Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

martes, 11 de abril de 2017

¡No les perdono bajo ningún pretexto que no sepan volar...!




Hay un anuncio ahora en televisión que habla de este poema. Me estoy refiriendo a uno de un banco, el ING. La primera vez que lo vi, me dije ¡anda si es el poema aquel de las mujeres que saben volar! Cada vez que lo veo pienso que tengo que volver a leerlo, porque me gusta mucho.

Aquí os lo dejo para recordarlo.

Es del poeta argentino Oliverio Girondo.




No se me importa un pito que las mujeres...

No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.



He encontrado en internet, rastreando el poema, cómo cuenta el creativo del banco en cuestión cómo se le ocurrió la idea. Os dejo el enlace por si os interesa:



sábado, 8 de abril de 2017

"El hijo de Jean" de Philippe Lioret




"El hijo de Jean" una película francesa de las que sales con un buen sabor de boca.

Basada en la novela Si ce livre pouvait me rapprocher de toi, de Jean-Paul Dubois, y protagonizada por Pierre Deladonchamps y Gabriel Arcand. 

Lenta, de sentimientos contenidos, con personajes más de gestos que de palabras.

Familias. La búsqueda del padre que no se conoció, de los orígenes. Personajes femeninos que dan luz, que hilvanan situaciones y gestos, personajes que adivinan, que saben.


jueves, 6 de abril de 2017

25 años del inicio de la guerra de Bosnia-Herzegovina



El 6 de abril de 2017 se cumplen 25 años del inicio de la Guerra de Bosnia-Herzegovina y del cerco de Sarajevo.

Las fotos las tomé yo en octubre del año 2011 en Mostar.

No se me olvida nunca que el guía nos dijo que había tantos muertos que aprovecharon todos los parques de la ciudad para enterrarlos. 

Cuando he leído que hoy se cumplían 25 años del inicio de esa guerra, me he acordado de cuánto me impresionó su visita.
 









A la vuelta me leí el libro "El violonchelista de Sarajevo" de Steven Galloway. Un libro de los que hay que leer:

http://rociodiazgomez.blogspot.com.es/2011/10/el-violonchelista-de-sarajevo-de-steven.html


De letreros y la calle.


Hoy os traigo una selección de letreros de la calle.

El de arriba "Era un viejo verde, pero de un verde precioso", estaba en el Madrid Río.
Es curioso ¿verdad?


El de abajo ha resistido el paso del tiempo y las inclemencias. Todavía había carruajes y pesetas. Está en Segovia.
Segovia


Y ésta de debajo es de Madrid también, de una calle cualquiera.
Reflexiones en las aceras a pie de calle.




domingo, 2 de abril de 2017

Javier Sáez Castán. Museo ABC de Dibujo e Ilustración de Madrid






 “Voy a contar como es mi proceso creativo -desvela el autor-. Tú quieres hacer un libro y, en ese caso, la inspiración sería el momento preciso en el que comienza a aparecer pero, tal y como yo trabajo, eso no ocurre así porque estoy constantemente recogiendo ideas, muestras o todo aquello que me puede servir. Este material, estas notas, este conjunto de cosas sería el equivalente a la inspiración pero en mí está ocurriendo de una forma natural y progresiva. Después, lo que hago es organizarlo todo, ordenarlo. En algún momento, todo esto empieza a convertirse en un libro. Es un proceso casi vegetal, es decir, de un crecimiento tan lento, hablo de incluso años, que rara vez tengo la sensación de estar inspirado de una forma dramática”.

Javier Sáez Castán

PRODIGIOS Y CURIOSIDADES

15 DIC 2016 — 26 MAR 2017

Pues entre que os lo contaba y no, resulta que se ha terminado esta exposición que me gustó mucho en el Museo ABC de Dibujo e Ilustración de Madrid. Pero no importa, también es una buena entrada para hoy domingo 2 de abril, día Internacional del Libro Infantil.

Lo cierto es que me suelen gustar las expos que hay en la planta baja de este Museo ABC. Suelen dedicarlas a los cuentos infantiles.

Javier Sáez Castán es un ilustrador y escritor de Huesca, pero que vive en Alicante, especializado en libros para niños y libro álbum. Fue Premio Nacional de Ilustración 2016: Un galardón del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte concedido por el jurado por su «creatividad y talento narrativo, por su capacidad para construir mundos y contagiarlos; por la calidad de sus obras, muchas de las cuales son grandes clásicos contemporáneos de dimensión internacional, y por su generosidad como formador».

