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miércoles, 18 de octubre de 2017

"Cómo era ser vecino de Cervantes, Lope de Vega, Góngora y Quevedo" Artículo de Ana Marcos en El País



Me parecen muy interesantes estos artículos sobre escritores y Madrid. Recordamos nuestra historia y repasamos nuestra literatura.

Es un artículo de Ana Marcos. Salió en el periódico El País en marzo de 2015.

Cómo era ser vecino de Cervantes, Lope de Vega, Góngora y Quevedo

12 escenas de la vida en el barrio de las Letras durante el Siglo



El personaje de Lope de Vega en 'El ministerio del tiempo'.
El personaje de Lope de Vega en 'El ministerio del tiempo'.

"Nunca en la historia de la cultura universal se dio tanta concentración de talento en cuatro o cinco calles", escribió Arturo Pérez-Reverte en su blog en 2009 sobre el barrio de las Letras en Madrid. "Si un barrio con semejante pedigrí hubiera estado en Londres o París, todo el lugar sería hoy un inmenso museo al aire libre cuajado de bibliotecas, placas conmemorativas, monumentos y autobuses con turistas. Pero donde está es en Madrid. Capital de España, o de lo que sea este puticlub de carretera. Así que pueden imaginar la diferencia", añadió en 2011.

Para unos cuantos madrileños, otros tantos turistas y algunos estudiantes Erasmus esta zona se vertebra en torno a la calle Huertas, es decir, alrededor de sus tapas, cañas y copas cualquier día de la semana a cualquier hora. Desde hace unas semanas la que fuera la periferia de Madrid en el Siglo de Oro se conoce como lugar donde han encontrado a Miguel de Cervantes. En realidad el autor de El Quijote llevaba en el Convento de las Trinitarias desde 1616, pero el hallazgo ha servido para recuperar y reivindicar la tradición cultural del barrio.

Cervantes no era el único que paseaba por estas calles y creaba en una de sus casas. El territorio que encierran el Paseo del Prado, la plaza de Jacinto Benavente, la calle Atocha y la carrera de San Jerónimo fue habitado por Lope de Vega, Quevedo, Góngora, y tiempo después por Zorilla, Valle-Inclán o Gustavo Adolfo Bécquer, entre otros, a los que se sumaban visitantes ilustres y habituales como Ramón y Cajal o Benito Pérez Galdós. "Durante tres siglos fue el barrio de los artistas", dice Juan Carlos González, responsable de Carpetania, una agencia dedicada a organizar rutas culturales por Madrid. "Tenía mala fama por ser el lugar donde vivían los artistas, personas de poca misa y menos rezo, gentes con una vida un tanto desordenada".

Si la identificación de los restos de Cervantes servirá de acicate para convertir el barrio de las Letras en el Trastévere o en el Montmartre madrileño es un misterio que ni la propia alcaldesa, ya de salida, Ana Botella, se atreve a desvelar. En Verne recordamos con la ayuda de Juan Carlos González, experto de tanto pateo y estudio, y tras visitar la Casa-Museo de Lope de Vega cómo fue el barrio de las Letras antes de convertirse en el lugar predilecto para las despedidas de soltero (y todo lo que esta celebración conlleva) en Madrid.

1. "Miguel de Cervantes no era el vecino más famoso del barrio, era Lope, el único escritor con casa propia y una legión de fans que le lanzaban piropos por la calle. Se decía que en las casas del barrio además de una talla de un Cristo se ponía un retrato del escritor", cuenta González.
2. La vivienda de Lope de Vega, que definía como "mi casilla, mi quietud, mi güertecillo y estudio", es una espectacular casa de tres plantas y un jardín con árboles donde reina un naranjo. En este lugar vivió los últimos 25 años de su vida. Tras la muerte de su segunda esposa Juana de Guardo se ordenó sacerdote y suavizó su fama de seductor.
3. La de Lope es una casa a la malicia, es decir, tanto la distribución de las ventanas en la fachada como la de las habitaciones servían para evitar la regalía de aposento, la obligación de alojar a un funcionario del rey, en la mayoría de los casos, un soldado. Lope de Vega consiguió eludir el pago del impuesto y al huésped durante algún tiempo. Finalmente tuvo que alojar a Alonso Contreras, el soldado que inspiró la saga Alatriste y a uno de los protagonistas de la serie El ministerio del tiempo de TVE.

