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domingo, 29 de abril de 2018

"La casa de las jaquecas": La casa de Ernestina de Champourcin en Vitoria





Los míos cuando salen de viaje traen regalos para mi blog.

El último ha sido para la sección de Casas de Escritores. Uno de mis hermanos me trajo desde Vitoria la casa donde nació Ernestina de Champourcin, una poeta de la Generación del 27 que con el tiempo sufrió casi el mismo olvido que muchas de las mujeres artistas de su generación.

Yo creo que este regalo es la mejor excusa para que la recordemos.



Siempre que he leído sobre esta autora me ha llamado la atención. Su vida está llena de giros tanto en su periplo vital como en el poético.

Como ya hemos dicho esta poeta nació en Vitoria en julio del año 1905 y murió en Madrid en el 1999. Cuántas cosas debió vivir.

Nació en una familia católica con orígenes remotos franceses y uruguayos. Pronto se trasladó a Madrid, donde estudió en el Colegio Sagrado Corazón, y después como alumna libre en el Instituto Cardenal Cisneros. No llegó a ir a la Universidad por las convenciones sociales.

Pero sin embargo, leemos en todas partes que en su tiempo (antes de la guerra) fue una de las poetas más reconocidas y Gerardo Diego la incluyó en su antología de 1934 (solo lo hizo con otra poeta más).
Estuvo inmersa en el ámbito cultural porque formó parte del Lyceum Club Femenino (hemos hablado ya otras veces de él, fundado por María de Maeztu en 1926) ocupándose de la sección de literatura a partir del año 1929.Allí conoció también a Juan Ramón Jiménez y su mujer Zenobia Camprubí, a Concha Méndez, María Baeza, Pilar Zubiaurre, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, Juan de la Encina y Rafael Alberti. Y cuentan que muchos reputados poetas le enviaban sus textos para que ella les diera su opinión.

También allí, en el Lyceum, conocería al otro poeta con el que se casó, Juan José Domenchina (secretario de Manuel Azaña), y con el que compartió el exilio en Francia y México, pues ambos eran republicanos.

En el exilio sobreviviría traduciendo libros y participando en varias revistas, mientras sigue publicando poemarios. Y lo curioso es que estando allí su poesía dio un giro hasta lo místico y religioso. Seguramente esa poesía de haber seguido viviendo en España en el régimen franquista hubiera tenido éxito, pero cómo estaba en el exilio pues no. Su marido murió en el 1959 en México.

No regresaría a España hasta el año 1972, y seguiría publicando sus poemarios hasta el último "Presencia del Pasado" que lo publicaría solo tres años antes de su muerte.

En sus últimos años empezó a recibir otra vez los reconocimientos que merecía. A partir de 1989 recibe el premio Euskadi de Poesía, el Premio Mujer Progresista, la nominación al Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1992 y la Medalla al Mérito Artístico del Ayuntamiento de Madrid en 1997

La poesía de Champourcín es intimista. Puede dividirse en tres fases: poesía del amor humano (1905-1936), poesía del amor divino (1936-1974) y poesía del amor sentido (1974-1991).

Os dejo el enlace a una entrevista con la poeta ya siendo muy mayor. No os la perdáis, merece la pena:





CARTA AL VACÍOEs escribir a alguien
o lanzarse al silencio,
a nadar en lo oscuro,
a encender una llama
aunque ahoguen las dudas.
¿Carta a lo que no existe?
Hay buzones alados
que se disparan solos
y un correo sin pistas
ni trayecto seguro.

Eludir el camino
que todos conocemos.
Seguir hacia adelante
ruta de los que intentan
lo que nunca pensaron
y se sienten felices
porque hay algo distinto,
porque se desvanece
de pronto lo que sobra
y no existe el vacío
si queremos colmarlo.

Ernestina de Champourcín


Y estás: en el vacío...Y estás: en el vacío
y en la ausencia presente,
en la que es y vive
sin dejar de ser única
oquedad invisible
con raíces eternas.
No hay mundo que la llene
pero sí algo vivo
que la besa y la calma.

Ernestina de Champourcín





Qué bonita es la casa donde nació Ernestina de Champourcin ¿Verdad? Tan blanca y elegante.

Esta casa es del año 1901 y curiosamente recibe el nombre de "La casa de las jaquecas" por los Atlantes que tiene su fachada principal.




martes, 19 de agosto de 2014

Lorca y agosto


Hoy he pasado caminando por delante de la Residencia de Estudiantes de la calle Pinar. No eran ni las ocho de la mañana de un día laborable de agosto. Qué tranquilidad se respiraba en ese rincón de Madrid, apenas llegaban los murmullos de los escasos coches que pasaban por la Castellana.

