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domingo, 25 de septiembre de 2016

Casa de Rosalía de Castro en La Coruña



Me gusta mucho visitar las casas de los escritores: Dónde vivían, dónde escribían... En el blog tenemos reunidas todas las reseñas de esas visitas bajo la etiqueta "CASAS ESCRITORES", por si os apetece echar un vistazo a las que ya tenemos reunidas, que son unas cuántas.

 Hoy quería dedicar esta entrada a otra de esas casas. Aunque en este caso no se puede visitar, solo se puede ver desde fuera.

Me estoy refiriendo a la casa de Rosalía de Castro en el casco histórico de la ciudad de La Coruña. Una placa te avisa de que has llegado, está en la calle del Príncipe, en el núm. 3.

No es la casa donde nació la escritora, sino donde vivió desde finales del 1870 hasta el año 1875. La placa te dice que aquí vivió con sus hijos y su esposo en 1873, pero buscando información sobre ella he encontrado que lo hizo durante esos años.

La casa es un edificio construído en el siglo XVIII con cinco plantas, de unos 180 metros cuadrados cada una, con un jardín anexo. El matrimonio Murguía vivió en uno de los pisos, porque a Manuel Murguía le nombraron Jefe del Archivo del Reino de Galicia. Aquí también nació la quinta hija del matrimonio, Amara.

La casa en la actualidad no se puede visitar, como ya os he dicho. Su historia ha sido azarosa. En los años noventa "albergó un local de hostelería, con el nombre de Casa Rosalía, en el que se daban cita poetas y escritores participantes en encuentros literarios en la ciudad o los cursos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo". Fue propiedad de la Caixa Galicia que lo adquirió en el año 2004, hasta que lo cedió en el año 2007 a la Academia Real de Galicia que quería convertirlo en un nuevo centro cultural.

Pero al final por falta de dinero la RAG no pudo afrontar las obras que se necesitaba hacer en la casa para reconvertila en centro cultural y tuvo que devolvérseo a sus antiguos dueños, la antigua Caixa Galicia, y ahora Afundación, que son quiénes están haciendo obras ahora en ella. Parece ser que estaban arreglando los tejados y las bajantes principalmente y luego demás obras de mantenimiento.

Ojalá que algún día esta casa pueda dedicarse a fines culturales.





jueves, 18 de agosto de 2016

La Casa Museo Fernando Pessoa de Lisboa



Intento ahora en el verano retomar entradas de estos meses pasados que no he tenido tiempo de ir contandoos. 

Tenía pendiente hablaros de la Casa Museo de Fernando Pessoa en Lisboa, para incluirla dentro de nuestra colección de Las casas de los Escritores. En su día hablamos de la Fundación de Saramago, en la Casa dos Bicos también en la misma ciudad, pero ésta se nos había quedado sin reseñar. Frases famosas cruzando la fachada del edificio es lo primero que te sorprende cuando te la encuentras.




En esta Casa Museo vivió el poeta desde el año 1920 hasta el año 1935 que murió. Cambió de domicilio como unas treinta o cuarenta veces. Había nacido el 13 de junio de 1888 en la Freguesia dos Mártires, Lisboa, y murió el 30 de noviembre del 35. Esta casa está en el Campo de Ourique, en la Rua Coelho da Rocha, 16 y fue donde vivió sus últimos quince años. Aquí se trasladó con sus hermana y sus sobrinos, aquí descubrió que estaba enfermo, aquí escribió gran parte de su obra, y desde aquí se trasladó al hospital donde murió.

Fue inaugurada para que el público la visite, también en noviembre, pero del año 1993. La idea era que fuera un centro cultural donde se le pudiera rendir homenaje. 

Aquí se pueden ver algunos de sus libros y de sus objetos personales, que nos dejó en herencia.





Ofelia Queiroz, su enamorada con quién nunca se llegó a casar

La habitación como podéis ver en las fotos está muy bien conservada. El detalle del arcón lleno de folios arrugados me gustó mucho. Creo que la cama y el arcón no son los auténticos. He leído que en el arcón se encontró gran parte de su obra. También he leído que sobre la cómoda escribía muchas veces de pie. La mesa con sus cigarrillos, su traje con su camisa blanca, y su corbata estrecha, la cama por supuesto, y algunos folios cómo recién escritos.

Su primera obra en portugués, Mensagem fue la única que se publicó en vida del poeta, en el año 1933. El barquero anarquista, Libro del desasosiego, Sobre Portugal, Cartas de amor de Fernando Pessoa, Poesías Inéditas, Odas de Ricardo Reis, Poemas de Alberto Caeiro y English Poems son algunos de los títulos más importantes de la obra de Pessoa.