4. En la calle León se reunían los agentes de los actores en el conocido mentidero de los representantes donde además de hablar de contratos y obras de teatro se difundían otro tipo de rumores. En este lugar se cocinó la mala fama de Cervantes y su enemistad con Lope. "Ellos eran conscientes del pique, era algo así como el Real Madrid contra el Atlético de Madrid", dice González. "De hecho Lope organizaba tertulias en su jardín y nunca invitaba a don Miguel".

5. La fama de Lope de Vega en el barrio estaba relacionada con su éxito teatral. "La mayoría de sus obras se estrenaban en el Corral del Príncipe, el actual Teatro Español", recuerda González. "Las de Cervantes eran más intelectuales y no conseguían tanto público. Ahora se le recuerda sobre todo por la novela, pero a él le hubiera gustado que le recordaran por sus obras teatrales".

6. Al teatro se iba a pasar el día, las obras podían durar jornadas enteras. Las mujeres se situaban en la cazuela y los hombres de pie. "Ellos iban a verlas a ellas", asegura el experto. Durante las funciones se podía comer, lo que acarreaba un peligro: "Si la pieza era aburrida acababan lanzando todo tipo de cosas a los actores, en aquel momento era un oficio casi peligroso, el público podía boicotear obras, autores y actores".

7. La otra pareja de enemigos la formaban Quevedo y Góngora. Se arrojaban versos maliciosos y verbos más crueles por la calle. "Góngora llamaba a Quevedo la culta latiniparla por pedante y por el tipo de tecnicismos que usaba", recuerda González. "Quevedo contratacaba diciéndole que dormía en latín y soñaba en griego". Pero la mayor venganza llegó cuando Quevedo empezó a extender el rumor de que iba a echar a su enemigo de su casa. Y lo cumplió. "Compró el piso con el bicho dentro", dice el experto. No consta ni que se trasladara a su nueva vivienda, pero consiguió que al pobre (literalmente) Góngora lo desalojaran.

8. Al barrio de las Letras también se le conoció como el barrio de las huertas. Algunos vecinos aprovecharon la zona de umbría del actual paso del Prado (esa zona era campo) para plantar árboles frutales. Los huertos desaparecerán en el siglo XVIII.

9. Otro de los refranes con el que se identificaba a este barrio era: "En la calle Huertas hay más putas que huertas". La zona estaba llena de tabernas y mesones, era el centro de ocio de la ciudad. También había unas cuantas mancebías legales que lo convertían en el barrio rojo del Siglo de Oro. "A las prostitutas las llamaban las hermanas de Venus porque proporcionaban amor y venéreas", explica González. Gozaban de sus servicios los soldados de Flandes en su descanso en la capital lo que ayudaba a extender nuevas enfermedades que se traían del frente.

Para paliar las epidemias se creó un hospital especializado en venéreas en la glorieta de Antón Martín, en el límite del barrio. "En la película Alatriste, Ariadna Gil muere por una de estas infecciones en este centro", cuenta González.

Los soldados no eran los únicos que acudían al barrio para visitar a las prostitutas, Galdós y Ramón y Cajal también pagaban por sus servicios. "Al nobel también le gustaba la carne", ríe el experto.

10. Cuando terminaban de disfrutar de los placeres de la carne escritores, actores, toreros como Luis Miguel Dominguín y Manolete, y demás artistas se reunían en lugares como El Parnasillo, el bar más cutre de Madrid, el del Teatro Español o en la fonda de San Sebastián que después se convirtió en un palacio. Practicaban la charla y la conspiración contra el Gobierno, que como ahora, consideraban que les acribillaba a impuestos.

11. Una de las costumbres de las mujeres del barrio era ir a misa de 11, la misa de las marías, la liturgia a la que acudían las actrices, las famosas de la época. Era el momento del día favorito de las vecinas porque así podían cotillear y copiar los vestidos de sus ídolos. "Otra de las anécdotas llegaba en el momento del rezo", dice González, "se arrodillaban y decían: 'Creo en Dios' y luego bajaban la voz y terminaban: 'y en Lope de Vega en el cielo y en la tierra".

Las iglesias del barrio eran también el sitio al que acudir a ligar. Los jóvenes no se conformaban con intercambiar miradas, así que, según relata Juan Carlos González, cuando ellas se acercaban a la pila de agua bendita para santiguarse ellos metían la mano al mismo tiempo para rozarse. "Hacían deditos en templos como la iglesia de Medinacelli", apunta.

