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martes, 14 de julio de 2015

"La vida privada de los árboles" de Alejandro Zambra



En este fin de semana pasado me he leído una novela de la había oído hablar "La vida privada de los árboles" de Alejandro Zambra.

Son 117 páginas, creo, así que enseguida me la he leído, aunque no ha terminado de engacharme. Aunque el título me atraía mucho, me parece muy sugerente y además, el principio me había gustado mucho, invitaba a seguir leyendo:

"Julián distrae a la niña con "La vida privada de los árboles", una serie de historias que ha inventado para hacerla dormir. Los protagonistas son un álamo y un baobab que durante la noche, cuando nadie los ve, conversan sobre fotosíntexis, sobre ardillas, o sobre las numerosas ventajas de ser árboles y no personas o animales o, como ellos dicen, estúpidos pedazos de cemento.

Daniela no es su hija, pero a él le cuesta no pensarla como una hija. hace tres años que Julián llegó a la familia..."

Es un buen principio, yo creo. Me gustó mucho. 

Esta novela, antes de comenzarla, yo quería leermela porque había escuchado hablar de ella como interesante desde el punto de vista del escritor. Y es cierto que me ha gustado la prosa de este autor, una prosa rica en recursos literarios y en algunos momentos hasta lírica. También es verdad que me ha parecido interesante cómo ha escrito la novela, pero como lectora no ha terminado de engacharme de esa forma que tienen algunas novelas que no las puedes soltar...

Pero primero os cuento el argumento: Se desarrolla la novela en una sola noche. La noche en la que el protagonista después de acostar a su hijastra de ocho años nos va contando sus vivencias, sus recuerdos, sus miedos... Va desgranando un mosaico de contenidos que va formando la novela mientras el protagonista va haciendo conjeturas de por qué no llega su mujer de su clase pintura, de qué le habrá ocurrido...

Los personajes están bien perfilados. Está Julián, el protagonista, que está casado con Verónica, una jóven que ya tenía una hija Daniela. Julián es profesor de Literatura de lunes a sábado y el domingo es novelista.

Está contada en tercera persona, y la voz narrativa es la de Julián, es un narrador testigo, casi hasta el final de la novela, cuando al ir derivando de un tema a otro, y de éste a otro al final la voz narrativa pasa a ser la de la hija, una Daniela ya adulta que piensa en su pasado y en él. Está muy bien esta estructura narrativa. Por otra parte os señalo que se desarrolla en Chile. Y es contemporánea y cómo os decía ubicada la acción, mínima, en una sola noche.


Es muy interesante que en la novela cada poco tiempo se le recuerde al lector que ésto es una novela, un artificio. Es un buen ejemplo de metaliteratura. Habla de narrar dentro de una novela. Y nos dice el protagonista a menudo que la novela terminará cuando llegue su mujer:

 “Cuando ella regrese la novela se acaba” (pág. 16) 

“Habría que redactar muchos párrafos o acaso un libro entero para explicar por qué Julián no pasó aquel tiempo en casa de sus padres” (pág. 34).

Aunque también hay momentos en que el autor juega con el lector a desconcertarle diciéndole expresamente lo contrario:

“Cuando alguien no llega, en las novelas, piensa Julián, es porque le ha sucedido algo malo. Pero esto no es por fortuna una novela: en cosa de minutos Verónica llegará con una historia real, con un motivo razonable, que justifique su tardanza, y entonces hablaremos de su clase de dibujo, de la niña, de mi libro, de los peces, de la necesidad de comprar un celular, de un pedazo de budín que queda en el horno, del futuro y tal vez un poco, también del pasado.” (pág. 51).

 También es de señalar que en la novela hay crítica social a la sociedad chilena:

...en Chile no es tan grave dar clases de poesía italiana sin saber italiano, porque Santiago está lleno de profesores de inglés que no saben inglés, y de dentistas que apenas saben extraer una muela” (pág. 26)

Así que, resumiendo, creo que literariamente sí que es una novela muy interesante de leer. Si te interesa la construcción de una novela, la creación literaria en general. Pero bien es verdad también, que como lectora he echado de menos que me atrapara más la historia. No es ésta una de esas novelas en las que me sumerjo tanto que estoy deseando coger la historia para perderme en ella, para evadirme totalmente, no en ésta no me ha ocurrido nada de eso. Aunque sí que tengo que admitir que tiene sus logros, que el arranque me pareció muy bueno y que, desde el punto de vista literario, me ha parecido instructiva.