Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

lunes, 5 de marzo de 2012

Espectros de Manuel Vicent




...Cuando llegué a la Residencia corrían leyendas. Esa misma habitación la habían ocupado alternativamente García Lorca con Dalí y luego Dalí con Buñuel. Se decía, por ejemplo, que cuando Dalí y Lorca vivían juntos se peleaban todos los días y pasaban tiempo sin dirigirse la palabra, hasta el punto de llenar de arena el cuarto y hacer caminitos individuales desde la puerta a la cama y desde la cama al lavabo. Ponían macetas en los bordes para caminar sin rozarse. Por la Residencia venían mucho Unamuno, Antonio Machado y Ortega con la condesa de Yebes. Un día incluso vino el Rey. El conserje gritó: “¡Que viene el Rey!”. Y Buñuel, que se estaba afeitando en la habitación, salió al patio en pelotas con la cara enjabonada, y se puso un sombrero para poder saludar.
...
Gatos en la Residencia.
Espectros
Manuel Vicent





Tengo atraso en las reseñas de libros que he leído ultimamente. No quiero dejar pasar más días porque estoy a punto de terminar el que estoy leyendo en este momento y se nos va a acumular la tarea.

He pensado que a modo de breve anotación os copio un fragmento de "Espectros" de Manuel Vicent. Un libro que nació de la recopilación de artículos publicados por este autor entre la década de los 80 y finales de los 90.

No es que sea el libro suyo que más me ha gustado, la verdad. Otros me han entusiasmado más. Aunque nunca decepciona leer la prosa de Vicent, solo por eso ya merece la pena.

En su favor tengo que decir que, en este caso, trata temas muy variados y originales: la seguridad de la cámara del "tesoro" del Banco de España, el virus del sida, la orquesta del Titanic, los sotanos de Bérlin... Si tengo que escoger entre todos los artículos aquí recopilados, me quedo con 23F Huyeron los pájaros, con La huerta de las Descalzas Reales, con el del garrote vil y sobre todo con éste del que os he copiado el fragmento: "Gatos en la Residencia" sobre la Residencia de Estudiantes, que me gustó mucho.


viernes, 2 de marzo de 2012

"Mientras suenen los Platters" de Alberto Ramos



Hoy he estado en el estreno de "Mientras suenen los Platters" de Alberto Ramos. Ha sido volver a encontrarme con esa obra, que su autor me dejó leer un día lejano...

Un autor (ganador de importantes premios literarios y algunos más como dramaturgo) con quién tuve la suerte de compartir taller de creación literaria. Y quién, como compañero, me enseñó mucho a la hora de escribir. Me corrigió, me regaló personajes, títulos y finales para mis propios relatos siempre con acierto. Y desde luego con humor, con mucho humor.

 Dice Alberto Ramos de su obra "Mientras suenen los Platters": 
"No es fácil escribir una nota sobre una obra sin desvelar su secreto. Por eso he pensado que mejor que contar nada sería quedarse con la frase que dice una de las protagonistas y que resume a la perfección el sentido de Mientras suenen los Platters: "Cuando no se puede vivir la vida que se desea, se inventa"..."

Representada por el Grupo de teatro del Club Iberia (grupo que se fundó en el año 86 y que se renueva constantemente tanto en la dirección como en el escenario) en el Centro Cultural Nicolas Salmerón de aquí de Madrid, el salón de actos estaba lleno.




En esta ocasión la obra la había escrito Alberto Ramos y también dirigía su puesta en escena. Una obra que habla de la vida y de los sueños. Una obra que habla de amor. Una obra que se va dando la vuelta y dando la vuelta, hasta que vuelven a sonar Los Platters... Lo he pasado muy bien. El trabajo de la actriz que encarnaba a Julia, María José Pintado, me ha gustado mucho. Tengo que decirlo. Y la obra... la obra como diría su autor "es una delicia".

Mañana, 3 de marzo, repiten en el Nicolás Salmerón, pero va a seguir representándose por otros Centros Culturales de Madrid. Si tenéis ocasión de ir, disfrutadla.


Caperucita y el lobo





Porque es viernes, porque va de cuentos, una chorrada.


