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lunes, 15 de abril de 2019

Visita de la poeta Ada Salas a nuestra tertulia literaria Rascamán


 Debajo de la piel
corre la sangre. Debajo del color
el blanco del estuco.
La luz.
La transparencia.
                            Otro poco
de aceite
para
que lo vivo
aflore entre lo muerto.
El pulso de esa mano. La savia
de ese roble. Un pequeño gusano
que crece en esa herida
una abeja
que zumba
en ese corazón.

Quién se atreve a decir que todo está cumplido.

Cuando va a anochecer
los vencejos invaden esta sala
vacía.



"Debajo de la piel", 
Descendimiento (2019) de Ada Salas



El pasado miércoles, 3 de abril, en nuestra tertulia literaria tuvimos encuentro con un autor. En esta ocasión nos visitó la poeta extremeña Ada Salas (Cáceres, 1965).

Ada Salas además de tener varios poemarios, tiene dos libros donde ha reflexionado sobre la escritura poética. Y aprovechando que la teníamos con nosotros tuvimos una tarde distendida de poesía y conversación sobre la literatura, la pintura, sobre la creación artística en general, y la literaria en concreto. 

Los libros de esta poeta son:
1988. Arte y memoria del inocente
1994. Variaciones en blanco
1997. La sed
2003. Noticia de la luz
2003. Lugar de la derrota
2005. Alguien aquí: notas acerca de la escritura poética
2008. Esto no es el silencio
2009. No duerme el animal: poesía, 1987-2003
2010. El margen, el error, la tachadura: de la metáfora y otros asuntos más o menos poéticos
2013. Limbo y otros poemas
2010. Ashes to ashes: catorce poemas a partir de catorce dibujos a partir de T. S. Eliot
2016. Diez mandamientos
2016. Escribir y borrar: Antología esencial 1994-2016
2017. Pirata 2
2019. Descendimiento.



Ada Salas es una poeta que juega mucho con los silencios, porque opina que lo que no se dice tiene tanta fuerza como lo que se dice. Para la autora un texto con lo mínimo necesario debería sugerir lo más posible. 

Nos comentaba que para ella los poemas son como las teselas, son fragmentos de un discurso. Y los buenos no dejan de generar varios sentidos.

 

 

Hubo momentos para hablar de literatura, como en los vídeos de arriba, o incluso de arte. Momentos para hablar de todas las disciplinas artísticas.


Y momentos para su poesía esencial, como en los vídeos de abajo. 



 



Nos decía la autora que todos necesitamos que alguien lea lo que escribimos. El cajón constante es un camino a la locura.

Necesitamos compartir lo escrito, un texto que nadie lee es un texto muerto.
















Si queréis profundizar más en esta visita, podéis acudir a la reseña que ha hecho nuestro coordinador Javier Díaz Gil, que está a su lado en casi todas las fotos, en nuestro blog de la tertulia:

Aqui solo he apuntado unas pinceladas de lo que fue la tarde. Muy provechosa, muy llena en contenidos y poesía de Ada Salas, que fue muy generosa acompañándonos durante dos horas largas. Pero no he pretendido hacer una reseña exhaustiva.
Solo quiero dejar memoria de una buena tarde literaria.


HAY LIBROS QUE SE ESCRIBEN SOBRE LA CARNE MISMA…

Hay libros que se escriben sobre la carne misma.
Son esas cicatrices que nos hablan

y sangran
cuando el tiempo se rinde a su derrota
un puñado de signos que apenas
comprendemos
y eran el beso intacto de la vida.

La sed, 1997.
Ada Salas

domingo, 14 de abril de 2019

El cielo de Madrid en abril



El cielo de Madrid en abril.

Un regalo.

Una invitación a soñar.

Un lujo bajo el que caminamos cualquier día.

                                                    Todos los días.
Qué suerte.







