Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

jueves, 28 de noviembre de 2024

Hoy es el cumple de mi hermano pequeño

 



Cuando consideraron que yo ya era mayor para llevar chupete, en cuánto mi madre se descuidaba, salía disparada a donde estaba el hermano que venía detrás de mí, ese suertudo que aún tenía derecho a tan preciado bien y, con artes intimidatorias de hermana mayor, se lo quitaba día sí, día también, para metérmelo en mi boca. 

Con el tiempo se aseguraría la revancha.

Éramos entonces cuatro hermanos y dormíamos de dos en dos. Con mi hermano pequeño (que no el más pequeño que llegaría muchos años después)  no solo compartí habitación sino también una cama de aquellas que llamaban "nido", hasta que tuve diez años y la vida nos dejó a la intemperie. Pero esa es otra historia. 

Hasta mis diez, teníamos una buena vida y yo me iba siempre antes a nuestra cama a leer, un placer entonces recién descubierto, hasta que él me interrumpía todas las noches cuando mi madre le traía dormido y le acostaba a mi lado. "¡Eh, sin salirte de tu mitad!" me veo diciéndole en susurros. Al principio llegaba en brazos, luego venía caminando, pasillo adelante, con los ojos igual de cerrados mientras mi madre le iba empujando suavemente por los hombros. Siempre se dormía viendo la tele en el sofá. Siempre el tostón de acostarle cuando yo estaba ya concentrada en mi novela. Quizá ¿Se estaba vengando por lo del chupete?

Hoy es el cumple de mi hermano pequeño. 

El que salió más parecido a mi madre, el que era rubio y vivió más tiempo conmigo en casa, el que me lleva con sus amigos y de concierto. El que comenzó cuidando a los abuelitos del barrio en la prestación social y no ha dejado de cuidar a los que le rodean ya toda su vida. Con el que comparto más intereses culturales pero al que últimamente la ingrata vida le ha quitado mucho más que el chupete. 

Feliz cumple hermano, muuuuchas felicidades, que todos los dioses te compensen con ración doble, triple o hasta el infinito de días felices. 

Te los mereces todos.

28 de noviembre.

domingo, 24 de noviembre de 2024

Paseando Madrid: Carabanchel.

 



Yo sé que Madrid tiene mucha gente y muchas filas, tiene muchos coches y muchas escaleras, tiene las calles estrechas y a menudo sucias, tiene líneas de metros a las que solo le faltan los "empujadores" como en Japón, y tiene distancias tan largas que una siente que nos está sisando tiempo de vida todos los días. No lo voy a saber... 

Sin embargo, aún a sabiendas de todo ello, entono un mea culpa y pido perdón, porque a mí me gusta mucho mi Madrid. Y lo camino y lo visito siempre que puedo porque es interminable. Supongo que sí, que algo de masoquismo debo de tener. O síndrome de Estocolmadrid. O qué sé yo. 

El otro día me lo atravesé para descubrir un barrio que me pilla a años luz del mío, pero que tenía ganas de patear. 

Carabanchel. 

Fue gracias a una de esas visitas que organiza la Comunidad de Madrid, por las que tienes que pelear un día concreto y a una hora fijada para pillar plaza para tres meses después, armándote de paciencia. Pero que si lo consigues, a mí me suelen gustar, porque como las de Arganzuela, las guías vienen de un colectivo que se llama La Liminal que lo enseña muy bien porque te hace mirar al pasado y al presente de los lugares y te ofrecen una explicación en la que también los visitantes nos volvemos protagonistas. Nos hacen preguntarnos un sinfín de cuestiones relacionadas con los movimientos sociales y después vecinales, la geografía, la economía, la historia, y vas encajándolo todo, y al final te llevas a casa una visión del lugar bastante completa. 

Sería muy largo contaros toda la visita, pero así a grandes rasgos deciros que en esta visita, comenzamos recordando a los dos Carabancheles que se anexionaron a Madrid en los años 40. Carabanchel Alto y Carabanchel Bajo eran dos municipios pegados a la capital que se anexionaron en 1948. De ahí viene este distrito que tiene varios barrios y una extensión considerable más allá del Manzanares, atravesando el Puente de Toledo, el Puente de Segovia hacia Toledo y Extremadura.

