Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

viernes, 21 de agosto de 2009

"Aviones de papel en el cementerio" Relato de Rocío Díaz


Hoy es viernes.

Los viernes son promesa de tiempo libre, de relajación, de ocio. Los viernes son promesa de vida.

Por eso os voy a regalar un relato.
Esta vez tendrá que ser uno de los míos. Os dejo con "Aviones de papel en el cementerio", un relato que premiaron hace ya tres años, en Villarubia de los Ojos, con el primer premio en su Certamen Nacional de Literatura, modalidad de prosa, 2006. Recuerdo que fue una entrega distinta. Bueno en realidad cada entrega de premios es única. Qué tontería. Pues bien ésta se hizo en verano, al aire libre, por la noche, en un gran auditorio en el que se dió el Pregón de las fiestas, se nombró a las Reinas de las fiestas de ese año, y se dieron los premios de literatura, prosa y poesía. Toda una celebración. Y luego todos juntos a cenar. Fue curiosa. La verdad.
Y hasta allí me llevó este relato.
¿Quién no ha hecho alguna vez un avión de papel? ¿Quién no lo ha echado después a volar? Lejos, muy lejos, tanto como uno desearía echar a volar las penas o las preocupaciones.

Pues de algo así va esta historia. Pero mejor la leeis y luego ya me decís ¿No?
Espero que os guste.


Aviones de papel en el cementerio


...Que nosotros seremos mayores, pero leche que no somos Adán y Eva, le decía yo a mi Genaro. Pero claro no porque fuéramos a quedarnos como ellos salen en los cuadros, con todas las vergüenzas casi al aire, a ver que se va a pensar usted de nosotros, que seremos mayores pero muy decentes, que no ha sido premeditao, ni somos unos pervertidos de esos que salen en las noticias... Mayores sí... pero no Adán y Eva, ni por los años ni por nada, no fastidien... Yo era por animarle a hacer una locura... Pero entiéndame locura y animarle en el mejor de los sentidos...

Pero con decir que éramos viejos y que los viejos pa qué iban a estar con esas tontunas... de ahí no le sacabas. Que a estas alturas que qué necesidad había... pues menuda diversión... No lo hicimos de jóvenes y lo vamos a hacer ahora, de viejos, a ti se te ha ido la cabeza Trini, no fastidies... ¿Qué necesidad hay...? Y yo le decía: Que no Genaro, que vieja es la ropa, que nosotros viejos no: mayores... ¿Y además por qué no? le decía... ¿Por qué no...? ¿Quién nos lo quita...? Pa chasco va a ser cosa de necesidad, necesidades nosotros y gracias a Dios ya bien pocas, lo sabes tú Genaro, lo sabes tú mejor que nadie, le decía, y lo sabe usted porque se lo estoy contando tal y como es, necesidades nosotros bien pocas y todavía ésta me funciona... la cabeza la tengo sobre los hombros y bien sobre los hombros, como le dije también a él, que te veo venir Genaro con esa cara, que no, que tampoco es que me haya trastornado del disgusto hasta ahí podíamos llegar... al cabo de tantos lustros... Y tampoco por divertirnos, pues claro que no, que no es eso... Si nosotros ya no somos ningunos chiquillos, a la vista está... ¿Y no vamos a saber a estas alturas divertirnos más, mejor y más agustito que brincando por un cementerio...? Eso le dije a mi Genaro y eso le digo a usted calcaíto de cómo lo dije aquel día. Pues claro que sabemos ¿O no Genaro?... Pobre, mírele si no le salen ni las palabras, abochornaíto el pobre... Abochornaíto de verse aquí en el cuartelillo, medio en cueros y por esta razón tan vergonzante que diría él si acertara a decir algo... Pero ya ve mudo del susto que se ha quedado en cuando les ha escuchado llegar... y mudo que sigue dos horas y pico después.

Pero usted no se preocupe que yo se lo voy a contar, se lo voy a contar bien clarito y en un santiamén y ya verá como me entiende a la primera. Que eso es lo que yo le decía a mi Genaro que no me quería entender, no me quería entender... y yo tenía mis razones.

Pero mujer, me decía él, mira que porfías y porfías cuando algo quieres... Eres peor que los hijos cuando de críos chillaban por algún antojo... Tu no estás bien... ¿A qué no estás bien...?. Yo Genaro estoy mejor que nunca, y por eso mismo es, porque estoy mejor que nunca... “Mira no quiero escuchar más paparruchadas me voy a la partida...” Y con esas cada tarde daba por terminada la discusión. Pero yo no, hasta ahí podíamos llegar, yo no la había acabado y por la noche erre que erre, erre que erre con el tema... ¿Pero cómo vamos a ir al cementerio a tirar aviones de papel...? ¿Avioncitos de papel a los setenta y tantos...? ¿Pero tu te escuchas lo que estás diciendo...? ¿Tu te escuchas Trini? Te regará bien el cerebro mujer, no te digo yo que no, pero por ahí dentro algo de tanto riego se te ha empapuchado... o se te ha roto, de fijo, fijo que se te ha roto algo del raciocinio, o se te ha soltado de su sitio, o yo que sé... porque si no yo Trini no me lo explico... ¿Pero que te cuesta Genaro, que te cuesta? ¿Pero tu no ves que nos van a llevar al cuartelillo, tu no ves que cualquiera que nos vea... eso si no acabamos en la residencia... se enteran los chicos y nos ponen en la residencia esa de la capital pero en menos que canta un gallo, pero ¿no los ves que están deseandito de vender todo esto y darle buen aire a los cuartos...? Que les estoy temiendo... ¿Pero no digas tonterías? le contestaba yo ¿Quién nos va a ver? Los chicos están en Madrid y nadie les va a ir hasta allí con el cuento... ¿Verdad señor guardia que no les van a decir nada a los hijos...? Bastante tienen ellos con sus cosas para que les anden molestando por semejante chiquillada... Porque eso de que nos lleven a una residencia a mi Genaro le quita el sueño... y eso le decía yo para que se olvidara rapidito: “No empieces tú también con que nos van a llevar a la residencia que te temo cuando empiezas con ese tema...” ¡Echale...! ahora el temoso soy yo... gritaba él ¡Lo que me quedaba por oír...!... Y yo volvía a la carga.