Ha salido la sentencia del caso de Caperucita y el Lobo.

 
Visto y considerando los acontecimientos por todos conocidos :

1) Que Caperucita no desconocía que podía encontrarse con el Lobo.

2) Que tampoco era ajena al hambre del Lobo, ni a los peligros del bosque.

3) Que si le hubiera ofrecido la cesta de la merienda para que el Lobo calmara su hambre, no habrían ocurrido los sucesos referidos.

4) Que el Lobo no ataca a Caperucita de inmediato, y hay evidencias claras que primero conversa con ella.

5) Que es Caperucita quien voluntariamente le da pistas al Lobo y le señala el camino de la casa de la abuelita.

6) Que la anciana no es imputable ya que confunde a su nieta con el Lobo.

7) Que cuando Caperucita llega y el Lobo está en la cama con la ropa de la abuela, Caperucita no se alarma.

8) Que el hecho de que Caperucita confunda al Lobo con la abuelita demuestra lo poco que iba a visitarla, hecho que se tipificaría como abandono de persona anciana por parte de la joven Caperucita.

9) Que el Lobo, con respuestas simples y directas, quiere desesperadamente alertar a Caperucita sobre su posible conducta final.

10) Que cuando el Lobo, que ya no sabe qué más puede hacer para alertarla, va y se come a Caperucita, es porque ya no le quedaba otra solución.

11) Que es altamente posible que antes Caperucita hiciera el amor con el Lobo e incluso lo disfrutara.

12) Que la versión de que Caperucita, cuando oye la pregunta del Lobo:**Adónde vas?* Responde: *A bañarme desnuda en el río..*, cobra cada día más fuerza.

13) Que se desprende del punto anterior que es Caperucita la que provoca los más bajos instintos brutales y depredadores, en la pobre fiera.

14) Que el Lobo ataca, pero tal hecho corresponde a su propia naturaleza y a su instinto natural y animal, exacerbados por la conducta de la susodicha Caperucita.

15) Que merece un párrafo aparte la madre de Caperucita, quien exhibe culpabilidad por no acompañar a su hija conociendo los peligros del bosque.

Por todo lo antes dicho, se absuelve al Señor Lobo y se dispone además:

1.- Apercibir a la familia de Caperucita, imponiendo a la abuela que se presente en el hospital que se designe, para su observación gerontológica.

2.- A la madre, apercibirla para que cumpla correctamente con sus deberes de madre.

3.- A Caperucita:

* Trabajo comunitario en el zoológico local para conocer plenamente la naturaleza y el instinto animal.

* Indemnizará al Sr.Lobo a razón de 100 EURdiarios y habrá de prepararle todas las tardes la merienda durante un año.

* A pagar las costas del proceso.


Aclarar asimismo en el presente fallo que este proceso no afecta el buen nombre y honor del señor Lobo.

Publíquese, archívese, y téngase por firme el presente fallo.



(De los correos de internet)


miércoles, 29 de febrero de 2012

Alfonso Ruano, el ilustrador de cuentos infantiles, en el Museo ABC de Dibujo e Ilustración de Madrid



Ilustrar cuentos infantiles
“ha sido un accidente que no he querido evitar”

Alfonso Ruano


Tenía yo ya muchas ganas de conocer el Museo ABC de Dibujo e Ilustración de Madrid. Lleva abierto desde septiembre del año 2010. Así que cuando el otro día leí que había una exposición de Alfonso Ruano, premiado ilustrador de cuentos infantiles, dije “Ésta es la mía… qué mejor ocasión.”.



Me gustó mucho. Me gustó mucho el Museo, que está en la calle Amaniel, cerquita del Conde Duque, y me gustó mucho esta exposición, que es en la que me voy a centrar en esta entrada.

Alfonso Ruano. Ilustraciones. Primer recuento, recoge 47 ilustraciones originales creadas desde 1984 hasta 2010.



Es una exposición que termina este fin de semana que viene, por eso os quería hablar de ella primero, para que si os interesa podais ir a verla.