Lo primero que visitamos fue la Finca de Vista Alegre, ese lugar histórico fundado como Casa de Baños en 1824, muy visitado por la regente María Cristina, y que llegó a ser un sitio de recreo de las clases altas a donde escapaban para ocio y evasión. Lleva abierto ahora como tres años, tras las movilizaciones vecinales del 2018 y 2021 en las que lograron el reconocimiento patrimonial de sus jardines y el uso público. Se ha rehabilitado bastante la Quinta con su Palacio Viejo y su Palacio Nuevo, y donde aún se conservan ruinas de la antigua fábrica de jabón. Merece mucho la pena. 

Y de ahí fuimos paseando por el barrio para conocer un poco el antiguo Carabanchel Bajo, con su Plaza rebosante de vida un sábado por la mañana, y de ahí a la plaza donde estaba la antigua Plaza de Toros de Vista Alegre, lugar de encuentro y ocio. Ahora está ahí el famoso Arena donde hay tantos conciertos. 

Fue una visita muy instructiva, muy amena, en la que pudimos ver de primera mano como Carabanchel había crecido desde los Palacios hasta las fábricas, como dice el título de la visita. 

Y no os voy a engañar, si luego una lo remata tomándose en una tasca típica unas patatas revolconas con unos torreznos acompañándolo de un rico vermú, se te queda un sábado bien, bien redondito. 









sábado, 23 de noviembre de 2024

Ana María Matute en el Instituto Cervantes "Quién no inventa, no vive"


"Si en algún momento tropiezan con una historia, o con algunas de las criaturas que transmiten mis libros, por favor créanselas. Créanselas porque me las he inventado".


Recuerdo con especial cariño el libro "Olvidado Rey Gudú" de Ana María Matute. Y yo no soy de libros de fantasía pero éste me encantó, tan sentimental, me caló muy dentro. Guardo un buenísimo recuerdo de algunos de sus personajes, del Trasgo del Sur que se va contaminando y del Rey Gudú incapaz de querer.  Me los creí, como dijo la autora cuando le entregaron el Premio Cervantes. 



Estos días, en el Instituto Cervantes de Madrid, hay una exposición sobre Ana María Matute que cuando estuve viéndola me pareció muy interesante. 

Entre semana apenas hay nadie y se puede recorrer con absoluta tranquilidad tomándote todo el tiempo que quieras para detenerte en sus vitrinas, ir leyendo y recordando a esta autora que siempre tuvo a los niños muy presentes en su literatura, aunque no fueran libros infantiles. Ella escribía "sobre" niños, no para niños. 

El año que viene 2025, se celebran cien años de su nacimiento: Ana María Matute (Barcelona 1925-Barcelona 2014) y se puede considerar esta exposición como el inicio de los actos que se realizarán con tal motivo.

La del Cervantes, como casi siempre hacen, es una exposición pormenorizada y llena de detalles de su vida, de su forma de escribir, de sus libros. El trayecto que muestran está dividido en cuatro etapas: infancia, juventud, madurez y renacer. En todas y cada una de esas partes encontraremos muchos documentos interesantes: fotografías, borradores de libros, cartas, el peso de la censura, dibujos, y también objetos personales. 

Me gustó bastante, me transmitió intimidad, cercanía, incluso diría que fue relajante, tras un día de trabajo, ir redescubriendo a esta escritora que tanto me gustó leer. 

Y por supuesto el título que le han puesto a la exposición me encanta: "Quién no inventa, no vive".

Completamente de acuerdo Señora Matute. 













jueves, 21 de noviembre de 2024

Alex Conde Trío en la Sala Villanos

 



A veces uno al final está donde no pensaba ni por lo más remoto estar. 

Y aunque así de primeras no te cuadraba mucho el día, y tenías pensadas otras ocupaciones, "no sé, es que a ver si tal y luego pascual, porque resulta que", tras alguna protestilla, media queja y tres jos, te dejas animar, y acabas en un concierto de jazz aflamencado en compañía bien buena que disfrutas un montonazo.

Así es la vida, solo es cuestión de decir ¡venga! pegar un salto y subirse al carricoche que te están ofreciendo para volver después a casa bien contento. 

