Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

miércoles, 31 de agosto de 2011

"Cuando Dios era un conejo" de Sarah Winman



Terminé de leer "Cuando Dios era un conejo" (Qué buen título ¿verdad?) y la verdad es que lo he disfrutado mucho. Lo he leído muy deprisa, pero a partir de medio libro ya estaba anticipando todo el rato la pena que me iba dar que se terminara.

Es de esas novelas que te transportan inmediatamente a otro lugar, a otras vidas, a un mundo en el que se está muy bien.

Una historia tierna y sentimental. Contada de forma sencilla, natural, entrañable.

La novela se divide en dos partes que se diferencian mucho. La primera parte me dijo mi librero favorito (http://www.lalibreriadejavier.com/) que se parecía a "Tomates verdes fritos" y es cierto. Tiene ese aire, ese modo de discurrir entrañable, esos episodios duros suavizados por la forma de contar de una niña de siete u ocho años. Esa primera parte transcurre desde el nacimiento de Elly en 1968 hasta que tiene unos trece años. Después hay un salto en el tiempo porque en la segunda aparte Elly ya tiene veintisiete años, vive entre Londres y Nueva York, y dura hasta la actualidad.

La narradora es ella, Elly, está contado siempre en primera persona. Pero a su alrededor hay un montón de personajes entrañables y a veces disparatados. Unos padres que quieren mucho a sus hijos pero un poco despistados con lo que hacen o dejan de hacer. Un hermano Joe, fundamental en su vida. Una amiga, una única amiga llamada Jenny Penny que tiene una madre loca por los funerales y que va teniendo novio tras novio. Una tía Nancy, actriz, siempre presente. Y un conejo, un conejo llamado Dios. Estos son los fundamentales, pero hay muchos más personajes. Todos ellos especiales por alguna u otra razón y que van salpicando la historia de diversas anécdotas más alegres o más tristes.


La historia se desarrolla entre Cornualles y Nueva York.


El tema de la novela es el amor. El amor entre hermanos, el amor entre amigos, el amor de pareja, el desamor, los sentimientos entre las personas. Pero de pasada toca otros temas como la homosexualidad, el abuso sexual, la violencia, el secuestro... Pero todo contado de forma muy sutil, tanto que a veces casi ni te das cuenta de lo que te acaban de contar, y tienes que releerlo para darte bien cuenta.

 Pasan muchas cosas en esta novela, es muy entretenida. Y son sucesos de todo tipo, tiernos, entrañables, locos, desgarradores, duros... Un contínuo de sucesos, tal y como es la vida.

A mí me ha gustado mucho, muy recomendable. No es una historia complicada, ni sesuda, es una historia entretenida, sencilla, tierna en la que no es díficil entrar. Que ya es bastante.

La autora de Cuando Dios era un conejo es la escritora británica Sarah Winman, quien estudió arte dramático y ha actuado en teatro, cine y televisión. “Cuando Dios era un conejo” es su primera novela, aclamada por la crítica y el público y traducida a numerosos idiomas. En la actualidad vive en Londres.

martes, 30 de agosto de 2011

Dos palabras mal utilizadas: Tétrico y Adolecer



Ya he leído en varios documentos que muchas veces utilizamos mal dos palabras, así que he pensado que sería bueno, aunque sea agosto, darles un repasito... Venga que hoy hace más fresquito, vamos a pensar un poco ¿Os parece?


Tétrico:

El error con esta palabra consiste en que normalmente utilizamos este término para crear una atmósfera de terror, confundiéndolo con el significado de "terrorífico". Pero en realidad no es ese su significado.

Buscamos en el diccionario de la Real Academia Española y efectivamente vemos que tétrico es triste.

tétrico, ca.


(Del lat. tetrĭcus).

1. adj. Triste, demasiadamente serio, grave y melancólico.



Adolecer

El error con esta palabra es que confudimos muchas veces su significado con el de "carecer". Y no tiene nada que ver, "adolecer" es "padecer". Lo buscamos en la Rae:

adolecer.


(Del ant. dolecer).

