Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

domingo, 21 de julio de 2019

"Si esto es una mujer" de Lorenzo Silva y Noemí Trujillo




Reconozco que en cuánto sé que Lorenzo Silva tiene una novela la quiero leer. 

En este caso tenía el aliciente de que también era una novela del género policíaco y que además la protagonista era femenina.

Lo diferente es que en este caso estaba escrita a cuatro manos, no solo era de Lorenzo Silva, sino también de su mujer, la también escritora y poeta Noemí Trujillo.

Me ha parecido muy entretenido, yo me lo he leído volando. 

La protagonista es la inspectora de policía de homicidios Manuela Mauri. Una inspectora con una fuerte personalidad, que lleva varios meses de baja de en su casa y ha perdido la confianza en sí misma y en los demás. 

El argumento nos cuenta que una compañera de la comisaría, Guadalupe Larbi, va a visitar a la Inspectora Mauri, que lleva siete meses de baja y le habla de un caso muy complicado que tienen estancado y no consiguen llevar a ninguna parte. Un caso truculento pues se han encontrado partes de una mujer de raza negra en dos vertederos cercanos a la Capital. Guadalupe pretende que la inspectora se reincorpore al trabajo porque cree que solo ella tiene la autoridad y el empuje para impulsar la investigación. 

Está contado en primera persona, lo cuenta la protagonista con la cual eso ya te aproxima a la historia

Como el caso está basado en una historia real, un asesinato ocurrido en el año 2003, el de Edith Napoleón (Sierra Leona), una prostituta sudsahariana que encontraron descuartizada en Boadilla del Monte, esta nueva novela también está ambientada en el Madrid actual, y para mí eso lo hace todo mucho más cercano y reconocible. Aquí se ha ambientado en el Sur de Madrid y en concreto en la Colonia Marconi, una zona muy conocida de prostitución.

El tema es la trata de personas, la prostitución. Lo más sórdido de nuestra sociedad actual.

A mí, como os decía, es una novela que me ha atrapado y me ha tenido de lo más entretenida. Me gusta que en este caso, a diferencia de la de los protagonistas de la serie de Bevilacqua, la vida privada de Manuela es más feliz que la de Rubén. Por otra parte los personajes me parecen bien definidos y verosímiles. 

Me ha parecido reconocer a Silva en los párrafos más filosóficos o profundos, pero claro yo no he leído nada anterior de Trujillo, así que quizá solo sean imaginaciones mías.

En cualquier caso, a mí me han quedado ganas de seguir leyendo otros futuros casos de Manuela Mauri. Eso es muy buena señal.




#Libros de Lorenzo Silva y Noemí Trujillo
#Lorenzo Silva
#Reseñas Literarias

jueves, 18 de julio de 2019

"El perro de Pavlov" o una buena frase para llamar a un Café



"El perro de Pavlov",  así se llamaba el Café que me salió al paso el domingo pasado cuando caminaba por ese barrio que me gusta tanto del centro de Madrid, La Latina.

¡"El perro de Pavlov!" me dije entre exclamaciones y coroné con una sonrisa. Qué bueno. Y tuve que cazarlo para el blog.

Porque ya sabéis que a mi blog y a mí nos encanta una buena frase, una de esas que se nos clava en la memoria y dispara un recuerdo lejano, una de esas que se nos clava en el corazón y nos arranca una espontánea sonrisa, una de esas lanzas que hace que nos detengamos y la tengamos que fotografiar. 

Los que estudiamos Psicología llevamos al perro del Pavlov grabado a fuego en la memoria. Sí, el del reflejo condicionado. 

Pavlov era una fisiólogo ruso que advirtió que los perros ante la comida salivaban. La comida inmediatamente provocaba el reflejo de la salivación en el perro. Pero además no solo lo provocaba la comida, sino simplemente su olor, o la visión del plato o la llegada del humano que se lo ponía, ya les hacía salivar. Es decir que eran estímulos que por sí solos provocaban la respuesta fisiológica e involuntaria de la salivación.

Entonces Pavlov quiso hacer un experimento que consistió en introducir otro elemento que, en principio, no tenía nada que ver con la comida: una campana. Y durante varias semanas cuando le daba de comer al perro tocaba una campana. ¿Y qué observó? Que al cabo del tiempo el simple sonido de la campana, ya provocaba la salivación del perro. Con lo cual lo que hizo fue transformar una respuesta incondicionada (salivar ante la comida) en una respuesta condicionada (salivar con el sonido de la campana). 

Y gracias a ésto formuló la Ley del Reflejo Condicionado, que más o menos quiere decir que cuando dos cosas van unidas, si aparece una de ellas llegará la otra a la mente.