Jazz y flamenco bien engarzados, piano, contrabajo y batería. Dúos de instrumentos, virtuosismo en las manos y en la voz. 

¡Ay Rocío! ¡Que casi te lo pierdes!


Alex Conde Trio con Miryam Latrece en la Sala Villanos de Madrid

Domingo 17 de noviembre de 2024

Súper bien. Una gozada. 

Habrá que repetir.














jueves, 14 de noviembre de 2024

Instituto Enseñanza Secundaria Cervantes. Instituto Histórico de Madrid

 



El martes de esta semana estuve visitando el Instituto histórico Cervantes de enseñanza secundaria. 

Ya sabéis que la Comunidad de Madrid tiene seis Institutos Históricos que se siguen utilizando para la enseñanza secundaria pero que tienen un enorme valor histórico por su antigüedad, su patrimonio, las personalidades que han pasado por ellos como alumnos o profesor... Me refiero al San Isidro, Cardenal Cisneros, Cervantes, Lope de Vega, Isabel la Católica y Ramiro de Maeztu

Gracias a la Semana de la Ciencia que organiza la Comunidad de Madrid se pueden visitar algunos de ellos. El año pasado tuve la suerte de conseguir plaza en el Instituto Cardenal Cisneros que está por Noviciado, muy cerca de la Plaza de España y que me gustó mucho. Y este año cuando salieron todas las plazas libres, conseguí un hueco para visitar el Cervantes, que es el tercero más antiguo. Desde el año 60 y hasta la actualidad está en Embajadores, en lo que era la antigua Escuela de Veterinaria. La institución nació en el año 1929 siendo solo femenino, pero además de ir cambiando el género de su alumnado, ha pasado por diversos edificios desde el primer palacete que ocupó y que pronto se les quedó pequeño por la zona de Chamberí.

Mi impresión es que el Cervantes quizá sea un poco más modesto que el Cardenal Cisneros, sí, pero a también me pareció muy interesante. Y eso que después de todo el día trabajando, más el gimnasio, más la carrera que me tuve que dar para llegar a la hora de la visita, no es que fuera yo de lo más fresca... Pero al final siempre te alegras mucho del esfuerzo. Merece la pena. 

Primero porque la guía que nos lo estuvo enseñando nos dio una disertación muy detallada y completa sobre el Instituto, su historia, su periplo, y demás. Se notaba que sabía bastante y te lo explicaba de forma muy clara. Disfrutaba y eso se contagia. 

Y también porque hay que conocer ese patrimonio que tenemos en nuestra Ciudad. Los laboratorios de ciencias naturales, química y física son muy curiosos. Nos enseñaron las piezas que conservan desde los primeros tiempos que se impartía enseñanza. Todas se van poco a poco restaurando porque tienen un enorme valor pedagógico y artístico y son bien chulas. Me gustan un montón. En los años treinta y cuarenta rezaba aquello de "Aprender de las cosas", por eso compraban material de exposición de fuera, de calidad, pero aquí en España muy desconocido. En la foto podéis ver una figura del cuerpo humano que está hecha de papel maché y que se ha restaurado hace nada, que data del 1830. Se puede ver por fuera y se abre y también se puede ver por dentro para aprender los órganos internos. Nos decía que faltaban los genitales como ocurre con la figura que hay en el Instituto San Isidro. Eso nos lo contaron también en el Cardenal Cisneros. No se sabe dónde han ido a parar. 

Y por último la biblioteca que tiene me encantó. Por su amplitud, por su luz, por su disposición, por las láminas antiguas que guarda que también nos las estuvo enseñando ( una de Roma antigua, otra de los planetas, otra de cómo entra la luz en el ojo...) Y sobre todo ese sabor añejo que conserva. 

Por aquí pasaron figuras tan importantes como Machado, de quién nos dijo que le habían hecho como a otros compañeros un expediente de depuración, pero que resulta que al poeta se lo hicieron un poco después de que hubiera fallecido porque ya sabéis la historia. Y también pasó por el Cervantes la filósofa María Zambrano que fue profesora, lo podéis ver en una de las fotos. 

