Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

lunes, 29 de marzo de 2010

WC


Cuando una viaja, el asunto de los cuartos de baño es problemático.

En unos hay que pagar, en otros no, en algunos te racionan el papel, en otros directamente solo hay un grifo al lado, en algunos da gusto entrar y en otros... crees que te vas a morir directamente en cuánto entras.

Recuerdo de forma "muy especial" mi entrada triunfal en los servicios del Templo del Cielo en Pekín nada más bajar del avión, recuerdo alguno que otro memorable en el Valle de los Reyes en Egipto, o unos a los que entramos en el Parque Natural de Yosemite en EEUU, inolvidables, y de los que salimos dejando un "apetecible" rastro oloroso de nuestros pasos siguientes...


En fin... No quería yo ponerme escatológica.


Pero no he podido por menos que recordar todas estas aventuras de mis vacaciones al pensar en la entrada que os quería dejar hoy. Se trata de el letrero de "WC"que vemos siempre en España. Os dejo con un pequeño artículo donde se explica el origen curioso de este término.



¿POR QUÉ DECIMOS WC SI ELLOS LO LLAMAN TOILET?

01/10/2009


El letrero de WC, tan visto en España, apenas figura en ningún sitio en el Reino Unido.


Los ingleses utilizan la palabra toilet para ese lugar. Curioso que los españoles, tan castizos y negados muchas veces para otras lenguas, utilicemos en esto un extranjerismo; pero también es curioso que los ingleses, tan exportadores de términos a otros países, usen una palabra tomada del francés toilette. Lo mismo ocurre con los alemanes, que piden por los Toiletten tras beber sus cervezas. Lo de mirar para otro lado en esos bautizos debe de ser algo propio de los mecanismos del eufemismo.


En la vieja literatura inglesa se encuentra la palabra closed. El agua corriente dio lugar al water closed, de donde la singular economía lingüística del anglasajón originó el WC. Pero probablemente la siglas aún remitían excesivamente a lo significado, y se optó por la sonoridad de un término extranjero que al hablante no le hace pensar tan directamente en la realidad que no agrada llamar por su nombre.


Lo propio ocurrió en castellano. Nosotros, que extrañísimas veces hablamos en siglas, hemos utilizado durante mucho tiempo la expresión uvedoblecé (ahora está algo más en deuso). Lo más llamativo del caso es que hemos incorporado váter al diccionario, un término que ningún inglés usa. Los anglosajones tienen varias palabras para el menester que nos ocupa, como lavatory, bathroom o restroom (como nosotros tenemos baño y servicios), pero si un turista hispano en Londres exclama wáter lo que conseguirá no será que le lleven a una taza sino que le traiga un vaso.


Autor

Emili J. Blasco

participacion.abc.es, España

Miércoles, 30 de septiembre del 2009


jueves, 25 de marzo de 2010

"No quiero una guerra, Dios me libre, pero sí emociones" "Todo eso que tanto nos gusta" Zarraluki



"Mi padre se escapó de casa un día de sol radiante. Más que escaparse de casa, pues la que tenía no merecía tal nombre, se escapó de su propia vida y lo hizo de la única forma que podía sin atentar contra sí mismo. Se subió al coche y desapareció."

Así comienza el último libro que he leído: "Todo eso que tanto nos gusta” de Zarraluki .

Me ha gustado mucho. Es un libro que he leído como quién se va metiendo poco a poco en un mar cálido, disfrutando despacio de cada paso sobre la arena blanda a medida que sin darte cuenta te vas sumergiendo en la historia. Es un libro para tener a mano un lápiz y poder ir apuntando tantas y tantas frases preciosas con las que te encuentras a medida que vas leyendo y que describen de forma sensible y justa lo que tenemos en el fondo de humanos: las dudas, las tristezas y la capacidad de empezar de nuevo.

Nunca había leído nada de Zarraluki, ahora quiero comprarme ya algún libro anterior de él para disfrutarlo.