Así que ver esa frase me encantó. Porque leí esa frase y rápidamente vinieron detrás un tropel de recuerdos de mi época universitaria. Un bendito reflejo condicionado.

Qué acierto elegirla.
Digna de que la coleccionen los locos de las frases.





#Los nombres de las tiendas
#Madrid
#ElperrodePavlov


sábado, 13 de julio de 2019

Los días buenos. Y los letreros para nuestra colección

Estocolmo. Julio 2019



Qué buenos son los días que las decisiones son fáciles porque elijas lo que elijas estará bien.

Qué buenos son esos días que haces cosas, descubres lugares y conoces personas por primera vez. 

Qué bueno que algo ocurra por primera vez a estas alturas de la vida.

Que nunca perdamos la capacidad de sorprendernos.

Que cada día sea un viaje que al recordarlo nos devuelva una sonrisa.

 

Estocolmo. Julio 2019
 

Riga. Junio 2019

Tallín. Junio 2019

Estocolmo. Julio 2019

#Letreros de la calle
#Estocolmo
#Tallín
#Riga

jueves, 11 de julio de 2019

Una ciudad de tejados mágicos. Riga





Existe una ciudad a la que me gustaría regresar saltando por sus tejados. 

Colgada de sus cornisas, deteniéndome para respirar en cada edificio, me deslizaría por sus fachadas para ir presentando mis respetos a todos esos seres que habitan en ellas y nos la devuelven mágica. 

Son los colores y las esculturas, los dragones, serpientes y ranas, las flores, hojas y rostros femeninos, las máscaras teatrales riendo y gritando, los gatos y los niños, todos ellos y alguno más los que atraparon mi voluntad la primera vez que, desde el suelo, los admiré.

Déjame volver, Riga.

Yo regresaré saltando por los tejados, deslizándome por las fachadas, tomándome mi tiempo para bajar mi cabeza ante cada uno de esos seres.

Rogándoles, por favor, que me dejen entrar en ese sueño,
ese sueño de leyendas y artistas que inventaron tan bella a la ciudad que los protege.


No te olvides de mí,
Riga.











#Riga
#Modernismo o Art Nuveau en Riga
#El artista Mikhail Eisenstein, padre del director de cine Serguéi Eisenstein (‘El acorazado Potemkin’).

martes, 9 de julio de 2019

"El verano sin hombres" de Siri Hustvedt




Poco después de que él dijera la palabra pausa, enloquecí y aterricé en el hospital. Él no dijo ‘No quiero volver a verte’ ni ‘Hemos terminado’, pero, tras treinta años de matrimonio, bastó una ‘pausa’ para convertirme en una lunática (…) La Pausa era francesa, con escaso pero brillante cabello castaño. Tenía los pechos grandes, auténticos, no de esos retocados en quirófano, gafas marrones rectangulares y una mente brillante. Era joven, por supuesto, veinte años más joven que yo”.



Nunca había leído un libro de Siri Hustvedt, pero sí que me habían llegado muy buenas referencias, así que tenía ganas ya de hincarle el diente a alguno.

Y al fin tuve la posibilidad de hacerlo con "El verano sin hombres".

"Los viudos se casan de nuevo porque eso les facilita la vida. Las viudas no suelen hacerlo porque les hace la vida más dificil. Regina es un excepción. Supongo que necesita atención. Por eso coquetea con todos."

Es una novela que muchas veces me ha devuelto una sonrisa. Una novela creada desde el punto de vista de la mirada sobre el mundo de una mujer.

El argumento nos cuenta que Mia, una poeta de cincuenta y tantos, de pronto enloquece porque su marido, después de treinta años casados, ha decidido tomarse una Pausa. Pausa en mayúsculas porque tiene nombre y apellidos, es jóven, compañera de laboratorio y tiene más tetas que ella. No se lo esperaba, no se llevaban mal, no había habido ningún problema pero de pronto, inexplicablemente, se ve sola.

Ya tenemos el conflicto servido. Pero servido frío, porque ya la protagonista está en vías de superarlo, lentamente, pero superarlo.

La novela cuenta su resurrección, su curación, desde el ingreso en una clínica para trastornos neurológicos hasta su aterrizaje en su pueblo, el pueblo de la infancia, cerca de su madre y de las amigas octogenarias de ésta, los Cisnes. Allí va a dar clases de poesia a un grupo de adolescentes. 

Es una novela de mujeres donde los personajes femeninos brillan porque todos son singulares y están bien caracterizados. Desde la protagonista que va alejándose de su trauma, pasando por todas las que la rodean: Su vecina Lola con un marido violento, su hijita Flora, la anciana Abigail que cose obscenidades, su propia hija Daisy incondicional y moderna, y su madre entrañable, además del grupo de alumnas adolescentes de su taller, que van perfilandose en sus fobias y filias.

