Un blog para letraheridos. Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y letras.
Un blog donde sentarse a leer mientras te tomas un café.
Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let
Cómo tengo la edad que tengo, me sale al paso la frase "La chica de ayer" y automáticamente empiezo a tararear: "Chica vete a tu casa, no podemos jugar...". Qué buenos Nacha pop, qué bueno Antonio Vega.
Así que tenía que atrapar este nombre de garito para nuestra colección, es bueno ¿eh? Inmediatamente llama nuestra atención, que es de lo que se trata. Si además puedes leer buena parte de la canción en la fachada y está chula pintada, pues ya para qué queremos más...
Hoy dedicamos la entrada de nombres curiosos a Denia, donde nada más entrar en la calle un par de ellos vinieron hacia mí. Qué podía hacer yo sino adoptarlos...
En este caso además vamos a compartir esta entrada de "Nombres de tiendas" con la etiqueta "Literatura y música" porque se da el caso en que el poema que han utilizado para la fachada de este restaurante, también se ha musicado.
Aunque, en primer lugar, fue y es un poema, el de Ausias March "Veles e vents".
En la fachada del restaurante estaba este precioso poema que musicó Raimon primero y después Toti Soler.
Pues eso. No hay más que ir por la vida con los ojos bien abiertos para encontrar tesoros.
Te habría gustado verla de noche desde el otro lado del río Daugava, con todas las ventanas encendidas iluminando el precioso edificio en la oscuridad. Pero entre junio y julio, y en Riga, el día es muy largo, no hay casi horas en las que se haga de noche, así que no pudo ser.
No importa, admiraste a la Biblioteca Nacional de Letonia o como la suelen llamar El Castillo de la Luz, desde todos los puntos posibles: desde el otro lado del río donde está el casco histórico, desde el puente de la derecha que os llevaba al hotel, desde el de la izquierda que era de piedra, desde lo alto del hotel Radisson y desde lo alto del edificio de estilo soviético, la Academia de Ciencias de Letonia.
Y cómo llamaba la atención desde todos los puntos, siempre miraras desde donde miraras destacaba el perfil de ese edificio moderno acristalado de casi setenta metros de altura que se contempla y se refleja en el río Daugava. Fue construida por Gunärs Birkets y se abrió al público en el año 2014, a propósito de que Riga fue Capital Europea de la Cultura.
Habías leído que cuando fueron trasladados aquí los libros desde otras bibliotecas, 8.000 libros fueron traídos por los propios ciudadanos letones.
Te acercaste hasta ella a rendirle tus respetos. La recorriste por dentro, subiendo hasta lo más alto. Lo malo es que no era domingo y no se podían admirar las vistas que dicen que tiene desde la planta séptima. Pero bueno desde sus cristales algo viste. Era grande, muy espaciosa y luminosa.
Tú tenías que dedicarle el espacio que se merece y guardártela en la mochila para que formara parte de vuestra colección "La vuelta al mundo en 80 bibliotecas". Pocas bibliotecas has visto como ella, tan moderna e impresionante. Todo un monumento a la lectura y los libros. Es digna de admirarse y merecía la pena una visita.
¡¿Cómo no iba a tener su entrada en este blog?!
#Riga
#La Biblioteca Nacional de Letoria o Castillo de la Luz
#Bibliotecas
Aquella tarde quisimos ampliar la colección de nuestro álbum de Faros.
Soplaba el viento del sur, que nos llevó volando hasta lo más alto del Cabo de San Antonio y nos dejó muy cerca de nuestra meta.
El sol y el aire jugaban a ver quién podía más con nosotros.
Primero lo intentaron cuando alcanzamos el Faro del Cabo de San Antonio. En volandas llegamos a lo más alto, y en volandas bajamos de allí. Pero lo habíamos conseguido, guardado en el bolsillo nos trajimos aquel faro achatado que se iluminó por primera vez en 1855. Envuelto en las vistas que traía como si fueran papel celofán, estaba intacto con su color rosado.
Desde allí, bordeando el mar, volvimos a subir y subir, ésta vez hasta el Cabo de la Nao.