El argumento de “Todo eso que tanto nos gusta” cuenta la historia de Tomás, un arquitecto retirado que decide romper con su vida y marchar a un pueblecito a empezar de nuevo. Ricardo, su hijo, va a buscarlo “para vigilarle” y al final se queda con él. También desde el principio conocemos a Cristina, la madre y exmujer de Tomás, una peculiar y separada esposa que sin embargo vive pendiente de su marido.

No son los únicos personajes de esta historia. También está Lola la dueña de la pensión donde viven, también está Marcelo, interesado por la literatura, y Paquita su mujer ciega a quién lee. Me gusta mucho el personaje de María, la “taxista oficial del pueblo” que está a punto de casarse. Está también Daryna, una prostituta, Barbara Baldova una italiana millonaria…

Un montoncito de personajes que se encuentran en un momento dado en ese pueblo y que aprenden a convivir y a quererse a sí mismos y a los demás.

Es esta, una historia de amistad, de amor, de reencuentro. Una historia que habla de buscar lo bueno que hay en nosotros mismos. Habla sobre el valor de abandonar lo que no nos hace felices y tener el coraje de salir a buscar “Todo eso que tanto nos gusta”. Habla de personas y sentimientos.

Me ha gustado mucho. Ya lo veis. Se me nota.



Aquí os dejo con algunos de esos renglones, algunos de esos párrafos, que yo iba escogiendo:


"El paraíso no existe. Si acaso, es una intermitencia, una ráfaga de viento que nos sacude a veces, una posibilidad inalcanzable (…) Lo demás es tesón y coraje, un poco de engaño y mucha resignación, aprender a disfrutar a ratos mientras se resiste, mientras se empieza a oler a cosas viejas y acostumbrarse a vivir con los recuerdos, con todo lo que no se hizo, o se hizo mal, con todo lo que se es incapaz de entender o aceptar. Disfrutar, pese a todo, del instante. Eso es lo más parecido que tenemos al Paraíso”.


"Las guerras tienen una cosa buena, sólo una: nos enseñan con crueldad lo que estamos a punto de perder. La vida misma se muestra como lo que es, un tesoro frágil. En la guerra la vida es sagrada. Y sin embargo ahora, en estos tiempos miserables, la protegemos con cicatería, como el dinero cuando lo metemos en el banco. Ya no sabemos lo complicado, lo difícil, lo maravilloso que es sobrevivir. Eso sólo se sabe cuando se ha vivido una guerra o cuando uno se ha hecho tan viejo que vuelve a necesitar arriesgarse. No quiero una guerra, Dios me libre, pero sí emociones."


"No era una chica a la que le quedaran bien los vestidos de novia, ni los moños italianos, ni las ceremonias largamente preparadas. Lo que le quedaba bien era la vida. Como si un exceso de fuerza, o de serenidad o inteligencia, le impidieran sorprenderse por nada, María renacía de nuevo desde lo más profundo de su soledad, ese lugar que era para ella el más seguro y para mí el corazón de todas las dudas".

Miquel Barceló. Caixa Forum "Pintamos porque la vida no basta"






Pintamos porque la vida no basta. Dije yo eso o lo leí en alguna parte. Creo que es mío. En cualquier caso aquí la vida sí basta. Es casi excesiva” Cuadernos de Africa. Miquel Barceló (1957).

La suerte de vivir en Madrid.
La suerte de disponer de un par de horas en el centro de un miércoles primaveral.
La suerte de que en el Caixa Forum haya una exposición de Miquel Barceló.
La suerte de poder ser turista en tu propia ciudad.

La suerte de tener una buena compañía, tranquilidad, interés, ojos.
La suerte de encontrar tres palabras en el primer panel:”misterio, adrenalina, incertidumbre” que encierra el proceso creativo, que tienen tus medidas, que crees.
La suerte de 140 obras: pinturas, cerámicas, esculturas, acuarelas, dibujos, posters, libros, cuadernos de viaje.