Pessoa fue un poeta muy misterioso con una personalidad compleja. Es conocido que tenía múltiples alter ego, sus heterónimos, en los que se desdoblaba para firmar sus propias obras.







Los textos nos acompañan en toda la visita por la Casa Museo. Comienzan en la fachada, que se ha conservado más o menos cómo era, y se siguen por todas las escaleras. La Casa por dentro se cambió para dar cabida a todas las funcionalidades que iba a tener, y está pintada toda ella de blanco.

Tiene una biblioteca, un auditorio, un jardín, salas de exposiciones... aquí se organizan lecturas de poesías, encuentros con autores, conferencias, talleres, exposiciones...







lunes, 18 de enero de 2016

De Emilia Pardo Bazán, Benito Pérez Galdos y Madrid


Mi bien, miquiño mío del alma: [...] Haz por venir pronto, cielo feo, monigote, y mientras no puedas arrancarte de esas playas, escríbeme [...] y un deseo tal de verte otra vez en cualquier misterioso asilo, apretaditos el uno contra el otro, embozados en tu capa o en la mía los dos a la vez, o tumbados en el impuro lecho, que nuestra amistad tiernísima hace puro en tantas ocasiones. Sí, yo me acuesto contigo y me acostaré siempre, y si es para algo execrable, bien, muy bien, sabe a gloria... porque tienes la gracia del mundo y me gustas más que ningún libro.

Emilia Pardo Bazán a Benito Pérez Galdós





Al hilo de la entrada anterior donde hablábamos de la obra de teatro "Insolación" cuya autora es Emilia Pardo Bazán. Hoy quería que habláramos un poco de esta autora. 

En Madrid, en el barrio de Arguelles, y en la misca calle Princesa pasamos por un edificio donde está colocada esta placa en lo que fue el Palacete de Pozas donde vivió y murió en 1921 la escritora. Estaba en lo que antiguamente se conocía como el barrio de Pozas situado en la parcela triangular enmarcada entre las calles Alberto Aguilera, Princesa y Serrano Jover.

"La inevitable" cómo la habían apodado sus colegas (creo que Clarín) era una mujer "de armas tomar". Emilia era decidida, enérgica, inteligente, trabajadora. Nació en 1851. Había heredado de su padre el título de condesa y tenía buena situación económica, todo ello hizo que tuviera mucha libertad en una mujer para lo que era esa época. Según contaba ella a los 17 vivió tres acontecimientos muy importantes: "Me vestí de largo, me casé y estalló la revolución del 68".

Tuvo hijos pero su vida conyugal no fue feliz. Su marido, José Antonio de Quiroga y Pérez de Deza, no la entendía. Para lograr la separación, ante la Iglesia, él la acusó de "naturalista". Ella había defendido esa nueva tendencia literaria en su novela "Un viaje de novios" y en su famosa conferencia "La cuestión palpitante" (1882). Terminó por separarse de su marido en 1884 después de que le exigiera dejar de escribir, pero en cambio a partir de ese momento su vida literaria fue mucho mejor.  

Su obra siempre fue en defensa de las mujeres y de su educación. "Es la única mujer de la historia que tuvo un puesto en el Ateneo, no la dejaron entrar en la RAE, y fue una de las instigadoras de la educación pública junto a Giner de los Ríos". 

"Insolación" la obra de teatro de la que os hablaba en la entrada anterior tiene un punto autobiográfico. Emilia Pardo Bazán se la dedicó a José Lázaro Galdiano, editor y coleccionista de arte, con quien tuvo un affaire en Barcelona en 1888 y que confesaría después a Benito Pérez Galdós, con quien mantenía una relación.

Emilia Pardo Bazán tuvo también amores con Blasco Ibañez, pero esa historia terminó cuando el novelista denunció que la autora le había robado el argumento de un cuento que él pensaba escribir. Lo cierto es que muchos autores miraban mal a la escritora: Pereda decía "Padece la comezón de meterse en todo, de entender de todo y de fallar de todo". Juan Valera tampoco tuvo buenas palabras para ella, ni Clarín, ni Baroja ("No me interesó nunca como mujer ni como escritora. Como mujer es de una obesidad desagradable, en su conversación es un poco ansiosa y trepadora")... En fin.

Pero en cambio mantuvo, como ya decíamos, una larga historia de amor con Benito Pérez Galdós que era un hombre alto, delgado, solitario, tímido pero sin embargo mujeriego. A Pérez Galdós se le acercaron muchas jóvenes, algunas aspirantes a actriz para solicitar un papel. Galdós hablaba poco pero escuchaba mucho, dicen que era como una esponja y mucho de lo que escuchaba salía luego en sus novelas.



