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martes, 22 de noviembre de 2022

"No quiero olvidar todo lo que sé" Las Sinsombrero 3 de Tanía Balló.-

 

 

"Al amanecer nos despertó el golpeteo de las ametralladoras. Corrimos hacia la ventana. En lo que alcanzaba nuestra vista no se advertía movimiento alguno.Todo estaba quieto, en calma, con excepción de las lejanas ráfagas que se sucedían a intervalos. En los montes que amparan el sur de la ciudad se estaba consumando la última resistencia."

Mada Carreño. Los diablos sueltos

 

Después de haber visto la exposición sobre Las Sinsombrero que está estos días en el Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa, ya solo me quedaba leer el tercer volumen de la trilogía: "No quiero olvidar todo lo que sé" de Tania Balló.

De los dos anteriores ya está hecha la reseña en este blog, cuando los iba leyendo a medida que se fueron publicando. 

En esta tercera entrega la autora aborda la vida de las Sinsombrero, esas artistas e intelectuales de principios del siglo XX que tras la Guerra civil y su devastación habíamos olvidado. Algunas de ellas se quedaron aquí y otras tuvieron que exiliarse. En este tercer libro sobre todo se habla de las que tuvieron que ir al exilio, de cuánto la dureza de ese exilio las marcó en sus vidas y en sus trayectorias profesionales.

Aquí revisaremos las vidas de Carlota O´Neill, Cecilia G. de Guilarte, Silvia Mistral, Luisa Carnés, Concha Méndez, María Dolores Arana, Mada Carreño, Magda Donato, Silvia Mistral... y volveremos a otras a quiénes ya habíamos conocido en los libros anteriores por su relación con éstas.

La verdad es que se lee muy rápido, porque tiene apenas 200 páginas. Está estructurado en seis capítulos, en el primero aborda el papel de estas mujeres durante la Guerra Civil, eran mujeres intelectuales y comprometidas que combatían en la retaguardia o escribiendo. El siguiente capítulo habla del exilio propiamente dicho. El tercer capítulo habla de las relaciones que se establecían entre ellas una vez ya en el exilio, relaciones de ayuda, de amistad, de ánimo. El cuarto capítulo aborda el camino que tomó su inspiración, sus obras, sus proyectos una vez que estuvieron asentadas en sus nuevos lugares. Es muy importante señalar cómo tuvieron que afrontar la maternidad. El quinto capítulo nos muestra las relaciones que se establecieron entre algunas que estaban en el exilio con otras que permanecieron aquí. Nos habla de las relaciones epistolares tan ricas y tan largas que surgieron. Y finalmente el último capítulo habla del olvido. 

La autora ha hecho todo un trabajo para recuperar la memoria de todas estas autoras, cuando de muchas de ellas ni tan siquiera habíamos oído hablar. El trabajo de investigación que nos cuenta sobre cómo dió con la pintora Ruth Velázquez nos ayuda a hacernos una idea, no solo ya del trabajo, sino también de todo el tesón, tiempo y paciencia que hay detrás de todo este proyecto de recuperación. 

Los dos libros anteriores son más monográficos, nos va contando la historia de cada una de ellas. En cambio éste aunque incide en algunas de ellas de forma más pormenorizada, también es más una visión global de lo que supuso aquel tiempo en la mujer, lo que supuso en nuestra historia cultural.

He disfrutado leyendo los tres libros. Son muy interesantes. Y la bibliografía que aporta, si uno quiere ampliar conocimientos sobre alguna de ellas, también es muy rica y amplia. 

Son un buen homenaje a aquellas mujeres que hicieron tanto por la cultura y después habían acabado siendo invisibles. Como dice el título yo tampoco quiero olvidar todo lo que sé sobre ellas.

 

"No se preocupe de contestarme. Escríbame siempre que necesite decirme algo sin averiguar si me debe carta o se la debo. Igual haré yo. Ya que me dice que siempre me ha tenido en su vida, no quiero salir de ella."

Carta de Elena Fortún a Carmen Laforet. Febrero del 47

 

jueves, 28 de febrero de 2019

"Las sinsombrero2: Ocultas e impecables" de Tania Balló. Reseña literaria



Confieso que la época de La Generación del 27 siempre me ha resultado muy atractiva.

Diez autores que hemos estudiado tanto y que supusieron un movimiento cultural apasionante: Pedro Salinas, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Jorque Guillén, Dámaso Alonso, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, y Lorca. Ese grupo de autores que surgieron a raíz de su reunión en Sevilla para la conmemoración del 300 aniversario de la muerte de Luis de Góngora.

Me interesa mucho la revolución cultural de entonces. La época de la Residencia de Estudiantes donde muchos de ellos coincidieron siempre me ha gustado. También la de la Residencia de Señoritas y la del Lyceum Club.