Hasta que ya una noche con un suspiro cansino me dijo mi Genaro: ¿Es que no has tenido ya bastante...? Y ahí, ahí fue cuando yo vi que al fin le tenía convencido, me había costado lo mío, ¡vaya si me había costado! de darle y darle vueltas al guisito de lo del cementerio, pero esa noche ya vi que me había llevado el gato al agua, si le conoceré yo... Y para acabar de rematar bien, bien la costura, le dije con una mijita de voz, como le gusta a él que le hable en la cama, con una mijita de voz: “Pues de eso se trata Genaro, de eso, de poner las cosas en su sitio, de hacer las cosas bien, como Dios manda...”¡¿Pero tú de verdad crees que Dios nos manda hacer esas chifladuras que a ti se te meten en la cabeza...?! ¿Tú lo crees...? ¿O no será que al pobre ese de allá arriba le tienes tan mareado como a mí con tus historias...?

Pero no me llevó mas la contraria, no se vaya usté a pensar, que tiene un pronto mi Genaro que pa qué las prisas, un pronto de decir siempre que “no”, su palabra es “no” de primeras y casi de últimas... “No”. Pero luego de unos días de ir diciéndole las cosas así poquito a poco, poquito a poco, se va reblandeciendo, se va reblandeciendo la costra, y ese “no” que tiene siempre entre los labios como la colilla, sea va vertiendo, vertiendo como el agua por la barba pa abajo, hasta que es un charco de ná. Y a mí y a paciencia no me gana nadie y a él, a mi Genaro, lo mismo le pasa, que al final y conmigo sobre todo, tampoco es nadie...

Por eso él nunca me dijo lo de las cartas, porque él sí lo sabía, que él a escondidas ahora resulta que se había leído alguna... pero me dejaba con mi ilusión. Fíjese. Que por ahí empezó este tinglado... Y que yo la verdad, no se lo contaría, que maldita la gracia que me hizo a mí enterarme de eso, aunque ya hubieran pasado cincuenta años, que se dice pronto, cincuenta... Pero créame, me dolió en el alma en ese momento, como si acabara de pasar... Qué jodío mi Paco, pero que jodío... Y no, no se piense que me equivocao, que sé bien lo que me digo, no lo voy a saber... Y he dicho mi Paco. Sí señor. Mi Paco, mi primer marido. Porque ese pobre que está ahí agachaíto y mudo, mi Genaro, es mi segundo marido. Parece que bosteza usté ¿no le hemos dejado dormir esta noche verdad señor Guardia? Pero ándese tranquilo que enseguidita yo le cuento y lo apunta usté todo ahí y en la cama todos en un santiamén que ya va siendo hora... mi Genaro el primero... que ahí le tiene: derrotaíto.

Pues eso, que resulta que yo me casé de primeras con mi Paco. Mi Paco era un muchacho de muy buena planta, que no es por desmerecer a mi Genaro, pero la verdad es que mi Paco era más buen mozo, más guapote, mas alto, mas fuerte, más resultón en conjunto, la verdad, y claro por eso el muy canalla también era más liante. Y vaya si me lió, que le he estado creyendo a pies juntillas hasta después de cincuenta años de muerto, fíjese usted lo que le digo, cincuenta años, si me tendría bien engañada el jodío... Porque allá por entonces, cuando se marchó al frente, que usted ni había nacido ni pensamientos que tenían sus padres que andarían en pantalón corto de que usted viniera al mundo... pues yo no sabía leer. Que ahora ya sé, pero esto se lo contaré más adelante. Pero entonces yo no sabía, y claro como llevábamos muy poquito de casaos que no llegábamos ni a los tres años, pues imagínese usted lo que era estar separaos tan pronto. Jóvenes como éramos y con tantas ganas de estar juntos, y tan enamoraos que nos casamos, por lo menos yo... porque él ya ni lo sé, de verdad que mis dudas me han quedado. Pero bueno el caso es que nos escribíamos de cartas... Virgen santa... Un cerro bien grande de cartas que nos escribimos en aquellos tiempos... Un cerro, dos cajas enteras que tenía yo guardadas hasta esta noche... Bien guardaditas y metiditas cada una en su sobre tan estiraditas como el primer día, casi nuevas hasta esta noche. Y lo que nos hemos reído... no se vaya usté a pensar... Que feliz mi Genaro de verme tan contenta... porque lo he pasado mal no se crea... que disgusto más grande.