Es pequeña, se ve en poco tiempo, pero a mí me gustó mucho. Son las ilustraciones que aparecen en 11 cuentos: El Señor Viento Norte, El Caballo Fantástico, Zapatones, El Circo de Paco, El Guardián del Olvido, La Composición, El Pequeño Títere, Insomnio, Tiempo de Vuelo, Dunas de Agua y El Hada del Agua.







Cómo me gustaron… Son imágenes donde se mezcla la realidad con la fantasía, imágenes tiernas, delicadas. Son imágenes de cuentos de autores como Michael Ende, Gustavo Martín Garzo, Antonio Skármeta… Cuentos traducidos y publicados en varios idiomas. Es una exposición que invita a quedarse mirando despacio, fijándote en los detalles, en los colores. Además se puede ver como han ido evolucionando los cuentos, tanto en las ilustraciones como en el texto, la disposición en el papel, la tipografía…





Ruano tiene algunos premios prestigiosos en títulos como El Caballo Fantástico (Premio Lazarillo 1985 y Premio Nacional de Ilustración 1986), El guardián del olvido (Premio Catalonia 1990, seleccionada como una de las cien obras indispensables de la Literatura Infantil española del siglo XX) o La composición (con los premios de la Biblioteca del Congreso de EE.UU y de la Unesco en el 2000). Hoy es un referente para las nuevas generaciones de ilustradores.







19.01.12 - 04.03.12

MUSEO ABC

Amaniel, 29-31

Madrid



domingo, 26 de febrero de 2012

Carmina Casala en la tertulia Rascaman del Café Ruiz




Entra Carmina Casala en nuestro refugio del Ruiz, envuelta en una sonrisa, mientras se deshace de prisas y disculpas. Quería haber llegado diez minutos antes, pero venía de una celebración… No sabe que nosotros nos alegramos de que no hubiera llegado antes. Queríamos recibirla con más oídos, más bolígrafos y cuadernos preparados para escucharla. Pero los tertulianos van goteando despacio, la vida les tiene secuestrados y no les deja llegar más temprano a nuestra cita con la poeta invitada.

El coordinador de nuestra tertulia, Javier Díaz lee la presentación que ha preparado para introducir la lectura. Mientras, Carmina va sacando sus diferentes libros decorados con separadores de colores que distinguen los poemas que nos leerá. Al fondo se escuchará durante toda la lectura la música de Norah Jones.

“El clamor sin perfiles de las aguas”, “Ahora que las algas agonizan”, “Lava de labios”, “Octubre sin raíz” y “Albaluna” son los cinco libros desde el que nos traerá poemas. Tienen títulos preciosos, sonoros, visuales, como luego descubriremos que son sus versos.


Varias veces a lo largo de la lectura traeremos el poeta José Hierro a compartir tertulia desde sus recuerdos, desde nuestras preguntas. Fueron buenos amigos. “Era una persona afable, sencilla, y le gustaban mucho los caracoles…”. Los pequeños detalles nos devuelven al poeta que tantas veces hemos leído, como alguien más cercano.

Carmina publicó poemarios desde el año 1981 hasta el año 2002, y todos son fruto de premios recibidos. El primer libro que nos lee se titula “El clamor sin perfiles de las aguas” y está estructurado siguiendo los cuatro elementos de la naturaleza: fuego, tierra, agua y aire. Comentamos si es un modo de ordenar un poemario que está o no de moda… Es un modo clásico, desde luego. Carmina opina que es una forma que ofrece muchas posibilidades. Ella quería hacer una propuesta de identidad, y cada parte corresponde a un elemento, por ejemplo la primera parte, el fuego, correspondería al signo bajo el cual nació. En realidad es el segundo libro que escribió, a partir de éste tomó conciencia de la poesía de forma mucho más madura.



El segundo libro del que nos lee algunos poemas se titula “Ahora que las algas agonizan”. Es un libro, según sus palabras, más duro, más existencialista. Un libro que le dio el poder de la palabra: “la palabra salva”. Es también el libro de los “des”: desconsuelo, desesperanza… Un libro que refleja una época de rebeldía, una búsqueda, un querer encontrar sentido a las cosas.



