Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

lunes, 3 de enero de 2011

En éstos primeros días de enero que buscamos "el regalo"



Cómo se decía antiguamente: "quiero dedicar estos párrafos (que no son míos, sino del  conmovedor Andrés Aberasturi) a todos aquellos, que como yo, hoy (por no decir hoy y ayer y antes de antesdeayer...) se han inyectado Cortinglés en vena buscando "el regalo", "el maravilloso y maldito regalo"...



"Hoy me he inyectado Cortinglés en vena. Toda la tarde, allí, deambulando en busca de algo original que te gustara. Antes de salir he preguntado dónde envolvían las cosas para regalo y me han dicho que en la caja central. Desde allí te lo he envíado.

Te llegará seguramente el jueves. Haz con él lo que quieras, como siempre, pero tal vez no desentone mucho entre el reloj parado que tienes sobre la mesa y esa máscara que siempre mira fijo y sonriendo pase lo que pase. Pero tú misma. Lo bueno de esas cosas es que quedan siempre bien en cualquier parte, no hay que limpiarlas mucho y pasan desapercibidas, si eso es lo que quieres, que yo creo que sí. No lo congeles; si no te gusta lo tiras directamente a la basura, pero no lo congeles, que te conozco. El frío es lo único que aguanta mal, se estropea, se pone chungo, se pone casi triste.

No necesita pilas. Funciona solo, aunque no te puedo garantizar durante cuánto tiempo; supongo que depende del trato que le des. Si por casualidad ves que se acelera -le pasa en ocasiones- tan solo cántale una canción o acarícialo un poco. Si por el contrario no funciona, olvídate de él porque ya no tiene arreglo. Debes saber que no tiene garantía y que si no te gusta, no te lo van a cambiar por un jersey a rayas. Eso si es un problema. Pero creo que el embalaje por lo menos resulta muy vistoso. Es una regalo de esos tópicos en los que a uno le gusta más el continente que el contenido.

En la Caja Central se han esmerado; me puse a la cola hasta que me tocó el turno. Entonces me arranqué el corazón y se lo di a la señorita que lo introdujo con cuidado en una hermosa caja forrada de terciopelo. Luego le puso un lazo azul y una pegatina que ponía felicidades en dorado. Me preguntó si le ponía también la etiqueta de frágil y le dije que no; al fin y al cabo es solo un corazón, un viejo corazón cansado de idas y venidas y que unicamente aspira a ocupar un lugar discreto en el decorado de tu vida. Nada más."


Andres Aberasturi
La leyenda continúa




viernes, 31 de diciembre de 2010

Feliz año 2011

 
Ojalá que este nuevo año nos traiga a todos salud, y un montón de ocasiones en que la vida nos guiñe un ojo, se de media vuelta haciéndose la despistada,
y nos permita ser felices. 

Ojalá que este nuevo año nos regale muchos momentos 
para sentir y vivir 
con letras mayúsculas, negrita y subrayado.

Estos son mis buenos deseos para con todos vosotros,
que me trasmitís con vuestros ojos, con vuestras palabras y desde esta ventanita
vuestro calor humano.

Gracias por estar aquí.

Conmigo.


Un abrazo muy fuerte y ¡feliz año!

Rocío


martes, 28 de diciembre de 2010

Del señor Emiliano y los refranes...



El señor Emiliano se murió un diciembre. Un 26 de diciembre de cielo muy azul y  un frío que arreciaba casi tanto como el sentimiento de pérdida que aún tirita dentro. Era un hombre de la vieja escuela, alto y delgado, con andares tranquilos y muy tieso él, siempre ataviado con una gorra comprada en la Plaza Mayor y un bastón que le ayudaba a afianzar el paso.  Si no tenía buen día y le preguntabas cómo estaba respondía con pesar : "Ay hija yo ya estoy en el penúltimo escalón de la vida..." Si en cambio aquel día se encontraba bien mudaba la frase por la consabida: "La vida es maravillosa, escucha bién lo que te digo, ma-ra-vi-llosa..." Estirando y recalcando la  última "maravillosa" como si efectivamente la vida lo fuera...

