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lunes, 3 de octubre de 2016

"Lugares que no quiero compartir con nadie" de Elvira Lindo





“Soy neoyorkina por la familiaridad que siento ya con la ciudad, y soy extranjera porque no tengo raíces aquí”.

Vamos a retomar el blog, y las reseñas de los libros que voy leyendo con “Lugares que no quiero compartir con nadie” de Elvira Lindo.

Cómo tenía previsto viajar por segunda vez a Nueva York, me apetecía leer mucho libros que hablaran de la ciudad, que me descubrieran lugares que yo no supiera que había que conocer. Y elegí dos libros, éste de Elvira Lindo que vamos a reseñar ya y uno de Enric González que reseñaremos otro día.

Pues bien, me han gustado mucho los dos.

“No es país para viejos, afirman con frecuencia, y lo hacen como si fueran los primeros en pronunciar la frase mientras tomamos un café con tarta de queso italiana en el Café Reggio, que se encuentra en el corazón del área de la Universidad de Nueva York. Cuántas afirmaciones no habré escuchado yo sentada en uno de estos viejos sillones de terciopelo y respaldos trabajosamente torneados. Cuántos de esos juicios implacables que se emiten tras observar la ciudad de manera superficial me han dejado preguntándome si la imagen de las ciudades o de los pueblos no depende de cuatro tópicos construidos y asumidos colectivamente por visitantes que llegan, pasan una semana y quieren marcharse a casa con un equipaje de opiniones rotundas. El hecho de que tantas veces se haya repetido esta misma conversación en el Reggio, un café de 1920 que se jacta de haber iniciado a los neoyorquinos en el arte del capuchino, tiene su porqué: se encuentra a un paso de Washington Square, en el West Village, cerca del Soho, a un paso deTribeca, en el centro del itinerario que suele patearse el visitante. Es aquí mismo donde descubre, entusiasmado, que Nueva York es también un entramado de callecillas con casas relativamente bajas, en el que todo parece estar hecho para enamorar al recién llegado: las pastelerías, las pequeñas boutiques caras pero con un encanto negligente y alguna librería, como Tree Lives, en la que parece que están a punto de entrar o acaban de irse Lou Reed o Patti Smith. Recuerdo haber pasado infinidad de tardes aquí, en el Reggio, divagando con los visitantes sobre el alma de la ciudad (o incluso sobre la del inabarcable país), escuchándolos sobre todo a ellos, sintiéndome cada vez más incapaz de afirmar o negar,porque según ha ido pasando el tiempo me he dado cuenta de que conocerla es aceptar que la desconoces, que hay algo en su más íntimo mecanismo que te es ajeno, de la misma manera en que uno siempre es un extraño sentado a una mesa entre los miembros de una familia que no es la tuya, por muy sincero que sea el cariño o la cercanía.”

“Lugares que no quiero compartir con nadie” de Elvira Lindo es un recorrido vital por la ciudad de la mano de esta autora que supongo que ya todos sabemos que ha vivido allí muchos años porque a su marido, el también escritor Antonio Muñoz Molina le hicieron Director del Instituto Cervantes.

No es la primera vez que leo a esta periodista y novelista, me gusta mucho su estilo directo, fresco, sencillo pero no exento de profundidad e intensidad si lo requiere el argumento. Por supuesto no es igual una novela que este caso, que podría denominarse de alguna manera “libro de viajes”, pero aún así también me ha gustado mucho por varias razones. 

En primer lugar, porque está escrito en primera persona pero no solo desde el punto de vista formal, sino en primera persona de forma íntima y personal. La autora te cuenta de su biografía en sus paseos por Nueva York, y lo hace desvelando mucho de su vida con su familia, con su marido Antonio, con sus tres hijos: Arturo, Miguel y Antonio, sin importarle “desnudar su intimidad” de alguna forma al lector. Esto hace que la lectura se vuelta más familiar, más entrañable.

Vemos Nueva York por los ojos de Elvira Lindo, que vive en el Upper West, y que te muestra la ciudad con sus paseos diarios con su perra Lolita o con sus allegados. Y al hacerlo te muestra sus recuerdos y anécdotas, ahondando en pensamientos y sentimientos. Humanizando la ciudad.