Pero ya se sabe que de ellos solo conocimos sus nombres masculinos, sus compañeras de estudios, sus compañeras intelectuales y artistas no han llegado hasta nosotros. Incluso habiendo sus compañeras de pandilla, y de clase. Habiendo sido sus mujeres y sus novias, ni ellos mismos como Buñuel (cuya novia durante siete años fue Concha Mendez) o como Alberti (que no hablaba de María Teresa León, su compañera) han hablado de ellas. Todas fueron mujeres brillantes que se merecen su lugar y que las conozcamos.

Tania Balló en sus dos libros de las Sinsombrero quiere que algunas de estas mujeres recuperen su lugar en la historia. 

En el blog ya está la reseña del primero de estos libros, que por cierto me encantó. Os dejo el enlace por si queréis recordarla.



En ese primer libro se habló de: Margarita Manso (1908-1960), Marga Gil Roesset (1908-1932), Concha Méndez (1898-1986), Maruja Mallo (1902-1995), Angeles Santos (1911-2013), María Zambrano (1904-1991), María Teresa León (1903-1988), Rosa Chacel (1898-1994), Ernestina de Champourcin (1905-1999), y Josefina de la Torre (1907-2002).


Y en este segundo volumen se habla de otras: Artistas como Delhy Tejero o Rosario Velasco, traductoras como Consuelo Bergés, Académicas como Carmen Conde, escritoras como Elena Fortún que en realidad no se llamaba así, sino que era un seudónimo... Artistas de todas las disciplinas, asi olvidadas todas.

En concreto en este libro se habla de: Carmen Conde, Delhy Tejero, Margarita Ferreras, Consuelo Berges, Rosario Velasco, Elena Fortún y Lucía Sánchez Saornil.

Lo que cambia del primer volumen a éste, es que en este segundo libro se habla de mujeres que tras la guerra civil se quedaron en España, no se exiliaron. Y aún así, de muchas de ellas, apenas hemos escuchado nada, porque aún quedándose, se las silenció.Y eso que no todas eran de izquierdas.

 De Carmen Conde es de la que más se había oído hablar porque fue la primera mujer en ser elegida académica de la Real Academia Española en 1978. Claro ya eran otros tiempos. Pero tampoco se sabe mucho más de su vida. En esta ocasión la autora ha querido profundizar más en ella. 

Y con las demás ha realizado una verdadera labor de investigación a través de sus familiares o de otras mujeres con las que tuvieron relación. Con su técnica de las constelaciones ha ido tirando del hilo de sus palabras cuando salió su nombre en los diarios o conversaciones de otra. En este sentido este libro está bien porque ves el trabajo que hay detrás, ese trabajo de la escritora por investigar y conocer a la protagonista de su estudio. Muy interesante esa labor. 

Yo no había oído hablar de muchas de ellas. No sabía nada de Margarita Ferreras, de Consuelo Berges, de Rosario Velasco o de Lucia Sánchez Saornil. Y ha sido muy interesantes conocerlas, tanto en su obra como en su vida. Por ejemplo parece mentira que Consuelo Berges, habiendo sido la mano derecha de Clara Campoamor haya trascendido tan poco.

De otras mujeres de este libro algo sabía, como por ejemplo de Delhy Tejero a la que descubrí en una exposición de la Residencia de Estudiantes en la que se hablaba de la Residencia de Señoritas. Junto a los de Maruja Mallo, aparecían algunos de sus cuadros entre las fotografías. Y me resultaron muy atractivos. Me apetecía mucho saber más de ella. 

Y por supuesto de Elena Fortún y de su Celia sabía. Pero no podía ni imaginar la vida que había tenido esta escritora, su vida sentimental, los avatares de su obra. Qué interesante.

Son libros que se leen bastante rápido. Y nos dan una panorámica de la vida cultural, social, familiar de las mujeres artistas de aquella época. También gracias a ellos conocemos otros libros que nos pueden ayudar a profundizar en este tema. Por ejemplo yo a raíz de éste me compré "Memorias habladas, memorias armadas" de Concha Méndez que me tiene de lo más entretenida. Qué mujer tan original.

En fin, si os interesa este tema, os recomiendo estos dos libros. Yo mientras esperaré a que Tania Balló nos saque el tercero que he leído que estaba preparando.


lunes, 6 de junio de 2016

"Las sinsombrero" de Tania Balló



Acabo de terminar un libro que todas las mujeres deberíamos leer. Máxime si nos dedicamos a cualquier disciplina artística.  

Me estoy refiriendo a "Las sinsombrero" de Tania Balló. 

No es una novela. Es un reconocimiento, un homenaje a un grupo de mujeres que convivieron por edad y proximidad con los artistas de la Generación del 27, y que sin embargo apenas conocemos. 