Al señor Emiliano no se le podía llevar mucho la contraria, a más de uno le llamó al orden  muy airado diciéndole que a él "abuelo" solo se lo llamaban sus nietos, y cogía el bolígrafo de una forma tan  particular y enrevesada, aferrándolo bien entre el dedo índice y el anular, que no se me olvidará nunca. Reservado y conservador, muchas veces, muchas veces aún podría verle sentado en la mesa camilla a la hora de comer,  arropado por la familia, agachado sobre el plato de sopa hirviendo, escuchando lo que decía uno, lo que decía otro, callado, pero moviendo su cabeza sin perder detalle, pensando y nunca mejor dicho: "Dios sabe qué..."

 
El señor Emiliano llevaba una cartera nueva o casi nueva enrollada siempre con una goma elástica a la que daba varias vueltas. Le gustaba mucho tenerme de invitada y siempre me cocinaba mi plato preferido: chuletitas de cordero muy hechas con patatas fritas. Y cuando me iba a casa antes de darme dos besos, me cogía con cariño de la coleta y me decía que nunca me la cortara, que el pelo en la mujer es un adorno, "Un adorno, escucha bien lo que te dice tu abuelo, un adorno... ay cuántas quisieran...".

Del señor Emiliano, de mi abuelo Emiliano, heredé  esta querencia por las frases hechas, porque él tenía un lenguaje propio que no se cansaba de repetirnos. Si mis hermanos no se afeitaban, su frase era: "Las caras limpias, las caras limpias..." juzgándoles con ojos de reproche. Si se me ocurría decir que quería ésto o lo otro, entonces lo único que me regalaba era aquello de "A escote no hay nada caro: tu madre pone una parte, yo otra y tú la tercera, a escote no hay nada caro... comprátelo y me dices cual es mi parte..." Y mientras,  mientras tanto iba salpicando el discurso de infinitos refranes que lo dotaban de esa sabiduría popular que rara vez se equivoca...

Sí, del abuelo Emiliano heredé esta querencia por las frases hechas, por los refranes, esta querencia por el lenguaje popular. Heredé todo eso y sobre todo la certeza de que me quería. Ojalá todos los que se fueran pudieran dejarnos esa certeza.

Pero se murió un diciembre... un frío diciembre que aún hace tiritar.


refrán.

(Del fr. refrain).

1. m. Dicho agudo y sentencioso de uso común.


Diciembre es un viejo que arruga el pellejo.

Por sol que en diciembre haga, no sueltes la capa.

En diciembre diente con diente.

Diciembre tiritando : buen enero y mejor año.

En diciembre no hay valiente que no tiemble.

Año bueno nos viene pregonando, diciembre que se marcha tiritando.


El libro de los Refranes de la Temperie
José Sánchez Egea
INM

sábado, 25 de diciembre de 2010

La palabra Navidad en Navidad, origen



Aunque imagino que en estos días entrareis menos aquí. No quiero dejar pasar la ocasión de desearos:
 
Feliz Navidad 
a todos cuántos os asomais por aquí. 
Ya sea de forma más asidua como ocasionalmente. 
A todos los que me acompañais con vuestra atención,
y con vuestro tiempo.
Mis mejores deseos para estos días.
Feliz Navidad


¿Y que mejor forma de celebrarlo que hablar de ella? De la palabra y de la tradición.

Yo imagino que a estas alturas ya todos sabréis ésto que os voy a contar, pero ¿Por qué no recordarlo?

La palabra "Navidad" viene del latín  nativĭtas, -ātis. y significa nacimiento.

Los cristianos celebramos ese día el nacimiento de Jesús: Pero en realidad no se sabe exactamente cuando nació. Los cristianos tan solo conmemoraban la Pascua de Resurrección, pues desconocían la fecha del natalicio y tampoco le otorgaban demasiada importancia al hecho frente al verdaderamente importante de la resurrección.
 
Posteriormente al desearse celebrar el nacimiento, algunos teólogos propusieron fechas muy dispares que abarcaban desde el 6 de enero al 25 de mayo. En el concilio de Nicea (325 d.C.) se fija la fecha en el solsticio de invierno (en el hemisferio norte) y más concretamente se decide celebrar la Navidad el 25 de diciembre, para aprovechar que en esta fecha ya se celebraban en la antigüedad diversas fiestas paganas, como las “saturnales” romanas (una fiesta de regocijo entre los romanos en la que intercambiaban regalos  en honor a Saturno), la llegada del invierno entre los britanos y el Natalis Solis Invicti, ‘natalicio del sol inconquistable’ en latín, en honor de Mitra (el dios persa de la luz que los romanos asimilaron después al Apolo romano). Y por tanto se decidió utilizar esta fecha para cristianizarla, de alguna manera...