#Madrid
#El cielo de Madrid

sábado, 13 de abril de 2019

Exposición "Madrid, ciudad educadora 1898/1938 – Memoria de la Escuela Pública"


En el Museo de Historia de Madrid, que está en la calle Fuencarral a la altura del Tribunal de Cuentas, se puede visitar esta Exposición sobre la evolución de la "escuela" en Madrid que comprende desde el año 1898 hasta el 1938.

Un momento en el que hubo una efervescencia, una revolución en Madrid en el modo de enfocar la educación. Una renovación en la pedagogía que hay que tener en cuenta y que repasamos en esta exposición porque supuso una gran modernización.

Me gustó mucho toda la primera parte de la exposición donde puedes ver el contexto histórico en un panel muy ilustrativo nada más comenzar el itinerario por este repaso. Del Regeneracionismo, hasta la Institución Libre de Enseñanza. Después puedes ver todos los centros educativos que se abrieron. También puedes hacer un repaso por las nuevas metodologías como Montessori, las nuevas disciplinas como el gimnasio, la música... Puedes oir las biografías de varias personas que dedicaron su vida a la enseñanza y que sufrieron desigual suerte al llegar la guerra civil. Hay material educativo variado que se puede ver: Fotografías, dibujos, proyecciones audiovisuales, objetos rescatados de entonces...

La segunda parte, de la que son las fotos, son unos paneles sobre las escuelas en Madrid durante la guerra civil. 

Hasta el 1 de septiembre va a continuar, así que hay mucho tiempo por delante para verla y es gratuita. 

Yo pienso volver porque merece la pena verla despacio.








#Exposiciones
#Madrid
#Educación
#Escuela
#Museo de Historia de Madrid



miércoles, 10 de abril de 2019

"Preguntamos si tiene lógica el "contestastes" de Mecano y contestamos que sí". Artículo de Lola Pons


Hace mucho tiempo que no dedicamos una entrada a la etiqueta "Literatura y Música". Y ya iba tocando. Así que lo vamos a hacer con el artículo de Lola Pons: "Peguntamos si tiene lógica el "contestastes" de Mecano y contestamos que sí", que salió en El País del 1 de abril.

De Lola Pons ya hemos hablado también en el blog, a propósito de otros artículos sobre lengua:
 

Es interesante, habla de la archiconocida canción de Mecano "La fuerza del destino" y su estribillo con un error gramatical del que se ha hablado mucho. 

A ver qué os parece.

Preguntamos si tiene lógica el 'contestastes' de Mecano y contestamos que sí

La versión de Love of Lesbian e Iván Ferreiro corrige un error gramatical que tiene su historia