Son mujeres que tuvieron relación con hombres de esta Generación, como los poeta Lorca o Alberti, con otros escritores con Juan Ramón Jiménez u Ortega y Gasset, con cineastas como Buñuel, o pintores como Picaso, Miró o Alfonso Ponce de León. Tuvieron relación porque compartieron amores o amistad con ellos. Trabajaron, vivieron, sintieron a su lado, pero los nombres masculinos nos han llegado a todos, sin embargo los femeninos se han ido perdiendo en el olvido. Incluso en las entrevistas que les han hecho a ellos, a la vuelta del exilio, o pasado ese tiempo tan creativo que fueron los años anteriores a la Guerra Civil, no aparecen, cuando estuvieron tan próximos por relaciones sentimentales, amistad, o de forma artística. 

Mujeres geniales que hay que recordar: Margarita Manso (1908-1960), Marga Gil Roesset (1908-1932), Concha Méndez (1898-1986), Maruja Mallo (1902-1995), Angeles Santos (1911-2013), María Zambrano (1904-1991), María Teresa León (1903-1988), Rosa Chacel (1898-1994), Ernestina de Champourcin (1905-1999), y Josefina de la Torre (1907-2002).



El nombre de Las sinsombrero viene de un gesto rompedor que hicieron en su día Maruja Mallo (pintora muy reconocida en Nueva York y Argentina, aunque muy poco aquí), Margarita Manso (también pintora y con quién dicen que Lorca tuvo un encuentro sexual y a quién dedicó un poema), el mismo Lorca y Dalí. Cierto día del 1927 tuvieron la idea de que ellas se quitarían el sombrero como signo de emancipación para atravesar la Puerta del Sol. En esa época fue toda una provocación y los que pasaban por allí comenzaron a apedrearles hasta que se metieron en el metro. 

Como vemos eran del mismo grupo de amigos, ellas se habían conocido en la Academia de Bellas Artes de San Fernando como a Dalí. 

Por otra parte, Gerardo Diego publicó una primera antología de poetas en el año 1932 en la que no aparece ninguna mujer. En el año 1934 publicó la siguiente, en la que incluyó ya a dos de éstas mujeres: Josefina de la Torre y Ernestina de Champourcín. Las dos únicas mujeres y porque venían avaladas por dos hombres influyentes, uno de ellos Juan Ramón Jiménez. ¿Cuántas veces hemos escuchado a hablar de estas poetas? Pues eran también de la Generación del 27.

Concha Méndez es quién lo contado: “… eso no se podía hacer, dice que le dijo además de  “Tú nos excluirás, pero yo debajo de esta falda llevo pantalones”. Aludiendo a su labor de editora junto a su marido, el también poeta Manuel Altolaguirre. Concha Méndez, fue también poeta.

También como literatas podemos hablar de Rosa Chacel (novelista) y María Zambrano (filósofa), discípula brillante de Ortega y Gasset. También escritora era María Teresa León, que emparejada con Alberti, llegaron a entrevistarse con Stalin para convencerle para que vinieran escritores revolucionarios a Madrid, sitiada en esos momentos.

Josefina de la Torre fue una artista polifacética, fue escritora y actriz, con 20 años la incluyó ya Gerardo Diego en su antología de 1934 y su último papel como actriz fue en Anillos de Oro. La poetisa Ernestina de Champourcín, discípula de Juan Ramón Jiménez, es considerada una de las personalidades más brillantes del 27, aunque ni su propia familia lo sabía hasta que fue bien mayor, según cuenta su sobrino.

Marga Gil fue escultora, una buenísima y precoz escultora, que murió trágicamente, se suicidó muy joven, dicen de amor por Juan Ramón Jiménez. Y Ángeles Santos, también muy buena pintora, entre el surrealismo y el expresionismo, y gran amiga de Gomez de la Serna.

Sus biografías, con todo detalle, son las que nos cuentan este libro.



Este libro es de esos que una tiene que tener cerca, para releerlo muchas veces, para que no se nos olviden estas mujeres que vivieron en una época muy dificil política y socialmente pero sin embargo muy, muy rica, casi efervescente creativamente hablando. A mí me resultan muy interesantes esos años tan prolíficos, tan ricos culturalmente hablando. Y fue en ésta época cuando ellas, que tenían tanto talento, lucharon por hacerse un nombre y un lugar en las artes.  

He disfrutado mucho con este libro, y lo he leído muy despacio en un intento de interiorizarlo lo máximo posible. Me ha dado la oportunidad de conocer a mujeres admirables de las que ni siquiera había oído hablar, o he profundizado en las vida de otras de las que solo conocía algún detalle. Que injusto ha sido el tiempo con muchas de ellas. La labor de investigación que ha hecho la escritora en torno a sus vidas buceando en entrevistas, en libros, en fotos, es muy de agradecer. Es nuestro pasado, nuestra historia, nuestra cultura.

Muy recomendable.