Una vez que la Iglesia oriental instituyó el 25 de diciembre para la Navidad, se dejó el 6 de enero para celebrar la llegada a Belén de los Reyes Magos, con sus regalos de oro, incienso y mirra.


Por otra parte en el Año Nuevo, los romanos decoraban sus casas con luces y hojas de vegetales, y daban regalos a los niños y a los pobres en un clima que hoy llamaríamos ‘navideño’ y, a pesar de que el año romano comenzaba en marzo, estas costumbres también fueron incorporadas a la festividad cristiana.

Por otra parte, con la llegada de los invasores teutónicos a la Galia, a Inglaterra y a Europa Central, ritos germánicos se mezclaron con las costumbres celtas y fueron adoptados en parte por los cristianos, con lo que la Navidad se tornó desde muy temprano una fiesta de comida y bebida abundante, con fuegos, luces y árboles decorados.

La Navidad entonces que celebramos hoy es fruto de un milenario crisol en el que antiguas tradiciones griegas y romanas se conjugaron con rituales célticos, germánicos y con liturgias ignotas de misteriosas religiones orientales.


Para este texto he consultado varias fuentes:

www.elcastellano.org
http://etimologías.dechile.net
www.1de3.com


Lo dicho: Feliz Navidad compañeros de letras.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Homenaje a Luis Rosales en el Teatro Español





Cómo el náufrago metódico que contase las olas que le bastan para morir;
Y las contase, y las volviese a contar, para evitar errores, hasta la última.
Hasta aquella que tiene la estatura de un niño y cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.


Así comenzó el homenaje que tuvo lugar el lunes en el Teatro Español a Luis Rosales. Con su voz recitando este poema suyo, que a mí me gusta tanto. Y qué bien que estuvo este homenaje, qué emotivo.

Después del primer poema se iban alternando las canciones tocadas al piano por Rosa Torres-Pardo con las voces de un montón de actores recitando diversos poemas de este autor. La música de Isaac Albeniz, Chopin, Debussy, Manuel de Falla... se iba alternando con las voces de María Adanez, Raúl Arévalo, Manuel de Blas, Toni Cantó, Pedro Casablanc, Carme Conesa, José Coronado, Manuel Galiana, Mario Gas, Ariadna Gil, Ana Labordeta, Charo López, Carmen Machi, Itzíar Miranda, Ricardo Moya, Blanca Portillo, Gloria Muñoz, Santiago Ramos, Paco Valladares y Ana Villa.

Dos horas de duración entre canciones, poemas y la voz del poeta unas veces hablando y otras recitando. Genial. Estuvo genial. Te ponía la piel de gallina en algunas ocasiones. Qué bien recitaban todos y qué bien interpretada la música, qué bien se iban acoplando ambas.

Y lo mejor es que era entrada gratuita hasta completar aforo. Eso sí el teatro Español lleno hasta arriba, claro. Y entre el público más actores. Ramón Barea, Flotats, María Asquerino... Muchos.

 Fenomenal. Estuvo fenomenal.

Al final Mario Gas que ha dirigido el homenaje leyó en voz alta una carta de Luis García Montero sobre el poeta jugando con muchos versos de sus poemas preciosa. Y después subió al escenario el hijo de Rosales.

Cuando en el último momento todos los actores vestidos de oscuro vueltos hacia la pantalla donde estaba la imagen de Luis Rosales no dejaban de aplaudir, se te ponía hasta la piel de gallina...

Un lujo.



 Os dejo con un par de párrafos del artículo que El País dedica al evento:

Escritor, crítico literario y miembro de la Real Academia Española de la Lengua, Luis Rosales (1910-1992), al que tantas veces han homenajeado este año, tuvo ayer voz a través de esa veintena de actores y de grabaciones en las que impresionaba ver reflexionando al escritor sobre sus amigos, sobre la vida y sobre la muerte, en especial la de Federico García Lorca, que tanto le afectó, sobre el amor y el desamor...