"Envejecer no está mal. El único problema es que se te va cayendo el cuerpo a pedazos".

Pero más que los personajes me ha llamado la atención su forma de escribir, donde se mezclan varios estilos: narrativa, diario, correos electrónicos... Escrito en primera persona tiene una prosa a veces irónica, y otras profunda, muy profunda, pero una buena prosa. Con muchísimas digresiones, que quizá son lo que menos me ha gustado de su escritura. Pero aún con eso, creo que este punto es lo que me ha sorprendido más gratamente de esta novela: su forma de estar escrita, original, algo caótica, salpicada de citas, irónica y profunda. Su virtuosismo escribiendo,  impregnando el texto, la historia, de reflexiones.

No es una novela que me haya atrapado por su argumento trepidante o sus giros en el argumento, no, aquí no va de eso. Pero sí lo ha hecho con su forma de contar, alternando la teoría sobre los hombres y las mujeres, sobre el cerebro, los nervios, la sexualidad con la propia trama. 

"Cuando flotamos en el mar amniótico de nuestra primera inconsciencia, todos nosotros tenemos gónadas. Si el cromosoma y no actuara sobre gónadas de algunos para gestar unos testículos, todos seríamos mujeres. La biología revierte la historia del Génesis: Adán es Adán a partir de Eva y no al revés. Los hombres son las costillas metafóricas de las mujeres, en lugar de ser las mujeres quiénes surjan de la costilla de un hombre. La mayoría de las veces XX = ovarios y XY = testículos. El afamado médico griego Galeano creía que los genitales femeninos eran los masculinos invertidos y viceversa, una opinión que se mantuvo durante siglos: "Si se sacan al exterior los órganos reproductores de las mujeres y se meten en el interior, por decirlo de alguna manera, y se pliegan los de los hombres, encontraremos que en  ambos casos serían iguales en todos los sentidos". Por supuesto, los que estaban en el exterior siempre triunfaban sobre los del interior. No sé exáctamente por qué. A mí me parece que los del exterior son bastante vulnerables. De hecho el miedo a la castración es algo lógicos. Si yo tuviera los órganos reproductores colgando fuera de mi cuerpo también estaría muy preocupada por ese paquetito tan delicado."

 
No es una novela, dada su forma de escribir, que tenga ritmo rápido. Simplemente va fluyendo. No puedo decir que es una novela que me haya encantado, no. Pero su forma de contar reflexiva me ha parecido muy atractiva. Esa forma de contar meditando, ofreciéndonos una mirada lúcida y serena sobre su propia historia y la de lo que le rodea.

He leído buenas críticas de "Todo cuánto amé", habrá que leerlo para acabar de formarnos una opinión sobre la narrativa de esta autora. Y algo me dice que será positiva.


 "La pareja envejece y cambia, y uno está tan acostumbrado a la presencia del otro que la vista deja de ser el sentido más importante. Si me despertaba un día y Boris no estaba a mi lado en la cama, usaba el oído para distinguir cuándo tiraba de la cadena del retrete o llenaba la tetera con agua. Sentía el tacto de sus huesos duros cuando ponía mis manos sobre sus hombros para saludarle en silencio mientras él leía el periódico antes de ir a trabajar en el laboratorio. No le miraba a la cara ni al resto del cuerpo; me bastaba sentir que estaba allí, oler su presencia en la oscuridad de la noche. ... La mía no era una ceguera voluntaria ante una nueva atracción, sino la que surge con la intimidad forjada a lo largo de los años de vida paralelas, con sus laceraciones y sus bálsamos." 


#Siri Hustvedt
 

lunes, 8 de julio de 2019

"Hacerse el sueco" o Vicky el Vikingo o la vida misma


Espero que no pensaráis que me había olvidado de vosotros, que no. Ni eso ni que me estaba "haciendo la sueca" con nuestras cosas del blog... que tampoco.

Porque no, para nada. Palabra. 

Es solo que he estado un poquito lejos, haciendo justamente eso "la sueca".

Que noooooo, que tampoco, no me he hecho la sueca, pero sí que he estado viajando y viajando y viajando hasta llegar a ¡Suecia! Y tengo muchas cosas que contaros de allí, muchas bibliotecas que traeros, caminatas literarias, murales y un montón de esas cosas que nos gusta compartir.

Pero mientras tanto... Vamos a empezar por la expresión ¡Hacerse el sueco! y nunca mejor dicho.

Leo por aquí y por allí distintos orígenes de nuestra expresión. 

Uno de los más extendidos dice que dicha expresión no viene de los habitantes de Suecia, sino que viene de la palabra latina "soccus", que era una especie de pantufla, un calzado que llevaban las mujeres y los cómicos del antiguo teatro romano. En contraposición al que  los trágicos llevaban: "coturnos".