1. tr. ant. Causar dolencia o enfermedad.

2. intr. Caer enfermo o padecer alguna enfermedad habitual.

3. intr. Tener o padecer algún defecto. Adolecer DE claustrofobia.

4. prnl. compadecerse (sentir lástima).



 


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viernes, 26 de agosto de 2011

"Carta a un joven escritor" de Pérez Reverte



Os dejo con un artículo que me gusta mucho.

Me parece que todo lo dice muy bien, con mucha precisión y sabiendo bien de lo que habla. Habla de oficio de escribir, de otros escritores, del poso que han dejado...

En fin... que está muy bien. Claro, es mi opinión.

Pero a ver si os gusta.

Carta a un joven escritor (II)

Hablábamos el otro día de maestros: autores y obras que ningún joven que pretenda escribir novelas tiene excusa para ignorar. Ten presente, si es tu caso, un par de cosas fundamentales. Una, que en la antigüedad clásica casi todo estaba escrito ya. Echa un vistazo y comprobarás que los asuntos que iban a nutrir la literatura universal durante veintiocho siglos aparecen ya en la Ilíada y la Odisea -relato, éste, de una modernidad asombrosa- y en la tragedia, la comedia y la poesía griegas. De ese modo, quizá te sorprenda averiguar que el primer relato policíaco, con un investigador -el astuto Ulises- buscando huellas en la arena, figura en el primer acto de la tragedia Ayax de Sófocles.
Un detalle importante: escribes en español. Quienes lo hacen en otras lenguas son muy respetables, por supuesto; pero cada cual tendrá en la suya, supongo, quien le escriba cartas como ésta. Yo me refiero a ti y a nuestro común idioma castellano. Que tiene, por cierto, la ventaja de contar hoy, entre España y América, con 450 millones de lectores potenciales; gente que puede acceder a tus libros sin necesidad de traducción previa. Pero atención. Esa lengua castellana o española, y los conceptos que expresa, forman parte de un complejo entramado que, en términos generales y con la puesta al día pertinente, podríamos seguir llamando cultura occidental: un mundo que el mestizaje global de hoy no anula, sino que transforma y enriquece. Tú procedes de él, y la mayor parte de tus lectores primarios o inmediatos, también. Es el territorio común, y eso te exige manejar con soltura la parte profesional del oficio: las herramientas específicas, forjadas por el tiempo y el uso, para moverte en ese territorio. Aunque algunos tontos y fatuos lo digan, nadie crea desde la orfandad cultural. Desde la nada. Algunas de esas herramientas son ideas, o cosas así. Para dominarlas debes poseer las bases de una cultura, la tuya, que nace de Grecia y Roma, la latinidad medieval y el contacto con el Islam, el Renacimiento, la Ilustración, los derechos del hombre y las grandes revoluciones. Todo eso hay que leerlo, o conocerlo, al menos. En los clásicos griegos y latinos, en la Biblia y el Corán, comprenderás los fundamentos y los límites del mundo que te hizo. Familiarízate con Homero, Virgilio, los autores teatrales, poetas e historiadores antiguos. También con La Divina Comedia de Dante, los Ensayos de Montaigne y el teatro completo de Shakespeare. Te sorprenderá la cantidad de asuntos literarios y recursos expresivos que inspiran sus textos. Lo útiles que pueden llegar a ser.
La principal herramienta es el lenguaje. Olvida la funesta palabra estilo, burladero de vacíos charlatanes, y céntrate en que tu lenguaje sea limpio y eficaz. No hay mejor estilo que ése. Y, como herramienta que es, sácale filo en piedras de amolar adecuadas. Si te propones escribir en español, tu osadía sería desmesurada si no te ejercitaras en los clásicos fundamentales de los siglos XVI y XVII: Quevedo, el teatro de Lope y Calderón, la poesía, la novela picaresca, llenarán tus bolsillos de palabras adecuadas y recursos expresivos, enriquecerán tu vocabulario y te darán confianza, atrevimiento. Y una recomendación: cuando leas El Quijote no busques una simple narración. Estúdialo despacio, fijándote bien, comparándolo con lo que en ese momento se escribía en el mundo. Busca al autor detrás de cada frase, siente los codazos risueños y cómplices que te da, y comprenderás por qué un texto escrito a principios del siglo XVII sigue siendo tan moderno y universalmente admirado todavía. Termina de filtrar ese lenguaje con la limpieza de Moratín, el arrebato de Espronceda, la melancólica sobriedad de Machado, el coraje de Miguel Hernández, la perfección de Pablo Neruda. Pero recuerda que una novela es, sobre todo, una historia que contar. Una trama y una estructura donde proyectar una mirada sobre uno mismo y sobre el mundo. Y eso no se improvisa. Para controlar este aspecto debes conocer a los grandes novelistas del siglo XIX y principios del XX, allí donde cuajó el arte. Lee a Stendhal, Balzac, Flaubert, Dostoievski, Tolstoi, Dickens, Dumas, Hugo, Conrad y Mann, por lo menos. Como escritor en español que eres, añade sin complejos La regenta de Clarín, las novelas de Galdós, Baroja y Valle Inclán. De ahí en adelante lee lo que quieras según gustos y afinidades, maneja diccionarios y patea librerías. Sitúate en tu tiempo y tu propia obra. Y no dejes que te engañen: Agatha Christie escribió una obra maestra, El asesinato de Rogelio Ackroyd, tan digna en su género como Crimen y castigo en el suyo. Un novelista sólo es bueno si cuenta bien una buena historia. Escribe eso en la dedicatoria cuando me firmes un libro tú a mí.

