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lunes, 8 de enero de 2024

"Exposición de trenes históricos" del Metro en la estación de Chamartín

 

Los 8 de enero te descubres sacudiéndote la pereza, de encima de los hombros, con el revés de la mano, como si tratara de una molesta pelusa que se adhiere a la ropa y no hubiera forma humana de quitársela. Los 8 de enero, sin demasiadas ganas de arrancar, comienzas a pensar que deberías ir poniendo orden en unos cuántos asuntos. Deberías.

¡Venga! te animas, ¡espabila! insistes, que hay mucho por hacer. 

Y para llegar antes a todo decides, como tantísimas veces, pillar el metro y comenzar por lo que más te gusta, así parece que uno se anima más. Pillar un metro. ¿Que haríamos en este Madrid sin él? No ves la calle pero ganas tanto tiempo...

Si escarbo un poco en el trastero de mi memoria, descubro mi primer recuerdo con este transporte: un billete del metro que costaba 12 pesetas. Supongo que lo conservo, el recuerdo, no el billete, porque debía ser de las primeras veces que me subía en ellos. Mi estación de metro era "Esperanza". Y en aquel entonces, luego fue creciendo en estaciones, era uno de los extremos de la linea 4 "Argüelles-Esperanza". Era bonito el nombre, y hasta salía en una canción de Manu Chao pocos años después: "Proxima estación... Esperanza". Sí, también es cierto, le demandaron por tomar prestada la locución del metro sin permiso. Pero bueno, esa es otra historia. Os decía que yo me acuerdo del billetito blanco y rectangular que costaba 12 pesetas, y como me acuerdo de él, me acuerdo de aquellos vagones y los asientos por los que debajo salía tanto calor y abrías la ventana, alguien seguramente te ayudaba porque estaban bien duras, y entraba un olor a metro... Me acuerdo también de aquella salida del barrio cuando aún no se podía entrar y la que, en cambio, con el tiempo frecuentaría tantísimas veces.

No hace mucho estuve visitando la exposición de trenes históricos del metro. Se pueden ver algunos de los "clásicos", los que estuvieron en servicio entre los años 1919 y 1965. Es muy curioso ver cómo, para ir haciéndolos populares, fueron perdiendo comodidades y elegancia haciéndose progresivamente más austeros. Los primeros tenían los suelos de madera y los asientos mullidos que veremos como irán evolucionando hasta los más duros de plástico, como también puedes comprobar el cambio del primitivo escudo del Metropolitano Alfonso XIII al logo de la Compañía Metropolitana de Madrid con su C y dos M por la parte de fuera... Se pueden ver también cambios en múltiples cosas: en las cabinas, en los apliques de luces, en la publicidad, en el modo de abrirse las puertas, en el revestimiento interior... Los que se pueden admirar están completamente restaurados. Está el modelo "Cuatro caminos" que es de los primeros que se usaron en la primera línea, la 1 la de "Sol-Cuatro Caminos". El modelo "Ventas" de 1924 y que cubría la línea 2 y el modelo "Quevedo" también de la misma línea.  También el modelo "Salamanca" de los años 40. O el modelo "Legazpi" de un poco más tarde, de los años 50... y alguno que otro de otras fechas más posteriores que son modelos "1000" y que ya no eran rojos sino verdes. Están ordenados en las vías según se han ido restaurando, no por orden cronólogico. Y parece ser que siguen en ello. Es una suerte que se hayan conservado y después restaurado para que podamos, más de cien años después de los primeros, visitarlos y admirarlos.

También nos explicaron que había de motor y remolque. Ésto se ve en la numeración que tienen arriba con una R-XXX o una M-XXX.

Es muy curioso también volver a leer aquellos carteles que llevaban. Algunos no sé ni si los llegué a conocer: "Reservado para caballeros mutilados", que ya iban en los que se utilizan justo después de la guerra. Y otros que hemos leído tantísimas veces. "Tened cuidado para no introducir el pie entre coche y andén". Entre uno y otro están los que hablaban de no escupir, o no fumar... Cuando aún se podía hacer. 

Se pueden admirar también paneles informativos, herramientas del personal, parte del uniforme, utensilios, carteles de cómo estaban y cómo ha sido el proceso de restauración... 

En fin... no os puedo contar todo lo que nos dijeron porque nos dieron mucha información y ahora que estoy reseñando la visita pienso que podría volver a ir porque hay cosas que nos contaron de las que ya dudo. ¡Ay la fragilidad de la memoria...! Pero lo cierto es que fue interesante. Es una exposición gratuita y permanente que está dentro de la estación de metro de Chamartín.