Se conoce del amor entre los dos escritores gracias a las cartas que se escribían, una de ellas es la que encabeza esta entrada. He leído que se conocen 93 cartas de la escritora a Galdós, y una sola de Galdós. Aunque ella era separada y él soltero, fueron unos modernos del XIX, que cayeron en un único convencionalismo: la clandestinidad. Las cartas que Pardo Bazán dirige a Pérez Galdós están recogidas en Miquiño mío (Turner), por Isabel Parreño y Juan Manuel Hernández. “Te como un pedazo de mejilla y una guía del bigote”. “Yo haría por ti no sé qué barbaridad”. “En cuanto yo te coja, no queda rastro del gran hombre”. “En prueba te abrazo fuerte, a ver si de una vez te deshago y te reduzco a polvo”.

Se han podido recuperar por Galdós, porque  “Toda la correspondencia de Emilia Pardo Bazán se ha perdido. O bien su hija Blanca la quemó o, según la leyenda, la destruyó Carmen Polo en Meirás [el pazo coruñés de la escritora fue comprado por forzosa suscripción popular para regalar a Franco]. Lo más probable es que ocurriesen las dos cosas, que su hija tuviera miedo de la literatura comprometida y que Carmen Polo se cargase lo que hubiese encontrado en los cajones”, cuenta la historiadora Isabel Burdiel, que prepara una biografía sobre la escritora gallega.

 Fue una relación amorosa intensa, que duró más de veinte años, aunque ambos al mismo tiempo tuvieron, como ya hemos dicho, otras historias sentimentales. De Galdós se conocen sus relaciones con la modelo Lorenza Cobián (tuvieron una hija, María), la actriz Concha Morell, su encantamiento con María Guerrero (finalmente ella se casa con Fernando Díaz de Mendoza en 1896) y, al final, Teodosia Gandarias.

Emilia Pardo Bazán escribía al autor reiteradamente instando el retorno a la intimidad perdida «ya sea en el asilo, sea en Palma Strasses (sic. Se sabe que se veían en la calle La Palma, de ahí lo de "Palma Strasses), cerca de la Iglesia de Nuestra Señora de las Maravillas (Malasaña) donde se encontraron con frecuencia en el momento álgido de su relación, entre 1887 y 1888. Pero Galdós está también ocupado en su relación con Lorenza Cobián y fascinado por María Guerrero. De vez en cuando ve a Concha Morell y tiene una larga correspondencia con ella.

 La historia de amor entre los dos escritores fue muy intensa porque la autora era así. Una historia en la que él comenzó siendo el "querido y respetado maestro" para terminar en su "ratonciño del alma". Cartas que ocupan muchos años y abarcan los mejores años creativos de la vida de ambos, entre 1883 y 1915. 

De ellos es la anécdota conocida de que cuando ya no estaban juntos y se encontraron en una escalera. La Pardo Bazán le dijo: Adiós viejo chocho. Y él respondió: Adios chocho viejo. Es graciosa la anécdota y pone de relieve el ingenio de los dos escritores, ninguno le queda atrás al otro. Pero claro, no sabemos a ciencia cierta, si será verdad. De ello ya habíamos hablado en este blog:

http://rociodiazgomez.blogspot.com.es/2014/11/benito-perez-galdos-y-emilia-pardo.html






Muy cerca de la placa de la autora que comentábamos al principio de esta entrada, está la del autor. En un momento de sus vidas vivieron relativamente cerca, en lo que ahora es el barrio de Arguelles. Esta placa también tiene su propia historia:

No se había cumplido el acuerdo en 1920 de colocar una lápida en la casa en que vivió y murió Galdós. En esta casa de la calle Hilarión Eslava 7, en 1922, por fin, apareció una lápida conmemorativa en latín clásico. Victoriano Moreno, secretario de don Benito, manifestó que el sobrino de este, José Hurtado de Mendoza, cansado de esperar la hizo colocar en la casa. Llegó 1924 y una mañana, en el mes de junio, un obrero puso en la tapia del jardín de Hilarión Eslava unos azulejos con letra formando un rótulo que decía: "Aquí vivió y murió Benito Pérez Galdós". Finalmente, en noviembre de ese año el Ayuntamiento subsanó el olvido y colocó una lápida en donde aparece en bronce el busto del novelista y se lee: "A Galdós, el pueblo de Madrid". La lápida, al derribarse la casa, se conserva en el edificio moderno que se levantó en aquel lugar.



 En el blog también hay una entrada dedicada a la casa de Galdós en Las Palmas:


Y bueno por el momento lo dejamos aquí. Ha salido una entrada un poco más larga, pero tratándose de los dos autores que la protagonizaban era inevitable. Como decían la Pardo Bazán. Qué mujer ¿verdad? Grande, en el mejor sentido de la palabra, sin duda alguna.