jueves, 25 de agosto de 2011

La libreria de "Notting Hill"


Pues es que he visto esta noticia en le periódico de hoy y claro tenía que dejáosla...

Dicen que va a cerrar la librería de la película "Notting Hill". Y era bien bonita esa librería... Y pensando en ella me he acordado de otra libreria del cine que también parecía ser bien bonita, me refiero a la de Meg Ryan en "Tienes un email" ¿Os acordáis?

Y ¿Os acordáis de más librerias en el cine que os llamaran la atención?

Mientras me contestais os dejo con la noticia...

Cierra la librería que 'enamoró' a Hugh Grant y Julia Roberts

El establecimiento que inspiró la película 'Notting Hill' será clausurado después de 32 años por falta de un comprador


AGENCIAS / EL PAÍS - Londres - 24/08/2011

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La librería de viajes de la película Notting Hill, aquel lugar bohemio del barrio londinense en el que Julia Roberts y Hugh Grant se enamoraban para ensoñación de los que se cansaron de las citas románticas a la luz de las velas, cierra en dos semanas después de 32 años. Su propietario desde hace 25 reside en Francia y ha decidido desprenderse de The Travel Bookshop, como se llama la tienda, ya que su único hijo no quiere hacerse cargo del negocio y no encuentra otro comprador.
         
Notting Hill
Ampliar
Julia Roberts y Hugh Grant, protagonistas de la película 'Notting Hill'.-
    
Saara Marchadour, encargada de la librería hasta hace dos meses, cuenta en el periódico británico The Guardian que otra de las causas del inesperado cierre es la crisis económica que castiga a los pequeños comercios. La librería anunció hace un par de días en su cuenta en la red social Twitter que comenzaban a liquidar existencias "con pena, aunque con una sonrisa en la cara".
Un grupo de escritores británicos ha reaccionado a la noticia y ha iniciado una campaña para tratar de salvar The Travel Bookshop. Los intelectuales se han ofrecido voluntarios para hacer turnos de un día en la librería. "Es un lugar maravilloso, único y muy apreciado por los londinenses", dice la poetisa Olivia Cole, de 30 años, habitual de la tienda. "El hecho de que un escritor se convierta en vendedor por un día añade más romanticismo al lugar", añade Cole.
Alec Baldwin, el novio de Roberts en el filme hasta que Grant se cruza en su vida con sus libros de viajes y exploradores, se ha unido a la iniciativa en su Twitter: "Salvad The Travel Bookshop", tuiteó ayer en su cuenta.
El colorido establecimiento se había convertido en un lugar de peregrinación para los miles de aficionados de la película, que recaudó tras su estreno en 1999 más de 253 millones euros en todo el mundo. Aunque en la película no aparece el mismo local que ahora cierra sus puertas, The Travel Bookshop sirvió de inspiración para sus guionistas. "Cogieron la decoración de la librería y la reprodujeron en una tienda de antigüedades cerca de Portobello".