Poemas extraídos de Canciones (como la que lleva por título Canción para los pusilánimes que no se atreven a creer en la libertad), Diario de una resurrección, La carta entera o La casa encendida, además de textos de su autobiografía y esa definición sencilla, casi humilde, que sirvió de cierre del recital: "Me llamo Luis Rosales, soy poeta y he nacido en Granada".

martes, 21 de diciembre de 2010

Beaumarchais en el Teatro Español



El sábado pasado fui a ver Beaumarchais al Teatro Español. Pero tengo que decir que en general no me encantó.

Pero vamos por partes.

Beaumarchais es una obra de teatro ambiciosa, pues nunca se había estrenado. Flotats se ha arriesgado a hacerlo y lo ha hecho con un montaje con audiovisual incluido para cambiar de decorado y época, y con un escenario desnudo sin apenas muebles, un par de sillas, una mesita, un sillón... Claro eso facilita muchísimo los cambios de escena, son muy ágiles, porque apenas hay nada que mover. Y desde luego Flotats en esta obra se ha acompañado de un montón de actores y entre ellos destaca un elenco de actores importantes (en total son treinta o treinta pocos actores) aunque tengan un papel corto como María Adanez, Carmen Conesa, Constantino Romero, Ramón Barea, Raúl Arévalo, Pedro Casablanc… que lo hacen muy bien.

Me gustó la actuación de Flotats, desde Arte no había vuelto a verle y merece la pena. En este caso además representa muy bien el carácter frívolo, burlón, astuto que debía tener en realidad Beaumarchais por lo que se cuenta de él.

También me gustaron mucho las actuaciones de Constantino Romero en su papel de Franklin, uno de las escenas más amenas es cuando tiene una conversación con Beaumarchais en dos idiomas diferentes con su nieto como traductor. También por supuesto destacaría las escenas de Raúl Arévalo, pues tiene dos papeles, aunque de ambas destacaría cuando representa al Caballero d`Eon, qué diálogo más ingenioso entre él y Beaumarchais jugando a la ambigüedad.

El vestuario también está muy bien, muy logrado.

Pero… se me hizo muy larga. Porque bien es verdad que es larga, dura dos horas, pero a mí además se me hizo larga. No me enganchaba del todo la obra. Además el final me chirría bastante. Yo creía que cómo había comenzado con Flotats interpretando a Sacha Guitry, el creador de esta obra y que nunca estrenó, en el año 1950, pues yo creía que al final de la obra volvería al año 1950 para cerrar. Sin embargo termina con una escena un tanto espiritual u onírica… algo espesa para mi gusto.

En fin… que supongo que habrá opiniones para todos los gustos. Yo destacaría la actuación de Flotats y de cómo ya he dicho algunos de los actores secundarios como Constantino Romero o Raúl Arévalo pero no acabó de atraparme. Y desde luego que me alegro de haber ido y de haber conocido la figura de Beaumarchais, que la verdad es que yo, ignorante, desconocía.

Y desde luego siempre merece la pena volver a ver el Teatro Español, que me gusta mucho y al que recuerdo con mucho cariño de las primeras obras de teatro que disfruté en él (Maribel y la extraña familia., Elisa está debajo de un almendro, Fuenteovejuna...) en mi época de estudiante de instituto.



Os copio aquí las biografías de Beaumarchais, y Sacha Guiltry:

Pierre Agustin Caron de Beaumarchais (1732-1799): relojero, inventor, músico, profesor de arpa, viajero, especulador financiero, agente secreto de la corona francesa, tranficante de armas… también  dramaturgo, padre de la primera sociedad de autores y compositores dramáticos (en 1777) y autor de El barbero de Sevilla y Las bodas de Fígaro, ambas llevadas a la ópera luego por Rossini y Mozart respectivamente.

Alexandre Guitry (1885-1957) era hijo de un actor, Lucien Guitry, admirado por el zar Alejandro III de Rusia, que apadrinó al niño y le dio su nombre y su diminutivo, Sacha. Empezó muy joven a montar sus propias obras e inundó París con ellas, literalmente, hasta el punto de que, en 1932, un grupo de dramaturgos y directores de escena trataron de limitar el número de obras de Guitry que se presentaban al año. En total, es autor de 140 obras y 30 películas. En 1950 escribe Beaumarchais y, además de contar alguno de los episodios más importantes de la vida del personaje, con la aparición en escena de Napoleón, Luis XV o Benjamin Franklin, quiere rendir cuentas ante todos aquellos que pusieron en tela de juicio su honor acusándole de colaborar con los nazis durante la ocupación de París. Fue incluso encarcelado 60 días, pero al final se demostró que todo era falso. También Beaumarchais pisó la cárcel y salió absuelto y restituido.


lunes, 20 de diciembre de 2010

Santos Yubero, exposición de fotografía


Está hasta el 16 de enero, os da tiempo, y yo creo que os gustará.