Notas biográficas

Emilia Pardo Bazán (A Coruña, 1851-Madrid, 1921). Hija única de una familia gallega aristocrática y progresista, recibió una educación notable, que completó con viajes, lecturas e idiomas. Escribió cerca de 600 cuentos y una veintena de novelas y libros de viajes. Publicó artículos en medios españoles, americanos e ingleses. Fundó y dirigió la revista Nuevo Teatro Crítico y la Biblioteca de la Mujer, donde tradujo al feminista Stuart Mill. Se casó con José Quiroga y tuvo tres hijos (Jaime, Carmen y Blanca). Tras su separación tuvo relaciones con el escritor catalán Narcís Oller, el futuro coleccionista José Lázaro Galdiano y, por supuesto, Galdós.

Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-Madrid, 1920). Escribió un centenar de novelas, 18 obras de teatro y un sinfín de artículos, estuvo a punto de recibir el Nobel de Literatura en 1915, cuando le geopolítica volcó la decisión hacia Romain Rolland, un francés pacifista, según cuenta Pedro Ortiz-Armengol en Vida de Galdós. Fue diputado progresista (primero) y republicano (después). Ingresó en la RAE al segundo intento. Nunca se casó ni vivió con sus amantes. Sus relaciones más conocidas fueron con la modelo Lorenza Cobián (tuvieron una hija, María), la actriz Concha Morell y, al final, Teodosia Gandarias.

miércoles, 21 de octubre de 2015

La Casa Museo de Lope de Vega


La semana pasada estuve visitando la Casa-Museo de Lope de Vega. 

Sí está en Madrid, en el núm. 11 de la calle Cervantes. Es curioso que dicen que ambos autores no se llevaban demasiado bien, pero han terminado cruzando, no diré sus vidas, pero sí sus existencias. La casa de López de Vega está en la calle Cervantes, mientras que los restos de Cervantes se hallan en el Convento de las Trinitarias que está en la calle Lope de Vega.

Pero cómo os decía, la semana pasada estuve visitando la Casa Museo de Lope de Vega. Es una visita corta, enseguida termina la visita, pero es entretenida y curiosa.

La casa es un edificio del siglo XVII, donde vivió el escritor desde 1610 hasta 1635.

Desde 1932 está administrada por la Real Academia Española en coordinación con la Comunidad de Madrid y se puede visitar de forma gratuita hasta las 18 horas, aunque el último pase es a las 16.55.

El inventario del testamento de Félix Lópe de Vega (1562-1635), el legado de su hija Antonia Clara de 1664 y la documentación histórica de la finca que existía fueron las referencias para la reconstrucción de la casa de cara a ser mostrada. 

Algunas estancias, sobre todo las de la planta baja, conservan más o menos su disposición original. Las de la planta de arriba son más recreadas.

Los objetos que se pueden ver muchos proceden del Convento de las Madres Trinitarias que está en la misma calle donde él pidió ser enterrado. A él pertenecen casi todos los que se pueden contemplar en el pequeño Oratorio de San Isidro que es la primera estancia que se visita de la casa. Una capilla que estaba en línea con el dormitorio del autor, para que desde la cama él mismo pudiera asistir a la misa cuando no pudiera él darla, que lo hacía cada mañana. Ya sabemos que Lope de Vega después de tener muchas aventuras sentimentales se ordenó sacerdote.
El Oratorio
Se puede a continuación visitar su Estudio donde existe una parte dedicada a su despacho con un importante fondo bibliográfico del siglo XVII. Es la foto que encabeza la entrada. Y aquí debajo tenemos el detalle de la mesa.




 Después visitamos la otra zona del Estudio donde está la fantástica biblioteca y lo que sería la estancia para los hombres, que podemos contemplar en la foto superior. Vemos que en el centro tenían el brasero para calentarse y alrededor de él se sentaban a charlar.

Y al lado la estancia de las mujeres llamada Estrado o el Gineceo. Tambien tenían el brasero pero en torno a él hay grandes cojines donde las mujeres se sentaban normalmente a bordar. 



Tras un legado de la  Fundación Antonia García Cabrejo, la casa está administrada, desde 1932, por la Real Academia Española, actualmente en colaboración con la Comunidad de Madrid, encargada de la gestión y las visitas.
- See more at: http://www.rae.es/la-institucion/casa-museo-lope-de-vega#sthash.vharkWse.dpuf


Y aunque no tenemos foto también se visita el dormitorio de Lópe de Vega que estaba pegado al Gineceo para vigilar a las hijas no fueran a ser raptadas. Nos contaba la guía que era habitual que fueran raptadas, con consentimiento de éstas. 

En éstas habitaciones se pueden contemplar varios bargueños. Aquí en la foto inferior vemos uno de ellos. También había otro con forma de Corral de Comedias. 

