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viernes, 23 de marzo de 2018

El autor Fernando López Guisado visita nuestra Tertulia Literaria Rascamán




De izda a dcha: El poeta Fernando López Guisado, nuestro coordinador Javier Díaz y el poeta José León


"Soy un extraño en todos los campos"




Sabíamos de la visita del poeta. Y que se llamaba Fernando López Guisado.

Sabíamos del nombre de sus poemarios:
Aromas de Soledad, El Altar de los Siglos, Porque nunca fue suyoLa Letra Perdida (finalista del premio de la Asociación de Editores de Poesía 2012, 2ª edición 2014, edición ecuatoriana 2015 en El Quirófano Ed.) y Rocío para Drácula (premio de la Asociación de Editores de Poesía 2014).

Sabíamos incluso algunos de sus poemas. Y nos habían gustado tanto que los recordábamos. Como el de "Mazinguer" y el de la carnicera.


Lo que no sabíamos es que nos iba a faltar tiempo para escuchar más poemas y algún que otro relato suyo. Porque nos leyó uno de sus relatos de fantasmas, y sonaba muy bien con ese olor a salitre y aire de abandono. No sabíamos que el poeta se iba a confesar narrador de terror, dándole una vuelta de tuerca al monstruo.


Ni sabíamos de sus poemas oscuros que sin embargo iluminan, poemas de Drácula y seres del otro lado.
No sabíamos que íbamos a charlar sobre poesía y literatura, pero también sobre concursos literarios y vidas complicadas, sobre el negocio editorial y los nuevos poetas de moda, sobre "El ojo poético", como denomina el autor a "la mirada" que te distingue de los demás. "Soy yo el único contra el que tengo que pelear, o al menos pelear por escribir como yo quiero".


Tampoco sabíamos que iba a ser una tarde tan tranquila salpicada de conversación entre verso y verso. Tarde de literatura y hasta cine, en buena compañía con este poeta cercano.


Fue un descubrimiento su literatura. Un lujo tenerlo para nosotros solos  un miércoles cualquiera de marzo.


Hay que agradecerle que hiciera el cambalache doméstico para poder estar con nosotros un par de horas que se pasaron tan volando como si hubieran sido veinte minutos. Agradecerle también a Javier Díaz que nos gestione estos encuentros de autor en los que nos enriquecemos tanto.





















ROSEBUD


Toma forma de muñeco de Mazinger Z.
Lo tenía mi primo, en su casa de campo.
Deseamos siempre lo ajeno con envidia;
no importaba lo mucho que jugásemos
juntos durante aquellos largos veranos.

Ese articulado robot era mi héroe; mi primo,
su piloto. Lo hacía emerger de la piscina
para reparar el mundo, dar una paliza
a los malos, superar sin miedo a la muerte.

Recordábamos aquello,
pasando ya de adolescentes.
Durante tardes de fútbol,
en el estadio, en invierno,
con las gargantas ardiendo y los pies helados.

Un año, ganamos la copa,
fuimos a celebrarlo
bañándonos en una fuente.
Él se tendió,
sumergido por completo,
suspendido en el tiempo,
parecía en paz.

Surgió de aquellas aguas como el Mazinger Z:
un titán bautizado,
lleno de victoria y fuerza.

Hace seis años no pudo asistir a mi boda.
Prometí ir a verlo, al hospital, tras el viaje
de luna de miel. Resultó demasiado tarde.
No brotará del agua a ver ganar otra copa
al igual que no he podido volver al estadio.

En una vitrina, guardo un muñeco de Mazinger.
Cada año, en mi aniversario, le quito el polvo
recordando en silencio aquella casa de campo.
Los pies se me hielan,
la garganta me arde
y se me van haciendo

muy cortos los veranos.


Fernando López Guisado