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domingo, 30 de junio de 2013

El faro de la Mola y Julio Verne en Formentera

¡FORMENTERA! –exclamaron casi al unísono el conde Timascheff y el capitán Servadac.

Era el nombre de una isla del grupo de las Baleares situado en el Mediterráneo. Esto indicaba con claridad y exactitud el punto que ocupaba entonces el autor de los documentos. ¿Pero qué hacía allí aquel francés? Si estaba, ¿vivía todavía?

No podía dudarse que era Formentera de donde había lanzado las noticias indicando las posiciones del fragmento del globo terrestre a que llamaba Galia.
 Julio Verne 
Héctor Servadac pág. 106




Quiero terminar junio con otra entrada dedicada al rastro de los escritores que encuentro en mi camino. Ya os hablé hace nada de que había estado en Ibiza y había visto la casa en la que veraneó Rafael Alberti y María Teresa León en 1936.

Pues bien, hoy quería que esta entrada fuera también de otro escritor con el que he tropezado este mes. Me refiero al monolito que existe dedicado a Julio Verne en el Faro de la Mola en Formentera.



Rebuscando por la red resulta que no está muy claro si Julio Verne conocía Formentera o no, no se sabe a ciencia cierta si realmente estuvo en el Faro de la Mola. Este impresionante lugar que os dejo en mis fotos. Y que si no conoceis deberíais conocer porque es una preciosidad.

De lo que sí que no hay duda es de que Julio Verne escribió su novela Hector Servadac inspirándose en este lugar. Aquí existe un monolito donde un par de placas, fechadas en el año 1978,  hablan de ello.

Hector Servadac es una novela de Julio Verne, publicada en 1877 en el que el protagonista  Héctor Servadac y un grupo de personajes de distintas nacionalidades realizan un curioso viaje durante dos años a través del sistema solar encima de un cometa debido a una catástrofe en la tierra en la que un aerolito gigante arranca un trozo del mediterráneo (donde transcurre la acción) del globo terrestre hacia el espacio exterior.

Parece ser que a Julio Verne le gustaba mucho la forma de esta isla, tan plana pero que sin embargo terminan con una pendiente de entre 120 y 140 metros justo a la altura de este bello faro. Parece ser que le parecía un lugar desde el cual podrían despegar aviones o naves o incluso ovnis.




Y ya que estamos en este lugar aprovecho para contaros que este faro de la Mola fue proyectado por Emilio Pou, y después de estar construyéndole durante unos tres años se inauguró el 10 de junio de 1861. Es el faro más importante y antiguo de Formentera y fue mandado construir por Isabel II.

Tres fareros se encargaban de su funcionamiento y mantenimiento. Y solo en dos ocasiones ha dejado de iluminar, una durante la guerra de Filipinas y otra durante la guerra Civil española. La luz del faro electrificado en 1.973, alcanza una distancia de 23 millas náuticas.


Qué sugerentes son los faros ¿verdad? Son lugares mágicos muy susceptibles de hacer literatura con ellos. 

lunes, 15 de marzo de 2010

La caja de las Letras del Instituto Cervantes


El otro día pude ver la caja de las Letras. Qué curioso lugar. Me gustó mucho poder entrar hasta allí y verlo.

Cuando el Instituto Cervantes se trasladó en otoño de 2006 a su nueva sede central, en la calle de Alcalá de Madrid esquina con la calle Barquillo, su director Cesar Antonio Molina, anunció cómo se utilizaría la cámara acorazada del antiguo banco, cuya maciza puerta circular de entrada no deja lugar a dudas de que lo que allí se guardara estaría a buen recaudo. Como dijo Molina cuando se inauguró, la caja fuerte, «uno de los elementos simbólicos del banco, es a partir de ahora el lugar que irá acumulando en el tiempo el saber de nuestra cultura, de nuestros escritores y artistas. Será una capilla, no del dinero, sino de la cultura».

La nueva sede del Instituto Cervantes ocupa el edificio originalmente sede del Banco Español del Río de la Plata, y más tarde del Banco Central. Es propiedad del Patrimonio del Estado y ofrece una fachada clásica flanqueada por cuatro cariátides que le han otorgado su nombre popular de Edificio de las Cariátides.

De este modo al acabar siendo sede del Instituto Cervantes, la peculiar caja de seguridad del banco, se convirtió en la Caja de las Letras, donde se custodian las 1800 cajas de seguridad donde se deposita el legado que deseen algunas figuras relevantes de la cultura hispánica. Se ha convertido así en un espacio en el que se custodia la cultura de España e Hispanoamérica. Cada autor decide qué guarda en su caja, y el tiempo que estará custodiado el legado en dicho lugar.

Francisco Ayala un mes antes de cumplir los 101 años (febrero de 2007), inauguró esa iniciativa del Instituto Cervantes, depositando bajo llave en la caja núm. 1.000 varios libros, ediciones facsímiles, textos dedicados y una carta manuscrita. Hay que esperar hasta el año 2057 para conocer ese legado.

Ana María Matute fue la primera escritora que participó en esta iniciativa en marzo de 2009. Ella depositó un ejemplar de la primera edición de “Olvidado Rey Gudú” (1996), una de sus más conocidas novelas y lo hizo en la caja núm. 1.526. Allí permanecerá custodiado hasta el 26 de julio de 2029. “¿Qué puedo dejar si no es un libro? La literatura es mi vida” dijo entonces la autora.

Otros autores habían depositado con anterioridad diversos escritos y documentos después de Ayala y antes de Ana María Matute: Los escritores Carlos Edmundo de Ory, Antonio Gamoneda, Juan Gelman; el pintor Antoni Tápies, la científica Margarita Salas, la bailarina Alicia Alonso, el director de cine Luis García Berlanga, los promotores del proyecto de promoción de la lectura Farenheit 451…
Si vosotros tuvierais que depositar algo en una de esas cajas de seguridad...
¿Qué dejaríais?
¿Qué legaríais a la cultura?