Bueno a lo que íbamos, en aquel entonces yo las tenía mucha ley, las esperaba impaciente y en cuantito veía venir al cartero con la carta, corría hasta las escuelas para pedirle a la maestra, la señorita Nieves, que me la leyera... La señorita Nieves no era del pueblo, pero ya llevaba cuatro o cinco años allí y la verdad todos la queríamos mucho porque era muy buena con los muchachos. El caso es que yo, que estaba cegaíta con mi Paco, en cuanto tenía su carta en mis manos corría a que me la leyera ella. Y ella tan contenta que se ponía también, se alegraba de verdad, por mí... Y me la leía con una cosa, con un sentimiento, que hasta se la salían las lágrimas... Y yo la estaba tan agradecida... Porque a ver, yo sin saber leer... ella era como mis ojos.

El caso es que mi pobre Paco, del frente no volvió. O eso me dijeron. Un mal día, su nombre fue uno de esos que leyeron en la plaza... Que dolor tan grande, no se puede usted hacer una idea... Que dolor... tan joven como era yo, y lo enamorada que estaba de él... La maldita guerra... Allí en la plaza que nos abrazamos aquella tarde la señorita Nieves y yo y venga a llorar y a llorar como dos magdalenas... Que no había quién nos despegara a la una de la otra... Que desgraciaíta que era yo entonces... que desgraciaíta y lo requetemal que lo pasé.

Después fue cuando unos pocos años mas tarde conocí a mi Genaro. Pero como cinco o seis años después no se piense. Que le costó a mi Genaro que yo me interesara por él no sea crea, un buen tiempito, me acordaba tanto de mi Paco... Pero vi que era un buen hombre y que me quería... y bueno la verdad es que le cogí también cariño y ya lo ve toda la vida juntos aquí donde nos ve... Hemos tenido los hijos, los hemos visto crecer, se han ido fuera a trabajar, nos han traído nietos, y aquí seguimos... tan pegaditos como el primer día... No ha sido nunca muy hablador la verdad... y ya lo ve, hay veces que hasta mudo. Pero nos queremos, vaya si nos queremos ¿verdad Genaro...? Pobre aún le dura el disgusto...

Bueno pues el caso es que hace unos meses, fíjese a la vejez viruelas... Vino al pueblo una maestra que nos habló de las clases para mayores... Para los viejos según mi Genaro, pero ella dice para “adultos”... Échele... unos adultos un pelín arrugaos ya todos... quién dice un pelín... como uvas pasas... Pero en fin... Que mi Genaro fue el primero que me animó a que fuera, él y los chicos la verdad... porque él me ha dicho siempre que yo soy lista y espabilada, cazurra como la que más, pero lista... Y bueno la verdad es que a la primera clase fui a regañadientes no se vaya usté a pensar, porque no sabía yo muy bien como iba a ser aquello... y ya tiene una bastantes dolores de cabeza para andar buscándoselos... Pero oiga que me gustó, me gustó lo de aprender, y la verdad y eso no se lo diga a mi Genaro es que yo quería leer mis cartas, quería leerlas yo solita, para saborearlas cuando quisiera, porque mi Genaro es muy bueno pero esas cosas tan dulces y requetebonitas que me decía mi Paco, pues la verdad, no le voy a engañar, jamás me las había dicho... Con una ilusión que yo aprendí para releerlas... y bien de rápido que lo hice, que me lo decía la maestra, que qué bien se me estaba dando...

Así hasta que una noche que ya leía de corrido me senté en la mesa camilla con mis cajas de cartas delante y empecé por leer mi nombre en los sobres, mi nombre y su remite, Paco Sánchez, mi Paco, que ilusión... era como verle otra vez delante de mí... con esa planta que tenía...

Allí también que me encontró mi Genaro dos horas después, allí sentadita tal cual, llorando y venga a llorar unas lágrimas más gordas que garbanzos cocidos... Lloré tantas aquella noche que hubiera tenido garbanzos para todos los cocidos que había hecho desde entonces... No le digo más lo que pude llorar... si yo creo que hasta dormida lloré aquella noche, porque cuando me levanté tenía empapaíta la almohada, imagínese... Porque esas cartas no eran para mí... ¿Puede usted creerlo? No eran para mí... solo eran para mí las dos o tres primeras... las demás, todas las demás eran para la señorita Nieves... Que penita más grande... Era mi nombre el que tenían los sobres, mi nombre por aquello del que dirán... pero ya está, no había nada más para mí en todas aquellas cartas. Estaba tan seguro el jodío de que yo no las iba a poder leer... bien sabía él a quién se lo pediría... Se le cierran los ojos... no se apure que ya termino...