Os estoy hablando de la exposición de fotografías de Santos Yubero que hay en la sala de exposiciones de Alcalá 31. Eso es, en la misma calle de Alcalá, en la acera de la derecha, según subes hasta la puerta del Sol desde Cibeles.

Yo estuve ayer, y me gustó mucho. Haces un repaso, a traves de sus imágenes, a la historia de Madrid y a  la de España desde el año 1925 hasta 1975, porque la última foto es del día que murió Franco. Son 160 fotografías a cual más interesante y más curiosa. Y después hay un audiovisual en las que están todas y alguna que otra más. 

Santos Yubero fue un tipo más bien bajito que de alguna forma estuvo en casi todos los acontecimientos importantes de Madrid en años muy convulsos. Es una exposición de contrastes, hay tanto imágenes de las celebraciones de la República, como institucionales del régimen franquista, como dentro de las prisiones o de presos políticos. Estaba en todas partes dejando constancia de un lado y del otro. Fotos de mítines, de actos culturales en los que salen las primeras figuras literarias del momento, fotos de trabajadores del campo, de "productores" que se iban a trabajar a Alemania, de pobres, de dirigentes políticos, de anarquistas, de velatorios, de fiestas, de vedettes... de todo. ¿Cómo no iba a poner a su perro de nombre "foto"? Era inevitable.
Funeral por Jacinto Benavente. Camilo José Cela. Capilla ardiente de Concha Espina y Pio Baroja en una librería de viejo


Jardiel Poncela en una conferencia que dió para mujeres

Valle Inclán en el Ateneo

Los anarquistas condenados por atentar con el Fiscal General de la República, Eduardo Ortega y Gasset




Dónde: Sala Alcalá 31 (calle Alcalá, 31).
Cuándo: hasta el 16 de enero de 2011.
Horario: de martes a sábados de 11:00 h. a 20:30 h; domingos, festivos, 24 y 31 de diciembre: de 11:00 h. a 14:00 h; cerrado los lunes, 25 de diciembre, 1 y 6 de enero.
Precio: entrada gratuita.


Y ya si de paso reservais para comer en el restaurante "La vaca Verónica" yo creo que redondais el día. Es un restaurante de paredes amarillas, lleno de cuadros y adornos, muy acogedor. Con una dueña bajita de pelo blanco, pizpireta, que va recorriendo las mesas tomando nota y avisándote (lo que es un detalle) si te pasas pidiendo, y unos camareros muy amables. Ensalada, pastas, y carne. Y normal de precio. En la calle Moratín, 38.



Fotos diferentes de Madrid en los años 30


Bueno y ya  para terminar, si os apetece seguir leyendo sobre esta exposición os dejo con un artículo de Ruth Toledado de hace un par de meses que tenía guardado desde que lo leí porque me gustó mucho. Está bien, ya vereis...

RUTH TOLEDANO

Rompeolas de las Españas

RUTH TOLEDANO 29/10/2010
Así se refirió a Madrid el poeta Antonio Machado: "Madrid, Madrid, ¡qué bien tu nombre suena / rompeolas de todas las Españas! / La tierra se desgarra, el cielo truena, / tú sonríes con plomo en las entrañas". Lo cita el fotohistoriador Publio López Mondéjar en su prolija y apasionante introducción al catálogo de la exposición del fotógrafo Santos Yubero, que él ha comisariado y que se puede disfrutar en la sala de exposiciones Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid. Machado escribió estos versos el 7 de noviembre de 1936, cuando sus amigos León Felipe y Rafael Alberti trataban de convencerlo para que abandonara la ciudad, dado el peligro que corrían su vida y su familia. Por esta última accederá finalmente a salir de Madrid, aunque tal movimiento fuera ya inútil para su propia vida, que durante dos tristes años más iría consumiéndose, hasta la extinción, por un periplo de exilios que concluyó en Colliure. Estos versos sobre Madrid encabezaron el artículo titulado Madrid, baluarte de nuestra guerra de independencia, que se publicó un año después en la revista Hora de España, donde el poeta celebraba la ciudad y su carácter al tiempo que se dolía por su destino.