No era solo una lectura, sino que había momentos que alguno de nosotros quería decir algo y se iniciaba un diálogo con Carmina sobre los aspectos de la poesía, de su poesía, de la escritura... Este vídeo que os pongo aquí debajo me hace mucha gracia. Porque no es solo Carmina Casala leyendo sino que también se ve cómo hablámos, cómo le decíamos "sí, sí leeló..." y aprovechábamos para charlar, para cambiarnos de sitio, para... No sé, me gusta porque es rico en voces, en movimiento, en nosotros.



Le toca el turno a “Lava de labios” que consiguió el accesit del Premio Adonais en el año 87. Es un libro de amor. Hablamos de este premio, el Adonais, tan importante en poesía. Un premio que económicamente no reporta nada, sin embargo muy bien considerado por el prestigio que te da.

Carmina decía cosas muy interesantes sobre la escritura con las que, al menos yo, me sentía bastante identificada. “El poema te lleva” nos dijo. Algo que yo he sentido muchas veces a la hora de escribir. La historia te lleva, hay que dejarse conducir por la escritura. Y supongo que en el caso de la poesía la sensación es más clara. Carmina Casala nos decía que “Uno no sabe a dónde te lleva la palabra, como ocurre en cualquier conversación. El poema te lleva y ese poema es al final una vía de conocimiento de uno mismo”.

Los poemas de Carmina Casala son visuales y profundos. Nos lee un largo poema que suena a oración, a salmo. Poemas que hablan de alas y del color amarillo.  “Un paisaje poseo que es fiel al amarillo”. El amarillo es la luz, la infancia, el verano… Los poemas de Carmina Casala tienen intensidad, y ella los lee concentrada y tranquila.

Vamos, amor, sube a mi vuelo.
Ya nos sonríe la estación más triste
y el canto del cisne se aleja de nosotros.
Tracé el círculo
con puertas abiertas a la aurora,
he talado las sombras
de todas las ausencias,
de todas las noches
nutridas de sombras.
Ya nos aguarda el alba.
Ya disparé mi flecha y se fijó en el Mar,
mi flecha está cargada de océanos
y ellos sólo contienen
la huella de tus ojos.
Vamos, amor, sube a mi vuelo.
Tengo tus alas desplegando mi risa.
Pondremos nuestra boca en la boca del Mundo,
que es pequeña la tierra
para tanta esperanza acumulada.
Ya no estamos heridos,
tenemos una isla repleta de verano.
Y la lámpara aguarda,
y Júpiter aguarda.
Vamos, amor, sube a mi vuelo.

(De Lava de labios, 1988)


Hubo también durante la tertulia momentos graciosos. Uno de los compañeros quiere comentar algo de su poesía y antes de hacerlo le pide perdón porque no la conocía… Carmina le dice que no, que no le pida perdón, que ella tampoco se conoce y entonces debería pedirse perdón todas las mañanas al levantarse… Me gusta esa contestación.

Del cuarto libro que nos lee sus poemas es del titulado “Octubre sin raíz”. Un libro de otoño que prologó el poeta Enrique Badosa. Un libro triste, según su autora. “Octubre no soporta la locura de los dioses”. Tiene este libro también muchas referencias a Siria porque nos comentó que vivió durante muchas temporadas allí. Esas referencias vuelven a los poemas exóticos y brillantes.


Y finaliza con la lectura de poemas del libro “Albaluna”.

Le pedimos a la poeta que nos hable de sus autores de cabecera. San Juan de la Cruz, los sonetos de Lope, Pepe Hierro, Ángel González, Fernando Beltrán. Nos presenta a Sagrario Torres, a quién no conocíamos, y de ella nos recomienda su libro “Los ojos nunca crecen”. Gil de Biedma, Claudio Rodríguez, a quién conoció y con quién compartió muchos ratos.

“Un poema salva una obra”, dice en un momento dado Carmina Casala a propósito de Guillén, creo. Porque nos cuenta que hace muchos años frecuentaba el Café Gijón, y allí conoció a muchos poetas conocidos e importantes. Vicente Aleixandre, Jorge Guillén, José Nieto… Recordaba una anécdota que vivió con sus padre cuando ella era niña, cuando él le habló no recuerdo de qué poeta y ella respondió: “Ah ¿Pero entonces los poetas viven?”. Decía que años después se había reído con él a propósito de esta anécdota...