Los bargueños eran esos muebles de madera con muchos cajoncitos. Se llaman Bargueños por la localidad toledana de Bargas, de donde solían proceder. Era típico de los siglos XVI al XVIII y se utilizaba para escribir o para archivar documentos. Podían ser muy lujosos adornados con tallas y taracea o incluso pan de oro.



 Se visita también la cocina de la casa con su alacena y su chimenea. Y el Comedor donde había muchas cerámicas de Talavera.


Y en la planta superior estaba el dormitorio de los Huéspedes. Aquí la guía nos habló de lo que se llamó "Regalía de Aposento": De origen medieval, consistía en la obligación de ceder parte de la  vivienda, para alojar temporalmente a los funcionarios reales, otro séquito real o militares. Después llegó a ser un impuesto de Madrid al establecerse aquí la capital de España por Felipe II. Aquí en la casa de Lope estuvo alojado el Capitán Alonso de Contreras, en quién se inspiró Pérez Reverte para el Capitán Alatriste. Y ese término de Regalía de Aposento nos lleva al de Casas a la Malicia, un "delito inmobiliario" que consistía en que con el fín de evitar este “impuesto”, se construían casas que sólo mostraban una planta superior, y trataban de ocultar la disponibilidad de espacios adicionales, como un ático. La Casa de Lope sería una casa a la Malicia porque desde fuera solo se ve una planta superior cuando tiene dos, pero Lope pagaba la Regalía de Aposento religiosamente.

Arriba en la planta superior estaban los dormitorios de los niños. Se puede visitar el de las hijas por un lado y el de los hijos por el otro. Lope alojó también a su último amor Marta de Nevares con la que se llevaba muchos años. Ésta enfermó y él la estuvo cuidando en su casa hasta que murió.

Aquí en la foto de debajo tenemos algunos de los amuletos que se ponían en las cunas de los bebés del siglo XVI al XVIII para el mal de ojo. Se trata de un objeto que consistía en una cadena de eslabones de donde pendían los distintos colgantes-amuletos: una garra de tejón, una campanita, algunos relicarios, imágenes de santos...




Bueno pues, más o menos, ésto es lo que se visita. A mí me gustó, aunque se me hizo cortita. La guía lo explicaba muy bien, y daban ganas de que te contara muchas más cosas sobre el autor y sobre aquella época. 

Si os gustan estas visitas os la recomiendo. Los grupos son de unas diez personas.
La Casa Museo dedicada a Félix Lope de Vega (1562-1635), situada en la calle Cervantes de Madrid, es un edificio del siglo xvii en el que vivió el escritor entre 1610 y 1635.
Tras un legado de la  Fundación Antonia García Cabrejo, la casa está administrada, desde 1932, por la Real Academia Española, actualmente en colaboración con la Comunidad de Madrid, encargada de la gestión y las visitas.
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La Casa Museo dedicada a Félix Lope de Vega (1562-1635), situada en la calle Cervantes de Madrid, es un edificio del siglo xvii en el que vivió el escritor entre 1610 y 1635.
Tras un legado de la  Fundación Antonia García Cabrejo, la casa está administrada, desde 1932, por la Real Academia Española, actualmente en colaboración con la Comunidad de Madrid, encargada de la gestión y las visitas.
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miércoles, 20 de mayo de 2015

Casas de los escritores


Ya sabéis que me gusta mucho cuando paseando por Madrid encuentro las huellas de los escritores que nos precedieron. 

El otro día en la calle Velazquez me encontré con la casa donde vivieron y murieron los hermanos Alvarez Quintero. Serafín Álvarez Quintero (Utrera, 1871 - Madrid, 1938) y Joaquín Álvarez Quintero (Utrera, 1873 - Madrid, 1944) fueron narradores, poetas, periodistas pero sobre todo se les conoce por ser los dramaturgos de principios del XX famosos por sus obras en el llamado "género chico". Sainetes y comedias ingeniosas que transmitían una visión amable de la vida.







Ya en el Paseo de Recoletos encontramos la casa donde estaba la editorial que publicó la primera edición de Platero y yo. En otras entradas de este blog ya hemos dedicado un espacio a las casas de Juan Ramón Jiménez en Madrid y fuera de Madrid. Os voy a pegar el enlace por si queréis recordarlas, ya tenemos un buen montoncito de entradas con Casas de los escritores:

http://rociodiazgomez.blogspot.com.es/search/label/Las%20casas%20de%20los%20escritores






Y por último volvemos a la dramaturgia porque también en la calle Velazquez, encontramos la casa donde vivió Pedro Muñoz Seca (Puerto de Santa María, 1881 - Paracuellos del Jarama, 1936).  