Los tomates y las papayas.
El fondo del mar y el desierto.
Los cefalópodos en la oscuridad.




La suerte de encontrar un grupo con guía que entra a la vez que tú.
La suerte de que la guía “¿Será la agente de Miquel Barceló?” sea una apasionada de lo que cuenta.




“Siempre que veáis que hay una retrospectiva de un artista no os lo penséis: hay que ir. Es genial, fijaros como ha hecho las rayas de la barca, con un cepillo de raíces sobre la pintura, que a la vez de pintar, va dibujando. Estos son de la época que pinta a cuatro patas, sobre el suelo… fijaros en las huellas de sus zapatos ¿las veis aquí? Y mirad, mirad la colilla. Son cuadros hechos sobre los papeles que previamente había puesto en el suelo y sobre los que ya había caído la pintura, así ya tiene el fondo. Es normal que la cúpula se esté cayendo, también cuando se hacían las de las iglesias góticas al principio se caían… Fijaros que curioso como hace el desierto, con tizas… Adelantaros hasta aquí ¿Veis cómo la base son las hojas del papel de periódico que había en los suelos?. Este retrato sí que es curioso: lo recuperó veinte años después y fijaros dejó las telas de araña y los nidos de los abejorros. Noo, Miguel Barceló no está solo, está casado y tiene dos hijos. Sí es que ella vive en París. Fijaros, fijaros aquí como son acuarelas muy, muy líquidas. Fijaros, está claro que lo ha hecho un pintor que sabe mirar, que estaba allí en ese momento…”

La suerte de sus palabras entregadas, de su timbre de voz claro y alto.




“Gao es la ciudad más pobre de uno de los países más pobres del mundo” se dice así mismo sobre Mali, de donde proceden tantos de los subsaharianos que llegan a España en patera. Hay “mucho polvo y moscas grandes como palomas”, “mosquitos y todas las enfermedades del mundo”, y la corrupción está a la orden del día, pero “aquí las cosas me parecen más reales y pintables. En París los cuadros me parecen más reales que las calles”.

“Como una serpiente que se traga una rata enorme, hay que digerir lentamente todo el aburrimiento del mundo. Y de repente, como un rayo, el deslumbramiento” escribe el pintor, que explica como prepara sus cuadros: “Pisamos descalzos las telas, que colocamos sobre las rocas al borde del acantilado. Después, pintó con las manos”.




“Además de celebrar los extraordinarios logros de un destacado artista vivo de renombre internacional, esta exposición experiencial se propone presentar los logros de este artista de un modo excepcionalmente experimental resaltando el misterio, la adrenalina, la incertidumbre que prefiguran el proceso creativo.”


Miquel Barceló (1983-2009)
CaixaForum Madrid
Hasta el 13 de junio
Entrada gratuita

La suerte de hallar un libro que me apetecería algún día leer: “Los cuadernos de África” de Barceló.

lunes, 22 de marzo de 2010

Gaznápiro


Hoy me ha venido a la cabeza una palabra que me ha hecho sonreír: "Gaznápiro".

No sé que asociación extraña he hecho en el trastero imposible y revuelto de la memoria que de pronto he vuelto a tropezar con ella. Hace años y años que no se la escucho a nadie. Pero la he entresacado de mi niñez, la he limpiado el polvo y la he puesto guapa para dejárosla en mi blog.

¿No os parece curiosa la palabra "gaznápiro"? A mí me encanta.

Llega de la época en que mis hermanos y yo eramos pequeños. Mi hermano el que va detrás de mí, el cuarto, que entonces era muy flaco y tenía el pelo rubio siempre largo y rizado todo alborotado, cogía manias con mucha facilidad, y de pronto no hacía más que estirar los brazos o mover la cabeza o cosas por el estilo de los nervios que tenía siempre y lo inquieto que era. Entonces mi madre cuando ya se hartaba de verle hacer monerías le decía: ¡Pero te quieres estar quieto so gaznápiro!

