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jueves, 8 de enero de 2015

25 años que murió Gil de Biedma


 

"Yo, de cuando era chico y adolescente, recuerdo que en mi casa se hablaba mucho y bien, 
se hablaba para entretener y de una manera deliberada, 
para producir un efecto estético" 
Gil de Biedma.

Hace 25 años que murió el poeta Jaime Gil de Biedma. 

"Yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo quería ser poema" 
Gil de Biedma

Jaime Gil de Biedma nació en 1929 en Barcelona, en el seno de una familia acomodada e ilustrada. Escritor importante de la llamada Generación del 50. Os dejo con un par de poemas suyos para recordarle. 

Os animo a que visiteis otras entradas del blog con otros poemas del poeta, además de la dedicada a "Rosas de Papel" la obra de teatro que se representó en el Lara de Madrid sobre el autor, que estuvo muy bien. 




CONTRA JAIME GIL DE BIEDMA

De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación —y ya es decir—,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colemena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?
Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.
Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
—seguro de gustar— es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.
Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.
A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!


 Canción de aniversario

Porque son ya seis años desde entonces,
porque no hay en la tierra, todavía,
nada que sea tan dulce como una habitación
para dos, si es tuya y mía;
porque hasta el tiempo, ese pariente pobre
que conoció mejores días,
parece hoy partidario de la felicidad,
cantemos, alegría!

Y luego levantémonos más tarde,
como domingo. Que la mañana plena
se nos vaya en hacer otra vez el amor,
pero mejor: de otra manera
que la noche no puede imaginarse,
mientras el cuarto se nos puebla
de sol y vecindad tranquila, igual que el tiempo,
y de historia serena.

El eco de los días de placer,
el deseo, la música acordada
dentro del corazón, y que yo he puesto apenas
en mis poemas, por romántica;
todo el perfume, todo el pasado infiel,
lo que fue dulce y da nostalgia,
¿no ves cómo se sume en la realidad que entonces
soñabas y soñaba?

La realidad -no demasiado hermosa-
con sus inconvenientes de ser dos,
sus vergonzosas noches de amor sin deseo
y de deseo sin amor,
que ni en seis siglos de dormir a solas
las pagaríamos. Y con
sus transiciones vagas, de la traición al tedio,
del tedio a la traición.

La vida no es un sueño, tú ya sabes
que tenemos tendencia a olvidarlo.
Pero un poco de sueño, no más, un si es no es
por esta vez, callándonos
el resto de la historia, y un instante
-mientras que tú y yo nos deseamos
feliz y larga vida en común-, estoy seguro
que no puede hacer daño.

sábado, 27 de abril de 2013

Homenaje a Ángel González y Gil de Biedma con Pedro Guerra y Alejandro Martínez


Dentro del Festival Acróbatas, el pasado sábado día 20 de abril, estuve en un recital homenaje con música que se hacía en Rivas a dos poetas de la llamada Generación del 50: Ángel González y Jaime Gil de Biedma.

Comenzó con la parte dedicada a Gil de Biedma. La música corría a cargo de Alejandro Martínez que interpretó varias canciones de su disco dedicado al poeta "Que te voy a enseñar un corazón infiel". Le acompañaron en la poesía la voz de Sonia San Roman y Estel Solé. Recitan fenomenal por cierto.










Y después llegó la parte dedicada a Ángel González interpretada la música por Pedro Guerra de su disco "La palabra en el aire" y poemas recitados por Benjamín Prado:


"Para mí es un placer contribuir a un homenaje a estos poetas a los que consideré dos grandes amigos. Ángel ya era de la familia. Siempre estoy dispuesto a hacer un homenaje a Ángel y a Jaime. Para hacerlo sólo tienen que silbar y voy." Benjamín Prado








Me gustó mucho este recital. Nos gustó mucho a todo el grupo de amigos que íbamos. Era algo íntimo, cercano, estuvo muy bien. Por supuesto los poemas musicados geniales. Los de Pedro Guerra me gustan mucho, tengo ese disco y lo he escuchado hasta el cansancio. Las de Alejandro Martínez no las conocía, los poemas sí, pero su forma de musicarlos no, y la verdad es que me causaron muy buena impresión, me gustaron.