Por eso tan pronto estamos en los trágicos sucesos del 11 de septiembre de 2001 vividos en Nueva York por nuestros protagonistas, como estamos en la polémica que suscitó su pregón en Barcelona en el año 2006. Tan pronto estamos hablando de los problemas de ansiedad de la autora y que la lleva a la consulta de un especialista cada semana, como de la caída que tuvo en su ascensor, uno de esos que lleva ascensorista, que deja a varios de sus vecinos preocupado hasta tal punto que no dudan en llamar a su puerta una y otra vez para ver como evoluciona.

Cómo ya hemos dicho el tono de este libro es intimista, sencillo, efectivo desde luego, porque te identificas con la autora en sus momentos dramáticos, pero también te ríes con ella en los momentos cómicos y absurdos que vive. Y aunque espacialmente no salimos de Nueva York y alrededores, temporalmente va dando saltos, como siguiendo el hilo caótico y narrativo de los pensamientos de la autora, el hilo de sus recuerdos que tan pronto son más antiguos cómo más modernos. 

Supongo que quiénes ya hayáis leído a esta autora ya sabéis, y si no es así os lo digo, que su estilo literario aúna la ironía con la ternura perfectamente. Gracias a la conjugación sabia de ambos ingredientes, te hace partícipe de sus historias, te hace cómplice. En este caso hay momentos que se cuentan casi hilarantes, como el que os he comentado del ascensor, pero en general no es un libro divertido. Tiene un poso melancólico. Un tono profundo, sereno.

Elvira Lindo te muestra de Nueva York sus lugares preferidos, sus restaurantes, sus tiendas, sus calles, lugares cotidianos en su vida diaria. Te muestra tanto estos lugares menos conocidos, más anónimos pero muy sentimentales, como los más públicos como el Museo de Historia Natural, o el parque High Line, o la ribera del río Hudson, que también en su caso tienen su carga sentimental.

A mí me ha gustado especialmente cuando habla de las casas de algunos autores como su visita a la casa de la autora de Mujercitas, Louise Mary Alcott, o la casa de Luis Armstrong. Cuando lo leía me entraban ganas de salir corriendo a conocerlas. Me han gustado mucho las referencias literarias de sus paseos, no en vano tanto ella como su marido se mueven en este ambiente. Las referencias a la familia de Lorca en el exilio, por ejemplo. Paseos literarios que conllevan deferencia, respeto. Me gusta mucho cómo los trata.

Acompaña la autora su relato autobiográfico con una guía de lugares al final.

Y desde luego me ha gustado mucho cómo ha finalizado el libro, con esa alusión más extensa a la dedicatoria del libro: A Antonio, porque donde está él está mi casa. Precioso. El final, desde luego, es una declaración de amor.

Lo dicho. Me ha gustado mucho este libro. Aunque lo he comenzado con la certeza de que iba a visitar ya la ciudad de la que me estaba hablando y lo he terminado ya en ella. Por supuesto eso puede influir, influye mucho, teniendo en cuenta que es una ciudad a la que no me canso de volver. Pero no es una guía de Nueva York, no habla de los lugares principales a lo que tiene que ir alguien que nunca ha visitado esta ciudad, o tal vez sí, pero de pasada. Habla del Nueva York del día a día. Nos ofrece un relato vital de lo que es vivir en ella cada día durante seis meses al año. Con sus días nevados y sus días soleados. Con sus millones de habitantes de paso, con sus jaleo, y sus imbebibles cafés en las manos.

Es un libro de doscientas y pico páginas que se leen volando. Si te gusta Nueva York, y te gusta cómo escribe Elvira Lindo yo creo que te gustará.

  

lunes, 6 de junio de 2016

"Las sinsombrero" de Tania Balló



Acabo de terminar un libro que todas las mujeres deberíamos leer. Máxime si nos dedicamos a cualquier disciplina artística.  

Me estoy refiriendo a "Las sinsombrero" de Tania Balló. 

No es una novela. Es un reconocimiento, un homenaje a un grupo de mujeres que convivieron por edad y proximidad con los artistas de la Generación del 27, y que sin embargo apenas conocemos. 