Sobre las alas de las gaviotas sobrevolamos las verjas y los acantilados y llegamos hasta la veleta que tenía un 1973 y que apuntaba también al sur.
Nos costó un poco más llegar hasta él, pero también logramos alcanzarlo. Y deprisa, muy deprisa, nos lo guardamos en otro bolsillo del que sobresalía un poco porque era más alto, unos diez metros más. y más jóven, se había iluminado por primera vez en 1928. Pero ya era también nuestro, lo cuidaríamos bien.
Ya estamos deseando salir otra vez a cazar Faros.
Necesitamos su viento, su olor a mar, su luz.
La tercera acepción de la palabra
friqui en el Diccionario de la Real Academia dice:
Persona
que practica desmesurada y obsesivamente una afición.
En la mayor friqui de
"Millenium", la trilogía escrita por el autor sueco Stieg Larsson, me convertí yo durante un par de horas en la preciosa Estocolmo. Plano en ristre donde llevaba
apuntadas las calles por las que iría tras las huellas de la trilogía, me
dispuse a seguirlas como si de una devota procesión se tratara.
En su día me leí los tres libros, no tanto por la historia que contaban, aunque también era entretenida sí, sino sobre todo por conocer el destino del personaje de Lisbeth, la hacker ventieañera con memoria fotográfica y personalidad complicada. Ese personaje me parecía de lo más atractivo, he leído que el autor lo inventó imaginando cómo podría ser Pippi Langstrum cuando fuera mayor.
Todos los puntos de mi ruta literaria estaban en la isla de Södermalm, al sur de Estocolmo.
Comencé el itinerario yendo a la calle Fiskargatan núm. 9, donde Lisbeth, en la segunda novela de la saga, se compra un apartamento enorme con vistas a la Ciudad Vieja o Gamla Stan. A menudo salían escenas en la segunda película de Lisbeth, de noche, fumando ante una ventana del mirador con esas preciosas vistas.
A continuación nos dirigimos a la calle principal de la isla de Södermalm, me estoy refiriendo a la calleGötgatan 19-25,
donde podemos ver la sede de Millenium. Claro no tiene nada que ver lo que hay ahora ahí con la sede de la revista, hay una tienda de ropa juvenil, pero es justo en esa esquina.
En esa misma calle, también está el Seven Eleven donde Lisbeth entra a comprar varias veces ya en el tercer libro.
De ahí, caminamos un poco en linea recta hasta llegar a un parque, Mariatorget, la Plaza de Maria, donde dicen que iba el autor a escribir. Como era un día de sol, estaba el parque muy concurrido y además siendo julio y vacaciones, había muchísimos niños y padres jóvenes con sus cochecitos.
Y por último, bajando hacia Ganla Stan, nos encaminamos a la calleBellmansgatan 1, donde se sitúa la casa de Mikael Blomkvist. Muy cerca del Mariahissen o el ascensor de María, que se ha utilizado para salvar el desnivel con la isla de Ganla Stan.
En Estocolmo hay rutas especializadas en Millenium. Y son mucho más largas que ésta que os dejo. Yo solo escogí algunos puntos a base de buscar y buscar en internet en diferentes páginas y blogs. No pretendía hacer entera la ruta solo ver lo que me parecía más importante.
El tiempo es escaso en los viajes y Estocolmo tenía mucho más que ofrecerme.
Pero tampoco podía irme sin recordar a Lisbeth Salander y su historia.
Existe una ciudad a la que me gustaría regresar saltando por sus tejados.
Colgada de sus cornisas, deteniéndome para respirar en cada edificio, me deslizaría por sus fachadas para ir presentando mis respetos a todos esos seres que habitan en ellas y nos la devuelven mágica.
Son los colores y las esculturas, los dragones, serpientes y ranas, las flores, hojas y rostros femeninos, las máscaras teatrales riendo y gritando, los gatos y los niños, todos ellos y alguno más los que atraparon mi voluntad la primera vez que, desde el suelo, los admiré.
Déjame volver, Riga.
