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domingo, 30 de junio de 2024

"El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes" de TatianaŢîbuleac - Reseña literaria

 



"Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela como una pordiosera. La habría matado con medio pensamiento. Junto a mí, silenciosos y asustados, desfilaban los padres. Un triste hatajo de perlas falsas y corbatas baratas, venido a recoger a sus hijos defectuosos, escondidos de los ojos de la gente. Al menos ellos se habían tomado la molestia de subir. A mi madre yo le importaba un pimiento, al igual que el hecho de que hubiera conseguido terminar unos estudios. "


Menudo arranque tiene la novela ¿verdad? Te coge del cuello y te dice ¡hala a leer! 

Pues me ha encantado esta novela. Es dura, intensa, cruda, muy emocional, y de una madre, que a mí las novelas sobre las madres me cuestan, duelen tanto. Pero reconozco que ésta, a pesar de los pesares que no os voy a contar porque no quiero destriparla, me ha gustado mucho. Lo que cuenta y cómo lo cuenta. 

Es la historia de un verano que comparten una madre y un hijo. Es la evolución de esa relación que ya veis por el párrafo con el que he encabezado la reseña como comienza. Pero es la historia de un reencuentro, de un renacer, de una redención.

Contada en primera persona por el hijo, Aleksy, vemos a través de sus ojos toda la historia pasado ya un tiempo. Sobre todo se centra en un intervalo de tres meses, aunque constantemente la historia da saltos hacia adelante y hacia atrás para ir situándonos y que sepamos cómo hemos llegado ahí. 

"El mercadillo de antigüedades era como si Dios hubiera tropezado y se le hubiera vaciado la bolsa. Gente amontonada entre objetos, objetos amontonados entre la gente, vestigios de vidas pasadas entrelazados en filas multicolores, como el cabello de las fotos antiguas de la abuela. Todos aquellos cacharros en otra época imprescindibles, que yacían ahora como vísceras en la cuneta, me deprimían. Nunca he comprendido el encanto de esas ferias, pero, como mi madre las encontraba fascinantes, he llegado con el paso de los años a no perderme ni una, a buscarlas incluso en los países que he visitado."

Está estructurada la novela en 76 capítulos cortos, algunos cortísimos de una o dos líneas donde la autora va haciendo variaciones con el mismo título que son todo un poema y un avance en la relación. Por eso se lee muy bien, es muy ágil el ritmo aunque la historia es intimista, centrada en los sentimientos. Y la prosa de la autora es muy rica, salpicada de imágenes que la hacen bella. Es una prosa muy cuidada y se vale de los artificios literarios para ir marcando la evolución de la historia que está contando. No es solo lo que cuenta, sino esa forma tan original y tan desgarradora de contártelo.

"A veces, cuando no podíamos dormir, salíamos fuera y ella me descifraba todas las constelaciones del cielo. Me hablaba sobre los cometas y los temores de la gente en torno a estos, sobre los universos paralelos y sobre el tiempo, que en otros mundos transcurre al revés. Me habló de un planeta recientemente descubierto que se parecía mucho a la Tierra. -Kepler o algo así-, pero creo que eso se lo había inventado sobre la marcha, para fanfarronear. "¿Te imaginas, Aleksy, que hubiéramos nacido allí en lugar de aquí? Habríamos visto todas las miserias de la Tierra y nos habríamos reído de todos sujetándonos la barriga con nuestros dedos verdes". Yo había empezado a pensar que al menos uno de mis progenitores no era un completo cretino. Mi padre creía que Plutón era un nombre de perro y que "voluntariado" quería decir quedarte en calzoncillos en la calle."

Me han atrapado estos dos personajes sin rumbo a quién la vida les ha maltratado pero que por fin les da la oportunidad de encontrarse. Toda la narración tiene un tono profundo, triste, pero justo en ese límite contenido de la serenidad. Qué difícil hacer eso. La he leído rápido porque no podía dejarla, porque quería saber que pasaba con los personajes y porque esta autora moldava me ha seducido con su forma de narrar. Muy recomendable.


"Me acuerdo de mi madre todos los días, tal y como le prometí a orillas del Océano. Procuro no mentir.

Los ojos de mi madre eran un despropósito.

Los ojos de mi madre eran los restos de una madre guapa.

Los ojos de mi madre lloraban hacia dentro.

Los ojos de mi madre eran el deseo de una ciega cumplido por el sol. "



viernes, 28 de junio de 2024

Museo de Jorge Rando en Málaga

 


En mayo salí corriendo y no paré hasta que llegué a Málaga.