Son mujeres que tuvieron relación con hombres de esta Generación, como los poeta Lorca o Alberti, con otros escritores con Juan Ramón Jiménez u Ortega y Gasset, con cineastas como Buñuel, o pintores como Picaso, Miró o Alfonso Ponce de León. Tuvieron relación porque compartieron amores o amistad con ellos. Trabajaron, vivieron, sintieron a su lado, pero los nombres masculinos nos han llegado a todos, sin embargo los femeninos se han ido perdiendo en el olvido. Incluso en las entrevistas que les han hecho a ellos, a la vuelta del exilio, o pasado ese tiempo tan creativo que fueron los años anteriores a la Guerra Civil, no aparecen, cuando estuvieron tan próximos por relaciones sentimentales, amistad, o de forma artística. 

Mujeres geniales que hay que recordar: Margarita Manso (1908-1960), Marga Gil Roesset (1908-1932), Concha Méndez (1898-1986), Maruja Mallo (1902-1995), Angeles Santos (1911-2013), María Zambrano (1904-1991), María Teresa León (1903-1988), Rosa Chacel (1898-1994), Ernestina de Champourcin (1905-1999), y Josefina de la Torre (1907-2002).



El nombre de Las sinsombrero viene de un gesto rompedor que hicieron en su día Maruja Mallo (pintora muy reconocida en Nueva York y Argentina, aunque muy poco aquí), Margarita Manso (también pintora y con quién dicen que Lorca tuvo un encuentro sexual y a quién dedicó un poema), el mismo Lorca y Dalí. Cierto día del 1927 tuvieron la idea de que ellas se quitarían el sombrero como signo de emancipación para atravesar la Puerta del Sol. En esa época fue toda una provocación y los que pasaban por allí comenzaron a apedrearles hasta que se metieron en el metro. 

Como vemos eran del mismo grupo de amigos, ellas se habían conocido en la Academia de Bellas Artes de San Fernando como a Dalí. 

Por otra parte, Gerardo Diego publicó una primera antología de poetas en el año 1932 en la que no aparece ninguna mujer. En el año 1934 publicó la siguiente, en la que incluyó ya a dos de éstas mujeres: Josefina de la Torre y Ernestina de Champourcín. Las dos únicas mujeres y porque venían avaladas por dos hombres influyentes, uno de ellos Juan Ramón Jiménez. ¿Cuántas veces hemos escuchado a hablar de estas poetas? Pues eran también de la Generación del 27.

Concha Méndez es quién lo contado: “… eso no se podía hacer, dice que le dijo además de  “Tú nos excluirás, pero yo debajo de esta falda llevo pantalones”. Aludiendo a su labor de editora junto a su marido, el también poeta Manuel Altolaguirre. Concha Méndez, fue también poeta.

También como literatas podemos hablar de Rosa Chacel (novelista) y María Zambrano (filósofa), discípula brillante de Ortega y Gasset. También escritora era María Teresa León, que emparejada con Alberti, llegaron a entrevistarse con Stalin para convencerle para que vinieran escritores revolucionarios a Madrid, sitiada en esos momentos.

Josefina de la Torre fue una artista polifacética, fue escritora y actriz, con 20 años la incluyó ya Gerardo Diego en su antología de 1934 y su último papel como actriz fue en Anillos de Oro. La poetisa Ernestina de Champourcín, discípula de Juan Ramón Jiménez, es considerada una de las personalidades más brillantes del 27, aunque ni su propia familia lo sabía hasta que fue bien mayor, según cuenta su sobrino.

Marga Gil fue escultora, una buenísima y precoz escultora, que murió trágicamente, se suicidó muy joven, dicen de amor por Juan Ramón Jiménez. Y Ángeles Santos, también muy buena pintora, entre el surrealismo y el expresionismo, y gran amiga de Gomez de la Serna.

Sus biografías, con todo detalle, son las que nos cuentan este libro.



Este libro es de esos que una tiene que tener cerca, para releerlo muchas veces, para que no se nos olviden estas mujeres que vivieron en una época muy dificil política y socialmente pero sin embargo muy, muy rica, casi efervescente creativamente hablando. A mí me resultan muy interesantes esos años tan prolíficos, tan ricos culturalmente hablando. Y fue en ésta época cuando ellas, que tenían tanto talento, lucharon por hacerse un nombre y un lugar en las artes.  

He disfrutado mucho con este libro, y lo he leído muy despacio en un intento de interiorizarlo lo máximo posible. Me ha dado la oportunidad de conocer a mujeres admirables de las que ni siquiera había oído hablar, o he profundizado en las vida de otras de las que solo conocía algún detalle. Que injusto ha sido el tiempo con muchas de ellas. La labor de investigación que ha hecho la escritora en torno a sus vidas buceando en entrevistas, en libros, en fotos, es muy de agradecer. Es nuestro pasado, nuestra historia, nuestra cultura.

