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domingo, 17 de abril de 2011

Paloma Sánchez en el Libertad 8. Poesía y música para una buena tarde





A veces los recitales poéticos son diferentes. 

Y se llenan de energía, de música, de ganas de vivir los versos, las melodías, intensificar el ritmo que acompaña a las palabras.


IX
Tus palabras se evaporan hacia el cielo
atrapadas en una mota de polvo.

Mi culpa es imperdonable, la tuya no sé

He aprendido de tu construcción minuciosa
cuanto más me atraviesas más fuerte se hace
la trémula sinapsis que nos ata.

Siempre a punto de soltarse
si sigues así te convertirás en recuerdo.

Sabes de sobra que mis plumas son frágiles
si mi madre tiene miedo me sangran los labios

¿Seré yo una gota abandonada de las otras?

El tiempo se ha tumbado a la derecha
vengo sosteniendo mi estructura
amenaza gravedad el mes de julio.

Paloma Sánchez ("Alguien dijo tu nombre" 2011)

El jueves pasado, el día 14 de abril, en Libertad 8, leyó Paloma Sánchez sus versos. Nos  mostró su doble poemario: "Alguien dijo y tu nombre y la envidia de los dioses". Y os puedo asegurar que fue un recital poético distinto, ameno, entretenido, agradable, entusiasta, entregado y generoso para con los que estuvimos allí escuchando, pues además Paloma tenía ambos poemarios preparados para que todos los que estuvimos allí nos lo pudieramos llevar a casa ya impreso. Y eso sí que es un regalo. Poder releer algunos de esos versos suyos.

La presentación la hizo Javier Díaz Gil, que luego también leyó algunos de sus poemas.
Javier Díaz Gil, poeta, presentando el acto. Al fondo Alfonso y Alvaro en la música.

Paloma lee los versos de pie, dramatizándolos, viviéndolos con su voz, su expresión, su vaivén, todo su cuerpo. 



Le acompañaban en la música Alfonso y Alvaro (uno de ellos es su hijo), que también cantaron un par de canciones, entre ellas "Baby, can I hold you" de Tracy Chapman. Su otro hijo,  Ignacio también cantó casi al final del recital  "Por el bulevar de los sueños rotos".









La verdad es que salimos de allí encantados de la vida. La voz de Paloma, su arrolladora forma de entender la poesía, su forma "fiestera" de trasmitirla, su manera de ir poniendo "lazos" a la vida, nos contagió de buena energía.

¿Qué más se puede pedir?

Solo preguntarle a Paloma Sánchez que cuando es su próxima lectura...

Suenan cigarras y entre todas un alegro.

Si escucharas mis poemas ya no podrías separarte de mí
el timbre es la magia de la voz
¿Se puede hacer un hombre con estos desperdicios?
una estatua
un aguacero.

El reloj de arena se vacía despacio
en los ojos, en la boca las arrugas de la risa
la resolución de una flecha que avanza
puedo jurar que el deseo me domina
te busco y juego a ser un personaje de novela
recién lavado casi húmedo

Ha amanecido y hoy la tierra brilla más que nunca

Si escucharas mis poemas ya no podrías separarte de mí.

Paloma Sánchez

miércoles, 23 de junio de 2010

Joaquín Sabina y yo... ayer en Las Ventas




Hoy soy más joven que ayer. Os lo tenía que contar.

Porque dice una canción de Joaquín Sabina “Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver…” Pues yo a sus conciertos vuelvo una y otra vez. Una y otra. Por eso mismo. Porque es un lugar donde soy feliz.