12. Los nombres de las calles cambiaron con los siglos. La calle del mentidero era también la calle León en la que por un par de maravedíes se podía ver a esta fiera en una jaula en casa de uno de los vecinos. La actual calle Lope de Vega se llamaba Cantarranas porque se escuchaban croar a estos animales. Cervantes fue la calle Francos porque varios franceses tenían allí casa.



domingo, 15 de octubre de 2017

Gloria Fuertes y escribir




Tápate Glorita
tápate,
que los sentimiento
se te ven.



Dicho de mi madre refiriéndose a mí

Ahora le da por escribir
como si no tuviera bastante con leer.



Para escribir

Para escribir me escondo,
como una mujer primitiva se escondía
para parir.
Como un animal herido se esconde
para lamerse a gusto la sangre,
así nadie sabe de mí
cuando me pierdo para escribiros esto.



El libro de Gloria Fuertes
Antología de poemas y vida


De ves en cuando hay que volver a Gloria Fuertes...

jueves, 12 de octubre de 2017

Un vídeo sobre Faros

Llanes. Asturias


Mi amiga Blanca sabe cuánto me gustan los faros y me regala este vídeo.

Los faros son tan sugerentes, tan románticos... Son mágicos.

Qué regalazo. Me ha encantado.


domingo, 8 de octubre de 2017

8 de octubre. Siempre será tu cumpleaños




Primera evocación

Recuerdo bien a mi madre.
Tenía miedo del viento,
era pequeña de estatura,
le asustaban los truenos,
y las guerras
siempre estaba temiéndolas
de lejos,
desde antes de la última ruptura
del Tratado suscrito
por todos los ministros de asuntos exteriores.

Recuerdo que yo no comprendía.
El viento se llevaba
silbando
las hojas de los árboles,
y era como un alegre barrendero
que dejaba las niñas
despeinadas y enteras,
con las piernas desnudas e inocentes.

Por otra parte, el trueno
tronaba demasiado, era imposible
soportar sin horror esa estridencia,
aunque jamás ocurría nada luego:
la lluvia se encargaba de borrar
el dibujo violento del relámpago
y el arco iris ponía
un bucólico fin a tanto estrépito.

Llegó también la guerra un mal verano.
Llegó después la paz, tras un invierno
todavía peor. Esa vez, sin embargo,
no devolvió lo arrebatado el viento.
Ni la lluvia
pudo borrar las huellas de la sangre.
Perdido para siempre lo perdido,
atrás quedó definitivamente
muerto lo que fue muerto.

Por eso (y por más cosas)
recuerdo muchas veces a mi madre:

cuando el viento
se adueña de las calles de la noche,
y golpea las puertas, y huye, y deja
un rastro de cristales y de ramas
rotas, que al alba
la ciudad muestra desolada y lívida;

cuando el rayo
hiende el aire, y crepita,
y cae en tierra,
trazando surcos de carbón y fuego,
erizando los lomos de los gatos
y trastocando el norte de las brújulas;

y, sobre todo, cuando
la guerra ha comenzado,
lejos —nos dicen— y pequeña
—no hay por qué preocuparse—, cubriendo
de cadáveres mínimos, distantes territorios,
de crímenes lejanos, de huérfanos pequeños...



viernes, 6 de octubre de 2017

De la palabra PISCOLABIS




Supongo que "piscolabis" es una palabra a extinguir. No creo que muchos jóvenes de hoy en día la utilicen. ¿No os parece?
Desde luego hay que reconocer que la palabra es sonora y original.



Nos dice el Diccionario de la Real Academia:

piscolabis


De or. inc.
1. m. En algunos juegos de naipes, como el tresillo, acción de echar un triunfo superior al que ya está en la mesa, con lo cual se gana baza.
2. m. coloq. Ligera refacción que se toma, no tanto por necesidad como por ocasión o por regalo.
3. m. Méx. dinero (‖ moneda corriente).