Muy recomendable.


martes, 3 de mayo de 2016

Emilia Pardo Bazán en Madrid



Hoy es un martes-lunes ya que ayer tuvimos fiesta. Pero habrá que sacudarse la modorra rápidamente y ponernos a la tarea. Hoy vamos a hacer una de esas rutitas que nos gustan por Madrid siguiendo a algunos de nuestros escritores.

Nos centramos en doña Emilia Pardo Bazán.


Caminando por la calle San Bernardo en Madrid, muy cerca del Palacio de Justicia, en el núm. 35 tropiezo con una placa sobre la escritora: doña Emilia Pardo Bazán. 

Nos dice la placa que la insigne escritora vivió en este edificio desde el año 1890 hasta el año 1915, donde recibió a grandes personalidades de su época. Esta casa la había adquirido su madre, Amalia, ya viuda para residencia familiar en otoño, invierno y primavera pasando los veranos y parte de otoño en el pazo de Meirás. He leído en internet que aquí Doña Emilia ya hacía sus tertulias literarias.

Esta casa tenía una biblioteca y un salón y era en éste, donde con una frecuencia quincenal y en horario vespertino se reunían personas importantes de la vida social, escritores, políticos.

https://donaemiliaenfemeninoplural.wordpress.com/audioguias-en-espanol/audioguia-la-tertulia-literaria-en-casa-de-emilia-pardo-bazan-en-madrid/

Os recuerdo que "La inevitable" cómo la habían apodado sus colegas (creo que Clarín) era una mujer "de armas tomar". Emilia era decidida, enérgica, inteligente, trabajadora. Nació en 1851. Había heredado de su padre el título de condesa y tenía buena situación económica, todo ello hizo que tuviera mucha libertad en una mujer para lo que era esa época. Según contaba ella a los 17, en 1868, vivió tres acontecimientos muy importantes: "Me vestí de largo, me casé y estalló la revolución del 68".



 No es la primera vez que encuentro en mi ciudad huellas de la novelista. Ya en su día, en enero de este 2016, escribí sobre la autora y su Palacete de Pozas, en la calle Princesa del barrio de Arguelles. Os copio el enlace por si queréis consultarlo:

Dice ésta placa que la autora vivió en este Palacete desde 1915 hasta su muerte en 1921. Luego parece que del edificio anterior en San Bernardo pasó a vivir en Arguelles, concretamente en el Palacete de Pozas.




Muy cerca del enclave anterior estaba el Palacio de La Huerta Cánovas del Castillo, a la altura del número 50 de la Castellana. Tras ser asesinado y muerta su viuda, pasó a ser propiedad de los marqueses de Argüelles. Fue entonces cuando comenzó a frecuentarlo Emilia Pardo Bazán para organizar tertulias reivindicativas de los derechos de las mujeres en España. Tras ser Embajada de Cuba, acabó siendo el solar de la Embajada americana.

La escritora tuvo tres hijos: Jaime (1876- 1936), María de las Nieves, o Blanca familiarmente (1879-1970) y Carmen (1881-1935). Jaime casa con Manuela Esteban Collantes (1880-1959), de cuyo matrimonio nace su único hijo, llamado también Jaime, asesinado junto con su padre, en agosto de 1936, en la matanza de la calle Goya por los milicianos de la II República española. Carmen, soltera, muere en 1935. María de las Nieves o Blanca se casa con el militar de caballería y marqués José Cavalcanti (1871-1936), que alcanzará el grado de teniente general, de cuyo matrimonio no tiene hijos. 

Sin embargo su vida conyugal no fue feliz. Su marido, José Antonio de Quiroga y Pérez de Deza, no la entendía. Para lograr la separación, ante la Iglesia, él la acusó de "naturalista". Ella había defendido esa nueva tendencia literaria en su novela "Un viaje de novios" y en su famosa conferencia "La cuestión palpitante" (1882). Terminó por separarse de su marido en 1884 después de que le exigiera dejar de escribir, pero en cambio a partir de ese momento su vida literaria fue mucho mejor. Luego estas casas de las que hablamos en esta entrada son ya de una Emilia Pardo Bazán separada.