Y desde luego los tres poetas que recitaron lo hicieron fenomenal. A ellas no las conocía, y me encantaron. Recitaron fenomenal. Y a Benjamín Prado sí que le he leído (en novela) pero nunca le había escuchado y vaya voz que tiene tan potente, muy bien. También nos recitó la canción que hizo con Joaquín Sabina a Ángel González.

Bueno, pues eso, que me gustó mucho. Fue muy íntimo, muy chulo. Especial.

Las fotos y los vídeos de esta entrada los he tomado de internet. Quería que os pudiéseis hacer una idea. Me encantó.

martes, 8 de enero de 2013

Gil de Biedma. Tal día cómo hoy moría...







Resolución

Resolución de ser feliz

por encima de todo, contra todos

y contra mí, de nuevo-

-por encima de todo, ser feliz-

vuelvo a tomar esa resolución.




Pero más que el propósito de enmienda

dura el dolor del corazón.



Gil de Biedma
 




No volveré a ser joven

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

"Poemas póstumos" 1968

Hoy es el aniversario de la muerte de Gil de Biedma. A mí los poemas de este poeta me gustan mucho. 

Hay una entrada en este blog, de cuando fui al teatro a ver "Las rosas de papel" interpretado por Pep Munné sobre textos de Gil de Biedma, que me encantó. Os invito a que la echeis un vistazo, estuvo muy bien, la verdad.


Cómo me ha gustado también este artículo que os dejo...



Gil de Biedma, la conversación sigue

Por: | 08 de enero de 2013
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Jaime Gil de Biedma retratado por Bernardo Pérez en Madrid en 1982.

Todo lector guarda con los escritores que marcaron su vida una relación extraña: agradece mentalmente lo que han escrito, se enfada con ellos cuando cree que resbalan, se pregunta qué pensarán de esto o de lo otro, los echa de menos cuando faltan… Tal día como hoy, el 8 de enero de 1990, moría Jaime Gil de Biedma, que en el verso final de "Pandémica y celeste", uno de los grandes poemas de amor de la literatura española, había pedido morir "como dicen que mueren los que han amado mucho". Tenía 60 años, uno menos que su amigo Carlos Barral, muerto semanas antes, el 12 de diciembre de 1989. Un invierno feroz.
Cuando desaparecen, los escritores –como las almas para los creyentes- suelen pasar una temporada en el purgatorio. El purgatorio literario, no obstante, no está a medio camino del cielo y del infierno sino entre las librerías y la universidad. Hay autores cuya memoria queda en manos de los estudiosos. La de otros, sin embargo, queda bajo la protección de los lectores, convencidos de que lo que escribió alguien a quien no conocieron personalmente también habla de sus propias vidas. Es el caso de Jaime Gil de Biedma, un poeta de una trascendencia mucho mayor que el volumen que ocupa en una estantería su escasa obra publicada: tres libros de poemas, uno de ensayos y un diario, a los que habría que añadir traducciones y centenares de cartas.

Inteligente, culto, tierno y  mordaz. Así es por escrito Gil de Biedma. En él la conciencia de estar escribiendo –el juego de hacer versos- no se transforma –al menos en los poemas- ni en altivez ni en alarde, por más que no esté al alcance de cualquiera escribir una sextina que funcione y que además diga que de todas las historias de la Historia sin duda la más triste es la de España… porque termina mal.

Los poemas de Jaime Gil de Biedma, se ha dicho otras veces, tienen el tono de la mejor conversación. No es, pues, extraño, que sus lectores no hayan dejado de hablar con él. Y de él. De ahí que su figura no haya dejado de generar biografías, correspondencias, películas, polémicas… Los poetas mueren; los poemas, no. Y ya se sabe que él siempre dijo que no habría querido ser poeta sino poema. Lo es desde hace hoy 13 años.

Cuenta Miguel Dalmau en su biografía que cuatro días después de la muerte de Jaime Gil de Biedma, varios amigos suyos –entre ellos Juan Marsé, que cumple años el 8 de enero- llevaron sus cenizas a La Nava de la Asunción, en Segovia, uno de sus refugios, ese lugar que, sin haber estado, sus lectores conocen a la perfección. El solar de la casa familiar estaba ocupado por “el esqueleto de un edificio de pisos en construcción”. Hoy, sigue el biógrafo, una lápida de granito recoge siete versos del poema que abre sus antologías: “Pero callad. / Quiero deciros algo”. Y sigue. El poema se llama "Amistad a lo largo". Una buena definición de la extraña relación que todo lector guarda con los autores que, sin que ellos lo supieran, marcaron para siempre su vida.