Luego me acordé claro, me acordé de cuando a los pocos meses de habernos enterado de la muerte de mi Paco una tarde la señorita Nieves se vino a despedir. Me dijo que le había salido trabajo en otro pueblo más cerca del suyo y se fue. La verdad es que lo sentí mucho, había sido tan buena conmigo siempre... Y ya nunca más supe de ella. Me extrañó que aquel día me pidiera una de las cartas de mi Paco. Me extrañó tanto... pero la verdad como ella había sido quién me las había leído todas, y yo la sentía tan cerca de mí, y de mi pena, no me pude negar... Y total yo tampoco sabía leer... ¿Quién me iba a decir a mí que con el tiempo lo haría...? Siempre había recordado a esa mujer con tanto cariño...

Hace ya de eso siete meses, siete, imagínese y no se lo creerá pero hasta esta noche no me he vuelto a sentir bien. Porque yo todos estos años que he estado casada con mi Genaro, no he estado mal, cómo iba a estarlo, era un amor tranquilo, suave, pero ha habido muchas veces que yo he echado de menos aquel de mi Paco, aquel que me había hecho temblar y gritar y bueno... muchas veces, y todas esas veces yo iba y miraba mis cartas... y era una tontería pero eso me daba fuerzas ¿sabe? Entonces desde aquella noche que las leí era como si me hubieran arrancado de cuajo eso, como si me hubiera quedado de pronto sin esa puerta que abrir. Y que vacío señor guardia, que vacío tenía yo aquí dentro...

Pero resulta que una semana después me empezaron a llegar cartas otra vez, sobres con mi nombre y el remite de mi Genaro. Sí ese que ahí anda dando cabezadas... qué hombre... No sé ni como se le ocurrió semejante idea... Pero oiga que no parece ni el mismo hombre cuando escribe... como si me le hubieran dado la vuelta como a un calcetín... que cosas... pero así es. La primera carta es que yo no me lo podía creer, me quedé tan extrañada... que allá que me planté en jarras delante de él en cuanto volvió del campo con el sobre en la mano a decirle mitad asombrá mitad enfadá ¿Y esto...? Y ¿Sabe usted lo que me dijo? Que a ver si se iba a creer el Paco ese que solo él sabía escribir cartas de amor... Échele... Era la primera vez, la primera, puede usté creerme que mi Genaro mentaba a mi Paco, la primera en todos estos años y la ultima. Porque me dejó helá, pero heladita, heladita, tanto que ya nunca más lo hemos vuelto a hablar, no le digo más. Pero las cartas no me dejan de llegar no se crea usté... Que son ya cuatro las cajas llenitas de cartas que tengo... y cada vez se le da mejor al jodío... que ya podía haber empezado treinta años antes... Mírele si es un pedazo de pan...

Y por eso fue señor guardia, por eso fue que me empeñé en tirar todas las de mi Paco. ¿Para qué quería ya eso ahí...? Pero no romperlas y quemarlas de cualquier forma en la lumbre, no, como decía mi Genaro, no a mí eso no me valía... Yo quería hacer con ellas aviones de papel como cuando íbamos a la escuela y aviones que volaran sobre su tumba... Que ni es sacrilegio ni ná porque esa no es su tumba, que está vacía, que ya sabe que él nunca volvió... Que vaya usté a saber si no volvió a ninguna parte o solo a este pueblo... que ahora que voy hilando e hilando, ya me creo cualquier cosa... Yo a mi Paco le conocí de críos, le conocí echando a volar cometas, y era por eso... Una tontuna como decía mi Genaro, una tontuna como cualquier otra, pues si, una tontuna, que a mi Genaro no le falta razón, pero una tontuna que a mí me hacía una ilusión bárbara... Y en esa chiquillada que embarqué a mi Genaro, mi Genaro, que al final siempre se deja embarcar... el pobre.

Y que requetebién que nos lo hemos pasado los dos allí echando a volar todas esas cartas que no eran para mí... Y que risas que parecíamos dos críos arrugados y locos haciendo trastadas... y bueno pues qué le voy a contar con las risas y los saltos, bueno saltos, saltos... por decir algo, y de los saltos a los abrazos... y bueno que qué le voy a contar ya nos ha visto usté que se nos ha ido un poco el santo al cielo... Pero vamos solo un poco no se vaya usté a pensar, que no somos Adán y Eva... Y a lo mejor yo sí que me estaba dando cuenta, no le voy a engañar, pero entre usté y yo: no se crea que ya es fácil pillar a mi Genaro tan contento y tan cariñoso así que... Pues oiga que nos hemos dejado llevar un poco... y si hay que confesar pues una se confiesa, pero solo un poco, a ver que se va usté a creer... ¿Pero oiga...? ¿Oiga...? ¿No me digas que está roncando...? Anda la leche...


Genaro, shhhsss, Genaro, ssshhh espabila Genaro, que te has traspuesto un poco... Venga hombre que te va a doler el cuello de la postura... Venga despierta hombre de Dios... que ya no tienes edad de está ahí hecho un cuatro... Mira, espabila, mira, que se nos han dormido las autoridades... así que andando que es gerundio y venga para la casa que ya es tarde... Mañana ya hablaremos más con estos señores... aunque no sé que más van a querer saber... Y tu tranquilo, que yo me ocupo, tu tranquilo... que a los hijos no les van a decir nada de nada. Venga Genaro, espabila hombre...