Y ahí se me quedó a mi la palabra colgando de un clip de las tonterías de mi hermano, o lo que es lo mismo, colgando de aquellos tiempos revueltos y alegres... (Afortunadamente ahora mi hermano ya no hace todas esas tonterías... hace otras. No, no las hace, es broma... por supuesto.)

En fín pues que quería dejaros aquí con esta palabra que según el diccionario de la Real Academia significa:

gaznápiro, ra.

(De or. inc.).

1. adj. Palurdo, simplón, torpe, que se queda embobado con cualquier cosa. U. m. c. s.



He buscado su etimología pero hay varias versiones os dejo con un par de ellas:



Extraído de la página: http://www.elcastellano.org/palabra.php?id=1672

Este adjetivo se aplica hoy al sujeto ‘palurdo, simplón, torpe, que se queda embobado con cualquier cosa’. Está registrado en nuestra lengua desde la primera mitad del siglo XIX, aunque el Diccionario sólo lo incorpora en su edición de 1884.

Su origen es incierto, pero Corominas propone el vocablo gesnapper, supuestamente formado por los soldados españoles en Flandes con las palabras neerlandesas gesnapp ‘parloteo’, ‘charla’ y snapper ‘charlatán’.

Estos textos ha sido extraídos de los libros de Ricardo Soca La fascinante historia de las palabras y Nuevas fascinantes historias de las palabras.



Extraído de http://etimologias.dechile.net/?gazna.piro

La palabra gaznápiro, en Andalucía como en México, se usa para el "tonto palurdo". La Academia la ha dejado sin etimología (ver DRAE), pues estas palabras de expresividad popular son de las más difíciles para seguirles la pista, quizá porque no lleguen a los textos escritos sino muy tarde, con todo su camino evolutivo ya hecho en la expresión oral. Por eso me voy a atrever a proponer alguna hipótesis sobre ella, imitando las sugerencias de Don Maxi para chirona.

Me luce que algo tiene que ver con gaznate, porque muy a menudo se relaciona la tontuna con la capacidad de engullir, como que el tonto a veces no vale para trabajar pero bien que come como una lima sorda. También al torpe malcriado se le llama zampatortas, al necio se le llama badulaque, que era antiguamente un guiso de vísceras y desperdicios, el pan duro es un mendrugo, y mendrugo se llama también al tonto. Pero, además, por otro lado, la palabra parece influída por la voz chápiro, que es un derivado regresivo de chapirón, que es el paralelo de origen francés [chaperon "caperuza", recuérdese el cuento de Perrault de "Le petit chaperon rouge" = "la Caperucita Roja"] de capirote, que, entre otras acepciones tiene la del conjunto formado por la muceta (esclavina que cubre pecho y espalda) y el capillo (gorro con flecos) del color respectivo de cada facultad, que usan los doctores en ciertos actos solemnes de las universidades, de manera que un tonto de capirote es un tonto graduado de doctor en tontería por prestigiosas universidades de todo el mundo, p.e. doctor por lo vaina (9ª acepción del DRAE).

Así que si juntamos el gaznate del tonto tragaldabas con el chápiro verde del tonto graduado, aparece la voz gaznápiro. Es hipótesis que someto al superior criterio de esta docta asamblea.


¿Alguien da más versiones?


domingo, 21 de marzo de 2010

"Ningún amor se entiende desde fuera, ninguno" Luis Muñoz


Hoy 21 de marzo, es el día mundial de la poesía.

También es el día mundial para la eliminación de la discriminación racial y también ha entrado la primavera.

Pero como en este blog sobre todo hablamos de letras y literatura, vamos a celebrar que es el día mundial de la poesía con un poeta.

Hoy os voy a presentar a Luis Muñoz. Del que todavía no os había hablado.