AMISTAD A LO LARGO

Pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.
Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.

                               Mirad:
somos nosotros.

Un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.
Llegaban noches. Al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más:
empezamos a ser los compañeros
que se conocen
por encima de la voz o de la seña.
Ahora sí. Pueden alzarse
las gentiles palabras
-ésas que ya no dicen cosas-,
flotar ligeramente sobre el aire;
porque estamos nosotros enzarzados
en mundo, sarmentosos
de historia acumulada,
y está la compañía que formamos plena,
frondosa de presencias.
Detrás de cada uno
vela su casa, el campo, la distancia.

Pero callad.
Quiero deciros algo.
Sólo quiero deciros que estamos todos juntos.
A veces, al hablar, alguno olvida
su brazo sobre el mío,
y yo aunque esté callado doy las gracias,
porque hay paz en los cuerpos y en nosotros.
Quiero deciros cómo trajimos
nuestras vidas aquí, para contarlas.
Largamente, los unos con los otros
en el rincón hablamos, tantos meses!
que nos sabemos bien, y en el recuerdo
el júbilo es igual a la tristeza.
Para nosotros el dolor es tierno.

Ay el tiempo! Ya todo se comprende.

Gil de Biedma



lunes, 17 de mayo de 2010

"Las rosas de papel" Una conversación con Jaime Gil de Biedma



Resolución
Resolución de ser feliz
por encima de todo, contra todos
y contra mí, de nuevo-
-por encima de todo, ser feliz-
vuelvo a tomar esa resolución.


Pero más que el propósito de enmienda
dura el dolor del corazón.

Gil de Biedma



Durante una hora y veinte minutos los versos van cayendo sobre ti como gotas cálidas, íntimas, que entran por los oídos, por los ojos y te van humedeciendo, poco a poco, poco a poco, hasta dejarte empapado por dentro de poesía y de silencio, de secretos y sentimientos.




En el hall del Teatro Lara, la voz desgarrada de Pep Munne, entre el humo de un permanente cigarro entre sus dedos, se va descubriendo como la de Gil de Biedma. De fondo otra voz, la de una cantautora Silvia Comes que vibra en el aire al unísono con los acordes de su guitarra.

“Nostalgia de escuchar su risa loca
y sentir junto a mi boca
como un fuego su respiración. Angustia
de sentirme abandonado
y pensar que otro a su lado
pronto... pronto le hablará de amor...”

Así comienza este recital que no es recital, con la letra de este conocido tango flotando en el ambiente en la voz de Silvia Comes... Sí, así empieza esta dramatización, en la que nos vemos a solas con Jaime Gil de Biedma en su antiguo despacho. Entre las sombras se van destilando ráfagas de su vida, de sus amores masculinos y femeninos, de su forma de vivir, de su fragilidad, de su diario… Mientras al fondo en un libro se van escribiendo los primeros versos de cada poema que nos regala intercalándose con sus reflexiones.

Un poso de nostalgia va depositándose en cada uno de los que allí estamos sentados, es inevitable, la voz grave de Pep Munné, las palabras del Poeta Gil de Biedma, la luz tenue, la voz y la guitarra de Silvia Comes, la música, todo, te envuelve, te mece, y no te deja espacio para nada más que sentir.

Me gustó mucho. Sí.






No volveré a ser joven

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde-
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.


Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.


Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.



Las rosas de papel (Una conversación con Jaime Gil de Biedma)

Fechas: desde 9 de abril de 2010 hasta 23 de mayo de 2010
Teatro: Lara
Madrid / Madrid
V y S a las 20 h. D a las 21 h.
Precios: 15 euros. 10 euros con atrápalo.
Anticipada: entradas.com, en el tel. 902 488 488; El Corte Ingles, en el tel. 902 902 400 222; Telentrada de Caixa Catalunya y en el tel. 902 10 12 12
Autor: Pep Munné sobre textos de Gil de Biedma
Intérpretes: Pep Munné y Silvia Comes
Duración: 1 h. 20 m. (sin descanso)
Las fotos de esta entrada son de mis amigos Javier y Piluca