Su obra siempre fue en defensa de las mujeres y de su educación. Es la única mujer de la historia que tuvo un puesto en el Ateneo, lo consiguió el 9 de febrero de 1905, con el número 7.925. Era ya una reconocida escritora y había dado conferencias en el Ateneo, pero no podía entrar en la casa como socia de pleno derecho. «Soy la primera mujer que pisa oficialmente el Ateneo y esto es para mí una de las mayores satisfacciones que he recibido», comentaba unos días después. Sin embargo, no la dejaron entrar en la RAE, y fue una de las instigadoras de la educación pública junto a Giner de los Ríos. 
 

domingo, 17 de abril de 2016

Rodrigo Cortés en el texto y Menchu Uroz en la imagen. Domingo por la noche





Vendo pájaros en la cabeza.


Perdone, ¿me puede hacer un selfie?


Escribir no es tener algo que decir. Es tener cómo decir algo.


Nos acercamos inexorablemente al próximo lunes.





Texto: Dormir es de patos de Rodrigo Cortés

Imágen: Menchu Uroz. Pájaros en la cabeza
 

sábado, 2 de abril de 2016

"La isla de Alice" de Daniel Sánchez Arévalo




Ya terminé de leer “La isla de Alice” de Daniel Sánchez Arévalo.

Tengo que decir que aunque yo tenía ganas de leerlo, la verdad es que luego me ha decepcionado un poco. Tenía muchas ganas de leer este libro porque me gustan mucho las películas de este Director: Azuloscurocasinegro, Gordos, Primos y La gran familia española. 

El argumento de la novela es el siguiente: Alice, con una niña de seis años y embarazada de ocho meses, recibe una llamada de que su marido ha muerto en un accidente de coche. Chris en ese momento estaba en una carretera que no tenía que estar, a cientos de kilómetros de dónde se suponía que estaría si venía del trabajo. Alice necesita saber de dónde venía éste y empieza a investigar por su cuenta, hasta terminar en una isla “Robin Island” de Massachusetts.

El tema principal de esta novela yo creo que es la búsqueda de todos por encontrar nuestro sitio en el mundo. Hay otros temas como la superación de la pérdida, el atentado contra la intimidad, el amor entre personas de distinto sexo, la convivencia… 

Los personajes de la novela yo creo que están bien perfilados, sobre todo la protagonista Alice y su hija Olivia. Casi al final también conocemos más en profundidad como era su marido. Es una novela con muchos personajes, dependiendo de su protagonismo sabemos más o menos de ellos, pero en general están bien perfilados y más o menos son creíbles. Son personajes humanos, con claros y oscuros, no son buenos ni malos, sino que tienen sentimientos y emociones que los arrastran a veces.

La novela está narrada en primera persona, lo cuenta Alice. Al ser ese tipo de narrador, se presta mucho a la reflexión interna, al monólogo interior. Hay una parte en el libro que yo creo que el autor se excede en la utilización del monólogo interior, porque eso hace que la historia avance poco. Aunque tiene toques de humor de vez en cuando.

En cuanto al género es una mezcla, porque empieza detectivesca, pues Alice tiene que descubrir qué hacía su marido dónde estaba, pero apenas tiene indicios de dónde partir y se entrega a una labor de detective ardua. Sin embargo, en el fondo no deja de ser una novela de sentimientos y emociones. Normalmente a mí me gustan mucho estas novelas que se mezclan así. 

La novela se estructura en cinco partes. Me gusta mucho cómo ha denominado el autor a cada una de las partes, muy literarias, porque aluden a otras novelas. La primera parte se titula “Moby Dick”, la segunda parte “La isla del tesoro”, la tercera “Robinson Crusoe”, la cuarta “El hombre invisible” y la quinta parte “Alicia en el país de las Maravillas”. Por supuesto cada parte está muy relacionada con lo que se cuenta en ella. Yo creo que esta división y su nombre es un acierto en la novela.

Me gustan también mucho algunos detalles simbólicos que el autor va dejando por el libro y en los a veces te cuesta caer: La isla como esa isla en la que vivimos todos. Que Alice termine haciendo relojes… Y muchos más que no quiero descubriros si os apetece leer esta novela. Son como guiños que están muy bien elegidos.