Yo le conozco gracias a Javier Díaz, mi maestro en ésto de la poesía, y he podido escucharle recitar en varias ocasiones. Cuando estuvo en el ciclo de poetas en vivo que hizo Javier en la Biblioteca Pública Maria Moliner de Villaverde hará unos ocho años, cuando vino de visita a nuestro taller a leernos algunos poemas y finalmente porque le vi presentando a Ángel González en la Residencia de Estudiantes la última vez que pude escucharle.

Se me ha ocurrido que podía dejaros con cuatro poemas de Luis Muñoz, una pequeña selección que me gusta mucho. Siempre que le he leído me parece que hace una poesía muy visual, ves las escenas muy fácilmente, algunos de sus poemas es verdad que son bastante narrativos cómo éste primero que os voy a dejar, pero tiene algunos versos muy redondos ("Acoge los recuerdos como a huéspedes cálidos"...). Además sus descripciones de algunas escenas me parecen muy sugerentes como en el poema de "Escultura Líquida". Bueno pero mejor os dejo con ellos... A ver qué os parecen a vosotros:


POSTALES EN UN SOBRE

Tomaron un pequeño apartamento

al calor de la historia que empezaba

en un pueblo radiante de la costa.

Las familias miraban de reojo

su dulce suficiencia,

su ambigua cercanía cuando tomaban sol,

los leves empujones en la orilla

de muchachos buscándose en el juego,

la risa incontrolable,

el júbilo de luces y de compras

los días de mercado

y un remolino oscuro de murmullos

se levantaba al paso como una nube torda.


En sólo quince días avivaron

contrarios sentimientos, un ascua adormecida

y una imagen inquieta de la felicidad.


Recordarían de aquello más que nada,

muchos años después, en su país del norte,

la coartada airosa de su idioma

para hablar de deseo sin entenderles nadie,

las noches enlazadas de sus cuerpos

con las marcas blanquísimas de los trajes de baño

y un sobre con postales de vocación turística

que guardaron por siempre como un talismán:

el farero viejo cortando caña,

la junta de los bueyes en la plaza del pueblo

y una chica en biquini diciendo okey.



PEQUEÑO INTERIOR

Acoge los recuerdos como a huéspedes cálidos.
Deja que se conozcan, que se hurguen entre ellos,
que se lleven bien.

Enséñales la casa paso a paso:
donde guardas la fotos que los paró un momento,
dónde filtran las sombras su cuerpo definido,
donde pueden estar sin que los notes.

Cuando adopten su sitio plenamente,
cuando aprendan la voz de su rutina
y el incierto dictado a que responde,
deja que duerman hasta tarde,
que paseen sin rumbo, que se estiren, se encojan,
se fundan con tus sueños.
Pero no aceptes si quieren que los sigas.



ESCULTURA LÍQUIDA


Si todo terminara aquí, si todo se cerrara,
de golpe, como un cepo, no lo lamentaría.

Suena una hebilla en la otra hebilla
encima de la colcha.
Luego, los cuerpos de tormenta, el suyo
que es un ciclón de seda, el mío
que es un tronco volcado
y esa intersección de memoria y olvido,
de afirmación y nada, de posesión y fuga,
de planos sobre planos sobre planos.



IMAGINERÍA

Charlando en un café,
ajenos al murmullo de otras mesas,
al trajín de las tazas, a la entrada de tipos
que dejan los abrigos junto a ellos.
Con los ojos clavados uno en otro,
una chispa airosa en la sonrisa,
un resplandor muy dulce,
en las nubes una combustión:
ningún amor se entiende desde fuera,
ninguno.





