jorge en el contexto
catalán, que acabó mimetizándose con el día del libro). En algunos
lugares de nuestro país, la fiesta llegó incluso a desaparecer.
El 7 de febrero de 1931 Virginia Wolf termina Las olas, su obra maestra para muchos.Aunque ella no acabó muy bien... ¿Sabéis cómo verdad?
Sumergiendo su cuerpo en el río con los bolsillos llenos de piedras para impedir poder salir a flote. Así acabó con su vida la escritora Virginia Woolf
el 28 de marzo de 1941, hace 70 años. Dominó como pocos el género
epistolar y quizá por eso se despidió de su esposo con una emotiva carta
de despedida.
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