Allí repartí mi tiempo entre mirar el mar, airearme por fuera y enriquecerme por dentro con tanta opción cultural como me tenía reservada y yo me moría por disfrutar.

Al Museo de Jorge Rando no pensaba ir, no sabía ni de su existencia, si tengo que ser sincera. Y menuda lista de larga de objetivos culturales llevaba yo... Pero el azar me llevó hasta allí y me encantó.

Sus esculturas, sus cuadros, sus textos. Los colores con que pinta las realidades que toca. La intensidad con que los trata. Cómo lo cuenta. Me sorprendió muy gratamente este museo de arte contemporáneo espacioso y tranquilo con un patio interior que invita a detenerse y disfrutar.

Aviso que cualquier día salgo corriendo de nuevo a esa ciudad. Tiene tanto que ofrecerme. Y el que avisa...












Madrid en junio. Bendita tú entre todas las ciudades

 


Cuando amaneces, cuando aún hueles a rocío y a hierba, bajo un viaducto de piedra que te delata.

Cuando, somnolienta, levantas esa brisa urbana, mientras un cobarde verano vacila, tiembla, se esconde y nos miente.

Cuando te paseas descarada, semidesnuda de viandantes, adornada solo de ese cielo azul, tu cielo, que luces entre nubes rosas y rezagadas.

Cuando nos guiñas un ojo a los madrugadores, a los que te damos los buenos días, a los leales devotos de la piel de tus aceras y el cruel despertador. 

Entonces, solo entonces, cuando te estiras para nosotros bostezando indolente, cuando sonríes y te sonrojas bajo un recién nacido que parece viernes,

Entonces, bendita tú, bendita entre todas las ciudades.


@Rocío Díaz






sábado, 22 de junio de 2024

"No dejar que se apague el fuego" de Miriam Toews. Reseña literaria.

 




"Cuando ayudo a la abuela a desvestirse para la ducha le paso el dedo por la cicatriz y hago que se la bajo, ¡rrrras! ¡Salga de su pellejo, señora! Se sienta en una silla de ducharse que se encontró mamá en la basura de alguien -cuando la trajo a casa la dijo ja, ja, se ve que alguien se ha ido a criar malvas-, ella venga a reír y a reír mientras yo la lavo con un jabón de lavanda francesa que le dio su amigo William por haberlo ayudado a plantarle cara a su casero y a escribirle una carta al arrogante de su hermano. Tengo que levantarle los michelines para lavarle los pliegues y hasta le lavo el culo y las tetas gigantes que tiene y las plantas duras y rasposas de los pies y los dedos, que le enroscan entre sí. Después tengo que fregar los cinco centímetros de agua del suelo del baño para no se resbale al salir y se caiga porque sería the end, my friend, dice."


Esta novela me encantó desde las primeras líneas por el buen humor que destila y por su narradora principal, una cría de nueve años, superviviente feroz de lo que le toca vivir y que va contando en una carta a su padre ausente cómo les va la vida. 

Todo el libro es una sucesión atropellada de locuras protagonizadas por tres generaciones de mujeres. Las tres protagonistas son Elvira, una abuela única que quiere enseñar a su nieta que no debe abandonar ese fuego interno que tiene pase lo que pase, que tiene que ser una luchadora como ha sido ella toda su vida. Es una bomba esta abuelita. La hija de Elvira y madre de Swiv, que está ya en el tercer trimestre de su embarazo de Garby, que aún no sabemos si va a ser niño o niña, pero que vive en una constante montaña rusa de emociones. Y nuestra narradora, Swiv, mi preferida, que me ha encantado. Swiv es una niña de nueve años que la han expulsado del colegio por pelearse y que vive en una continua y propia lucha en su casa con su abuela y su madre para poner un poco de orden en el caos reinante de esa curiosa familia de mujeres.

La he disfrutado mucho, porque te tiene saltando de emoción en emoción y de locura en locura, como si fueran corriendo por el mundo detrás de estos tres personajes y las cosas que les tocan vivir. Tiene toda la novela un ritmo muy ágil, loco, no te da pausa. 

La prosa es muy, muy rica, salpicada de buen humor, de color, de luz. Es una novela corta, tiene unas doscientas y pico páginas, y se lee muy bien. Es como un largo monólogo contado por una voz infantil muy madura, a la que vas descubriendo y con la que te vas encariñando mientras ella crece oscilando entre la perplejidad y la responsabilidad. Es todo un logro esta narradora, un caramelo de personaje. No hay apenas diálogos, por eso, pero no hacen falta para que la novela sea muy dinámica. 