miércoles, 24 de agosto de 2011

"La tienda de palabras" de Jesús Marchamalo



- El otro día cuando se fue, dejó aplazada una serie de palabras que tal vez le interese ver, ¿recuerda?
- ¿Cuales, disculpe?
- Palabras singulares. Aquellas que no tienen masculino o femenino.
- Ah, sí.
- Mírelas.
- Es verdad.
- Hay más: soprano, manifero... Y mire, sin masculino.
DENTISTA
" También aquí tiene un montón donde elegir: GUIA, SOLISTA, SINVERGUENZA, ARTISTA, PATRIOTA... Ninguna se puede formular en masculino, sino por medio del artículo. Y luego hay unas muy divertidas que cambian de significado dependiendo de quién y cómo las use...
- ¿Ah sí?
- A ver dónde las tenía -buscó entre las carpetas que había cogido de la estantería. Mire, aquí hay algunas: ¡FUEGO! No es lo mismo si quién lo dice es un bombero o un militar; VICTORIA nunca significará lo mismo para los vencedeores que para los cencidos. De hecho la palabra VICTORIA lleva siempre aparejada la DERROTA; ¿QUE TIENE USTED? Depende de si el que lo pregunta es un médico, o el empleado del banco que va a concedernos un crédito.
- Arenas movedizas.
- Exacto.
...
Págs. 198 y 199.
La tienda de palabras
Jesús Marchamalo

Ya os he hablado en alguna que otra entrada de este libro copiandoos algún fragmento. Me refiero a "La tienda de palabras" de Jesús Marchamalo.

No es propiamente una novela. O mejor dicho como novela no es cómo sobresale, puesto que la trama es flojilla. Sin embargo está muy bien y me ha gustado mucho por el amor a las palabras que encierra.

El argumento comienza cuando el narrador protagonista (Carlos) recibe en su buzón un papel que contiene la definición de la palabra "murciflar" y lo invita a reclamar un obsequio en una tienda. Al acudir a la dirección señalada, descubre que se trata de la tienda donde Matías Orgaz vende palabras.
La trama es bastante sencilla, se hilvanan unos sucesos y por supuesto hay un conflicto: una conspiración para hacer desaparecer palabras importantes para la humanidad. Pero  eso es lo menos importante de la historia. Lo que te atrapa y te entretiene es que el propietario de la tienda enseña al protagonista todo lo que tienen las palabras de interés, de entretenimiento, de lúdico, que es mucho.

Ese es el principal propósito del autor: rendir homenaje al lenguaje. Ese es el tema: el modo en cómo escribimos las palabras, la ortografía, la fonética, los juegos de palabras que influyen sobre la semántica casi sin que te des cuenta.

Es una novela con pocos personajes, y entre ellos realmente solo hay dos importantes:  Carlos, el comprador, y Orgaz, el vendedor que vende palabras raras, reversibles, adecuadas para describir cosas que hasta ahora no tenían nombre, en desuso, inútiles pero bellas o simplemente… palabras. Matías se convierte en el guía de Carlos en un viaje por el mundo de lo escrito, jugando con las palabras...

Y ello haciendo referencia  a autores tan importantes como Umberto Eco, a los Ejercicios de estilo de Queneau, a Cortazar, a Cabrera Infante, Miguel de Unamuno, Rafael Alberti, Virgilio Piñera, Augusto Monterroso, o a Lewis Carroll… Y gracias a él descubrimos los palíndromos,  las jitanjáforas, la polisemia, juegos de palabras, el calambur, los anagramas, los acrósticos, las aliteraciones, la poesía visual...