Ayer otra vez, junto a miles y miles de personas, pisé Las Ventas, esperando a que Sabina saliera en el que dice que seguramente será su último concierto a lo grande en Madrid. Y mientras nos lo dice se le quiebra la voz, y la multitud a la de una quiere arroparlo y se levantaba en bloque y le vitorea al unísono, como en una nana.
No lo sé. Quizás. Pero si es así yo habré estado en el último. Y todo porque ayer mismo por la mañana mi amiga Ana me llamó para hacerme una proposición deshonesta: “Rocío que te llamo porque resulta que tengo una entrada para el concierto de Sabina de esta noche…” YO VOY, YO VOY, dije sin querer oír más. Bendita Ana, querida Anita, que me despierta de golpe del letargo laboral con uno de los regalos que más ilusión me hacen en el mundo: Un concierto de Joaquín Sabina. Y otra vez canté a gritos, salté, me apretujé y disfruté de todas sus canciones. Porque ayer hizo un recorrido muy amplio por todo su repertorio. Del último disco cantó como mucho tres canciones. Todas eran de siempre. Y allí cantaron todos, cantó Panchito Varona, cantó García de Diego, cantó Marita, la chica que le acompañaba, cantó todo el mundo y canté yo. En el ruedo. Como hacía veinte años…



Y Sabina además de cantar hablaba mucho. Nos hablaba mucho. Y nos dijo que había estado como cuatro años sin escribir una sola canción y que él buscaba a las Musas y las esperaba pero nada, y mientras Almudena Grandes le hacía tortilla de patatas, y mientras Luis García Montero le corregía los sonetos, que luego Chus Visor le publicaba… y venga a escribir pero canciones nada, pero que nada, de nada, que las Musas no venían, que las Musas estaban follando con Serrat… y en algún lado estaba Fernando León de Aranoa grabando todo el concierto para un documental o una película que quiere hacer.

Y como dice Sabina “Nadie se ha muerto por ir sin dormir al currelo” y claro que no me he muerto, no me he muerto pero me muero, me muero todo el rato de sueño con estas escasas cuatro horitas en brazos de Morfeo que he estado, pero ¿Y lo bien que estuvo el concierto de ayer? Lo bien, bien que estuvo…

Rejuvenezco con cada uno de esos conciertos. Y os lo tenía que contar. Hoy soy más joven que ayer. Mucho más. Y he vuelto a un lugar donde he sido feliz, y lo he vuelto ser. Feliz.

Os dejo dos de las canciones que más me gustan de Sabina, y que ayer, qué suerte, nos cantó:


Amor se llama el juego (Joaquin Sabina/1992)


Hace demasiados meses
que mis payasadas no provocan tus
ganas de reir.
no es que ya no me intereses
pero el tiempo de los besos y el sudor
es la hora de dormir.

Duele verte removiendo
la cajita de cenizas que el placer
tras de si dejó,
mal y tarde estoy cumpliendo
la palabra que te dí cuando juré
escribirte una canción.

Un dios triste y envidioso
nos castigó
por trepar juntos al árbol
y atracarnos con la flor de la pasión
por probar aquel sabor.

El agua apaga el fuego
y al ardor los años,
amor se llama el juego
en el que un par de ciegos
juegan a hacerse daño.
y cada vez peor
y cada vez más rotos
y cada vez más tú
y cada vez más yo
sin rastro de nosotros.

Ni inocentes ni culpables
corazones que desbroza el temporal,
carnes de cañón.
no soy yo, ni tú, ni nadie,
son los dedos miserables que le dan
cuerda a mi reloj.

Y no hay lágrimas
que valgan para volver
a meternos en el coche
donde aquella noche en pleno carnaval
te empecé a desnudar.


El agua apaga el fuego
y al ardor los años,
amor se llama el juego
en el que un par de ciegos
juegan a hacerse daño.
y cada vez peor
y cada vez más rotos
y cada vez más tú
y cada vez más yo
sin rastro de nosotros.


Peces de ciudad
Se peinaba a lo garçon
la viajera que quiso enseñarme a besar
en la gare d'Austerlitz.

Primavera de un amor
amarillo y frugal como el sol
del veranillo de san Martín.

Hay quien dice que fui yo
el primero en olvidar
cuando en un si bemol de Jacques Brel
conocí a mademoiselle Amsterdam.

