El día que ya no tenga que ir a trabajar, porque estaré jubilada con júbilo, cogeré todos mis libros y mis plantas, cogeré hasta la casita del pájaro que tengo por colgar de nuevo en mi patio, porque a la anterior la derrotaron las lluvias y el sol, y los acarrearé conmigo hasta el fin de mis días.
Sin prisas, ni obligaciones.
Yo creo que entonces seré la persona más feliz del universo.
Eso pensé cuando quise traerme este mural pintado por el serbio Artez en la calle Fuencarral de Madrid. Dicen que el artista recurre con frecuencia a figuras femeninas, libros y motivos vegetales. Era mi reflejo. En la pila de libros se pueden leer títulos como los ‘Episodios nacionales’ de Pérez Galdós o una monografía de Goya.
Si seguimos caminando mis calles del mundo preferidas, las de Madrid, podemos llegar hasta estos murales que están por Antón Martín.
Qué bien lucen bajo ese cielo azul todos esos colores terrosos.
El día que ya no tenga que ir a trabajar, porque estaré jubilada con júbilo, me podréis ver a menudo, haciéndole cosquillas con las plantas de mis pies, a la piel de esta ciudad, a veces sucia y demasiado concurrida , pero infinita y alegre, esta ciudad viva siempre.
Estoy segura de que habréis visto muchas veces el mural del reloj de sol de la calle Sombrerete en Lavapiés. La fachada donde está, se llama Casa de la Vela. Y lo hizo un artista llamado Angel Aragonés en el 1985.
Nada más típico, más cotidiano, ni más cercano que una mujer asomada a la ventana tendiendo la ropa.
Me encantan tus relatos, querida amiga!!!!!!
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Ojalá sigas leyéndome toda la vida... Un besazo
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