Luis Muñoz nació en 1966 en Granada, en cuya universidad se licenció en filología española y en filología románica. Ha publicado los libros de poemas Septiembre (Hiperión, 1991), Manzanas amarillas (Hiperión 1995), El apetito (PreTextos, 1998) y Correspondencias (Visor, 2001), por el que obtuvo el Premio Generación del 27 y el Premio Ojo Crítico. Estos cuatro libros están recogidos en el volumen Limpiar pescado. Poesía reunida (Visor, 2005). En 1994 preparó el libro colectivo El lugar de la poesía. Ha traducido, entre otros autores, a Giuseppe Ungaretti. Su obra, variada y lúcida, le convierte en uno de los poetas más hondos y originales aparecidos en los últimos años, y está incluida en numerosas antologías de la poesía española actual.

jueves, 18 de marzo de 2010

Dayanita Singh




Ayer estuve en la exposición que hay en la sala Azca de la Fundación Mapfre dedicada a la fotógrafa india Dayanita Singh (Nueva Delhi, 1961).

Es la fotógrafa más conocida de India, y ha expuesto en museos de Nueva York, Boston, Berlín o Turín.

En la fundación Mapfre hasta mayo se pueden ver 140 fotografías de distintos formatos, en blanco y negro y en color, ordenadas por orden cronológico que repasan toda su obra y que ofrecen una amplia visión de las distintas realidades de la India de hoy en día, no solo la más paupérrima que es la que más se nos muestra siempre.

Yo no conocía a esta fotógrafa pero la verdad es que su exposición me pareció interesante, muy curiosa.

Sobre todo me llamó mucho la atención la primera serie de fotografías dedicada a un eunuco ya anciano que vive en un cementerio llamado Mona Ahmend. Las fotos fueron hechas por encargo de un diario londinense. Pero esos 12 retratos en blanco y negro, que a mí la verdad me atraparon, parece ser que no llegaron a ser publicados por ese diario. Dayanita entregó el carrete a Mona Ahmed, quien temía la reacción de sus familiares que vivían en Londres si se publicaba en el diario. Esto permitió que la artista continuara fotografiando a Mona durante trece años y que el trabajo viera la luz en un libro "Myself Mona Ahmed.
"Mona es uno de los dones más preciosos que me ha hado la fotografía..." D.Singh



De esta época también es la serie de fotografías, “Am As I Am”, también en blanco y negro, de retratos que se centran en la vida diaria de las niñas que viven en un ashram (una especie de colegio) el centro de mujeres de Benarés, donde la cámara filma las emociones. "Nunca me han interesado los estereotipos", explicó "Por mi formación como documentalista, mis primeros trabajos están centrados en dramas personales, en esas historias terribles que se viven de puertas adentro".


Vienen después imágenes de la India más acomodada, más cosmopolita.


Quiero resaltar también la serie que después de la de Mona mas me gustó, la serie de libros desplegables en pequeño formato denominado 'Sent a Letter'. Me gustó mucho, me parecía muy sugerente, lo que había escrito en esa serie y que os copio aquí:


“Desde hace unos años Dayanita Sight realiza pequeños diarios fotográficos de sus viajes. Cada uno de los libros está relacionado con una persona en concreto, quizá alguien que ha hecho el viaje con ella o simplemente alguien que le acompaña en su mente. Hace dos copias a mano, una para ella y la otra para esa persona que le ha acompañado. Un diario con imágenes, iconos de un tiempo compartido. Sent a letter está compuesta por 7 de éstos pequeños libros incluyendo uno de su madre Nony Sight que nos enseña en imágenes el crecimiento de su hija Dayanita”.
A continuación se puede ver el paso de este tipo de retratos a otro tipo de fotografías donde lo que predomina son lugares vacíos, instantes suspendidos. Go Away Closer, Blue Book y Dream Villa presentan objetos, espacios, caminos, que alguien ha usado, por donde alguien transitado; donde nuestra presencia, a pesar de la ausencia, continua aún presente.


El recorrido de la exposición finaliza con 'Dream Villa', en la que el color entra de manera plena. Son nocturnos en los que explora la influencia de la luz artificial para mostrar su mundo interior, sus sueños y su imaginación.