Pero lo que nos interesa es que de esa misma palabra derivarían otras palabras como zueco, zocato o zoquete que es un tarugo de madera. 

 Zoquete
  1. m. Pedazo de madera corto y grueso.
  2. Pedazo de pan grueso e irregular:
    guardo los zoquetes para hacer pan rallado.
  3. Persona torpe e ignorante:
    no aprobará nunca porque es un zoquete. También adj.
Luego gracias a la tercera acepción, decimos que es un zoquete, un tarugo, al hombre torpe y obtuso... De ahí vendría la expresión "hacerse el sueco", hacerse el obtuso, el tonto, el que no entiende...

Eso dice una de las explicaciones a esta frase hecha.

Mientras que para otros linguistas "hacerse el sueco" vendría de los tiempos en que los marineros suecos, marineros que de verdad venían de la lejana Suecia, atracaban en nuestros puertos, y aprovechaban que no entendían bien nuestro idioma, para desentenderse también de lo que entendían pero no les convenía saber... Con lo que se hicieron merecedores de la expresión. Vamos que se "hacían los suecos".

Hay quien opina también que dicha frase es la versión española de la frase francesa “Faire la sourde oreille” (Hacer oídos sordos). Su origen vendría de los intentos fallidos de Napoleón en negociar con un diplomático sueco, que fingía no entenderle para así no acceder a lo que el francés le pedía.


El caso es que ya hace un tiempito que usamos esa frase puesto que parece ser que la RAE asegura que fue utilizada por primera vez en un texto escrito en 1841 en la obra de teatro 'Dios los cría y ellos se juntan' de Manuel Bretón de los Herreros. 




Y por último me vais a permitir, como unas cosas me llevan a otras y será porque la cabeza no deja de hacer asociaciones libres, o porque a Suecia la llevo dentro desde ni me acuerdo, que os deje una de mis sintonías preferidas desde hace muuuuuchos años:





Todo ésto para deciros que ya ando por aquí otra vez, cerquita de mi blog, y por tanto de vosotros. Y prometo solemnemente volver muy pronto a compartir "estas cosillas nuestras del lenguaje, de Madrid y la cultura" con más asiduidad.



#Hacerse el sueco
#Frases hechas
#Vicky el Vikingo  

miércoles, 3 de julio de 2019

Placas de autores por Chamberi: Manuel Machado y Carmen de Burgos



Algunos días, para espantar la desmemoria, recordar la literatura que nos enseñaron un día y fijar esas coordenadas suyas, que ahora eran las nuestras, nos echábamos a la calle buscando las señas de los escritores que nos precedieron.



Por Chamberí nos encontramos la casa donde habitó Manuel Machado. Vivió en la calle Churruca, y en esta casa, 30 años, desde 1917 hasta su muerte en 1947.

Manuel Machado escribió varios libros de poemas y también dos obras de teatro con su hermano Antonio, entre ellas "La Lola se va a los puertos".

Fue director del cercano Museo, ahora Museo de la Historia de Madrid, y también trabajó en la Biblioteca Municipal de la calle Fuencarras. Fue columnista de El Liberal y fundó varias revistas.









Y muy cerca, a pocas calles, está la casa donde vivió Carmen de Burgos, o Colombine cómo se hacía llamar. En la calle Nicasio Gallego núm. 1 vivió esta mujer luchadora por la igualdad de la mujer y primera periodista española profesional.

Nació en 1867 y se casó joven en Rodalquilar (Almería) pero no fue nada feliz con un marido mujeriego y alcohólico. Con su pequeña (la única que le sobrevivió de cuatro) consiguió venir a vivir a Madrid, después de estudiar Magisterio y mientras trabaja de profesora, empezó a escribir en varios periódicos de la época todo tipo de columnas, desde domésticas hasta reivindicativas de los derechos de la mujer. Escribía como Colombine. 

Vivió muchos años con Ramón Gómez de la Serna, hasta que éste, bastantes años más jóven, tuvo una historia sentimental con su hija que apenas duró un mes. Sin embargo fue suficiente para que se rompiera la pareja aunque ellos siguieron siendo buenos amigos. 

En esta casa vivió desde el año 1926 hasta 1932 que murió de repente después de sentirse mal en una tertulia del Círculo Radical Socialista.

Ya os la he recomendado, pero os recuerdo que se podéis vayais a ver la obra de teatro "Tardes con Colombine" en la sala Nueve Norte de Madrid.




#Chamberí (Madrid) y sus escritores
#Manuel Machado
#Carmen de Burgos
#Casas de escritores
#Madrid