Pedro Muñoz Seca fue profesor en Madrid de latín, griego y hebrero y se hizo famoso como dramaturgo de principios del siglo XX. Es de la misma época que los hermanos Alvarez Quintero de los que hablábamos al princpio de esta entrada. Fue muy famoso por el humor de sus composiciones. En el teatro de Muñoz Seca se va perfilando una peculiar forma de hacer comedia: el astracán, subgénero que exagera y deforma hasta lo increíble los rasgos cómicos utilizando todo tipo de recursos con el único fin de hacer reír. 

Tras el estreno de La venganza de don Mendo, su popularidad alcanzó las cotas más altas y su producción teatral fue muy abundante, cosechando grandes éxitos: La pluma verde (1922), Los chatos (1924), La tela (1925), Los extremeños se tocan (1927)... todas éstas obras en colaboración con Pérez Fernández. En su obra hay una cierta evolución porque abandona el costumbrismo de los Quintero y se afianza en la astracanada con cierto acercamiento a la alta comedia. 




lunes, 4 de mayo de 2015

Ángel González - Casas de los Escritores



Hay una plaza en Madrid, la plaza de San Juan de la Cruz, por donde acostumbro a pasar muy a menudo. Una plaza que relaciono con situaciones agradables porque acostumbro a estar en ella en mi tiempo de "amigos". Por esas casualidades buenas de la vida también es la plaza donde vivió Ángel González, el poeta, uno de "mis poetas". 

Ya que ayer recordé uno de sus poemas con motivo del día de la madre, hoy siguiendo con él me gustaba hacer una entrada con su casa para nuestra colección de Las casas de los escritores. 

Ángel González fue un poeta de la llamada Generación de los 50. Escribió una poesía muy sencilla, nostálgica, social, y con un punto de ironía que me encanta. Nació en Oviedo en 1925. Estudio Derecho y periodismo y fue funcionario público en el Ministerio de Obras Públicas. Vivió en Sevilla, en Madrid, y en los setenta se trasladó a dar clases a la Universidad de Alburquerque donde impartió clases de literatura hasta 1990. Y a partir de ese momento vivía a caballo entre las dos ciudades Alburquerque y Madrid. Aquí os dejo cómo hablaba de ello, entresacado de una entrevista:

“Estados Unidos es el país de las mil caras, y no todas son hermosas. En cualquier caso, nunca me sentí fuera de España, a donde vuelvo con frecuencia y por largas temporadas, como hice siempre. En Nuevo Méjico vivo gustosamente bastante aislado y un tanto aburrido, pero eso tiene un lado positivo: me obliga a trabajar y allí hago lo poco que hago. En España, en cambio, me divierto mucho pero no sé hacer otra cosa. Necesito los dos espacios, ir y volver. Creo que ya no podría quedarme en uno de ellos para siempre”.

Para despedir esta breve entrada sobre Ángel González y sus casas, se me hace dificil elegir algún poema suyo con el que ilustrar esta entrada. Pondría cualquiera de los del disco que musicó Pedro Guerra que me encanta "La palabra en el aire". Pondría "Me basta así" o "Mientras tú existas" seguro. Pero claro siempre pongo los mismos. Así que hoy elegiré, un poco al azar, algún otro:


 TODO AMOR ES EFÍMERO
 
Ninguna era tan bella como tú
durante aquel fugaz momento en que te amaba:
                                            mi vida entera.



INMORTALIDAD DE LA NADA
 
Todo lo consumado en el amor
no será nunca gesta de gusanos.
Los despojos del mar roen apenas
los ojos que jamás
—porque te vieron—,
                                        jamás
se comerá la tierra al fin del todo.
Yo he devorado tú
me has devorado
en un único incendio.
Abandona cuidados:
lo que ha ardido
ya nada tiene que temer del tiempo.



ESTOS POEMAS
 
Estos poemas los desencadenaste tú,
como se desencadena el viento,
sin saber hacia dónde ni por qué.
Son dones del azar o del destino,
que a veces
la soledad arremolina o barre;
nada más que palabras que se encuentran,
que se atraen y se juntan
irremediablemente,
y hacen un ruido melodioso o triste,
lo mismo que dos cuerpos que se aman.

Todos de Ángel González




lunes, 16 de junio de 2014

Paseos Literarios por el barrio de Salamanca de Madrid



De vez en cuando ya sabéis que me gusta cuando paseo por Madrid fijarme en las placas de los escritores, o intelectuales en general, que encuentro en mi camino. Me parece mentira que yo pueda estar tan cerca de donde ellos vivieron. Y yo creo que sus pasos fueron tan importantes para la Literatura, con mayúsculas, para la Historia, que merecen que nos detengamos un poco en ellos y les recordemos.