Porque sí claro que viven.Y trabajan a nuestro lado. Y desayunan cerca. Y... hay veces, algunas veces que incluso esos poetas, una poeta, se acerca hasta nuestro Ruiz, se sienta con nosotros, nos lee sus poemas, se vuelve una más tertuliando sobre escritura, y hace que nuestro miércoles, el miércoles 22 de febrero de 2012, se vuelva diferente y especial.

Gracias Carmina Casala.


Retrato del escritor bipolar. Un artículo de El Cultural de El Mundo



Me ha gustado este articulo de El Cultural de El Mundo. Va sobre los enfermos literarios.

Espero que os guste.

Retrato del escritor bipolar


Rafael NARBONA | Publicado el 24/02/2012

Durante siglos no tuvo nombre. Era la enfermedad silenciosa, el mal secreto que se disfrazaba de depresión, paranoia o locura y que era mejor ocultar. Pero el transtorno bipolar existe, y es devastador: escritores como Tolstoi, Balzac, Faulkner, Hemingway, Virginia Woolf, Tennessee Williams, Juan Ramón Jiménez o José Agustín Goytisolo sufrieron sus embates con desesperación, a menudo hasta la muerte. En realidad, su nombre exacto da igual: hoy sabemos que el transtorno bipolar sólo es una pirueta formal concebida en los libros de psiquiatría. Es la antigua psicosis maníaco-depresiva, pero con un nombre que infunde menos temor y rechazo. El Cultural visita a algunos de sus más ilustres enfermos literarios, sabiendo que existen muchas historias silenciadas, demasiadas, aún por descubrir.


Aunque se desconoce la etiología de la enfermedad, hay un relativo consenso en cuanto a que se trata de un desorden bioquímico, con origen genético y hereditario, pero con desencadenantes externos. La angustia, la ansiedad o una experiencia traumática, pueden desencadenar un brote y desembocar en el suicidio. El 20 por ciento de los enfermos se quita la vida y al menos un 50 por ciento lo intenta. La lista de escritores, músicos y pintores que se despidieron del mundo con un trágico estampido o un gesto silencioso desborda cualquier estimación superficial.

Hemingway es uno de los casos más conocidos. Hijo de un padre suicida, conservó la pistola que le dejó huérfano durante toda su vida. Con un humor oscilante, que le hacía transitar de la euforia y la temeridad a cierta misantropía, el 2 de julio de 1961 se voló la cabeza con una escopeta de dos cañones.


La herida de Sylvia Plath


Su nieta Margaux prefirió el fenobarbital y escogió una fecha simbólica: el 1 de julio de 1996. Al igual que su abuelo, sufría depresiones y se refugiaba en el alcohol. No está de más señalar que el autor de El viejo y el mar padecía un insomnio obstinado que sólo se apaciguaba con la luz. La luz es un potente antidepresivo en muchos bipolares, pues mejora su estado de ánimo y les ayuda a experimentar una tibia esperanza.

El suicido de Sylvia Plath reúne todas las características de las tragedias griegas. El 11 de febrero de 1963, después de largas depresiones y anteriores intentos de suicidio, se levantó en su piso de Londres y preparó el desayuno a sus hijos. Después, abrió el horno de la cocina e introdujo la cabeza, abriendo las espitas de gas. Separada de Ted Hughes, había soportado un invierno de soledad y privaciones que exacerbó sus tendencias autodestructivas. Al principio consideró que alquilar el apartamento donde había vivido W. B. Yeats representaba apostar por la vida, pero la herida que estragaba su alma permanecía abierta desde que perdió a su padre a los nueve años. En sus sobrecogedores y bellísimos Diarios, ya había anotado en julio de 1950: “Quizá nunca llegue a ser feliz, pero esta noche estoy contenta”. En 1957, no se apreciaba ningún cambio esperanzador: “He estado dando tumbos por ahí, lúgubre, oscura, desolada, enferma. Si supero este año será la victoria más grande que haya alcanzado nunca”. En 1959, las cosas no han mejorado: “Mi cabeza es un batallón de problemas”. Eso sí, parece que la infelicidad es el estímulo principal de sus Diarios: “Sólo escribo aquí cuando estoy en un callejón sin salida”. En mayo de 1961, se interrumpen los Diarios, pero el 16 de octubre de 1962 escribe, refiriéndose a su asombroso poemario Ariel, compuesto en pocas semanas, presumiblemente en pleno brote de manía: “Soy una escritora de genio; se me ha concedido el don. Estoy escribiendo los mejores poemas de mi vida, los que me harán famosa...”.