Fundacion Mapfre - Sala Azca

General Perón, 40

28020 Madrid

Fecha de finalización: 2 Mayo de 2010

lunes, 15 de marzo de 2010

Romper una canción de Benjamín Prado



“Fuimos a Praga a romper nuestra amistad. Estábamos tan seguros de que aquel viaje era un error que el día antes de salir, los dos tuvimos el teléfono en la mano para llamar al otro y decirle: “Mira, mejor lo dejamos ¿Vale? No es el momento adecuado, no va a funcionar y voy a decepcionarte”. Pero en esa ocasión hicimos más caso de mi epitafio que del suyo, y nos subimos a aquel avión que iba a la República Checa y quién sabe a qué más. Lo de los epitafios viene de lejos, como casi todo entre dos personas que se conocen desde hace casi treinta años y han hecho juntas cosas tan divertidas que la mitad de ellas no se pueden contar. El caso es que un anoche, cuando todo el mundo se había ido y nosotros nos habíamos quedado tomando la última copa solos, como tantas otras veces, discutíamos, vayan ustedes a saber por qué, cuál sería…”

Así comienza el libro “Romper una canción” de Benjamín Prado. Desde febrero tenía pendiente con vosotros un comentario un poco más extenso de este libro. Estoy viendo que me termino el que estoy leyendo ahora mismo y no lo he hecho.

Así que de hoy no pasa. ¿Cuántas veces tenemos que decirnos esto para arrancar con las cosas pendientes…?

“Romper una canción” es un libro sobre la amistad. Yo creo que ese sería el tema principal. Pero también es un cuaderno de viaje, de un viaje a Praga de 8 días. Supongo que ya todos habréis leído en mil sitios que Joaquín Sabina se encontraba en un estado de “felicidad doméstica” y así no había forma de escribir nada, entonces le propone a su amigo Benjamín Prado que acaba de tener una ruptura amorosa que se fueran juntos a escribir unas canciones aprovechando su desánimo. Y eso cuenta el libro la aventura de escribir un disco. Porque después de esos ocho días, continuaron escribiéndolo en Rota y en Madrid, y así hasta llegar a terminar algunas en el mismo estudio de grabación. Siete meses en total.

Por eso mismo el libro se divide en tres partes: Praga, Rota y Madrid. Y dentro de esas partes en los títulos de algunas canciones, según las compusieran en uno u otro lugar.

El narrador es Benjamín Prado, es autobiográfico, aunque siempre lo hace dirigiéndose a los lectores, haciéndoles de esta forma cómplices inmediatos de cuánto cuenta. Y aunque comienza de forma lineal, todo el libro está salpicado de anécdotas de antes y después que hace que en la historia se rompa muchas veces la unidad de tiempo, dando lugar a un relato entretenido, interesante, curioso. Al menos en los dos libros que yo he leído de Benjamín Prado “Mala gente que camina” y éste, el autor sabe cómo contar una historia de forma ágil, amena, de forma que te atrape sin remedio.

Por supuesto este libro es para seguidores de Joaquín Sabina o de Benjamín Prado. Porque ellos disfrutarán muchísimo con todas sus curiosidades. Sabina suele levantarse tarde, de mal humor y desayuna ostras, caviar y escargots. Tiene afición por las antigüedades y algunos días se levanta con tan pocas ganas que dice que tiene que “quedarse en talleres”, y no se puede hacer carrera de él.

Pero sobre todo a mí este libro me ha gustado por lo que encierra de creación literaria. He disfrutado con esas "peleas" que cuenta Prado que tienen los dos al escribir cada verso. “Ni uno ni el otro nos pasábamos una, pero siempre desde el respeto”. Prado utilizaba los “corralitos”, un círculo con una gallina dentro donde escribía las palabras que se le ocurrían a Joaquín y que a él no le gustaban. Sabina, en cambio, usaba el “no comprar”. Pero daba saltos de alegría gritando “Comprar, comprar” si le gustaba.