©Rocío Díaz Gómez

jueves, 20 de agosto de 2009

Un relato de Lorenzo Silva: Elogio de la funcionaria


Lo reconozco me ha gustado. Y por muchas razones. Ha dibujado una sonrisa en mi cara y una especie de reconfortadora sensación me ha llenado cuando he terminado de leerlo "Hombre... me he dicho ¡qué bien!". Porque una está acostumbrada a que de los funcionarios se hable mal, y no se puede evitar que cuando no es así te llegue al alma (alma de funcionaria sí, que para eso he opositado dos veces, tres mejor dicho, una de ellas habiendo aprobado también, pero sin plaza; alma de funcionaria sí, que me lo he ganado, pero alma al fin y al cabo...).

Estoy hablando de un relato. Uno corto que encontré en la sección de cultura del periódico El Mundo. Un relato de Lorenzo Silva del que hablaré en otra entrada. Seguro. Porque me gustan mucho sus libros, porque a mi modo de ver es un buen escritor y porque además no le importó nada de nada, sino que lo hizo con mucho agrado, venir una tarde a nuestro de taller de Villaverde (cuando éramos taller) a hablarnos de literatura y de ser escritor. Eso siempre se agradece.

Por todo eso aquí os dejo el relato en cuestión. Porque leerlo fue un descubrimiento. Porque Lorenzo Silva siempre me gusta escribiendo. Porque gracias otra vez. Y porque claro, va de funcionarias, pero de las buenas, eso sí.


Espero que os guste.



Elogio de la funcionaria
Así es el desolador aspecto que presenta el Registro Civil. Foto: Efe
Lorenzo Silva*


Actualizado jueves 21/05/2009 11:20 horas



La gestión, en sí misma, ya era bastante desagradable. Solicitar una certificación de divorcio. Tanto como pedir que la autoridad acredite, a todos los que la vieren y entendieren, que el interesado ha errado en una de las decisiones cruciales de la vida.

Por eso a Armando, de entrada, le apetecía poco el trámite, pero cuando vio la cola de 50 personas que había a las puertas del Registro Civil a las 8.15 de la mañana, 45 minutos antes de que la oficina abriera, se lo llevaron los demonios.

Por si aquella multitud fuera poco, dos carteles pegados en la puerta advertían que había una funcionaria de baja y que a las 13.00 se dejaría de atender a quien no hubiera conseguido a quien no hubiera conseguido uno de los 20 números que se repartían en el momento de la apertura.

Armando observó a la concurrencia. En un 80%, inmigrantes. No dejaba de ser lógico, ellos protagonizaban el grueso de los partos, y buena parte de las vicisitudes sobre tutela y custodia de menores, que son el negocio fundamental del Registro Civil. Además de las nacionalizaciones y los trámites a ellas asociados. Seguramente eso explicaba el maltrato administrativo. Bastante tenía, aquella horda de indios, negros y moros, con respirar el aire de la Unión Europea.

Armando supuso (mejor dicho, habría apostado) que aquella oficina tendría un responsable que a las 8.15 distaba de estar incorporado a su puesto de trabajo. Imaginó que a las 11.00 (dentro, cómo no, de esas ínfimas cuatro horas de atención al público), los funcionarios saldrían media hora a tomar un café. Y poco a poco se fue envenenando. Cuando a las 9.04 (ya sólo serían tres horas y cincuenta y seis minutos de atención al público) se abrió por fin la puerta y la cola de sufridos y dóciles administrados se apelotonó a la entrada, estaba más que predispuesto a montar la de San Quintín.

Pero entonces, sucedió un milagro. Al otro lado del mostrador sólo había una funcionaria. Cincuenta y muchos años, poca estatura, voz enérgica. En apenas un cuarto de hora liquidó la cola. Clasificó a la gente. Los que venían a hacer un trámite largo, a los que les daba un número. Los que venían a recoger un papel, a los que despachaba en el acto. Los que venían a hacer una gestión corta, a los que también atendía sobre la marcha.

A Armando le pasó una breve instancia, donde sólo debía aportar tres datos, y le pidió que la rellenase. Luego se la recogió y le dijo que tendría la certificación en dos días. Armando osó alegar que su nueva vida estaba a 600 kilómetros. La funcionaria le dijo que si se lo acreditaba de algún modo tendría el certificado en dos horas. Sin dar crédito, Armando extrajo su DNI.

Dos horas después, con el certificado en la mano, Armando reparó en la tragedia. Aquella funcionaria no recibía del Estado mayor recompensa que los que con su desidia contribuían (incluidos todos sus jefes, hasta el ministro) a que en pleno siglo XXI, España tuviera una administración del siglo XIX.


*El escritor continúa esta nueva serie de relatos con elmundo.es sobre personas anónimas inspirada en hechos reales.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Frases hechas. Artículo de Amando de Miguel


Hoy os dejo aquí con un artículo que ya tiene un par de años pero vigente porque aborda las cuestiones de las frases hechas. A mí me parece curioso. Incluso habla de la controvertida frase "En olor de multitudes".
Bueno aquí está. A ver qué os parece a vosotros.