"Te dije: Nena, dame un beso / tú contestastes que no". El diálogo es parte de La fuerza del destino, canción escrita por Nacho Cano y grabada en 1989 por Mecano. Ahora, en un disco de homenaje a este grupo, Love of Lesbian e Iván Ferreiro han vuelto a grabar el tema cambiando ligeramente el original: lo que se ha cantado en la nueva versión ha sido "tú contestaste que no", quitando esa ese final que durante años había sido motivo de crítica lingüística.
Los entusiastas del grupo madrileño, admiradores de su melodías y de sus rimas imposibles (recordemos “No hay marcha en Nueva York / y los jamones son de York”), han despedido con algo de pena a ese contestastes que, pese a ser incorrecto en la norma lingüística del español, provocaba en ellos la empatía compasiva que siente un admirador hacia los errores de su ídolo.
Sin Mecano quererlo, esa forma contestastes era también un guiño lingüístico al propio título de la canción, un guiño que, en cambio, pocos han advertido. Sí, se trata de un error dentro de nuestra gramática, pero era casi una fuerza del destino que esa variación se diera.
Veamos: todos los tiempos verbales del español, cuando se conjugan en la forma tú, tienen una ese al final: los presentes (contestas, contestes), el futuro (contestarás) y los pasados (contestabas, has contestado, contestases)... todos, a excepción de un tiempo del pasado: el que llamamos técnicamente “pretérito indefinido” o “pretérito perfecto simple”.
En ese reino de eses finales, el pretérito tú contestaste es una rara isla sin ese final. Los hablantes tienden a ponerla. Tratan de crear regularidad donde no la ven.
Hay siempre una causa
No cambiamos las palabras por capricho y de manera anárquica. Muchas de las formas que calificamos como errores lingüísticos o como variantes no estándares han nacido profundamente motivadas; hay siempre una causa para ellas.
Igual que los personajes de animación aparecen a menudo divididos al tener que elegir entre los consejos de un angelito bueno y los de un angelito malo que conviven en su cabeza, los hablantes nos enfrentamos con dos fuerzas que nos atraen y ante las que tenemos que decidirnos. El destino de una palabra, o sea, la manera en que la vamos a terminar pronunciando, está determinado por esa doble fuerza.
La primera fuerza es la del origen, la de la etimología: esta fuerza tiene mucho peso, ya que, fundamentalmente, las palabras son lo que son y tienen los sonidos que tienen por su raíz, por cómo eran allá lejos y tiempo atrás, en época latina.
Cuando del pretérito perfecto latino tu cantavisti decimos tú cantaste estamos heredando la forma latina; sí, hemos evolucionado el sonido perdiendo algunos elementos, pero no hemos traicionado a la etimología, a lo que correspondía por nacimiento.
La otra fuerza que orienta la evolución de una palabra y que es contraria a la etimología se llama analogía. Es la tendencia por la que intentamos que una palabra se parezca a alguien que no es de su familia de nacimiento. Seguir esta fuerza implica apartarse de la etimología, alejarse del resultado esperable y arrimar la palabra a otros vocablos con los que tiene relaciones de semejanza.
Podemos querer, por ejemplo, que nuestra palabra establezca un parecido (una analogía) con su significado: cuando los hablantes convierten a la mandarina en mondarina están alejando a la fruta de su étimo (la referencia al origen asiático, mandarín de este alimento) y lo están acercando al verbo mondar. Mandarina y mondar no pertenecen a la misma familia etimológica, pero hay una indudable relación entre el hecho de pelar (mondar) y comerse este cítrico. La tentación era muy fuerte: mondarina es una forma incorrecta, sí, pero no es caprichosa.
Tampoco es azaroso el contestastes de Mecano: si ha surgido es porque los hablantes han buscado igualar a todos los verbos conjugados con tú bajo palabras que acaben en ese. En este caso, la forma etimológica (tú cantaste) es la que damos por correcta, pero ello no siempre ocurre. A menudo pasa lo contrario: los hablantes vemos en la analogía al angelito bueno y damos por correcta a la forma analógica.
Así ocurrió con la forma de segunda persona del plural, la de vosotros. Era en latín vos cantavistis, lo que dio etimológicamente vosotros cantastes. Hasta al menos 1550 nuestros antepasados decían “tú cantaste” y “vosotros cantastes”, sin i. Ambos eran los resultados etimológicos, esperables.
Pero cantastes convivía con una familia grande, mayor a la de su étimo: la de los pretéritos conjugados en la forma vosotros, todos ellos acabados en diptongo con i: cantáis, cantabais, cantaríais, habíais cantado. Cantastes, sin i, era una excepción en ese clan y los hablantes metieron ahí una vocal dando lugar a una forma mejor integrada en su grupo.
O sea, y para resumir: de fábrica, por etimología, teníamos tú contestaste y vosotros contestastes y por analogía hemos creado tú contestastes (a la que consideramos vulgar) y vosotros contestasteis (a la que consideramos correcta).
La conjugación analógica con vocal, contestasteis, se extendió en todo el mundo hispánico salvo en América, donde no se usa el pronombre vosotros sino ustedes. Y en las zonas americanas donde se siguió usando el pronombre vos, se continuó diciendo vos contestastes, con sentido de familiaridad y aplicándolo al singular, aunque incluso en esas áreas se prefiere hoy vos contestaste.
Particularmente en los verbos los hablantes abrazamos con denuedo a la analogía. Nos gusta darle la espalda a los étimos de los verbos y empujarlos a que se parezcan a gente que no es de su familia; al menos en las lenguas hijas del latín somos un poco obsesivos con eso, seguramente porque las conjugaciones son muy cerradas, funcionan como modelos (los lingüistas los llamamos paradigmas) y queremos ordenarlas y regularlas internamente.
No ha habido piedad, pues, para el viejo contestastes de Mecano. Los nostálgicos de esa ese pueden, con todo, lanzarse a escuchar las sevillanas Cántame interpretadas por María del Monte: “Yo iba de peregrina  y me *cogistes de la mano / me *preguntastes el nombre, me *subistes a caballo”. Mecano frente María del Monte representa, sin duda, otra doble fuerza del destino musical español.