Confieso que el arranque me pareció buenísimo y que el final me ha gustado mucho. En medio de la novela me pregunté un par de veces ¿Pero a dónde vamos aquí? porque había fragmentos tan surrealistas que ya hasta me saturaban. Pero, sin embargo la autora ha derrochado tal ingenio que tienes que seguir leyendo porque, al menos en mi caso, yo quería saber que era de esta cría tan tierna y veloz de cabeza. 

Los personajes, como os digo, están perfectamente perfilados y el final me ha parecido que cierra muy bien toda la atropellada trama. Aunque yo, sobre todo, he disfrutado de la forma de contar de la autora, del discurso de Swiv, de su forma de ver el mundo y contarlo. Solo por conocer a Swiv merece la pena leer esta novela. No he parado de subrayar frases y párrafos, porque me parecía que eran tiernos, profundos y locos a un mismo tiempo, y eso no es nada fácil de escribir. Y ahora ¡menudas dudas para elegir que transcribo! 

Me ha gustado mucho. Y sí, como uno puede sacar de conclusión de la novela, la vida es una tragicomedia, una pura tragicomedia. 


"Alguien en algún momento en la vida de la abuela debió de amenazarla con matar a toda su familia si no se hacía amiga de todas las personas que conociera."

"La abuela me dijo que luchar también puede ser hacer las paces. Me dijo que a veces avanzamos mirando hacia atrás y que a veces avanzar puede ser saber cuándo parar. Pero, bueno, ¡ya conoces a la abuela!
Todos tenemos un fuego dentro de nosotros, hasta tú. Ella me contó que tú le habías echado tanto alcohol al fuego que tienes dentro que seguro seguro no se te va a apagar nunca."

"La luz de mis días" de Alejandro Melero. Reseña literaria

 


"A Marifé no le sorprendió que su marido se hubiera enamorado de la muchacha joven. Al contrario, lo encontró de lo más natural. Si lo hubieran hablado, le habría dicho al marido que, aunque ese giro en su vida no era lo que ella habría esperado, tampoco podría decirse que fuese sorprendente. Era frustrante, sí, y descorazonador, y la hería en lo más profundo y en lo más superficial, pero no la sorprendía. El problema o uno de los problemas fue que nunca lo hablaron. El marido empezó a estar ausente por las tardes, y luego los fines de semana, y, finalmente, algunas noches, hasta que un día no vino nunca más. Cuando Álvaro le dijo que su padre se había ido a vivir a la casa de muchacha joven, Marifé sintió que podía dar el tema por zanjado. 

Con la excepción de aquella tarde en que se los cruzó por la calle, Marifé no había vuelto a ver a su marido hasta el día del entierro. Pero ¿de verdad que nunca habían hablado de ruptura? La conversación nunca había ocurrido, sobre este punto no podía haber discusión alguna, pero Marifé la había recreado tantas veces en su cabeza que era como si de verdad hubiera pasado."


Buscaba una novela plácida y entretenida para mi semana de vacaciones, y la verdad es que fue lo que encontré, porque en cuánto comencé su lectura me enganchó y después me leí volando “La luz de mis días” de Alejandro Melero porque me sentía a gusto entre esas vecinas y sus cuitas.

Estructuralmente tiene una doble línea argumental que le imprime ritmo a la lectura y capítulos cortos que también lo favorece. Por un lado, tenemos la historia de dos vecinas, de clase media baja, ya entradas en años, que comparten bloque: Luisa y Marifé. Ninguna, nada más empezar la novela, parece tener una vida apasionante, ni siquiera entretenida y desde luego tampoco feliz. Y por otro lado tenemos la segunda historia que es el argumento de la serie de televisión que sigue una de ellas y le va contando, a su manera pero sin escatimar detalles, a la vecina. Ambas líneas argumentales están muy, muy bien diferenciadas. La ambientación está muy lograda en ambas, así como la elección del lenguaje del narrador que me ha parecido un acierto y es de lo que más me ha gustado. Me hacía mucha gracia cómo se veía la voz de la vecina en sus apreciaciones subjetivas de lo que va ocurriendo en la telenovela. Me la imaginaba perfectamente contándole el capítulo a la vecina con sus expresiones y chascarrillos. En la otra línea argumenta la narradora es Marifé, ella va contando su vida, aunque de forma un poco átona, con distancia, con una postura bastante resignada hacia lo que le toca vivir.

 Ambas líneas argumentales van a ir avanzando de forma paralela y con el tiempo llegarán a confluir, y al ir progresando se van a ir desvelando algunos detalles que al principio desconocíamos. Eso hace que la atención no decaiga.