Yo regresaré saltando por los tejados, deslizándome por las fachadas, tomándome mi tiempo para bajar mi cabeza ante cada uno de esos seres.
Rogándoles, por favor, que me dejen entrar en ese sueño,
ese sueño de leyendas y artistas que inventaron tan bella a la ciudad que los protege.
No te olvides de mí,
Riga.
#Riga
#Modernismo o Art Nuveau en Riga #El artista Mikhail Eisenstein, padre del director de cine Serguéi Eisenstein (‘El acorazado Potemkin’).
Espero que no pensaráis que me había olvidado de vosotros, que no. Ni eso ni que me estaba "haciendo la sueca" con nuestras cosas del blog... que tampoco.
Porque no, para nada. Palabra.
Es solo que he estado un poquito lejos, haciendo justamente eso "la sueca".
Que noooooo, que tampoco, no me he hecho la sueca, pero sí que he estado viajando y viajando y viajando hasta llegar a ¡Suecia! Y tengo muchas cosas que contaros de allí, muchas bibliotecas que traeros, caminatas literarias, murales y un montón de esas cosas que nos gusta compartir.
Pero mientras tanto... Vamos a empezar por la expresión ¡Hacerse el sueco! y nunca mejor dicho.
Leo por aquí y por allí distintos orígenes de nuestra expresión.
Uno de los más extendidos dice que dicha expresión no viene de los habitantes de Suecia, sino que viene de la palabra latina "soccus", que era una especie de pantufla, un calzado que llevaban las mujeres y los cómicos del antiguo teatro romano. En contraposición al que los trágicos llevaban: "coturnos".
Pero lo que nos interesa es que de esa misma palabra derivarían otras palabras como zueco, zocato o zoquete que es un tarugo de madera.
Zoquete
m. Pedazo de madera corto y grueso.
Pedazo de pan grueso e irregular: guardo los zoquetes para hacer pan rallado.
Persona torpe e ignorante: no aprobará nunca porque es un zoquete. También adj.
Luego gracias a la tercera acepción, decimos que es un zoquete, un tarugo, al hombre torpe y obtuso... De ahí vendría la expresión "hacerse el sueco", hacerse el obtuso, el tonto, el que no entiende...
Eso dice una de las explicaciones a esta frase hecha.
Mientras que para otros linguistas "hacerse el sueco" vendría de los tiempos en que los marineros suecos, marineros que de verdad venían de la lejana Suecia, atracaban en nuestros puertos, y aprovechaban que no entendían bien nuestro idioma, para desentenderse también de lo que entendían pero no les convenía saber... Con lo que se hicieron merecedores de la expresión. Vamos que se "hacían los suecos".
Hay quien opina también que dicha frase es la versión española de la frase francesa “Faire la sourde oreille” (Hacer oídos sordos). Su origen vendría de los intentos fallidos de Napoleón en negociar con un diplomático sueco, que fingía no entenderle para así no acceder a lo que el francés le pedía.
El caso es que ya hace un tiempito que usamos esa frase puesto que parece ser que la RAE asegura que fue utilizada por primera vez en un texto escrito en 1841 en la obra de teatro 'Dios los cría y ellos se juntan' de Manuel Bretón de los Herreros.
Y por último me vais a permitir, como unas cosas me llevan a otras y será porque la cabeza no deja de hacer asociaciones libres, o porque a Suecia la llevo dentro desde ni me acuerdo, que os deje una de mis sintonías preferidas desde hace muuuuuchos años:
Todo ésto para deciros que ya ando por aquí otra vez, cerquita de mi
blog, y por tanto de vosotros. Y prometo solemnemente volver muy pronto a
compartir "estas cosillas nuestras del lenguaje, de Madrid y la
cultura" con más asiduidad.
#Hacerse el sueco #Frases hechas #Vicky el Vikingo
Nos hablaron de sus casas pintadas nos hablaron de su fábrica de chocolate, hablaron hasta de su amplia playa y aquel primer faro que desapareció. Pero nadie nos habló de sus murales. Nadie. Y allí estaban. Como recién pintados.