Esta exposición "Prodigios y curiosidades" es un homenaje a su trayectoria como ilustrador y escritor de libros infantiles. Y pueden verse aquí originales y bocetos. En su mayoría, realizados a óleo sobre tabla y aluminio, pero también hay dibujos a tinta sobre passepartout o a lápiz sobre papel, como en el caso de su último libro El Animalario Vertical, que se publica próximamente y cuyas ilustraciones se han visto en primicia.

Me gustaron muchos sus ilustraciones de colores suaves que llegan a conmoverte. El lenguaje de la imagen. Esos personajes pecualiares, curiosos que llaman la atención. Gracias a ellos descubres otros mundos posibles e imposibles que nacen de sus ocurrencias.









sábado, 1 de abril de 2017

¿"Montar un pollo" ó "Montar un poyo"? y otras frases hechas



Pues sí, decimos "montar un pollo". Porque la Rae lo admite, pero en realidad deberíamos decir "Montar un poyo".

Y nos estamos refiriendo a cuando nos enfadamos estrepitósamente con alguien, organizamos un escándalo... Bueno ya sabéis.

Ahora es una expresión muy habitual. ¿Pero sabéis dé donde viene?

Pues he leído en varios sitios que en realidad viene de la palabra "poyo" con "y" no con dos "l". De ahí el título de esta entrada.



Tiene su origen en el poyo, o banco de piedra que suele haber delante de algunas casas en los pueblos, seguro que los habréis visto. Y ese poyo a su vez viene de la palabra "podium", esa palabra latina, con la que se denominaba a los pedestales donde se subían los oradores para pronunciar discursos. Los oradores del siglo XIX iban con su "poyo", lo plantaban en cualquier plaza, y ahí comenzaban su discurso en público. Más de una vez, y de dos, esos discursos acababan de forma muy acalorada. Vamos ¡que se montaba el pollo!





"Estar hecho un basilisco" es otra expresión parecida a la anterior en el significado. 

Cuando nos ponemos hechos un basilisco es porque también ¡Hemos montado el pollo! o estamos muy enfadados. 

No tenemos más que ir al diccionario de la Real Academia para saber qué era el basilisco:

basilisco
Del lat. basiliscus, y este del gr. βασιλίσκος basilískos 'reyezuelo'.
1. m. Animal fabuloso, al cual se atribuía la propiedad de matar con la vista.
2. m. Persona furiosa o dañina.
3. m. Reptil americano de color verde y del tamaño de una iguana pequeña.
4. m. Pieza antigua de artillería, de gran calibre y mucha longitud.
hecho un basilisco
1. loc. adj. coloq. Sumamente airado.

Los basiliscos mitológicos tenían  tenía patas de ave, cuerpo de serpiente y alas de dragón...Y los reales, son reptiles con cresta, patas grandes y palmeadas que pueden correr por encima del agua muy deprisa sin hundirse, y algunas culturas creen que es sagrado. Vamos que ni el mitológico ni el real tiene desperdicio.


Pero seguramente de que los basiliscos, los animales fabulosos, pudieran matar con la mirada, viene el dicho de ponerse "Hecho un basilisco".


Tenemos otras expresiones con un significado similar y que también aluden a la mitología.




"Ponerse hecho una furia" que aludiría a las tres Furias de la mitología romana: Alecto, Tesífone y Megera, hijas de la Noche y del Tiempo. Imponían castigos a quienes transgredían leyes de tipo moral y vengaban con especial dureza, bajo la apariencia de monstruo alado y cabeza llena de serpientes, a quienes cometían crímenes en el seno de su propia familia.





 
"Ponerse hecho una hidra". La "Hidra" era otro animal fantástico, una  serpiente de siete cabezas que reaparecían tras haberle sido cortadas. Vivía en el Nilo y su aliento causaba la muerte. Para derrotarla, Hércules le segó de un tajo sus siete cabezas.



Hala otro día más. Pero por hoy ya nos hemos enfadado bastante...

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viernes, 31 de marzo de 2017

"Tú no eres como otras madres" Angelika Schrobsdorff





“Tú no eres como otras madres, no tienes las manos frías, ni canoso el cabello, y no me envuelves en grávidos cuidados”.

Terminé de leer "Tú no eres como otras madres" de Angelika Schrobsdorff.