Tal vez Virginia Woolf es el caso más célebre de escritora bipolar, acosada sin tregua por la enfermedad. La inminencia de una nueva crisis hizo que el 28 de octubre de 1961 se encaminara al río Ouse con los bolsillos llenos de piedras. Se dejó arrastrar por la corriente y no se recuperó su cuerpo hasta el 18 de abril. Su marido enterró sus cenizas al pie de un árbol en Rodmell, Sussex. Virginia dejó una conmovedora nota: “Siento que voy a enloquecer de nuevo. Sé que esta vez no me recuperaré (...). No puedo luchar más. Ni siquiera puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Si alguien podía haberme salvado habrías sido tú. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad”.

No menos dramático es el caso de David Foster Wallace, que se ahorcó el 12 de diciembre de 2008, con 46 años. El narrador y ensayista que poetizó sobre el malestar de un tiempo donde los medios audiovisuales se han constituido en criterio de realidad, propiciando la deshumanización y la disgregación social, luchó durante dos décadas contra una bipolaridad con predominancia de las tendencias depresivas. Durante mucho tiempo, la fenelzina le mantuvo estable, pero los efectos secundarios (disquinesias faciales, inhibición sexual, sobrepeso, pérdida de reflejos) le hicieron abandonar la medicación. Al poco de interrumpir el tratamiento, la depresión regresó con toda su ferocidad. Se ensayaron nuevos tratamientos, sin conseguir una remisión. Finalmente, venció la tristeza, sembrando la consternación entre sus amigos y familiares, que contemplaron su muerte con una mezcla de estupor, rabia y fatalismo. Franzen, Zadie Smith y Don DeLillo hablaron en un homenaje póstumo, lamentando la pérdida del cronista esencial de la posmodernidad.

En nuestro país, la bipolaridad ha afectado a figuras como José Agustín Goytisolo, Pedro Casariego, Leopoldo María Panero, Luis Martín Santos y Juan Ramón Jiménez. Es difícil establecer un diagnóstico en el caso de Juan Ramón, pero su ansiedad generalizada, su hipocondría, su tendencia al aislamiento, sus brotes de emotividad, sus crisis depresivas y su obsesión por la muerte, inducen a pensar que la bipolaridad es una explicación posible de un carácter difícil y propenso al conflicto. Luis Cernuda le dedicó unas palabras poco compasivas, acusándole de ser una especie de Mr. Hyde, pero Cernuda no parece el más indicado para hablar de equilibrio y voluntad de conciliación. En la época de Juan Ramón, no se hablaba de bipolaridad, sino de neurosis, pero yo me atrevería a afirmar que su neurosis hoy se diagnosticaría como trastorno bipolar, sin excluir otras patologías concomitantes. Pedro Casariego, escritor, poeta y pintor, hermano de Martín y Nicolás Casariego, escogió el 8 de enero de 1993 para arrojarse a las vías del tren en la estación de Aravaca. Dos días antes había considerado concluida su obra gráfica y literaria al finalizar Pernambuco, el elefante blanco, un cuento concebido como un regalo para su hija Julieta. “Mordido por un tren hambriento”, dejó el recuerdo de “un artista misterioso, intrigante, insólito”, según Ángel González. Su padre, el poeta Pedro Casariego H. Vaquero, le describió como “un raro, con virtudes poderosas, como la honestidad, el estoicismo, la austeridad y la clarividencia”. Creo necesario mencionar que, según Juan Ramón, “el poeta no es un filósofo, sino un clarividente”.