Bueno, no me quiero extender mucho más. Pero quería dejar constancia de lo interesante que me pareció esta visita. 














sábado, 9 de noviembre de 2024

Noviembre, las hojas y los adornos de navidad

 


Andan inquietas las hojas a punto de desprenderse de su árbol. Andan quisquillosas las que cayeron ya. "Alguien tendría que poner orden" protestan. "No hay derecho" se quejan. Pero lo hacen con un lenguaje crujiente que no entendemos. No es para menos. Es su momento de gloria y han venido a usurpárselo. 

Noviembre nos las regalaba vestidas de mil verdes hasta alcanzar ese tono ocre que las empujaba a buscar el suelo. Vistosas y presumidas, sabedoras de la atención que encontraban en nosotros procuraban deslizarse con elegancia, contoneándose a la primera ráfaga de viento, dejándose llevar... Bailando, abrazadas al aire, su milenaria danza de otoño justo antes de posarse sobre las aceras. 

 En ningún otro tiempo nos tenían tan cautivos de su belleza. Noviembre era suyo y lo sabían.

Pero de la noche a la mañana se llenó Madrid de adornos de navidad. Nos despertábamos y cada día nos tropezábamos con alguno más. Una enorme bola, unos árboles distintos, miles de adornos raros colgando sobre los semáforos y el pavimento. Sin pretenderlo, se nos iban los ojos tras ellos, sin querer los mirábamos con atención. Unos camellos, una estrella, más árboles de colores. ¿Y mañana que encontraremos? Decíamos pisando las hojas sin apenas mirarlas. 

Tristes e ignoradas, las hojas se encogían viendo cómo nos alejábamos sin reparar en su belleza. "¡Ellos son de diciembre! ¿No os dais cuenta? Ahora es nuestro tiempo, aquí, ahora, noviembre somos nosotras. Luego no estaremos. ¡Volved! Todavía no habéis entendido que ¡No hay cielo ni suelo como el de Noviembre en Madrid! Esas luces son de mentira pero nosotras somos verdad..." y suspiraban. Impotentes, tristes, resignadas, suspiraban.

Pobres hojas. ¿Quién les quitó su mes de gloria?





jueves, 7 de noviembre de 2024

"Mi pequeña librería" de Máximo Huerta. Reseña literaria

 



"Esos son los libros más luminosos, los que dejan un silencio final cuando los terminamos. La respuesta es asombrosa, los libros que nos callan, los que apagan la sala de estar, los que aún sobre la mesa o en nuestras manos dicen o miran. Nos dicen y nos miran. "

Yo nunca había leído a Máximo (o Máxim) Huerta. Es verdad que no me perdía nunca su sección en los programas radiofónicos de Carles Mesa y me gustaban bastante. Era muy instructivo en lo que contaba, que casi siempre era de palabras y de escribir, y muy natural él hablando. Pero, en cambio, no sé por qué nunca lo había leído. 

Pero ya está. Me he leído "Mi pequeña librería", su último libro en un pispas, porque cierto es que no tiene muchas páginas, ciento y pico, pero es una delicia. En este libro narra cómo empezó su gusto por la lectura desde niño y cómo nació la idea de montar una librería en un antiguo horno en su ciudad natal: Buñol (Valencia).

Es todo un homenaje a la lectura, a los libros, a escribir, a los escritores (en especial a Ana María Matute) y, por supuesto, a las librerías. 

He subrayado muchísimos párrafos, tanto, que es imposible poder transcribirlos todos. Cuánto me gustaban algunos de ellos, se podían casi saborear. Se mezclan en su prosa tanto retazos de su vida con el amor a la literatura. Nos cuenta de su infancia, de las enciclopedias que le compraban en casa, de los libros que sacaba de la biblioteca, del primer pinchazo de amor, de su gusto y querencia por los personajes que todos recordamos y de la debilidad por las palabras, de cómo nació la idea de abrir una librería en su pueblo, de la búsqueda de local, de las obras interminables, de la inauguración, del amor con mayúsculas por las letras. Hay muchísimos guiños a personajes y libros, guiños que de pronto te trasladan volando a esa historia. Viajar, como bien dice el autor, leer es viajar y en este libro viajamos muchísimo.