FRASES Y EXPRESIONES


Ramón (supongo que García Vinuesa) desea saber el significado de la locución «largo y tendido». No tiene mayor misterio. Indica que algo ocupa una amplia extensión. Se supone que es una pieza rectangular cuya fórmula del área es la multiplicación de lo largo por lo ancho o tendido. Es muy parecida a la expresión «a lo largo y a lo ancho». Vienen a ser ilustraciones de un principio retórico muy característico del idioma español por el que se construyen expresiones adverbiales reduplicativas.



Recordemos:

De modo y manera (= así)

Única y exclusivamente (= solo)

Lo primero y principal (= principalmente)

Al fin y a la postre (= en definitiva)

Lo cierto y verdad (= verdaderamente)

Más pronto que tarde (= en seguida)

De una vez por todas (= decisivamente)


No hay por qué desechar tales construcciones retóricas, pero tampoco hay que abusar de ellas.

Pilar María Rojas me pregunta por el significado de «a la sazón». Es un modo adverbial, equivalente a «entonces», «en aquel tiempo». Se deriva del latín satio-onis (= tiempo de sembrar, sementera); requiere que la tierra esté en su momento oportuno para esas labores. De ahí, sazón como el estado adecuado de algo, por lo general de un fruto cuando está maduro. De modo más amplio, la sazón es tanto como la ocasión o la coyuntura propicias para proseguir con alguna acción.


Respecto a la famosa frase «¿Ladran? Señal de que cabalgamos» Alicia C. Morales me comunica que Claudio Verdú Egea afirma que el origen está en la novela Cristo en los infiernos de Ricardo León. Creo recordar que ya comentamos aquí esa referencia. No obstante, Ricardo León la debió de tomar de algún otro sitio. Ricardo León es un escritor exageradamente retórico y nada creador. Seguimos sin saber cómo se originó la frasecita. Desde luego, no es del Quijote, como muchas personas creen.


José María Navia-Osorio, hablando del orbayo, se pregunta por el sentido de la expresión «llover a chuzos», incluso «caer chuzos de punta», para una lluvia o granizo intensos. Se trata de una expresión hiperbólica para llamar la atención de algo que resulta exagerado. El chuzo era el arma tradicional de los serenos o vigilantes nocturnos: un palo rematado por un pincho de acero. Es clara la impresión de la lluvia o granizo fuertes como si lo que cayera fueran chuzos y, no digamos, chuzos de punta. Con la misma función hiperbólica, en inglés se dice que «llueve gatos y perros». En español hay muchas alusiones hiperbólicas al cuerpo: «poner los pelos como escarpias», «hacerse la boca agua», «hacer de tripas corazón», «respirar por la herida», etc.


Fausto Deza me recrimina el uso de en olor de multitudes como «una de las expresiones erróneas más desafortunadas y malsonantes que existen». Para don Fausto «la expresión correcta es en loor de multitudes». La cual «se ha corrompido en tan desagradable resultado [en olor de multitudes] como consecuencia, seguramente, del analfabetismo funcional que impera en los profesionales de la comunicación [...] Se trata de una forma de hablar impuesta por unos cuantos». Pues no, señor; no tiene usted razón. Reconozco mi analfabetismo funcional y mi ignorancia, pero en este caso -lo siento- las cosas son al revés de cómo usted pregona. En olor de multitudes es una lógica derivación de en olor de santidad. Simplemente al descubrir los cadáveres de algunas personas tenidas por santas, se verificaba que sus cuerpos no se habían corrompido. La piadosa leyenda era que de esos cadáveres incorruptos emanaba una natural fragancia muy agradable; era el «olor de santidad». El juicio no lo establecía ningún tribunal, sino el pueblo congregado en la plaza, la multitud. Es lógico, por tanto, que el carisma de una persona viva se reconociera por el recibimiento que le hacía el pueblo. De esa manera, el personaje en cuestión se sentía acogido «en olor de multitudes».


La cosa viene de lejos. Odor urbanitatis decía Cicerón, esto es, «aroma de elegancia». En español se emplea correctamente «en olor de...» (se completa con cualquier sustantivo ponderativo). Covarrubias escribe en el Tesoro: «Olor: la fragancia que echan de sí las cosas que se evaporan; algunas veces es malo y otras bueno». El Diccionario de Autoridades dice de olor: «Metafóricamente se entiende en las cosas morales por fama, opinión y reputación». Precisamente de esa ambivalencia resulta la incomprensión popular de la expresión metafórica en olor de multitudes. En su lugar, hace unos pocos lustros se empezó a decir en loor de multitudes, pero esa expresión sí es producto del analfabetismo disfuncional. La transmutación es la consecuencia de no entender la estupenda ambivalencia de olor. La suprema elegancia del lenguaje está en que muchas palabras mantienen distintos significados, incluso contradictorios. Quien no sepa entender esa cualidad del lenguaje, por favor, que no escriba.


Definitivamente el DPD (Diccionario panhispánico de dudas) reconoce la locución en olor de multitudes: «con la admiración y la aclamación de muchas personas, en medio del fervor y el entusiasmo de mucha gente». Añade el DPD que la versión «en loor de multitudes» [es] «una ultracorrección que debe evitarse».



Autor

Amando de Miguel
Libertad Digital (Madrid, España)
Martes, 9 de Enero del 2007

martes, 18 de agosto de 2009

"La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey" de Mary Ann Shaffer


El último libro que he terminado de leer ha sido La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey de Mary Ann Schaffer.