Y he pensado que quizás por donde yo pisaba, un día pisaron tantos otros que tuvieron la suerte de vivir en la Residencia de Estudiantes en aquellos años que la frecuentaban Buñuel, Dalí o Lorca... Qué suerte haber conocido aquella época de la Generación del 27, tan creativa, tan rica. 

Lo cierto es que me gusta mucho todo lo relacionado con aquella época, con la Generación del 27, con la Residencia, su historia y su ubicación en ese pedacito de Madrid. 

Pero... con la distancia y la ventaja que te da haber nacido tantos años después siento que yo no me puedo quejar. No debo. Poder disfrutar de mi ciudad en agosto, poder pasear por un Madrid fresco a esas horas de la mañana, sin apenas ruidos, es un lujo. Vivir en esta ciudad donde somos tantos y tan diferentes, pero aún así a veces hay cierta paz también. Vivir en el 2014, en este tiempo donde no importa cuáles son tus ideas políticas, ni tus preferencias sexuales. Vaya sí lo es. Un lujo.




"Qué miedo debió de pasar Federico la noche que lo mataron, decía Alberti con la resignación de lo inevitable. Él que ni siquiera se atrevía a cruzar la Gran Vía si no era del brazo de alguien. Siempre tuvo, Federico un temor reverencial, supersticioso, a la muerte. Temía morir ahogado, atropellado, despeñado, apuñalado, desangrado, enfermo y desahuciado. Temía la fuerte fatal e irreversible, la putrefacción y la nada. De ahí que intentara conjurarla con la macabra ceremonia de representar su propio velatorio. Se tumbaba en la cama con su mejor traje: los ojos cerrados, las manos de dedos largos, blancas como las de un médico, sobre el pecho, y describiía con todo lujo de detalles el atáud; el entierro, a hombros de sus allegados, por las calles llenas de baches de Granada; las lágrimas de sus deudos; el luto de sus compañeros: vecinos, admiradores; la congoja de los curiosos... Hay un cuadro de su amigo Dalí, Natura Morta, que representa a Lorca posando como un cadáver, y unas fotos de una de esas sesiones mortuorias que le hizo la hermana del pintor, Anna María, y que nunca quiso hacer públicas tras la muerte, la muerte verdadera del poeta.

Después se levantaba de repente, como un aparecido y se reía a carcajadas, los dientes blanquísimos, los ojos tristísimos velados de lo que sus amigos llamaban "intermitencias lánguidas". Esos momentos en que se ausentaba, se quedaba sin habla y sin música: la mirada vidriosa, perdida y triste.

La otra cara del poeta era la de los recitales, las canciones al piano. Nadie ni siquiera sus enemigos declarados, era inmune a su embrujo sentado al teclado, con un mechón de pelo caído sobre la frente despejada. Entonces no hacía ni frío ni calor, hacía solamente Federico. El de La Barraca y las Misiones pedagógicas, el amigo de Neruda, Buñuel y Prados, el Federico del viaje a NUeva York y a La Habana, el autor de éxito que saludaba desde la corbata de los escenarios de medio mundo, recogiendo aplausos y ramos de flores. Dibujó mucho, y pintó a la acuarela, nunca al óleo porque temía mancharse y que su madre, mamá, le regañara.

La tarde del 12 de julio de 1936 dejó en las oficinas de Cruz y Raya, la editorial que dirigía su amigo Bergamín, el manuscrito de Poeta en Nueva York, y una nota: "Querido Pepe, he estado a verte y creo que volveré mañana". Nunca lo hizo, la noche del 13 de julio estaba invitado a una cenaa la que no acudió. El resto de los comensales, entre los que se encontraba Luis Cernuda, estuvieron esperándole hasta que alguien llamó anunciando que acababa de dejarle en el tren, camino de Granada. Un mes más tarde, el 16 de agosto fue detenido. Después, no se sabe si la madrugada del día 18 o 19, fue conducido a un lugar en los alrededores de Víznar y, junto a un maestro de escuela y dos banderilleros, fusilado, sin ataúd, ni cortejo fúnebre, ni las manos sobre el pecho. Nunca se han conocido las circunstancias, ni qué miedos le asaltaron. Tenía treinta y ocho años, y la mirada triste."

Jesús Marchamalo
39 escritores y medio
Editorial Siruela

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Manuel Altolaguirre: "Escucha mi silencio..."



Escucha mi silencio con tu boca.

Manuel Altolaguirre
"Un verso para una amiga"


Hoy en mi tertulia hemos recuperado la figura de Manuel Altolaguirre. No he podido por menos que traeros este breve poema que nos ha mostrado hoy una compañera y que me ha encantado.

