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viernes, 1 de febrero de 2019

La Casa del Agua en Los Realejos (Tenerife)




Él tenía alma de investigador y yo, ya estaba herida por las palabras.

Nos conocimos de chavales, en aquella isla en la que el tiempo estaba aún más loco que nosotros y según la recorrieras tan pronto te zarandeaba el viento como te llovía o te apremiaba con su calor a ir quitándote capas. Nos hicimos amigos en aquella isla de playas de arena negra y un enorme volcán que, a diferencia de otros, velaba sobre un mar de nubes nuestro ir y venir de pequeños mortales. 

Un día mi amigo me propuso ir a bañarnos a la cala de la Fajana, una playa virgen de arenas oscuras y frondosa vegetación. Sabía cuánto me gustaba el mar, sabía que me encantaría la idea de conocer otro pequeño paraíso de olas y sal. Y le dije que sí. Lo que yo no sabía es que en realidad quería mostrarme La casa del agua. Unas ruinas que se alzaban en lo alto de un acantilado, frente al mar, desafiando al tiempo y a la erosión. 

No la llamó La Gordejuela como después sabría que también se llamaba, no, la llamó La casa del agua porque sabía que con ese nombre tan literario yo, herida sin remedio por la magia de las palabras, le prestaría más atención. 

Nos encantaban las ruinas. A él porque le empujaban a investigar su origen y su historia, a mí porque despertaban mi imaginación y podía inventar dentro de ellas personajes entrañables envueltos en historias inolvidables.

Yo te cuento la verdad que he descubierto y después tú te inventas lo que quieras ¿vale? me dijo.

Y yo asentí.



Dicen que la estación de bombeo de La Gordejuela, o La casa del agua, fue toda una revolución en la Isla cuando se contruyó. Era una construcción complicada por dos cuestiones, por un lado el terreno formado por acantilados originados por las diferentes coladas y por otro porque dentro de ella se instalaría la primera máquina a vapor de la isla.

La familia Hamilton tenía una empresa comercial que en 1898 constituyó la Sociedad de Aguas de la Gordejuela. Entre los años 1904 y 1906 construyó la estación de bombeo de la que solo queda la parte de abajo, que es lo que se ve en el acantilado de la Rambla de Castro en el término de Los Realejos.

La estación en un principio tenía dos partes. En la parte superior había un almacén, la casa de los medianeros, y otra casa con una chimenea de 50 metros de altura, donde estaba la máquina de vapor, que generaba la energía para que funcionaran las bombas. En la parte inferior estaba el edificio cuyas ruinas aún se conservan, y que tenía cinco niveles, y se elevaba sobre el acantilado. Entre ambas las escaleras que las comunicaban ascendiendo haciendo eses por el acantilado.

Su objetivo era utilizar las aguas de los manantiales de Gordejuela para elevarlas y así llevarlas hasta las zonas de cultivo del platano en los terrenos de Realejo de Arriba y Realejo de Abajo, que en aquel entonces eran dos municipios diferentes.

Dicen que la construcción de la estación de bombeo les costó lo que ahora llamariamos "una millonada". Exactamente fue eso, una inversión de un millón de las antiguas pesetas. Toda una señora inversión. Las obras terminaron en 1907.





Yo te cuento la verdad que he descubierto y después tú te inventas lo que quieras ¿vale? me dijo.

Y yo asentí.






#Tenerife
#La casa del agua o Estación de bombeo de La Gordejuela


Fuentes:
Loquelaspiedrascuentan.blogspot.com
https://www.escapadarural.com/que-hacer/los-realejos/elevador-de-aguas-de-gordejuela
https://es.wikipedia.org/wiki/Paisaje_protegido_de_la_Rambla_de_Castro