También hay que destacar en el libro la inmensa lista final de autores, publicaciones y ediciones que Marchamalo escribe, esclareciendo algún punto que otro sobre autorías o anonimatos.

Y al final hay un conjunto de propuestas pedagógicas. Muy interesantes.
Por todo ésto es un libro muy completo. Apto para todas las edades, pero sobre todo para los amantes de las palabras, para los que disfrutan jugando con ellas y aprendiendo, tengan la edad que tengan.

A mí me ha gustado mucho, me ha entretenido y me ha parecido muy interesante. Pero claro siempre y cuando te guste este mundo que envuelve al lenguaje.


 Os dejo para terminar con otro ejemplo de los que se dan en el libro...


El dulce lamentar de dos pastores
El dulce lamen tarde dos pastores 

Y mi voz que madura
Y mi bosque madura
Y mi voz quemadura
Y mi voz quema, dura



lunes, 22 de agosto de 2011

Los nombres de las grandes marcas



Os dejo con un artículo que a mí me pareció interesante. Va de palabras, claro. Es sobre los nombres de las marcas y lo encontré hace ya tiempo en la página de la FUNDEU.



¿De dónde provienen los nombres de las grandes marcas?

       
 
Una marca comienza como un producto con un nombre: Apple, Aspirina, BlackBerry, Coca-Cola, Google, Facebook, Juan Valdez, Mickey Mouse, Kleenex, Nike, Red Bull, Twitter, Sony, Yahoo!, Zara; con el paso del tiempo estos nombres han adquirido poderosos significados y, de alguna manera, se han compenetrado en nuestras vidas, a tal punto que hoy hacen parte de nuestro vocabulario cotidiano.
Adrian Room en su libro History of branding sostiene que «un nombre de marca efectivo se caracteriza por ser memorable, pronunciable, original y, en muchos casos, directa o indirectamente descriptivo del producto».
Sin embargo, no basta con que un nombre cumpla con estos requisitos si no se le brinda un soporte adecuado.

De hecho, el nombre es definido como la piedra básica en la construcción de la marca. Un buen nombre puede llegar a definir una categoría como ocurrió con Kleenex, el pañuelo desechable que posee la propiedad de la categoría. Incluso en muchos diccionarios aparece como sinónimo de pañuelo de papel. Al Ries sostiene que la marca debe apropiarse de una palabra en la mente del consumidor, una palabra que nadie más posea. La marca es dueña del nombre de la categoría cuando el nombre de la marca se utiliza genéricamente: «hágame una xerox», «los muebles son de formica», «deme un Juan Valdez».

Muchas de las marcas que hoy conocemos se originaron mucho antes de que naciéramos, pero otras, la mayoría pertenecientes a la tecnología, han aparecido recientemente. A continuación enumeramos algunas:

Apple. Es la primera empresa informática en romper con el género visual robusto de IBM. Steve Jobs decidió vender computadoras con el nombre de esta fruta, en homenaje a la casa discográfica de los Beatles. Además, Macintosh es una variedad de las manzanas californianas.

Aspirina. Es un producto creado en 1898. Está registrado en más de 70 países como medicamento para calmar la fiebre y aliviar el dolor. La sílaba «spir» indica la presencia del ácido salicílico, derivado de la familia botánica «Spiraea». El acetil aportó el prefijo «A» y el sufijo «in» creó una palabra que se puede deletrear de la misma manera en alemán y en inglés.

BlackBerry. Son los teléfonos inteligentes que permiten conectarse con el mundo y manejar la oficina desde la palma de mano, creado por Mike Lazaridis, fundador y CEO [consejero delegado] de Research In Motion (RIM). En el 2001 contrató a Lexicon Branding, una consultora de marcas experta en la creación de nombres, firma que sugirió el nombre Blackberry. La palabra Blackberry significa en español mora, fruto del moral de forma ovalada, dos centímetros de largo y color morado. La marca se hizo popular gracias a que muchos personajes de la economía y la política, entre ellos Obama, lo poseían.