Me resultó curiosa.

 















lunes, 24 de julio de 2023

Anuncios antiguos por el metro de Madrid: Estación de Metro de Sevilla y Bilbao

 

Estación de metro de Sevilla de Madrid

 

Mira Mari pues que vas por el metro de Madrid y ¡zas! a la que te descuidas, tropiezas con huellas de tiempos remotos que se quedaron durmiendo el sueño de los justos. Como te lo estoy contando. Durmiendo, y lo que es mejor, a salvo cobijaditos en cualquier rincón. 

Pa chasco no lo voy a saber. Pues claro que sé que existe la estación de Chamberí de la línea 1. ¿Por quién me tomas? Donde no solo es que haya quedado alguna huella sino que la descubres igualita que cuando funcionaba. Echále. Impecable toda la estación. Ordenada, limpita, un primor. La cerraron en el 66 porque los nuevos vagones no se adaptaban a ese andén, y después de permanecer sin utilizarse mucho tiempo, la adecentaron y ¡hala! en un pispas organizaron horarios y visitas guiadas para que pudiéramos disfrutarla en su esplendor de entonces. ¡Y hay que ver cómo ha cambiado el metro con el paso del tiempo! ¿Que no? Una barbaridad. Pues claro mujer. De aquella visita ya hicimos una entrada en este blog.

Pero independientemente de Chamberí, ahora te estoy hablando de otros detallitos muy apañados. Que siii. Escucha: Carteles antiguos que han quedado en otras estaciones. 

Si no me interrumpieras... Te lo contaría. Pues cómo por ejemplo en la estación de metro de Sevilla, en la línea 2 y casi a la salida, donde puedes ver un cartel publicitario de Sales de Carabaña hecho de azulejos blancos. Azulejos de toda la vida. Pero como si los acabaran de poner. Hasta relucientes parece que están. Lo he colocado, tal cual, encabezando esta entrada. Como dice la cartela de debajo de este párrafo: ¡gracias a Dios que lo encontraron cuando hicieron obras de mejora en el año 2019! Así podemos disfrutarlo. Es una joyita ¿verdad hija?



Y luego también, que no he terminado, tenemos otro anuncio en la estación de metro de Bilbao, dentro de una hornacina, y en los pasillos que van hacía la línea 1 desde el vestíbulo de la entrada que hay en la glorieta.

Pues ¡vete tú a saber los años! que estuvo ahí semi escondido deteriorándose lustro tras lustro. Lo descubrieron cuando retiraron un kiosco que había delante. Imagínate, ahí cogiendo mierda na más. Menos mal que que también lo restauraron no hace mucho. La restauración duraría un par de meses. ¿Y yo como lo voy a saber? Pues leyendo Mari, leyendo. Que en los libros se aprende mucho, y en los rotulos de la calle, también. Como el anterior, también es de azulejos aunque enorme, y en vez de ser de sales es de Radioseguro, una empresa de reparación de radios. 

"Radioseguro. Presencie la reparación de su radio garantizada por un año". Rezaba el anuncio.

La estación de metro de Bilbao es más antigua que el hilo negro Mari. Es de la línea 1, y la inauguraron en el año 1919, acuérdate de que asistió el Rey Alfonso XIII, así que el anuncio tiene que ser bastante antiguo. ¡¿Pero cómo voy a pensar yo que tú eras de aquel tiempo?! Pero que es sabido Mari, es sabido. Sí, mujer, de aquellos años en los que la radio era muy importante, aunque imagino que de alguna década posterior, porque he leído que la primera emisión de la radio en España fue en noviembre del 1924. Imagínate tú, de los tiempos de Maricastaña. Luego llegó su éxito y por tanto los aparatos de radio y sus reparaciones. ¿O ya no te acuerdas de cuando tú eras jovencita y todo el mundo escuchaba el transistor? ¿No me digas que de eso no te acuerdas? Que de lo que quieres bien te recuerdas... Así que el anuncio será posterior. ¿Finales de la década de los 20 o década de los años 30? Pues echa cuentas. Seguramente.

En la restauración que han hecho ahora han colocado también algunas fotos de la época para adornarlo. De lo más requetebien lo han dejado.

Y cómo luce ¿verdad?