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#Mecano

lunes, 8 de abril de 2019

"El último barco" de Domingo Villar


- Esto no es un colegio, inspector. Aquí se aprenden oficios, de esos que permiten combinar trabajo y afición si se tiene un poco de talento y mucha suerte. Algunos descubren tarde lo que les gusta y otros solo vienen por intuición, sin saber bien si lo van a encontrar -dijo, adornando con gestos cada palabra-. Lo malo no es entregarse a una pasión con más o menos años. Lo terrible es morirse sin haberla buscado. Por desidia o porque la vida no le haya permitido a uno hacerlo. 
Caldas miró el camelio y pensó en la vocación tardía de bodeguero de su padre.



Tenía tantas ganas de volver a pasar unos días con Leo Caldas, que en cuánto me enteré de que iba a estar dentro de "El último barco" hice todo lo posible por viajar con él por las páginas del último libro de Domingo Villar.

Años llevaba esperando el tercer libro de este autor, después de leerme "Ojos de agua" y "La playa de los ahogados". Quería volver a encontrarme con el Inspector Leo Caldas y su compañero Rafa, con el padre de Leo, y pasar de nuevo unos días por Galicia acompañándoles en un nuevo caso.

La espera ha valido la pena porque "El último barco" me ha gustado mucho. Pero mucho.


El argumento que podemos leer por todas partes sobre esta novela es el siguiente:



"La hija del doctor Andrade vive en una casa pintada de azul, en un lugar donde las playas de olas mansas contrastan con el bullicio de la otra orilla. Allí las mariscadoras rastrillan la arena, los marineros lanzan sus aparejos al agua y quienes van a trabajar a la ciudad esperan en el muelle la llegada del barco que cruza cada media hora la ría de Vigo. Una mañana de otoño, mientras la costa gallega se recupera de los estragos de un temporal, el inspector Caldas recibe la visita de un hombre alarmado por la ausencia de su hija, que no se presentó a una comida familiar el fin de semana ni acudió el lunes a impartir su clase de cerámica en la Escuela de Artes y Oficios. Y aunque nada parezca haber alterado la casa ni la vida de Mónica Andrade, Leo Caldas pronto comprobará que, en la vida como en el mar, la más apacible de las superficies puede ocultar un fondo oscuro de devastadoras corrientes."


Volvemos a disfrutar con esta novela del tandem policial de este autor, formado por el gallego Leo Caldas y el maño Rafael Estevez. Están muy bien perfilados estos dos personajes. Leo es un gallego tristón, reflexivo, concienzudo, algo solitario. Y a Rafa hay que atarle corto porque tiene un carácter endemoniado, y no lleva nada bien la idiosincrasia gallega de no definirse que tan bien retrata Villar. Pero están tan bien descritos que los vemos perfectamente, los vemos moverse, y cómo son. Yo confieso que a Leo Caldas le veo con la cara de Carmelo Gómez desde que vi la segunda novela en película. Y qué bien me cae. El autor consigue que empaticemos mucho con este personaje principal.

En general todos los personajes resultan creíbles y están muy bien caracterizados con rasgos que solo tienen ellos. Encontramos también al padre de Leo Caldas, que es también un tipo de lo más interesante. En esta novela tenemos también a otros que resultan muy atractivos como Camilo o Andres "el Vaporoso".

