Se despedía en Semana Santa, fuimos "in extremis" y menos mal. Menos mal que se nos ocurrió ir por la mañana, porque el Jueves Santo no abrían por la tarde, y menos mal que la vimos porque merecía mucho la pena. Lo cierto es que el "Conde Duque" no suele defraudar. De la última que había visto allí, la de Garci, guardaba muy buen recuerdo.
En esta ocasión eran 500 piezas de juguetes antiguos que provenían de una colección privada, Quiroga-Monte, José Antonio Quiroga y su mujer Covadonga Monte. Es muy ilustrativa de la evolución de los juguetes durante el siglo XX.
A mí, ya nada más entrar, me encandilaron los títulos que les habían dado a las distintas partes en las que estaba organizada pues eran de lo más evocador: "Pasajeros al tren", "¡Vaya lata de juguetes!", "Tengo una muñeca vestida de azul", "Y tiro porque me toca", "Toca madera... jugar, soñar", "Baby boom, juguetes para todos", y un último apartado de "Juguetes de Madrid". Podéis imaginar que clase de juguetes había en cada una de esas siete secciones. Tampoco os pretendo detallar pormenorizadamente todos los juguetes de la exposición porque lo podréis ver por internet y tampoco tiene mucho sentido.
Solo deciros que la exposición me pareció muy interesante y exhaustiva. Se podía ver con claridad la íntima conexión de esos juguetes con la evolución la sociedad: En un principio, la mayoría de estos juguetes solo se los podían permitir las familias adineradas pues tenían unos precios considerables. Aquellas muñecas tan famosas que se llamaban Mariquita Pérez constaban en torno a las 100 pesetas de entonces, imaginaos, pocos podían permitirse ese dispendio. Las mismas 100 ptas. que en 1930 podía costar un tren de juguete, en la exposición había una maqueta preciosa de una estación. Con el tiempo se fueron haciendo juguetes más populares y aparecieron la Nancy y el Madelman. ¿Qué niño de mi generación no tuvo alguno de ellos?
También se veía muy bien la evolución, no solo de la sociedad, sino también de los materiales con los que se fabricaban los juguetes: Primero la hoja de lata, luego el cartón piedra, la madera, y después el plástico.
Cuando ya nos íbamos a ir, resulta que se nos hizo raro no ver ningún juego de mesa, y claro es que no estábamos saltando esa sección que estaba en un lateral de la sala, y luego resultó ser súper curiosa. ¡La de juegos distintos de la Oca que se pudieron hacer! Los hubo para todos los gustos e ideologías. Algunos muy republicanos y otros absolutamente inspirados en la religión de los primeros años de la dictadura. ¿Os acordáis de los Juegos Reunidos Geyper? Por supuesto también estaba allí.
Por último había una sección sobre los juguetes vinculados a Madrid.
Estaba muy bien la exposición del Conde Duque, era muy curiosa.