Es una prosa muy rica la del autor, muy cuidada, muy elaborada. Me gusta el apartado que hace de cartas que escribe, creo que a otros personajes suyos, aunque claro como yo no he leído sus novelas no sé quiénes eran. Pero no importa, porque de siempre me gusta mucho el género epistolar y el autor sabe cómo transmitir intimidad y complicidad con él. Otro aliciente para leerme sus anteriores historias. Además "Mi pequeña librería" está salpicado de sus dibujos elegantes. Este libro es una mezcla entre biografía y ensayo, y la prosa va fluyendo sola como llevándote a un lugar tranquilo, su ritmo es pausado pero sin decaer en ningún momento, siempre y cuando compartas ese gusto por lo literario, claro. 

Y el final, con ese último diálogo, retomando un hilo que había dejado atrás, me ha encantado. 

La he disfrutado mucho. 


"Todo en la vida es esperar. Penélope bordando para hacer tiempo, como si el tiempo se pudiera hacer. Ojalá. Esperaba nervioso Gatsby a que se encendiera la luz verde al otro lado de la bahía, y Aureliano frente al pelotón. También lo hacía el viejo ante su mar, o el cartero de Pablo Neruda. Y esperaba el pueblo a ver a su rey con el nuevo traje. Esperaba el viejo que leía novelas de amor escondido bajo la barca, esperaba Alatriste como caía la noche, esperaba el muerto de Diez Negritos en su habitación mientras cayendo otros, esperaba la abuela a Caperucita con su cesta a que cruzara el bosque, esperaba la Maga en el Pont des Arts, esperaba el Aleph, esperaba el amante, esperaba la amada. Esperaba el ciprés la hora de la sombra, esperaba la portera a la niña, esperaba el niño con el pijama de rayas.

Cierto es que todos estamos esperando, como todos los familiares en aquella sala de postoperatorio. Pero seamos sinceros, ¿Quién no está a la espera? la vida es una secuencia de esperas. Bien sean individuales, bien colectivas. El país espera que se acabe la crisis, el edificio espera a que venga el técnico del ascensor, la vecina del quinto espera a que llegue la compra, el encargado del supermercado espera que no le vuelva a tocar ese domicilio, el portero espera al de Correos porque así podrá cerrar y sentarse con su familia a comer en la pausa de dos horas que le corresponde, la mujer lo espera con la comida caliente, el hijo espera que no vuelva a hacer lentejas, que las odia, el padre espera que salga mejor estudiante que la hermana mayor, la hermana espera... "


"Siguen amargas las almendras como los amores contrariados? ¿Sigue orgullosa y altiva Fermina Daza? ¿Qué tiempo hace ahora en Vetusta? ¿Nos espera Ana Ozores con ese halo de aburrimiento y soledad? ¿No anhelamos algo mejor, como ella?"

sábado, 2 de noviembre de 2024

Vivir. 2 de noviembre




Quizá debería escribir de cementerios, el 2 de noviembre invita a epitafios. Escribir sobre lugares empapados de calma y silencio que visité demasiado siendo niña pero que, contra todo pronóstico, aprendí a admirar según crecía y no pierdo oportunidad de conocer si tropiezo con ellos.

Quizá debería escribir de epitafios, no te digo yo que no, pero sin embargo, este 2 de noviembre se me antoja de bienvenidas.
Bienvenidas a la vida.

Vivir para sobrevivir a las desgracias que no podemos evitar pero que debemos pelear. 
Vivir para compartir con la familia y los amigos. 
Vivir para sentarnos juntos, probar de todos los platos, reírnos de nosotros y de este mundo que nos une y desune a su capricho. 
Convivir. Vivir. 
Vivir para decir GRACIAS a quienes nos piensan y abrazan.

Vivir para gastar la vida antes de que ella nos gaste a nosotros.
No hay vida más valiosa que la vida celebrada. 





viernes, 1 de noviembre de 2024

El día 1 de noviembre día de todos los santos, día de honrar



 


Música y velas por los que ya no están. 

Por los que han muerto en las inundaciones de Valencia este noviembre. Por los que murieron en todas las catástrofes y guerras de cualquier índole.

Por los que han muerto porque una enfermedad les ha vencido. 

Por los que murieron porque los años gastaron su vida. ¿Por qué no será así siempre?


Música y velas por y para los que echamos cada día de menos, sea por lo que sea. 












Candelight - Tributo a Queen

Hotel Four Seasons

Cuarteto de cuerda - Parallel Quartet