 Es una novela que se lee bien, te van atrapando los dos argumentos y más con la dosificación de intriga que ha utilizado el autor. No es ni mucho menos una novela de misterio, no hay que esperar ni grandes secretos ni grandes puntos de giro en las historias, pero te van llevando de la mano sin soltarte. Aunque lo que sí yo he sentido es que quizá se podría haber intensificado la emoción en ambas historias, a veces me parecía que era más plana de lo que correspondía y hay escenas que la requerían. Es cierto que el personaje de Marifé está como anestesiado y hasta cierto punto puede contar un poco de forma plana lo que va ocurriendo. Pero, aún así, he echado de menos algo más de intensidad en la narración. 

 En general, creo que está bastante bien escrita, tanto en la trama como a la hora de perfilar los personajes. El autor conoce su oficio y ha utilizado varios recursos literarios muy eficaces, su prosa es fluida y rica. Y, ya sea más o menos rocambolesco el final, que lo es, de una de las historias, tal y como está contado a mí me parece que es creíble, que al fin y al cabo es lo que importa. 

Seguiremos de cerca a Alejandro Melero. 


lunes, 17 de junio de 2024

"Concierto de música popular “De Porriño al cielo. Música de raíces gallegas para Antonio Palacios”

 


Érase una vez un concierto: "Concierto de música popular “De Porriño al cielo. Música de raíces gallegas para Antonio Palacios”. 

Érase también un lugar chulo de Madrid: El antiguo hospital de Jornaleros de la calle Maudes, también de Antonio Palacios. 

Érase además una servidora que iba pensando que podía estar bien la aventura, que solo había que correr un poco más, bastante para llegar a todo, pero que después de lo que cuesta tener las entradas (a lo "tonto el último"), que seguro que luego vale la pena y que, por supuesto, ya descansaremos en otra vida... 

Y érase una vez un dúo que yo no conocía pero resultaron ser un feliz descubrimiento: 

Caamaño&Ameixeiras

Un violín, un acordeón y una voz preciosa. Y no solo buena música, sino naturalidad y canciones de siempre, espontaneidad, y una buena dosis del mejor humor. 

Érase todo eso, todo eso junto, aquella vez que una sonriente servidora salió de un lugar muy chulo de Madrid tras un concierto y pensó: "Qué bien vivir ¿verdad?"

Y empezó el cuento.








domingo, 16 de junio de 2024

"María Blanchard. Pintora a pesar del cubismo" en el Picasso de Málaga. Y el libro "María Blanchard" de Federico García Lorca y otros

 


La vida, cuántas veces, es el resultado de una suerte de casualidades que se van enlazando.

Quizá el primer eslabón de la cadena de casualidades fuera un regalo del día de Reyes en forma de un par de billetes de tren para hacer una escapada en mayo a Málaga. La bella Málaga cuántas visitas se merecería. Tan rica. Con su playa, su buen clima, y tantos lugares culturales a disfrutar, a cual mejor. ¿Quién no va a querer hacer una escapada a Málaga?

Y una de esas visitas culturales que no podía faltar era el Museo Picasso. Y de pronto, la segunda casualidad: Justo este verano en dicho Museo una exposición de la pintora María Blanchard. ¡Me gusta mucho! Esa pintora santanderina (1881-1932) de principios del siglo XX, a quién no tratamos nada bien, por ser un poco maltrecha, por ser mujer, porque somos así, y se tuvo que ir a Francia donde dejó de llamarse María Gutiérrez (su primer apellido Gutiérrez-Cueto) para hacerse llamar solo María Blanchard (su segundo apellido). Pobre María qué vida debió tener... Ella que pintaba de dentro afuera. Una persona que cruza la calle y se le cuela dentro. Y pasado el tiempo, años, una vez que ha ido madurando poco a poco aquella cara, aquel gesto, dentro, María recurría a su interior y sacaba a aquella mujer con la que se había cruzado hacía un montón de años...  Qué atractivos los personajes de sus pinturas, con esas expresiones tan profundas, tan tristes, con esa forma de mirarte, atrapándote desde el lienzo consiguiendo que te pares porque te hipnotizaron. 

Y la tercera casualidad, ya en el Museo Thyssen, también de Málaga, tropezar con un pequeño libro que acaba de publicar la editorial Casimiro "María Blanchard" de Federico García Lorca, dice el título. Ni noventa páginas, pero todo retratos escritos por diferentes autores: García Lorca, por supuesto, pero también Gómez de la Serna, Bergamín, Gerardo Diego, Isabelle Riviere... trece textos a propósito de María Blanchard. Personas más próximas o lejanas. Pero en conjunto una delicia si te quieres acercar a la figura de esta pintora tan desconocida por algunos.