Cuando Camilo notó que el inspector se le aproximaba, se estremeció: cerró los ojos, incrementó el balanceo y contrajo el rostro en una mueca de espanto, como si le faltara la vida. Su boca entreabierta permitió ver a Leo Caldas unos dientes grisaceos, desordenados sobre las encías, como salpicaduras de agua sucia en una pared.
- No voy a hacerte daño, Camilo -le dijo Caldas con suavidad, sorprendido por la reacción del muchacho-. Solo necesito que me digas si la has visto.



Es una novela con un ritmo muy lento, pero su prosa rica y con imágenes destacables, está salpicada de diálogos serenos que agilizan mucho y que nos aportan otra visión de la relación de los personajes, de cómo interactúan. Me encantan algunos diálogos entre Leo y Rafa, y entre Leo y su padre.

- Pero eres tú el que está asustado, no yo -dijo el padre, sin apenas alzar la voz-. Cuando llamas por teléfono te interesas por si estoy acompañado o solo: ahora me hablas de poner rejas... Tú eres policía Leo, es lógico que te preocupen esas cosas, pero a mí me preocupa que las viñas arranquen bien y que llueva lo que tiene que llover cuando llegue la primavera. Puedo convivir con el miedo a morirme, pero no quiero tener también miedo a vivir.
Caldas miró el reflejo de su padre en el cristal y lamentó haber mencionado el asunto. 



No lo hemos dicho aún porque ya se sabe, pero no está mal que recordemos que está ambientada temporalmente en la actualidad y espacialmente en la ría de Vigo. Estas novelas, y en concreto ésta de la que estamos hablando, es una muestra constante de amor a la tierra del autor, a Galicia. También se ha tomado mucho trabajo en describirnos el amor al artesano, ya sea de instrumentos musicales, como de la ceramica. El amor a las cosas que se hacen con infinita paciencia como este libro.

En fín, que os la recomiendo, como todas las anteriores. Pero ésta novela desde luego creo que aún más.


-Espera un momento -le pidió el padre, y desapareció dentro de la casa.
Regresó trayendo en la mano el libro que compartían.
-Llévatelo, Leo -dijo entregándoselo a través de la ventanilla abierta.
-Todavía te lo estás leyendo tú -repuso Caldas.
-Da igual -inisitió el padre-. Tú eres quién necesita que los buenos ganen.
Leo Caldas tragó saliva y le dio las gracias.
-Te lo devuelvo en cuanto termine.
-No hay prisa -dijo el padre- yo mientras puedo ir soñando otro final.




sábado, 6 de abril de 2019

Lectura "Cuenta conmigo" de Javier Díaz y Rocío Díaz en el Café María Pandora


No caben en un puñado de fotos y vídeos lo que fue la tarde de aquel lunes 1 de abril.

No cabe el sentimiento de gratitud para con todos los que nos acompañaron, no cabe su silencio al escucharnos, su atención, ni por supuesto sus risas.

Tampoco cabe la complicidad con el mejor profesor del mundo, el mejor compañero de lecturas. 

Gracias a María Pandora por poner a nuestra disposición sus colores, su ambiente de biblioteca y café, el mejor marco para nuestras historias y versos.

Gracias, gracias y gracias a todos por hacernos más felices.























#Café María Pandora
#Javier Díaz Gil
#Rocío Díaz Gómez
#Poesía y relatos

jueves, 4 de abril de 2019

De Nombres de tiendas y Murales en Madrid


Aquella noche por Lavapies, ese barrio multicultural y alegre, llenito de salas pequeñas de teatro, nos regaló una noche especial en esa esquina "Donde da la vuelta el viento".

Una noche tan, tan especial, que nos fuimos a casa sintiendo que entre los adoquines de aquellas viejas calles del centro estaban creciendo flores y sueños.


Vamos a empezar abril con una entrada doble de colecciones, porque vale para "Nombres de las tiendas" y "Murales y trampantojos". 
Ambos en Madrid, la mejor ciudad del mundo.