Confieso que a mí me atrajo siempre el título de este libro. Me parece de lo más sugerente. Es cierto que además viene envuelto en muchas buenas críticas. Eso es peligroso, porque no siempre eso coincide con la visión de uno. Pero ahora me alegro de haberlo leído. Me he asomado al Berlín de antes y de después de la 2ª Guerra Mundial. He visto a los alemanes antes y después, los judíos antes y después. Y ha sido enriquecedor.

Pero vamos por partes.


En primer lugar hay que decir que no es ficción, sino es que una biografía, una autobiografía casi. Porque la autora ha contado la vida de su madre: Else Kirschner (Berlín, 1893 – Gauting, 1949).

Luego el argumento, o las memorias, cuentan la trayectoria vital de esta alemana judía, y escribo el "alemana" en primer lugar, porque así se sentía ella, y su familia. Una familia judía burguesa acomodada fue en la que nació a finales del siglo XIX. Vivió la primera guerra mundial, el periodo entreguerras y la segunda. Pero la protagonista pronto se rebeló contra las costumbres de su familia, que la habían buscado un judio maduro, y se enamoró de un poeta cristiano, y se casó con él y se independizó y fue repudiada a partes iguales... Luego frente a la desgracia familiar harían las paces. Pero ahí comenzó la vida de esta mujer que vivió intensamente los felices años 20 de ese Berlín que debía hervir en vida y actos sociales. No le importó nada tener a cada uno de sus tres hijos con un padre diferente porque ella quería tener uno de cada hombre al que amara, y no se le ponía nada por delante cuando de satisfacer sus deseos de libertad y sentir se trataba.


Mientras el III Reich iba ganando terreno y haciéndose fuerte contra todo pronóstico para esos alemanes un poco inconscientes. Luego vemos que además de la historia de una familia, es un libro histórico, un fresco de aquel tiempo, y creo que está tan bien ambientado, porque fue real, en ese espacio y tiempo que te llega.

Está contado en primera y en tercera persona. La primera persona de la protagonista y la tercera de su hija se van entrelazando de forma muy sincronizada. También por ello se nos ofrece un doble visión, un multiperspectivismo que nos ayuda a tener una visión más global.

Para mí el principio es lento, el arranque cuesta, pero después te va fascinando más la historia de esta mujer que no fue nada convencional, y más si sabes que existió de verdad. Cada vez este libro me iba gustando más, y tenía más ganas de continuarlo. La peripecia vital de esta mujer tan independiente, tan intensa, tan libre, y la de sus maridos, sus hijos, sus amigos, desde aquel Berlín, primero bullicioso y luego tan peligroso, a Sofía (Bulgaria) huyendo de la masacre, es lo que cuenta este libro. El cambio de actitud de la protagonista, su declive personal.

De ella dice la autora: aquella “mujer maravillosa con un hambre de vivir increíble, que siempre hacía las cosas como ella quería, a su manera”

La autora es la hija pequeña, nació en 1927, y es la que ha escrito ese devenir, primero por los recuerdos, después ayudándose por los testimonios de amigos y familiares y también de las cartas que escribía y recibía su madre. Está contado con un lenguaje sencillo, nada almibarado a pesar de ser madre e hija, claro que la historia no es para menos.

“En aquel mundo nazi mis padres hicieron de todo, todo tipo de tonterías para mantenerme alejada de lo que pasaba. Creían que era lo mejor para mí y yo no les guardo ningún rencor. Entiendo que lo hicieran. Ellos también estaban muy transtornados y no querían que aquella niña tan sensible supiese todo lo que estaba pasando en aquel momento”, confesaba en una entrevista reciente la autora antes de morir. Y, tras un suspiro, concluía: “Me aislaron de todo”. 

Esto de las lecturas es muy personal. Yo estas memorias vestidas de ficción las he disfrutado porque me ha permitido asomarme a aquel tiempo desde el punto de vista de los alemanes arios, de los alemanes judios, que no se estaban enterando de nada, que no querían enterarse de nada. Me ha gustado ver cómo evoluciona la vida de éstos últimos, cómo estalla su burbuja, y cómo tienen que escapar por salvar la vida, afortunados, mientras otros no tienen tanta suerte y mueren en campos de concentración. Esa unión de saga familiar y relato histórico me ha atrapado, además de que sus personajes, tan reales como la vida misma, eran de lo más interesantes.