Pero a mí la novela me ha decepcionado en el ritmo que tiene. Yo creo que a esta novela le sobran páginas, bastantes páginas sobre todo en la parte central, en la parte en la que Alice está buscando. Se me ha hecho un poco largo todo el proceso detectivesco de la protagonista, tiene un ritmo muy lento con tanto detalle, con tanta minuciosidad al contárnoslo. Y en cambio creo que me cuenta mucho en las dos últimas partes, a las que estaba deseando llegar para saber el desenlace. Yo creo que no están compensadas las partes. Eso creo. Y me da pena porque la novela, de fácil lectura, mejoraría mucho porque tiene aciertos importantes si se hubiera reducido esa parte que se hace más larga, si se hubiera balanceado mejor el reparto en los ingredientes de intriga y por tanto el posible interés del lector en cada una de sus partes, de forma que no estuviera descompensada.

 Creo que me gusta más el autor como en su faceta de director y guionista de películas que en la de novelista. Pero bueno es su primera novela, habrá que estar atentos a las siguientes, que espero que las haya.


Daniel Sánchez Arévalo (Madrid, 1970) es director, guionista y productor. Empezó en el mundo del guión, pero pronto se pasó al cortometraje con títulos como Gol! (2002), Exprés (2003) o Profilaxis (2003). En 2006 dirigió su primer largo, Azuloscurocasinegro (2006), con el que ganó tres Goya. Después vendrían Gordos (2009), que tuvo ocho nominaciones en los Goya, Primos (2010) y La gran familia española (2012)..

lunes, 14 de marzo de 2016

"Si amaestras una cabra, llevas mucho adelantado" de José Luis Cuerda



-Ya está.
-¿Qué?
-Todo.
-¿Lo que faltaba también?
-De eso es de lo que más hay.


Guardamos las risas pasadas en
toscos cajones de madera.
Y las penas en cofrecitos de nácar.
Estamos tontos y desnortados.


Llenos los bolsillos de altramuces,
garbanzos torraos, paloduz, chufas
e infancia, ando por la calle que parece
que voy a comerme el mundo.


Jose Luis Cuerda
Si amaestras una cabra, llevas mucho adelantado.


“Una cabra puede ser un disgusto, una obsesión, un objeto de deseo, un tesoro” dice el autor. “Tarde o temprano tendremos la necesidad de dialogar con la cabra que llevamos dentro y convencerla de que entre en vereda”. Cuerda piensa que el animalico se avendrá a caminar por la senda del diálogo “y cuando la cabra se aviene se producen en nuestras vidas momentos radiantes. De conformidad luminosa”.  

Unas te gustarán más, otras menos, pero estas breverías, o aforismos, o breves reflexiones entre la filosofía y el humor, a veces más profundas y a veces más simples, de José Luis Cuerda, a mí me gustan. Y sus diálogos, cómo el que encabeza la entrada, me gustan aún más.
Para degustar a sorbos y a ratos, para quedarse colgando de uno de estos pensamientos o simplemente esbozar una sonrisa ante algún chascarrillo. Pero indiferencia no, indiferencia al menos a mí, no me producen. Cualquier cosa menos eso.



Puestos a decir amén,  prefiero hacerlo sin la tilde.

Jose Luis Cuerda
Si amaestras una cabra, llevas mucho adelantado.



jueves, 10 de marzo de 2016

"Morir no es tan fácil" de Belinda Bauer



"¿Cómo puede un ser humano morir tan fácilmente, con lo que cuesta romperlo?"



Terminé de leerme este libro hace un par de días. Me lo había recomendado una amiga, y me ha gustado bastante la verdad.

Me ha parecido entretenido y muy original para ser novela negra en la elección de sus narradores. 

Pero vamos por partes.

El argumento: La novela arranca desde una doble visión. Por una parte Patrick Fort (un jóven de 18 años con síndrome de Asperger) está examinando en su clase de anatomía un cadáver, el Número 19, porque quiere respuestas a lo que pasa cuando alguien muere, preguntas que tiene a partir de la muerte de su padre. Y por otra parte tenemos a un enfermo en coma, Sam, que quiere comunicarse con el exterior porque ve, escucha y piensa, pero no puede comunicarse... Por supuesto todo se complica cuando Sam ve algo que no debería haber visto, y cuando por su parte, Patrick, descubre algo sobre la muerte de su cadáver.