La historia transcurre en el año 1946, recién acabada la ocupación alemana, y salta desde Londres a la isla de Guernsey, una isla del Canal de la Mancha. La protagonista es una periodista, Juliet, que recibe una carta de Dawsey Adams, un habitante de Guernsey, único territorio británico que estuvo bajo el poder de los alemanes durante la segunda guerra mundial. A raíz de esta primera carta empiezan a intercambiarse otras y Juliet empieza a conocer los curiosos pormenores de una sociedad literaria bastante peculiar que nació de forma extravagante en un toque de queda en plena guerra.

Es una historia amable contada en forma de cartas que empiezan a sucederse entre Juliet y varios habitantes de Guernsey. De este modo vamos conociendo a distintos personajes: sencillos, sarcásticos, intolerantes, ingenuos, divertidos… De todo tipo. Sobre los que impactó de forma distinta la ocupación nazi. Distintos personajes, la mayoría de ellos con un nexo común: los libros y la forma en que éstos les ayudaron.

Es curiosa la forma epistolar en la que está contada la historia. Son curiosos la mayoría de los personajes que ofrecen una mirada multiperpectivista a la narración. Es una historia sencilla, muy fácil de leer. Con la que entran ganas además, de salir corriendo a conocer esta isla del Canal de la Mancha.

Quizás en algún momento la caracterización de algunos personajes quede corta y se podría haber incidido más sobre la particularidad de alguno de ellos. Seguramente. Pero en general me ha parecido una historia sin grandes ambiciones, una historia agradable, ágil, entretenida, que trata de refilón la ocupación nazi y sus estragos, que refleja de forma original una época. Una historia de vecinos que se las ingenian para burlar sus circunstancias. Una historia de sus preocupaciones y sus deseos. Una historia de escritores y argumentos, de referencias literarias, de importantes libros y clásicos autores, una historia de improvisados y sencillos lectores en torno a un pastel de patata.

jueves, 13 de agosto de 2009

Un artículo de Maruja Torres "Los abrazos no dados"


Os copio hoy este artículo del periódico del último domingo. Creo que da que pensar.




MARUJA TORRES PERDONEN QUE NO ME LEVANTE


Los abrazos no dados
MARUJA TORRES 09/08/2009

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Muere alguien cercano –y, créanme, estoy en una edad en que ello sucede a menudo-, y me pregunto si le abracé lo suficiente. La memoria contiene atenciones dedicadas a la piel, al perfume de cada uno. En mi olfato evocador permanecen los referentes de esa persona con la misma exactitud con que ahora mismo, si cierro los ojos, evoco el olor de la gente viva a la que quiero, tanto si permanece lejos como si voy a encontrármela en el transcurso del día de hoy. Registramos la percepción que recibimos de las personas amadas –y hay muchas formas de amar, afortunadamente–, el aroma que desprenden y la manera en que nuestra capacidad para el encuentro lo adopta y clasifica. Pues se mezclan, en los sentimientos que perdurarán para el recuerdo convertidos en una sensación única, el olor del otro y nuestro don más o menos afilado para recibirlo.


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“Estamos en una época en que el contacto físico ‘sentido’ acobarda”


Y es entonces, cuando alguien muere, y te llegan a los sentidos el vaho de su cabello en verano, la frescura de sus pecas en invierno, el mensaje de su ropa… Es entonces cuando te preguntas si os abrazasteis lo bastante.


Inevitablemente, uno mira alrededor para comprobar si está abrazando lo bastante a quienes le rodean y le importan. Y comprende que hay mucho abrazo vano y mucho besuqueo en el aire, pero que nos falta acercar el pecho, darse con el torso uno de esos toques profundos, una de esas transmisiones de afecto que el otro metaboliza, que acompañan.


¿Se han dado cuenta de la cantidad de personas que retroceden un paso cuando pretendemos abrazarlas así? Sobre todo hombres. Los hombres sufren, para su desgracia –no es el caso de los gays, desde luego-, de falta de aprendizaje para los contactos que no sean sexuales. La ternura los inunda, pero carecen de espitas para darles cauce. Entonces los abrazas y callan, temiendo que se vaya a abrir el mar Rojo y los vaya a engullir, o que se vaya a abrir el mar Rojo y sencillamente los escupa. Es decir, temiendo, pero no sabiendo qué temer. Estamos en una época en que el contacto físico sentido, no el de las palmadas en los hombros ni las formalidades, acobarda.


No hablo de amantes –ése sería otro cantar: que hablen quienes aún tienen hormonas–, hablo de amigos. ¿Nos apretamos las manos, no para saludarnos, sino para comunicarnos? ¿Lo hacemos en público, sin importarnos los demás sólo porque nos lo pide el cuerpo, sólo porque nos parece necesario, sólo para decir “estoy aquí, contigo, como siempre”? A veces sí. Pero no con tanta frecuencia como deberíamos.


Hay personas ríspidas, hirsutas, erizadas. Me faltan definiciones, pero muchas tienen que ver con los moluscos. Mal educadas en las emociones físicas, con una infancia a cuestas que aún destila sequedad o exceso de leche materna, y que tienden a envararse, confundiendo la sobriedad con el papel de lija.