El loco egregio

Leopoldo María Panero es el loco egregio de nuestras letras, que nunca ha ocultado su desorden interior. Nacido en Madrid en 1948, sufrió la primera hospitalización psiquiátrica en 1970. Más adelante, ingresaría por propia voluntad en las unidades de psiquiatría de Mondragón y Las Palmas de Gran Canaria. Maldito, provocador, iconoclasta, incrédulo, aficionado al alcohol y enamorado de la heroína durante una década, su poesía brota de un desafío permanente a la razón, que no acepta las reglas del pensamiento lógico aplicadas al lenguaje, la vida o la moral. Su clarividencia convive con su progresiva desintegración personal. Aunque los médicos diagnostican esquizofrenia, no puede descartarse un trastorno esquizoafectivo de tipo bipolar. A fin de cuentas, las últimas investigaciones sostienen que el trastorno bipolar y la esquizofrenia proceden de una causa común: una expresión defectuosa de los genes encargados de la producción de mielina en el sistema nervioso central.


En el ámbito de las letras hispanoamericanas, podríamos citar a Alejandra Pizarnik, que paralizó su corazón con 50 pastillas de secobarbital, uno de los barbitúricos empleados por Marilyn Monroe en su “probable suicidio”. Se cree que Pizarnik sufría Trastorno Límite de la Personalidad, una alteración psicológica que incluye inestabilidad afectiva, sentimientos de vacío e inutilidad, parasuicidios (autolesiones), irascibilidad. El diagnóstico diferencial atribuye a cada patología unos rasgos propios, pero reconoce que algunas enfermedades mentales pueden concurrir conjuntamente y admite que el Trastorno Límite de la Personalidad puede interpretarse como el umbral de la bipolaridad. Pizarnik escribió: “Siniestro delirio amar una sombra./La sombra no muere./Y mi amor/sólo abraza lo que fluye/como lava del infierno”. No es una mala descripción del tormento interior de los bipolares. Ni la esquizofrenia ni el trastorno bipolar se caracterizan por una doble personalidad que sólo existe en las ficciones cinematográficas.


¿Se puede convivir con el trastorno bipolar? Faulkner, Tennessee Williams, Twain, Tolstoi, Dickens, Hermann Hesse, Gorki, Schubert, Beethoven, Stevenson o Balzac lo consiguieron, no sin pagar un notable tributo de sufrimiento. Van Gogh, Schumann, Kurt Cobain, Cesare Pavese o Pier Angeli no fueron tan afortunados. Un brote de manía es como un rompehielos que embiste contra el cerebro. Durante largas noches de insomnio, las ideas crepitan como un bosque en llamas. La depresión es un atardecer interminable. Sientes que las horas no existen, que deambulas por un vacío perfecto. La muerte no es una intrusa. Es un pequeño claro donde te reencuentras con el paraíso.

No hago literatura. Convivo con esta enfermedad desde 1996 y conozco todos sus estadios. En ese tiempo, he logrado desarrollar una actividad razonable como crítico literario y docente. Mi hermano Juan Luis no tuvo tanta suerte. Se suicidó en 1982. ¿Hay alguna relación entre el trastorno bipolar y la creatividad? La manía imprime un ritmo vertiginoso al cerebro, favoreciendo la aparición de ideas y asociaciones, algunas completamente irracionales, pero que en el terreno de la poesía son verdaderas fulguraciones.

No es nada extraño que Van Gogh creara cerca de 900 obras en diez años, con interrupciones provocadas por las crisis depresivas. ¿Significa eso que el sufrimiento es el precio del arte? ¿Se equivocaba Nietzsche al afirmar que “el dolor nos hace profundos”? ¿Tenía razón Hölderlin cuando aseguraba que “sólo merecen el nombre de arte las obras capaces de expresar la experiencia del dolor”? La vida no comercia con transacciones de esta naturaleza. Nadie escoge el dolor, pero el artista bipolar, cercado por la inestabilidad, la desolación y la muerte, nos hace pensar que algunos hombres nacen -a su pesar- con un destino.



Rompehielos contra el cerebro