Pues eso Mari, no te digo más, que hay que ir por la vida con los ojos bien abiertos. Pero bien abiertos.

Y venga maja, que ya estamos tardando. Hasta más ver. Otro día te cuento más cosas. Hija qué pena, tener marido y no tener cena. Pero eso ya... si eso, otro día.


Estación de metro de Madrid







martes, 4 de abril de 2023

La Estación de metro de Chamberí de Madrid

 


A veces ocurren carambolas y, de pronto, ves fila en un lugar donde intentaste entrar otras veces. No es raro, en Madrid hay muuuuuuchas filas, pero es lunes y tú habías visto que solo se abría los fines de semana, así que, como eres carne de "visita guiada", preguntas si se puede entrar... Y te responden con otra pregunta: "¿Teneis entrada?" "Pues no". Y piensas "Nada que esta vez tampoco entramos". Sin embargo te contestan. "Esperad cinco minutos ahí". "¡Toma!". Y al cabo de los cinco minutos prometidos nos permiten entrar y unirnos a una visita guiada que no sabes ni de dónde vinieron pero ¡ay! qué oportunamente cayeron del cielo éstos un lunes. Total que os quedais tan contentos porque a veces ocurren carambolas. Y ¡habemus visita guiada! de la Estación de Metro de Chamberí.

La primera línea de metro de España fue la de Sol-Cuatro Caminos, la línea 1, y la inauguró el Rey Alfonso XIII en el año 1919. Entonces tenía solo 8 estaciónes, los trenes eran de cuatro vagones y no llegaba a cuatro kilómetros su recorrido.  Claro, en metro tardabas diez minutos en el mismo trayecto que en tranvía era casi media hora, con lo cual dió comienzo el principio del fin del tranvía. 

Pasados cuarenta años, en los años 60 había subido mucho la afluencia al metro. La línea 1 se quedaba pequeña, y ampliaron el número de estaciones. También se plantearon la reforma de las estaciones para que pudieran caber metros de seis vagones, en vez de cuatro. Pero, por otra parte la estación de Chamberí estaba muy cerca de las de sus lados, la de Iglesia y la de Bilbao. Y si se hacían más grandes, todavía más cerca iban a estar. Así que se decidió que no merecía la pena tanta inversión, cuando se hacía en un paseíto el recorrido. Y la pobre sacrificada fue la estación de Chamberí que se decidió clausurar. 

Era el mes de mayo de 1966 y así se quedó.

Visitarla ahora, pasado el tiempo, es volver al metro de los 60, volver a ver el diseño que hizo Antonio Palacios (el mismo que diseñó el edificio de Correos o Ayuntamiento de Madrid, el del Instituto Cervantes, o Círculo de Bellas Artes). Es contemplar esas estaciones recubiertas de azulejos blancos, y azulejos sevillanos alrededor de los grandes carteles publicitarios también de cerámica. Esos carteles grandes que se crearon en los años 20 y ahí continúan. El lucernario para que entrara la luz en el techo, las taquillas de entonces, los planos del metro en las paredes, las papeleras donde había que tirar los billetes usados, la manta del jefe de estación para cuando alguien se cayera a la vía...

Yo ya había estado, pero mis sobrinas no, aunque lo habíamos intentado varias veces. 

Qué bien sienta cuando la vida te tiene reservadas estas gratas sorpresas. 

 











sábado, 7 de mayo de 2022

El Madrid que duerme bajo nuestros pies II. Museo de la estación de metro de Gran Vía de Madrid

 


Dice mi blog que os debo una entrada. Que no tarde en hacerla o ya no tendrá mucho sentido. 

Dice mi blog que no sea perezosa, que me ponga a ello ahora mismo. 

 Dice que la idea era hacer dos entradas bajo el epígrafe. "El Madrid que duerme bajo nuestros pies". Una de ellas dedicada al Museo del Metro que está en la estación de Ópera, y otra entrada dedicada al Museo de la estación de Gran Vía. Que eso fue lo que dije y que ahora no tengo que echarme atrás.

 Ayer hicimos la primera:

 https://rociodiazgomez.blogspot.com/2022/05/el-madrid-que-duerme-bajo-nuestros-pies.html

Y hoy toca la segunda.

 Dice, dice, dice... los blogs se pueden poner muy insistentes.

 

 

Así que habrá que obedecer al blog y que se calle. ¿No?

