Tengo que admitir que me costó entrar en esta novela, no sé, me parecía que tenía un ritmo más lento que el que yo necesitaba en ese momento para sumergirme en otra historia. Supongo que cuando la comencé no era mi momento para leerla. Además al principio y en según que cosas el personaje de Eleanor me recordaba al de Bridget Jones, y eso justo me echaba un poco para atrás. Sin embargo, decidí esperar un poco más para ver cómo evolucionaba porque además los comentarios que me llegaban de ella por parte de mis allegados eran tan buenos que pensé que tenía que darle su oportunidad y seguí leyendo.
"Me los he medido y pesan tres kilos (en total, claro, no cada uno).
—Solté una risita y él se me quedó mirando, sin reír—. Creo que es
demasiado peso del que tirar, ¿no le parece? Porque… si le ataran a
usted tres kilos más de carne en el pecho y lo obligaran a pasearlos por
ahí todo el día, también a usted le dolería la espalda, ¿no?..."
¡Menos mal!
La novela está contada en primera persona. La narradora es la protagonista: Eleanor Oliphant. Una treintañera muy, muy, peculiar.
"He de reconocer que tuve una educación muy ecuménica, puesto que fui criada por presbiterianos, anglicanos, católicos, metodistas y cuáqueros, aparte de un puñado de individuos que no sabrían reconocer a Dios ni aunque los apuntase con su dedo eléctrico de Miguel Ángel. Me sometí a todos los intentos de educación espiritual con idéntico resquemor. Aunque por lo menos la escuela dominical, o su equivalente, era una buena excusa para salir de la casa en la que vivía en esos momentos y a veces hasta había bocadillos o, más rara vez, compañía soportable."
La sinopsis de la novela que encontramos en cualquier reseña nos dice: Eleanor Oliphant siempre dice lo que piensa. Lucha por dejar de ser alguien con pocas habilidades sociales. Se ha preparado un calendario vital cuidadoso y estricto para evitar interacciones sociales: los fines de semana los pasa sola comiendo pizza congelada y bebiendo vodka y todos los miércoles habla con su madre. Pero todo cambia cuando Eleanor conoce a Raymond, el informático de la oficina. Juntos abandonarán la soledad en la que han estado viviendo.
Ésta es una novela de personaje. Ese es su principal acierto. Eleanor Oliphant es un personaje que está muy bien caracterizado, lo ves moverse, lo sientes de verdad. Es singular como ella sola, y aún así te la terminas creyendo. Es peculiar en sus costumbres, en su forma de pensar y de hablar. Y a medida que vas leyendo su historia es un personaje que te va ganando poco a poco porque va creciendo y creciendo con la historia y querrías hasta haberla conocido. Me ha gustado mucho cómo la autora ha ido creando a alguien que evoluciona tan claramente, no deja de cambiar capítulo a capítulo. Está muy bien reflejada su evolución. Me parece el mejor acierto de esta novela, la construcción del personaje.
"Cuanto más sola está una persona, menos capaz es de navegar por las corrientes sociales. La soledad va creciendo a su alrededor, como el moho o una piel, un profiláctico que inhibe todo contacto, independientemente de lo mucho que se desee ese mismo contacto. La soledad es acumulativa, se extiende y se perpetúa por sí sola. Una vez que se incrusta, cuesta un mundo desahuciarla..."
Es una novela llena de pequeños giros, pequeñisimos, en la trama, pero cada giro lo notas en cómo Eleanor va transformando su forma de estar en el mundo.
No es una novela en la que ocurran grandes cosas, ni hay mucha acción, ni la gran intriga, no, es una novela "para adentro" que va fluyendo.
La historia toca muchos temas, todos ellos en torno a los sentimientos: el valor de la amistad, la soledad, las relaciones familiares, las personas tóxicas. Temas desgarradores pero nunca de forma lacrimógena, todo lo contrario. No se recrea en lo horrible, nos lo ahorra, porque realmente no hace falta para que lo sintamos.
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