Esa ciudad, Madrid, es la que Santos Yubero retrató, recorriendo con sus entonces precarias cámaras el largo periodo de su historia que va de 1925 a 1975, es decir, que comprende gran parte del convulso y crucial siglo XX español: desde la dictadura de Primo de Rivera hasta la muerte del dictador Franco, pasando por la dictablanda, la Segunda República, la Guerra Civil, el franquismo puro y duro de la posguerra, la tecnocracia, el desarrollismo y el tardofranquismo. Una ingente tarea que le permitieron sus, a la par, innegables e impresionantes talento y colaboracionismo: en sentido estricto, Santos Yubero colaboró con periódicos y revistas de muy distinto signo político; del mismo modo, ocupó la primera fila del fotoperiodismo franquista, vistiendo, literalmente, el uniforme de corte falangista que el Régimen impuso a los fotógrafos cuando Antonio Machado ya solo era una leyenda. Es, sin embargo, gracias a esa "sorprendente militancia", como la define López Mondéjar, que podemos volver ahora la vista al pasado. "Mi abuela siempre me decía que debemos conocer la historia para no repetir los errores", evoca Lucía Laín, comisaria adjunta de la exposición. Acaba de asistir, regocijada, a la siguiente escena: en la sala de Alcalá 31, inusualmente llena para la mañana de un día no festivo, se oyen las risas de dos ancianos que no se conocen entre sí y que, ante la foto de un grupo de civiles durante la guerra, discuten si se trata de "los tuyos o los míos". Una escena ante la que siento el alivio propio de las heridas ya cerradas y una cierta melancolía, la del dolor que puede provocar en sus víctimas el capricho del tiempo. "Mi madre siempre me decía que es mejor ser víctima que verdugo", recuerda Publio después, ante una cerveza que dora aún más el sol del otoño madrileño, "pero que conviene ser víctima lo menos posible".

Con el entusiasmo y la generosidad que le caracterizan, lo primero que cuenta Publio es el interés por conocer "su nueva ciudad" que la exposición ha despertado en los bedeles extranjeros de la sala, la pasión que han mostrado por conocer cómo han ido cambiando el paisaje y el paisanaje madrileños (incluidos esos lugares que ya no existen, como el Café Negresco o el Frontón Recoletos). Son un ecuatoriano, una rumana, no recuerdo: lo que ahora llamamos inmigrantes y el franquismo llamaba productores, cuando eran de aquí quienes huían de la miseria. Santos Yubero los fotografió también, abrazados a sus familias en los andenes, porque siguiendo su trayectoria profesional (aparte de los momentos que iluminan toda vida social y cotidiana: las actrices, los niños, las hazañas deportivas) se puede seguir también la trayectoria de la miseria española: la miseria social (cuando el fotógrafo nace en 1903, el 60% de la población era analfabeta); la miseria económica (esa indigente con sus hijos en la misma calle de Alcalá en la que estamos); la miseria política (la guerra y la dictadura como su máxima expresión); la miseria física (él mismo padeció tuberculosis); la miseria moral (su afición por la tauromaquia, que comenzó, como en muchos, con una fascinación por las falsas luces del toreo que esconde un afán de huida de la precariedad; en su caso, la de su vida en el barrio de Lavapiés, sin padre, al cuidado de una madre que trabajó duro en el restaurante Casa Lastra de la calle del Olivar). Un entusiasmo, el de Publio, que se torna en desgarro histórico ante el retrato de Gómez de la Serna (cuya mirada destila toda su íntima derrota: la derrota común) que Santos Yubero hizo al escritor cuando regresó en 1949 a España desde su voluntario exilio en Buenos Aires. Un entusiasmo que es pasión literaria ante ese Madrid de Galdós, Valle-Inclán, Azorín, Pío Baroja, Jardiel Poncela, Cansinos Assens, que Sagarra y Pla contrapusieron a la moderna Barcelona y César Vallejo consideró "la ciudad más original del continente". La que también se asfixió entre los muros de la cárcel de Yeserías, de la plaza de toros Monumental de Las Ventas o del palacio de El Pardo. Un entusiasmo que evitará el mayor temor de Publio López Mondéjar: que la obra de los grandes fotógrafos caiga en un descuidado olvido.