Venía escrita cada palabra en una página de un pequeño libro del que precisamente habla este artículo que he encontrado en internet. Un artículo con unos añitos ya, pero una casualidad porque justo hablaba del pequeño libro que hemos visto.

Espero que os guste, tanto el poema, precioso, como el artículo.




POETA DE LA GENERACIÓN DEL 27

Una colección recupera la obra completa de Manuel Altolaguirre tal como se publicó

  • Renacimiento edita la poesía del malagueño en una colección de 12 tomos
Obras completas de Manuel Altolaguirre publicadas por Renacimiento.
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Obras completas de Manuel Altolaguirre publicadas por Renacimiento.
Actualizado miércoles 28/05/2008 13:36 (CET)
LUCÍA GONZÁLEZ
MADRID.- 

Manuel Altolaguirre, miembro de la generación del 27, dijo en alguna ocasión que su "mejor negocio editorial" fue la publicación de 'Un verso para una amiga', que tenía impresa una palabra en cada una de sus páginas y cuya composición total decía: "Escucha mi silencio con tu boca". Fue sin embargo un hombre prolífico, como editor, como cineasta, como impresor y como poeta. Una nueva edición de sus obras completas de la editorial Renacimiento recupera ahora por primera vez todos sus versos tal y como se fueron publicando, en una cuidada edición crítica compuesta por 12 volúmenes.
La publicación de estas obras no obedece a ningún aniversario o conmemoración, como ocurre tantas veces. Se trata de "saldar una cuenta pendiente" -cosa también habitual-, según justificó este martes la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Rosa Torres, en la presentación de la obra en la Residencia de Estudiantes de Madrid, uno de los lugares emblemáticos de la generación del 27.
El poeta malagueño, cofundador de la revista 'Litoral', sembró una obra intimista en la que trató la realidad, el amor, la pérdida, la nostalgia y la separación. Altolaguirre entendía que la poesía un vehículo para conocer y comunicarse con el mundo y por eso su hija Paloma se mostró "encantada" de ver cómo su obra "no deja de recibir a nuevos lectores".

Hija también de la poetisa Concha Méndez -cuya obra completa acaba de ser publicada por la Diputación de Málaga-, Paloma Altolaguirre reivindicó la figura de su madre y quiso recordar una carta de Luis Cernuda enviada a sus padres durante su exilio en Cuba en la que éste se mostraba confiado en que los tres pasarían a la historia de la poesía española.

Poeta exiliado

Altolaguirre, que obtuvo en 1933 el Premio Nacional de Literatura por 'La lenta libertad', falleció en 1959 en un accidente de coche junto a su segunda mujer, María Luisa Gómez Mena. Había regresado a España sólo un año antes, después de vivir exiliado en Cuba y México.

Los 11 volúmenes que constituyen el conjunto de los libros de poesía de Manuel Altolaguirre, respetando su estructura originaria y precedidos de un breve estudio preliminar, son: 'Las islas invitadas y otros poemas' (1926), 'Ejemplo' (1927), 'Soledades juntas' (1928), 'La lenta libertad' (1936), 'Las islas invitadas' (1936), 'Nube temporal' (1939), 'La lenta libertad' (1942), 'Poemas de Las islas invitadas' (1944), 'Nuevos poemas de Las islas invitadas' (1946), 'Fin de un amor' (1949) y 'Poemas en América' (1955).

La principal novedad de esta obra frente a las obras completas del autor publicadas con anterioridad -la anterior editada por la Fundación Lara- es precisamente que esta colección sigue el orden en el que los poemarios fueron publicados en la época.

La publicación de la 'Poesía completa de Manuel Altolaguirre', cuya edición ha correspondido a Almudena del Olmo Iturriarte y Francisco Díaz de Castro, consta además de un volumen suplementario en el que se recogen los "otros poemas" del autor –sin hacer distinción entre los poemas en verso y los poemas en prosa– que por diversas razones quedaron excluidos de esos libros.

sábado, 3 de noviembre de 2012

La casa de la Familia Rosales en Granada




"En este momento no hay en casa de los Rosales ningún hombre. Luis y José están en el frente; Antonio, Gerardo y su padre se encuentran en diferentes puntos de la ciudad, y Miguel está de servicio en el cuartel de Falange. Así que la señora Rosales tiene que enfrentarse sola con Ruiz Alonso. Se opone rotundamente a que se lleve al poeta. ¿Con qué derecho se presenta en una casa falangista una persona para ella desconocida? ¿Y qué quieren con García Lorca? Según Esperanza Rosales, que escucha aterrada la conversación, Ruiz Alonso declara categóricamente que al poeta le achacan el contenido de sus escritos. Supone que las autoridades querrán interrogarlo por ese motivo. (...)
Al despedirse Federico de Esperanza, susurró, según ella: "No te doy la mano porque no quiero que pienses que no nos vamos a ver otra vez". 
Luego salió a la calle acompañado de MIguel Rosales y de Ramón Ruiz Alonso..."