El último paseo que nos dimos en este blog por las placas literarios fue en marzo. En esa ocasión nos lo dimos por el barrio de Salamanca, y nos detuvimos frente a la casa de Casona, de Pemán y de Baroja.Ya sabéis que si pinchais en el listado de la derecha en la etiqueta "Placas de escritores" podeis volver sobre estos paseos:


Hoy todavía nos vamos a detener en el barrio de Salamanca de Madrid pero vamos a ampliar el círculo, y vemos que alrededor de las casas de los escritores que os contaba antes, están las casas de:

Ramiro de Maeztu
Muy cerca del Museo del Prado, y también cerca de la casa del autor de teatro Alejandro Casona, está la del pensador, escritor y periodista Ramiro de Maeztu. Uno de los hermanos Maeztu, el mayor, que llegó a ser miembro de la RAE pero que murió en la guerra civil. De su hermana María de Maeztu hemos hablado muchas veces porque dirigió la Residencia de Señoritas. Su placa, la de Ramiro de Maeztu, es la que encabeza esta entrada, y la foto de debajo muestra la casa donde está.


María Zambrano:
Si seguimos nuestro camino pasamos por la casa de Pemán, de Baroja, y llegamos a la de la filósofa y  premio Cervantes María Zambrano. "Solamente se es de verdad libre cuando no se pesa sobre nadie; cuando no se humilla a nadie. En cada hombre, están todos los hombres", dice la placa. 


Ortega y Gasset:
Y cómo no podía ser de otra forma, de la discípula vamos al maestro, de donde murió la primera vamos a donde nació el segundo y nos encontramos en nuestro paseo con la casa donde nació el famoso filósofo José Ortega y Gasset. Hablábamos de él cuando comentaba la exposición de la Biblioteca Nacional Generación del 14. Fue uno de sus claros exponentes.




La placa está situada en el primer piso del núm. 4 de la calle Alfonso XII, enfrente del Retiro y al lado de la Puerta de Alcalá.

Bueno pues otro día seguimos con este tema... Espero que os haya gustado.

martes, 17 de diciembre de 2013

Placas de escritores: Rubén Darío y Ramón Campoamor


El envidiado Cánovas del Castillo  
Ramón de Campoamor recibió en cierta ocasión una invitación para acudir a comer a casa de, el entonces presidente del Gobierno español, Antonio Cánovas del Castillo.
El poeta no podía asistir y para excusarse le envió una nota de disculpa al anfitrión que finalizaba de la siguiente manera:
«Recuerdos a don Antonio, a quienes unos envidian el talento, otros la casa y todos la mujer»





Hoy os traigo otro grupito de placas de escritores que he ido encontrando a mi paso por Madrid.  Hoy le dedicamos a la entrada a los poetas.

En la calle Serrano casi llegando a la plaza de Colón encontramos una placa que nos cuenta donde vivió el poeta Rubén Dario. 

Viajó a Madrid en el año 1892, para el 400 aniversario del descubrimiento de América, como delegado del gobierno de Nicaragua.En 1898 regresa otra vez como corresponsal del diario La Nación. Por entonces alternaría su residencia entre París y Madrid, y aquí, en 1900 conoce a Francisca Sánchez, una mujer campesina, con la que tuvo un hijo y con quién vivió hasta el final de sus días.



Caminando todavía por esa zona de Madrid de aledaños a la calle Serrano. Encontramos otra placa, la de Ramón Campoamor.

El poeta había nacido en Navia en 1817. En el año 1854 se traslada a Madrid con su mujer. Durante toda su vida fue alternando su vocación por la poesía con la política, tenía mucho fervor por Isabel II, y la monarquía. En 1861 es designado como miembro de la Real Academia de la Lengua Española, ocupando el sillón E.

En otra entrada, en la que hice del cementerio de San Justo de Madrid por la festividad de Todos los Santos, os dejé con una foto de su tumba. Murió en Madrid en 1901.

http://rociodiazgomez.blogspot.com.es/2013/11/puente-de-todos-los-santos-panteon-de.html