En la fatua Nueva York
da más sombra que los limoneros
la estatua de la libertad,
pero en desolation row
las sirenas de los petroleros
no dejan reír ni volar

y, en el coro de Babel,
desafina un español.
No hay más ley que la ley del tesoro
en las minas del rey Salomón.

Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis sueños va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un no te quiero querer.


Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad

que mordieron el anzuelo,
que bucean a ras del suelo,
que no merecen nadar.

El Dorado era un champú,
la virtud unos brazos en cruz,
el pecado una página web.

En Comala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver.

Cuando en vuelo regular
pisé el cielo de Madrid
me esperaba una recién casada
que no se acordaba de mí.

Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis venas va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un liguero de mujer.

Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad

que perdieron las agallas
en un banco de morralla,
en una playa sin mar.

martes, 23 de febrero de 2010

"Romper una canción" Benjamín Prado




http://www.youtube.com/watch?v=1xfJ9FgWTzk

Este es el enlace a la canción "Menos dos alas" de Youtube, cantada por Joaquín Sabina en el programa "Hoy por hoy" del 19 de mayo de 2009.


"- Oye, ¿Y si escribiésemos una canción sobre Ángel? -dijo de pronto Joaquín, echándose hacia delante como suele hacer cuando algo le interesa de verdad, igual que si de ese modo le ganara medio metro a la duda-. Realmente, creo que lo deberíamos de hacer.
- Pero ¿Qué dices? Eso es imposible.
- ¿Por qué imposible?
- Porque juramos que no íbamos a tirar de oficio ni en un solo verso.
- ¿Y quién nos obliga a hacerlo para hablar de Ángel?
...
Ese día ocurrió en el Café Savoy, cuando en menos tiempo del que yo había necesitado para decir que aquello era imposible, ya habíamos escrito la primera estrofa de la canción; teníamos su título, que era y es "Menos dos alas"; habíamos decidido hacerla usando un metro raro, a base de versos de doce sílabas que, de entrada, ya le daban un ritmo especial al texto; Joaquín ya sabía cuál iba a ser la música, una rumba que contradijese la melancolía de la letra para multiplicarla; y, entre una cosa y otra, la habíamos orientado de tal manera que esa misma noche iba a estar acabada. Así, de un tirón...
...
y cuando bajábamos la escalera teníamos decididos los dos primeros versos, "González era un ángel menos dos alas/ González era un santo por lo civil" dudábamos para el cuarto entre "era el hombre tranquilo más zascandil" y "tan rojo, tal Oviedo, tan zascandil" y llevábamos media hora peleándonos por el tercero, que yo quería a toda costa que fuese "un francotirador que tiró sus balas".

- No comprar
- ¿Cómo que no? ¡Es perfecto! y es Ángel. Es una manera de decir lo mismo que dice su título "Sin esperanza, sin convencimiento".
- Sí, sí pero no comprar. No le conviene a mi carrera.
- Un francotirador que tiró sus balas... ¡es una imágen fantástica!
- Ya, pero lo que yo quiero es que consigamos explicar lo elegante que era, aunque fuese vestido con chaquetas que tenían treinta años. Ya sabes, aquello que dijo Pepe Caballero Bonald cuando lo vió salir a un escenario en Granada: ¡Qué verticalidad!
..."

Pág. 70 a 74 aprox. de Romper una canción de Benjamín Prado.



El último libro que me he leído. Quiénes hablan son Joaquín Sabina y Benjamín Prado. Ya los conocéis, y por supuesto hablan de Ángel González, el poeta, de quién también ya os he hablado varias veces en este blog.

Cómo veis en el libro hay un poco de todo, pero a mí me parece muy curioso como cuentan el proceso de creación de las canciones, casi poemas. Discutiendo con pasión sobre este verso o aquel otro. Eso, me gusta mucho.

No quiero alargarme, pero os prometo que en otra entrada os hablaré mucho más de este libro.