Pág. 242 y 243
Cuatro poetas en guerra
Ian Gibson


Ya sabéis que he estado en Granada el fin de semana pasado. El motivo fue la lectura que hice allí para EncuentrosLiterarios, pero ya que estaba aproveché para visitar de nuevo la ciudad. No es la primera vez que paseo Granada, pero siempre queda algo por ver.

Recordareis que el año pasado fui con algunos compañeros de mi tertulia literaria a pasar un fin de semana que dedicamos a Lorca. 


 Esta vez volví a visitar la primera de las anteriores, pero además me acerqué a dónde vivió sus últimas horas, en la casa de la familia Rosales. Encabeza esta entrada una foto del hotel que hay ahora allí, El Hotel Reina Cristina.

La chica que estaba en recepción, muy amablemente, nos contó de nuevo un poco la historia que ya todos conoceréis, que no estaba ninguno de los hijos en el momento en que vinieron a buscarle, y que la madre se enfrentó a ellos (arriba os he copiado también un fragmento del libro de Ian Gibson donde se cuenta).

Quería dejaros también con una foto del interior del hotel, que parece ser que es lo único que se conserva de la primitiva casa, el patio interior. 

Y también una foto de la puerta por la que sacaron a García Lorca (según esta misma chica de recepción), que está en un lateral.

Patio interior de la casa de Los Rosales en Granada. Ahora recepción del Hotel Reina Cristina




Puerta lateral del Hotel Reina Cristina, o puerta por la que se llevaron a Lorca
Granada, 26 de octubre de 2012

Si queréis volver a echar un vistazo a todas las casas de escritores que ya llevamos vistas en el blog, son ya unas cuántas, podéis hacerlo pinchando en el vínculo de debajo:

viernes, 8 de julio de 2011

La casa de Alberti en el Puerto de Santa María de Cádiz


La fachada de la casa de Alberti en la calle Santo Domingo, 25

Este verano de pura casualidad estoy visitando algunas casas de escritores. Hace nada estuve en las casas de Lorca de Granada, la de la Huerta de San Vicente y la de Fuente Vaqueros, de las que ya os he hablado en el blog.

La semana pasada estuve en la casa de Alberti en el Puerto de Santa María. La verdad es que si alguna vez estais allí (y os interesan estos temas, claro) no dejéis de visitarla. Porque merece la pena.

Por fuera, como veis en la foto de arriba, es la típica casa de estos pueblos andaluces blancos, con un toque de color (en este caso) azul añil. El tono del mar de Alberti.

Por dentro tiene dos plantas. 

En la planta de abajo hay una constante muestra de su obra gráfica. Cómo iba entremezclando el lenguaje con la imagen. Es una casa con muchísimo color en todos sus rincones. Y después hay una exposición con los momentos más destacados de su vida y de su obra. Tiene varias partes: 1902-17: años infantiles y adolescencia en el Puerto de Santa María. 1917-30: Traslado a Madrid de la familia Alberti-Merelló. Vocación inicial hacia la pintura. Residencia de Estudiantes. Premio Nacional de Literatura. Amistad con el grupo de poetas conocido como la Generación del 27. 1931-39: Matrimonio con María Teresa León. República y Guerra Civil. Compromiso social y político. Secretario de la Alianza de Intelectuales Antifascistas. 1939-77: El exilio: Francia, Argentina e Italia. Nostalgia de España y plena dedicación a la literatura. Retorno a la Pintura. 1977-99: Regreso a España. Diputado del PCE por Cádiz en las primeras Cortes Democráticas. Activa participación como poeta en la calle. Premio Nacional de Teatro y Cervantes de Literatura. Nuevo Matrimonio con María Asunción Mateo.

Y en la planta de arriba hay también una muestra de su obra gráfica, hay una parte dedicada íntegramente a su primera mujer María Teresa León, y una parte de biblioteca. 

Os dejo con varias de las fotos que hice para que os podais hacer una idea. La verdad es que fue una exposición muy interesante, un recorrido muy detallado y a la vez entretenido por toda su vida y obra de forma amena y coloreada siempre con sus palabras y sus dibujos de fondo.