Hay gente que no sabe abrazar y que no lo sabrá nunca, con lo que eso supone de soledad interna para ellos, y de despellejamiento de los abrazos de uno, de frustración. Y hay gente que abraza demasiado, tanto que se desvaloriza, y termina dando tanto que da muy poco.


Pero entre medias hay personas que aprenden a abrazar, que superan el miedo al compromiso –o simplemente, a no saber hacerlo, a que se les note la falta de costumbre– y que se van abriendo de a poquitos. Créanme de nuevo –pues entre lectores y leídos siempre hay algo de relación de mutua fe–, es una sensación extraordinaria asistir a eso, al descubrimiento de los tiernos gestos físicos, gestos amistosos hasta el tuétano, gestos puntuales que acercan más que las palabras o que dotan de sangre y calor a las palabras, o que hablan con una elocuencia para la que aún no hemos inventado palabras.


Hay personas que aprenden a abrazar, y personas que aprendemos a apreciar su esfuerzo y a respetar sus caminos. Y agradecemos que eso ocurra, porque es un trabajo que habremos hecho en vida y del que nadie se arrepentirá.

lunes, 10 de agosto de 2009



Y ahora vamos a comentar algo curioso: los falsos amigos”.

En el lenguaje se le llama “falsos amigos” a las palabras que son iguales o casi iguales en dos lenguas diferentes, y en cada una de ellas tienen significados diferentes a los de la otra.

Hay muchos casos y en todas las lenguas, pero vamos a poner algunos ejemplos en inglés, francés e italiano:


INGLES / ESPAÑOL

Actual / actualInglés: Efectivo, real, de verdad.
Español: Del momento presente, de actualidad, hoy en día.


Bigot / bigoteInglés: Intolerante, fanático
Español: Pelo que nace sobre el labio superior.

Bizarre / bizarroInglés: Raro, extraño, estrambótico
Español: Valiente, arrojado.


Constipated / constipadoInglés: Estreñido
Español: Resfriado

Crime / crimeInglés: Se utiliza para toda clase de delitos, así el robo y el hurto son “crimes”.
Español: Generalmente implica algo muy serio, un delito moral o sangriento.


Exit /éxitoInglés: Salida.
Español: Salir airoso de un negocio o empresa.


Gripe / gripeInglés: Cólico, retortijón.
Español: Enfermedad epidémica aguda, acompañada de fiebre y con manifestaciones variadas, especialmente catarrales.


Infant / InfanteInglés: Lactante, niño de un año o menos de edad.
Español: Los hijos del Rey y a ciertas clases de soldados.


Parent / parienteInglés: El padre o la madre.
Español: Tíos, primos y otros familiares de parentesco más o menos próximo.


Relevant / RelevanteInglés: Pertinente, que viene al caso.
Español: De mucho relieve, destacado, importante.


Sensible / sensibleInglés: Sensato, prudente.
Español: Que se emociona con facilidad.


Topic / TópicoInglés: Tema, materia que se ha de tratar.
Español: Lugar común, expresión manida.


FRANCES / ESPAÑOL

Constipé / ConstipadoFrancés: Estreñido
Español: Resfriado


Salir / salirFrancés: Ensuciar
Español: Irse, partir.


Placer / placerFrancés: Poner, colocar.
Español: Agradar, gusto.


Sol / solFrancés: Suelo
Español: Centro de nuestro stma. planetario


Subir / subirFrancés: Sufrir
Español: Ascender



ITALIANO / ESPAÑOL


Subire / subirItaliano: Sufrir
Español: Subir


Salire / salirItaliano: Subir
Español: Pasar de dentro a afuera, partir.


Guardare / Guardar
Italiano: Mirar
Español: Cuidar, vigilar, custodiar.


Nudo / nudo
Italiano: Desnudo
Español: Lazo que se estrecha y cierra de modo que con dificultad se pueda abrir.


Caldo / caldoItaliano: Caliente
Español: Liquido que resulta de cocer los elementos en agua.


Lectura en la radio de mi microrelato:"Boca abajo"


Esta es una entrada solo para comentaros que si queréis podeis escuchar el microrelato que me premiaron en el Ojo Crítico la semana pasada, tema: “Quemaduras Solares”, en Internet.

Cómo no sé si va funcionar lo del enlace aunque os lo copio debajo, os digo poco a poco, los pasos a seguir. Entrar en la página de Radio Televisión Española:

http://www.rtve.es/radio/

Luego más abajo pinchar en “podcasts” y luego en la “E” buscar “El Ojo Crítico”, pinchais en él,

http://www.rtve.es/podcast/radio-nacional/el-ojo-critico/

y después en el programa del 5 de agosto:

http://www.rtve.es/mediateca/audios/20090805/las-futuras-estrellas-del-flamenco-union-ojo-critico/562590.shtml


Es todo el programa de ese día, mi relato está más o menos hacia la mitad, porque lo leyeron a las siete y media más o menos. Y claro dura nada, porque es muy corto.

Espero que os guste con la musiquita de los Ángeles de Charlie y la lectura tan dramatizada que hacen.

Ya me contareis...