“Hay cosas que una debe hacer por una madre, sobre todo cuando descubres que las madres, efectivamente, son mujeres, aunque un día olvidasen que lo eran.”
"Todo pasa por algo" es la frase que a menudo se repite en esta novela que quiero reseñar hoy y que me he leído en un suspiro porque desde la primera frase me atrapó. Pero si os parece, vamos a empezar por el principio: Título y Autora.
"Deje su mensaje después de la señal" de Arantza Portabales es la última novela que terminé y que os quería reseñar hoy.
Me la recomendó mi amiga Julia, a mí se me había pasado en su día, y me la llevé de vacaciones. Solo podía leer por las noches y la devoré. En honor a la verdad tengo que decir que no es muy larga pero también es cierto que ninguna de esas noches tenía ganas de cerrar el libro. Me ha gustado mucho la historia que cuenta, me ha empezado a gustar incluso desde la cita con que encabeza ésta:
"No hay nada que se pueda comparar a la palabra y a la comunicación. No hay nada comparable a poder hablar a la persona adecuada en el momento adecuado en el que la persona a quién se habla tiene ganas de escuchar y la persona que habla desea hablar." Carmen Martín Gaite.
No es mala cita ¿verdad? Estoy completamente de acuerdo, el placer de la conversación es uno de los mayores que existen. Y ese es el tema principal de esta novela que cuenta la historia de cuatro mujeres que se van vaciando de lo que las ahoga a base de dejar sus mensajes en un contestador. El tema es la comunicación, o mejor dicho la incomunicación, la soledad.
Los personajes son estas cuatro mujeres que aparentemente no tienen nada que ver entre sí. Marina es una abogada especializada en divorcios a quién acaba de abandonar su marido. Carmela es una señora mayor a quién acaban de confirmar que tiene un cáncer. Sara es una joven que acaba de intentar suicidarse y Viviana es una prostituta. Las cuatro nos van a ir desgranando sus vidas mientras van hablándole a un contestador de alguien allegado. Marina al contestador de su ex marido, Carmela al de su hijo que está de médico en el Sahara, Sara al de su psicólogo y Viviana al de su padre.
Cuatro personajes para esta novela coral en las que ellas mismas en primera persona nos van a ir contando porque son incapaces de decir lo que les pasa en voz alta y cara a cara.
Ambientada en Galicia y Madrid en la actualidad. Está estructurada en capítulos muy cortos, cada uno encabezado por un título y el nombre de la protagonista del mismo. Los capítulos van a ir alternando a sus protagonistas siempre en el mismo orden: Marina, Carmela, Sara y Viviana, y vuelta a empezar. No tenemos ninguna duda de quién habla y no solo porque la autora "nos ayude" indicándolo en la cabecera de su capítulos, me han gustado estos subtítulos, sino sobre todo porque son cuatro voces muy diferentes las de estos personajes muy bien perfilados.
Es una novela con mucho ritmo, muy ágil, debido a este juego constante de historias y voces, a esa alternancia de las voces narradoras con ese sutil entramado de contradicciones que se manejan y se van entrelazando: La abogada de divorcios que no puede plantearse estar en esa situación, la moribunda que no quiere morirse, la suicida que no puede hacerlo, la prostituta que quiere trabajar en el Ikea.
Y leyendo y leyendo, no puedes dejar de leer, vamos avanzando en sus cuatro historias y no dejan de ser la misma. Una historia cotidiana impregnada de sentimiento con cuatro protagonistas. Cuatro personas anónimas, normales y corrientes, con las que vas empatizando mientras las vas "escuchando". Como decíamos al principio, ese placer de que coincidan alguien que quiera hablar con otro alguien que quiera escuchar, o en nuestro caso, leer.
He disfrutado mucho de esta novela, no había leído nunca a esta autora y ha supuesto un descubrimiento.
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