Yo creo que la mayoría de las personas la hemos utilizado con la segunda acepción. Aunque esa palabra "refacción" yo creo que no la había escuchado nunca.


refacción


De refección.
1. f. Alimento moderado que se toma para reparar las fuerzas.
2. f. Compostura o reparación de lo estropeado.
3. f. Restitución que se hacía al estado eclesiástico de aquella porción con que había contribuido a los derechos reales de que estaba exento.
4. f. Gratificación que se daba a los militares en compensación del mayor precio de los víveres, a causa de la contribución de consumos, de la cual estaban exentos.
5. f. coloq. Aquello que en cualquier venta se da al comprador sobre la medida exacta, por vía de añadidura.
6. f. Cuba. Gasto que ocasiona al propietario el sostenimiento de un ingenio o de otra finca.
7. f. Hond. y Méx. recambio (‖ pieza para sustituir a otra igual). Llanta de refacción.


Pero sí, efectivamente yo me estaba refiriendo a ese alimento moderado que tomas para reponer fuerzas.

Dice la Rae que su origen es incierto. Nos dice Roque Barcia en su diccionario etimológico que se supone que se ha formado por la unión de "pizca" y "labio". Y Amando de Miguel apunta que cree que se trata de un falso latinismo.

En la página de Etimologías de Chile, a la que solemos acudir porque es bastante fiable, también indican que aparece por primera vez en el año 1846 en un diccionario, y que seguramente será un "remedo castizo y burlesco", muy de argot madrileño, como ese "requeté" que tienen muchas palabras.




También con cierta gracia se formó es su sinónimo "tentempié", al que tendremos que dedicar otra entrada.


En cualquier caso y en lo que se refiere a "piscolabis", como veréis, incluso hay bares con ese nombre tan sonoro como el de la fotografía que tome en la Isla de Gran Canaria.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Ventanas y ventanas y ventanas

Dubrovnik - 2013


Nos gustaban las ventanas.

Eran promesa de misterio y de argumento, de otras vidas y sus historias.

Eran lugares mágicos y sugerentes. Hasta su mismo nombre lo era: "ventana", palabra originaria de la latina "ventus" o viento... Porque por ellas entraba el viento. Ventana de "ventus" y de la raíz indoeuropea "We": soplar.

Ventanas y ventanas y ventanas atesoradas por cada lugar por dónde íbamos pasando.


Escondían tanta vida dentro...

Asturias 2017



EEUU 2016




Eslovenia 2013






domingo, 1 de octubre de 2017

La Biblioteca de la Universidad de Oviedo



Si mi blog hubiera sido un perro, nada más ver esta puerta se hubiera puesto a mover el rabo y a salivar como su antepasado "el perro de Paulov".

Si mi blog hubiera sido un niño hubiera dicho: "¿Puedo entrar, di Rocío, puedo? Porfaaaaaa, solo un ratito ¿vale? De verdad que solo un rato muy pequeño".

Pero como solo es un blog el pobre no dijo nada, qué más hubiera querido él... Pero como le conozco, le conozco cómo si le hubiera parido y estábamos de vacaciones pues le dije: ¡Venga anda...! Y le dejé entrar. Un ratito solo.


Porque a mi blog le encantan las bibliotecas. No lo puede evitar. Son su debilidad.

Ese silencio que invita al recogimiento, todos esos libros en las estanterías esperando a ser cogidos, esas mesas de madera, esas mullidas butacas, esos puntos de luz... todos preparados para que tú solo puedas hacer una cosa: leer.


En esta ocasión fue la Biblioteca de la Universidad de Oviedo. Chula ¿verdad? Bien chula.

Sus orígenes se remontan al año 1608. Pero los inicios de su esplendor serían en el siglo XVIII. Campomanes, ministro de Carlos III, haría mucho porque ésto llegara a ser así.

Pero en la Revolución de Asturias de 1934, en un incendio que hubo se perdieron muchas de sus colecciones. Para empezar hubo que reconstruirla por fuera otra vez. Esa reconstrucción terminó en el año 1942. Y por dentro, aunque muchos de sus fondos se perdieron, ha seguido conservando algunos muy importantes e interesantes: Manuscritos como La Relación del viaje de Fray Diego de Ocaña por el Nuevo Mundo (1599-1605), o algunos Incunables, Impresos del siglo XVI, Impresos de los siglos XVII yXVIII, piezas sueltas del teatro antiguo español...

También ahora esta Biblioteca Universitaria es centro de recepción de visitantes y de conferencias relacionadas con los Premios Príncipes de Asturias. 

En general está muy relacionada con la vida y la cultura asturiana.

¡¿Cómo no iba a dejar entrar a mi blog un ratito!? Y dos...