Me escapé a Grecia porque era una asignatura pendiente en la geografía de mis viajes.
Pagué el tributo de una maleta menos, a los griegos les agradó tanto que la abrazaron tan fuerte que quebraron para siempre su armadura. Pagué también con la impotencia de mi oxidado inglés y la indiferencia pasmosa de los que lidian día a día con los infortunios de los viajeros, en aquella caótica sala de aeropuerto que no era más que otra Torre de Babel.
Pero nuestra heroína se crece en las adversidades y estaba dispuesta a ganarse la corona de olivo. Solo quedaba que una Acrópolis eterna y luminosa le devolviera la fe en esa humanidad que consigue salvar lo que merece la pena del paso del tiempo.
Cumplí el sueño de conocer Meteora. ¡Otro más a tachar! le dije con un guiñó a la niña que dentro de mí seguía coleccionando y pegando cromos en el álbum de Las Maravillas del Mundo. ¿También era de Bimbo?
A Delfos fui a pedirle consejo, a Epidauro que me devolviera la salud. Y en Olimpia me enamoré otra vez del Hermes de Praxíteles.
Tuve suerte con los compañeros de viaje, y conseguimos hacer risas de las estrellas que se le cayeron a aquel hotel, o de las recetas que se repetían menú tras menú en aquel barrio de Atenas.
Pero sobre todo tuve aún más suerte con nuestra guía que, como Eco, nos prestaba su voz para que viajáramos siglos atrás.
Ya siempre colgarán del viaje de Grecia la voz y las risas de Alba. No podría imaginar mejor acompañante que, cada día, nos contaba, nos transportaba, nos hacía revivir cuánto existió o se escribió de aquellos lugares que pisábamos. Leónidas, La Iliada, La Odisea… Con cuánta gracia, tanto a dioses como a héroes, ha sentado a nuestro a lado en ese autobús, hasta terminar rozándonos el corazón con ese “Camino a Ítaca” de Kavafis para despedirnos:
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo …
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