La novela, aunque es negra, tarda un poco en arrancar con su misterio. El motivo es que tiene dos subtramas (o incluso podríamos hablar de tres, me refiero a la protagonizada por Tracy Evans, una enfermera de la Unidad de Neurología) que parten paralelas y cada una protagonizada por uno de los narradores de los que hemos hablado (Patrick y Sam). A medida que va avanzando la novela ambas subtramas principales convergen en una sola. De todos modos a mí me ha resultado muy entretenida sobre todo debido a ese punto de originalidad, del que os hablaba, y que aporta la elección de los narradores.

Enlazando con lo anterior podemos decir que me han gustado mucho los personajes principales de esta historia. Patrick, un jóven de 18 años con síndrome de Asperger, que te enseña cómo vive la vida una persona aquejada por este síndrome. Muy, muy interesante para mí: Sus "afirmaciones inútiles", sus obsesiones, su falta de afectividad, su afán por saber, su falta de humor..  Y por otra parte Sam, que está en coma, yo creo que también está muy perfilado dado el poco juego que te da un personaje en estas condiciones. También está muy presente la madre de Patrick, que te ofrece el punto de vista de la madre de una persona autista Asperger.

Por lo tanto si os interesa este tema del Autismo, del Síndrome de Asperger, o de los enfermos en coma, esta novela os resultará interesante. Por supuesto es ficción, pero toca bastaste el tema y puedes verlo incluso desde varias perspectivas porque la autora utiliza la técnica del multiperspectivismo en los dos casos: El chico de Asperger, su madre, su padre... O el enfermo en coma, las enfermeras, el marido, la hija... Muy curioso.

"Al principio perder a su padre le había provocado una confusión similar a perder un guante o un calcetín. Esas cosas no dejan de existir solo porque no se vean; siempre existen en alguna parte: debajo de la cama, en la lavadora, entremetidas en el sofá…, y siempre acaban apareciendo.
Tarde o temprano, dependiendo del empeño con que se busquen.
Y Patrick había puesto mucho empeño. Desde que la orientadora del colegio le dijera lo de la puerta de un solo sentido, había intentado encontrar alguna señal de dónde estaba y cómo se abría. Al principio, la buscó en los animales y los pájaros que recogía por los Beacons y llevaba a su casa, luego en las caras de los muertos que encontraba en las colecciones de postales macabras..."

La historia está dividida en cuatro partes y 58 capítulos cortos, lo que también agiliza la lectura, junto al cambio del narrador, una veces contado en primera persona por Sam y otras, en tercera persona, en todo lo relativo a Patrick. Cómo ya he comentado no es que sea una novela trepidante, ni mucho menos, no tiene un ritmo rápido, pero esta estructuración de la historia, los distintos narradores, la dosificación de los hallazgos de Patrick, ayuda a agilizarla. Además es que la trama es más compleja de lo que parece.

El tono de la novela es distendido, incluso tiene pinceladas de humor negro. La visión del mundo del protagonista Asperger, con sus características propias de poca afectividad y obsesivo con sus temas, le aporta situaciones algo cómicas. Y por supuesto las escenas de la disección tienen también su "aquel"...

Y el final está bien. 

A mí me ha gustado, yo os la recomiendo si queréis leer una novela negra con un toque diferente y original. Y desde luego si os atraen estos temas (El Asperger, el enfermo en coma, la anatomía...) yo creo que os puede resulta interesante. Yo leí en su día "El curioso incidente del perro a medianoche", cuyo protagonista también era autista, y me gustó, pero creo que ésta me ha gustado bastante más.





Belinda Bauer (Inglaterra, 1962) es una escritora y guionista británica que se ha especializado en tramas de novela de negra. Creció en Inglaterra y Suadáfrica, y actualmente ha fijado su residencia en Gales. Ha trabajado como periodista y guionista. Su guion de The Locker Room ganó el Premio Carl Foreman/Bafta a la mejor guionista joven. Ganó el prestigioso Premio Gold Dagger de la Crime Writers' Association con su primera novela, posicionándose como una de las autoras revelación del género en el Reino Unido y el Premio Theaktons Old Peculier a la mejor novela criminal de 2014 por Morir no es tan fácil, que el jurado calificó: “una novela totalmente absorbente y brillantemente escrita… un libro muy especial”.