“Solían observarnos desde detrás de la barra, dándose codazos, soltando risitas y manteniéndose atentos a nuestros vasos, para rellenarlos en cuanto se vaciaban, cosa comprensible si tenemos en cuenta que cobraban las copas a tal precio que estoy seguro de que si solo nos hubiéramos bebido la mitad de las que nos bebimos, con la otra mitad podríamos haber comprado el hotel y montar en el sótano nuestra propia destilería. En cuanto a los codazos y las risitas, se debían a que, desde el primer instante en que nos vieron trabajar, estuvieron completamente seguros de que éramos una pareja gay. Pues, claro, ¿y qué iban a pensar? Imagínense que son ellos y que cada noche aparecen en su local dos tipos a quienes no conocen de nada, que se sientan en una mesa, sacan unos papeles y se ponen a discutir en un idioma extraño, hablando tan alto como si uno de ellos en lugar de esta allí estuviese en Polonia. De pronto, parece que se enfadan, uno tacha lo que ha escrito el otro en esos cuadernitos que llevan siempre en la mano, vayan donde vayan, y en los que a menudo hacen extraños dibujitos; otro se levanta, le monta un gesto airado con la mano a su compañero mientras le grita que no, que no y que no, se va y a los dos minutos regresa y vuelve a sentarse. A veces, incluso, da la sensación de que lloran. Y, de repente, gritan como si su barco estuviese entrando en un puerto y eso les hiciera muy felices, se levantan, se abrazan, se besan y hacen un extraño baile, al que llaman tregua y catala, (la danza de los famas de Julio Cortazar, según explica Benjamín Prado: “Los famas bailan tregua y catala delante de los cronopios y las esperanzas, que se sienten irritadas y los atacan…” Del cuento Costumbres de los famas incluido en el libro Historias de cronopios y de famas de Julio Cortazar, Punto de lectura 2007) y que consiste primero en levantar los brazos y moverlos con los puños cerrados igual que si levantaran unas pesas invisibles y después en ponerse en jarras y menear las caderas…”
Así durante las once canciones que escribieron juntos. El disco tiene tres más, alguna con Los Pereza y otra de Joaquín Sabina solo.

Este libro cuenta sobre todo eso, cómo escribían a cuatro manos, cómo tachaban y tachaban versos, como viajaban y reían mientras componían. Como son amigos pues salen otras personas conocidas de su círculo: Ángel González, Luis García Montero, Almudena Grandes, Antonio García de Diego, Pancho Varona, Fernando León de Aranoa… y sus mujeres, por supuesto. Subrayando repetidas veces que cada canción ha tenido cinco o seis versiones antes de la definitiva. Y eso es sobre todo lo que a mí más me ha gustado del libro, todo lo que tiene de taller literario, el poder ver cuánto Sabina trabaja cada canción, y de que modo tan literario lo hace.

Quizás parezca un libro comercial, un libro para vender Prado y para vender Sabina, que yo creo que ni falta que les hace, sobre todo al segundo, pero de paso también para hacer propaganda de todos los amigos y locales que frecuentan, como Los Diablos Azules, del que según se cuenta en el libro es socia la novia de Sabina. Quizás lo parezca y quizás lo sea. No digo yo que no. Pero más allá de esto, yo lo recomiendo, por supuesto a los seguidores de ambos artistas, pero también y sobre todo a cuántos lectores sean también escritores. A todos esos, que como yo, hemos leído y releído mil veces una frase y la hemos tachado y la hemos vuelto a escribir y reescribir, dándole mil vueltas hasta que nos sonaba más o menos bien, pidiéndole siempre un poquito más a la imaginación para que se luciera. Sobre todo puestos a recomendarlo, se lo recomiendo a éstos últimos, porque se van a sentir muy identificados con lo que aquí se cuenta.

Aquí, donde se cuenta cómo se escriben versos tan redondos como éste: "Si hay que pisar cristales que sean de Bohemia".
Vinagre y Rosas