Pues retomando la entrada anterior, decíamos que con las obras del metro salen a la luz vestigios del Madrid pretérito. Hace nada han estado remodelando la estación de metro de Madrid de la Gran Vía. Pertenece a la línea 1, la primera que inauguró Alfonso XIII, así que la verdad es que ya debía necesitarla.

El caso es que lo primero que hicieron fue volver a situar en su sitio original la réplica del templete exterior. Que la verdad, ha quedado bien chulo.

Pero lo que yo os quería contar es que cuando estuvieron con las obras de remodelación del acceso y vestíbulo, que se demoraron bastante, han dado con recuerdos del Madrid del pasado, un Madrid de calles estrechas donde había casas de hospedaje y tabernas, había librerías de viejo y casas de alterne. Un Madrid anterior a la Gran Vía y a la llegada del Metro. 

Todos los vestigios de aquel Madrid más los restos de la antigua estación de metro de Gran Via son los que se pueden visitar en este pequeño Museo gratuito, como todos los del Metro, que encontramos dentro de esta estación. 

Podemos ver un montón de botellas de la Casa de Astrearena que era una taberna que se construyó en el siglo XVIII, así como muchas monedas del año mil ochocientos y pico.

 


 


 Por otra parte se han encontrado muchos utensilios de una antigua botica de la calle Montera núm. 19 que data del 1731. En la parte de detras se reunía una tertulia que fue el embrión de la Real Casa de Medicina.



 

Y corriendo el tiempo, en el año 1917 se comienzan los trabajos de construcción de la línea 1 del metro de Madrid, que iba desde Cuatro Caminos hasta Sol, con un total de 8 estaciones que se podían recorrer en 10 minutos. 

Antonio Palacios fue el encargado del diseño y el proyecto. De Antonio Palacios, ya hemos hablado en el blog, de él tenemos por Madrid muchos edificios preciosos: El de Correos, el de Jornaleros de Maudes...

 

En este caso concreto, como el metro estaba tan profundo se instaló un ascensor al que se podía subir por 5 céntimos. En la parte de fuera se instalaron unos templetes de granito, hierro y cristal, semejantes a la réplica que ahora se puede admirar. Dentro, en el acceso, los vestíbulos y pasillos, como todo era más bien oscuro, se colocaron azulejos de color blanco, con una cenefa de color cobalto.

Y ahora, junto a los restos de siglos anteriores, también podemos ver restos de aquel primer metro: Parte del ascensor, los peldaños con la publicidad de entonces, o un escudo con el oso y el madroño pero colocados al revés.





 


Todos estos Museos del Metro, el del que hablamos en la anterior entrada de Ópera, éste de Gran Vía, el andén 0 de Chamberí, los vestíbulos o la Nave de Motores de Pacífico, son muy interesantes y son gratuitos. 

Si pasáis por allí, y no vais corriendo como vamos normalmente todos, acercaos, merecen la pena.


#metro

#Madrid

 

 

viernes, 6 de mayo de 2022

El Madrid que duerme bajo nuestros pies I. Museo de la estación de metro de Ópera

 



Hace cerca de un mes, el pasado 13 de abril, escribí una entrada que titulé "El Madrid que pisamos":

https://rociodiazgomez.blogspot.com/2022/04/el-madrid-que-pisamos.html

 

Quizá ahora tocaría titular ésta "El Madrid que duerme bajo nuestros pies". 

Ya no vamos a hablar de las placas que nos vamos encontrando a nuestro paso, sino de lo que el tiempo, y nuestras obras, han ido dejando debajo y debajo y debajo del asfalto y las aceras porque las que caminamos.

Las obras del Metro de Madrid de vez en cuando saca a la luz restos y signos de aquel Madrid pretérito.

Y podemos imaginar como bajo el asfalto, hubo calles empedradas surcadas de vías de tranvía que podemos ver en las fotos en blanco y negro; o retrocedemos un poco más e imaginamos que debajo de éstas aún permanecen las calles estrechas de tierra aún sin empedrar, y todavía más abajo se quedó el cauce de algún arroyo entre barrancos y vertederos. 

 

Las excavaciones arqueológicas de la Plaza de Ópera de Madrid, fruto de la remodelación de la plaza y del metro, sacaron a la luz en el año 2009 unos restos muy importantes relacionados con el agua de Madrid. Ahora nos parece que siempre ha existido, pero hubo un Madrid antes del Canal de Isabel II. 