miércoles, 11 de diciembre de 2013

Las casas de Juan Ramón Jiménez en Madrid



 ...Acabó forrando de esparto y arpillera las paredes de la habitación en la que trabajaba, y cuando su "pared muda", como él la llamaba, resultaba insuficiente, se ponía además tapones de cera en los oídos. ..."
Juan Ramón  y el ruido
Jesús Marchamalo- 39 escritores y medio
 Ya sabéis que en este blog nos gusta seguir el rastro a los escritores. Qué le vamos a hacer…  somos así de ¿friquis?
Y si además se puede seguir su rastro por Madrid, pues ya ¿Para qué queremos más?
Hoy vamos a hablar del rastro por Madrid de Juan Ramón Jiménez. Sí, nuestro premio nobel de literatura. Ya hemos hablado de él en otras ocasiones en el blog, cuando estuvimos en su casa de Moguer.
Pues bien hoy vamos a hacer una paradita en las casas en las que vivió en Madrid. Sí en las casas he dicho. Porque Juan Ramón tenía verdadera fobia al ruido. Y por eso cambió de casa en varias ocasiones en busca de la insonorización total. Con lo difícil que es eso… Vamos a hacer un pequeño itinerario literario por su vida madrileña.
En el año 1916 Juan Ramón vuelve a España recién casado con Zenobia. Se habían casado en Nueva York. Desde julio de este año hasta agosto de 1919 vivieron en el núm. 16 de la calle Conde de Aranda. Donde el escritor había vivido ya con el doctor Simarro. Mientras la preparan para mudarse estaban viviendo en la Residencia de Estudiantes.
Juan Ramón se recluye en esta casa alejado de la vida social, solo centrado en su actividad literaria. Parece ser que Zenobia se adaptaba tanto a sus circunstancias que incluso andaba de puntillas por la casa. Pobre Zenobia… Y aquí también en 1919 recibió la visita de Federico García Lorca.
Después, a partir de 1920, vuelven a mudarse también por el ruido. Primero se trasladan a la calle Lista, 8. Aquí tenían un piano que se conserva en el Museo Romántico de Madrid. 

Parece ser que por culpa de una pianola que tenían en el piso de abajo se vuelven a mudar a la calle Velázquez 96, a la que llamó “la casa del corazón”. Al entresuelo.
Y en mayo de 1930 se instalan en una nueva casa en la calle Padilla 38. Parece ser que esta casa era más alegre y ventilada que la anterior. Estaba muy cerca del Sanatorio del Rosario, que a Juan Ramón le gustaba mucho. Alberti hablaba de lo alejada que estaba la estancia en la que el escritor escribía del resto de la casa. Aún así parece que hasta le molestaba el alboroto al caer la tarde de los gorriones de los jardines del Sanatorio...

En esta casa hay una placa que se colocó en tiempos de Enrique Tierno Galván por el primer centenario del escritor. Tiene una inscripción con una frase de Juan Ramón sobre Madrid “El Madrid reciente. Blanco mayor, verdoso, amarillento, se dilata en recamado hervor, en recta ansia”.
En agosto de 1936 el matrimonio abandona España.
Fuentes:
“Guía de Madrid de Juan Ramón Jiménez” de Rocío Fernández Berrocal.
"39 escritores y medio" de Jesús Marchamalo y Damián Flores
Las fotos de esta entrada son de esas casas en la actualidad. Las he hecho yo. Solo hay placa del paso del escritor en dos de ellas: en la de Lista, 8 que ahora es la calle Ortega y Gasset. Y en la de Padilla, 38.

martes, 19 de noviembre de 2013

La casa-museo de Benito Pérez Galdós en Las Palmas de Gran Canaria





Este septiembre pasado estuve en Las Palmas visitando la Casa-Museo de Benito Pérez Galdós.


Ya sabéis la afición que tenemos en este blog por las casas de los escritores. Ya hemos visitado unas cuantas. Os dejo un enlace a esa etiqueta por si queréis echarles un vistazo:


Pero cómo os iba diciendo en septiembre tuve la oportunidad de visitar la de Pérez Galdós en la calle Cano de Las Palmas de Gran Canaria. Y todavía no había tenido tiempo para comentarlo. 

Es una típica casa canaria del siglo XIX. 




El autor nació un 10 de mayo de 1843, y vivió en esta casa hasta los 19 años. Luego es su casa natal. Pero creo que es la única de este autor que se visita, aunque más tarde se trasladaría a Madrid y a Santander, donde murió. En ésta están algunos de los muebles y utensilios que tenían en estas dos casas más que os comentaba.







La casa tiene dos plantas y un par de patios centrales. El despacho y uno de los dormitorios son como los “San Quintín”, la residencia de Santander. El despacho me gustó especialmente, qué sabor más literario tenía… Se podían apreciar algunos libros de su biblioteca personal y algún que otro utensilio de lo más curioso. Y desde luego fotocopia de algunas de sus páginas escritas con todos los tachones de haber estado corrigiéndolos. Ésto a los que escribimos nos suele gustar mucho...


 
Curioso afilador de lápices ¿Verdad?
Me gustó mucho esta casa, estaba muy bien. Y por supuesto tenía algunas salas, más propias de museo, donde hablaban de su obra.



Tengo muchísimas fotos, pero ya os he dejado bastantes, no es plan de seguir colgando más de ellas. Cómo veréis por las que os he enseñado era una casa con mucho encanto, con mucho color y bastante entretenida. Además la guía era muy agradable. 

Mereció la pena la visita. Me gustó mucho.