Coca-Cola. Es una de las marcas mas poderosas del mundo, creada en 1886 por John Perberton de Atlanta EE. UU., quien elaboró una bebida no alcohólica a partir de hojas de coca y de extracto de nuez de cola. El tónico comenzó a gozar de gran popularidad por su agradable sabor y por sus virtudes euforizantes. Aunque el nombre provino de los ingredientes utilizados para su elaboración, el logotipo fue diseñado por Frank Robinson, el joven contable de la empresa.

Danone. Esta marca nació en 1919 en Barcelona cuando su creador Isaac Carasso fabricó el primer yogur industrial comercializado en Europa Occidental. El nombre Danone se deriva del nombre de su hijo, Daniel y de la palabra inglesa «one». La suma de la primera sílaba y el vocablo inglés dió lugar a «Dan-one».

Google. El buscador de Internet número uno del mundo, ideado en 1995 por dos estudiantes de Stanford, recibe el nombre del término con que el matemático estadounidense Eduard Kasner definió el número 10 elevado a la potencia 100. Pero la verdad sea dicha, el término «googol» es pronunciado por primera vez en 1938, por un niño de nueve años, llamado Milton Sirotta, sobrino del matemático Kasner. El gúgol («googol») no es de particular importancia en las matemáticas y tampoco tiene usos prácticos. Kasner lo acuñó para ilustrar la diferencia entre un número inimaginablemente grande y el infinito. Cuando éste nombre se fue a registrar para el buscador, un error tipográfico hizo que se registrase Google en lugar de «googol», hecho que beneficio a sus creadores ya que «googol» era un dominio que ya estaba adquirido.

Harley Davidson. Es la marca de motocicletas que nació en 1903 en un taller de Milwaukee, donde dos jóvenes, William S. Harley y Arthur Davidson, fabricaron su primera moto y para designar su «caballito mecánico» unieron sus apellidos. Pero la popularidad nace en la década de los cincuenta cuando Elvis Presley y Marlon Brando «montan» una Harley para mostrar el símbolo del espíritu rebelde y libre de su generación.

Mercedes-Benz. Es el nombre de la marca alemana de automóviles de la compañía Daimler AG. El nombre corresponde a una niña vienesa de once años, hija de Emil Jellinek, un entusiasta del incipiente automovilismo de principios del siglo XX. Jellinek hace un pedido de un nuevo diseño a Daimler AG con la proposición de otorgar a dichos coches el nombre de su hija Mercedes. El nombre tuvo tanta aceptación que se decidió utilizarlo para todos los autos fabricados por Daimler.

Sony. Es una marca japonesa que nació entre las cenizas de la segunda Guerra Mundial. El nombre fue creado por Akio Morita en 1946 basándose en la palabra latina sonus (sonido) y en la canción «Sonny boy».
       
Publicado 20/01/2011

domingo, 21 de agosto de 2011

Historia de las palabras - "La tienda de palabras" Jesús Marchamalo




HISTORIA DE LAS PALABRAS

¿Quién pronunció por primera vez "misterio"? ¿Quién escribió, cuándo aún nadie sabía su significad, la palabra "deseo"? Las palabras también cumplen años porque no han existido siempre. ¿Eso quiere decir que antes de que existieran esos sentimientos, esas ideas, estas palabras eran desconocidas para nuestro corazón, para nuestra inteligencia? Es posible que no o tal vez sí. Lo que sí es verdad es que los seres humanos seguimos creando palabras porque aún hay muchas cosas, muchos matices de la realidad, de la vida, que desconocemos. Cada palabra refleja el descubrimiento de una parte más del misterio dentro del cual vivimos.

Un filósofo José Antonio Marina, en su libro Etica para naúfragos, nos cuenta como curiosidad la fecha en que aparecieron algunas de las palabras que hacen referencia y matizan la tristeza:

Abatimiento (1460)
Congoja (1461)
Desconsuelo (1520)
Depresión (1880)
Consternación (mediados siglo XVII)
Melancolía (mediados siglo XVII)
Nostalgia (1884)
Añoranza (1895)

Pág. 272 de La tienda de palabras
Jesús Marchamalo