Pues bien se puede ver en el Museo que se creó en la estación del metro de Ópera (a unos ochos metros de profundidad): parte de La Fuente de los Caños del Peral, construida por Felipe II en 1565, cuando se trajo la Corte a Madrid. Muy cerca también estaba un gran lavadero que utilizaba el agua sobrante de los Caños.

 

En realidad la fuente existía desde mucho antes, quizá desde época árabe. Entonces por esta zona discurría el arroyo del Arenal (de ahí lo de calle Arenal) que confluía aquí con el de Santo Domingo y otros arroyos menores. 

Como os decía, en época de los Austrias en esta Plaza de Ópera se reunían los aguadores y las lavanderas. Pero llegó el siglo XIX y se construyeron las Plazas de Oriente y la de Isabel II, con su Teatro Real. ¿Y que pasó con la fuente? Pues que, menos mal, que no se la  cargaron sino que la dejaron debajo. 

¿Os imaginais presenciar este descubrimiento?

 

Por eso durante las excavaciones pudieron recuperarla, juntos a restos de la alcantarilla del Arenal, que se construyó para canalizar las aguas del arroyo del Arenal y las basuras que tiraban a éste por aquel entonces; y también parte del Acueducto de Amaniel, que se construyó a principios del siglo XVII y formó parte del Viaje de agua del Palacio o de Amaniel. Este Viaje procedía de la Dehesa de la Villa y surtía al Alcázar y las casas de alrededor. Su función era salvar el barranco que el arroyo del Arenal excavaba en la plazuela de los Caños del Peral.


 


 Este Museo tuve la suerte de visitarlo el pasado febrero con mis compañeros de literatura, y quedamos muy agradecidos a un trabajador del metro, muy conocedor de este tema y escritor, que nos lo explicó muy bien. 

Os iba a hablar de otro lugar parecido, pero lo dejamos para la siguiente entrada.


Esta foto me la ha cedido Piluca Martínez de Velasco.



sábado, 24 de noviembre de 2018

"Línea Centenario" La línea 1 del Metro de Madrid comenzó sus obras en 1918



Si de algo sabemos los madrileños de a pie, es de ir en metro. 

Días en los que solo recuerdas girar la llave de casa, ahí dejaste de ser consciente del camino de diario al trabajo, el resto lo hicieron tus pies.

Esos pies que viven en una gran ciudad y que nada más verse en la calle ajustan el paso a los que van, como ellos, camino de la boca del Metro. Aunque sean unos desconocidos, aunque jamás vayas a volver a encontrarlos, caminan tus pies al unísono de los demás pies. Miles, millones de ágiles pies camino del Metro.

Y entran y bajan las escaleras, atraviesan los tornos, se suben al vagón, dejandose llevar y esperando pacientemente que se abran de nuevo las puertas en la estación deseada. Y vuelven a ajustar su paso rápido al del resto de los pies camino de las escaleras mecánicas. Suben una, otra, y otra, otra más sorteando a los que vienen de frente, entre una y otra, hasta llegar a la salida donde todos los pies salen a la vez sin dejar de cruzarse con los que entran.

Una mañana, y otra, y otra, para volver por la tarde, otra tarde, otra. Todos los días caminando las tripas de Madrid dentro del metro.

Y mientras tú creces y maduras, el metro también va cumpliendo años. Y llega el 31 de octubre y resulta que te ves en la fiesta de su cumpleaños número 100. Porque la línea 1 del metro de Madrid comenzó sus obras un lejano 1918 y comenzaría a rodar en 1919.

Cuántos pies la habrán pisado antes que tú.

Cuántas solitarias vidas habrán empujado esas puertas, cuántas alegres se habrán deslizado por sus pasillos. Cuántas, que solo sobreviven, habrán tocado en él, habrán pedido limosna en él, habrán buscado su calor de tunel y vías.

Cuántas, miles, millones de vidas se habrán transportado bajo Madrid en uno de sus vagones.

Como cada día haces tú.

Y en esa línea 1 donde fueron 8 estaciones, ahora son 33. Y aquella primera línea que apenas cubría la distancia de 4 kilómetros, ahora ocupa más de 24. Cruzándose una y otra vez con otras líneas de metro y de cercanías en una entramado cada vez más y más y más grande, porque crece al unísono de la ciudad.

Si de algo sabemos los madrileños de a pie, es de ir en metro.

¡Cuántos libros no me habré leído yo dentro de alguno de sus vagones!









#Metro de Madrid #Centenario de la línea 1 del Metro de Madrid #Línea centenario