Un detalle de la planta de abajo, hay muchísimas fotos y poemas muy coloreados

Un detalle de la planta de arriba de la casa.
De las cuatro estaciones, la primavera.


Aquí empieza la parte de la exposición dedicada a su vida

Claro hay muchas alusiones a Lorca, a su amistad.

De la parte de su vida cuando conoce a su mujer.


Éstas dos últimas fotos son una broma, un honor más bien, posar aquí para la posteridad con la Generación del 27...

sábado, 2 de julio de 2011

El barranco de Víznar y Lorca



Y en nuestro recorrido por la Granada de Lorca, cómo no, terminamos en el Barranco de Víznar.

Allí quisimos hacerle un pequeño homenaje leyendo poemas suyos.

Como yo soy más de prosa elegí un retrato hecho por Jesús Marchamalo en su libro "39 escritores y medio", que os recomiendo mucho.

Ese texto, que a mí siempre me gustó, dice así:

"Qué miedo debió de pasar Federico la noche que lo mataron, decía Alberti con la resignación de lo inevitable. Él que ni siquiera se atrevía a cruzar la Gran Vía si no era del brazo de alguien. Siempre tuvo, Federico un temor reverencial, supersticioso, a la muerte. Temía morir ahogado, atropellado, despeñado, apuñalado, desangrado, enfermo y desahuciado. Temía la fuerte fatal e irreversible, la putrefacción y la nada. De ahí que intentara conjurarla con la macabra ceremonia de representar su propio velatorio. Se tumbaba en la cama con su mejor traje: los ojos cerrados, las manos de dedos largos, blancas como las de un médico, sobre el pecho, y describiía con todo lujo de detalles el atáud; el entierro, a hombros de sus allegados, por las calles llenas de baches de Granada; las lágrimas de sus deudos; el luto de sus compañeros: vecinos, admiradores; la congoja de los curiosos... Hay un cuadro de su amigo Dalí, Natura Morta, que representa a Lorca posando como un cadáver, y unas fotos de una de esas sesiones mortuorias que le hizo la hermana del pintor, Anna María, y que nunca quiso hacer públicas tras la muerte, la muerte verdadera del poeta.

Después se levantaba de repente, como un aparecido y se reía a carcajadas, los dientes blanquísimos, los ojos tristísimos velados de lo que sus amigos llamaban "intermitencias lánguidas". Esos momentos en que se ausentaba, se quedaba sin habla y sin música: la mirada vidriosa, perdida y triste.

La otra cara del poeta era la de los recitales, las canciones al piano. Nadie ni siquiera sus enemigos declarados, era inmune a su embrujo sentado al teclado, con un mechón de pelo caído sobre la frente despejada. Entonces no hacía ni frío ni calor, hacía solamente Federico. El de La Barraca y las Misiones pedagógicas, el amigo de Neruda, Buñuel y Prados, el Federico del viaje a NUeva York y a La Habana, el autor de éxito que saludaba desde la corbata de los escenarios de medio mundo, recogiendo aplausos y ramos de flores. Dibujó mucho, y pintó a la acuarela, nunca al óleo porque temía mancharse y que su madre, mamá, le regañara.

La tarde del 12 de julio de 1936 dejó en las oficinas de Cruz y Raya, la editorial que dirigía su amigo Bergamín, el manuscrito de Poeta en Nueva York, y una nota: "Querido Pepe, he estado a verte y creo que volveré mañana". Nunca lo hizo, la noche del 13 de julio estaba invitado a una cenaa la que no acudió. El resto de los comensales, entre los que se encontraba Luis Cernuda, estuvieron esperándole hasta que alguien llamó anunciando que acababa de dejarle en el tren, camino de Granada. Un mes más tarde, el 16 de agosto fue detenido. Después, no se sabe si la madrugada del día 18 o 19, fue conducido a un lugar en los alrededores de Víznar y, junto a un maestro de escuela y dos banderilleros, fusilado, sin ataúd, ni cortejo fúnebre, ni las manos sobre el pecho. Nunca se han conocido las circunstancias, ni qué miedos le asaltaron. Tenía treinta y ocho años, y la mirada triste."

Jesús Marchamalo
39 escritores y medio
Editorial Siruela

jueves, 30 de junio de 2011

Casa natal de Federico García Lorca en Fuente Vaqueros




En la ruta Lorquiana que hicimos la tertulia Rascamán, después de visitar la casa de la Huerta de San Vicente, visitamos el Museo Casa Natal Federico García Lorca de Fuente Vaqueros.

La casa natal de Lorca es una típica casa de labranza, donde nada más entrar sientes el fresco que guardan estas casas antiguas, hacía un calor... Nos contó el guía que en un principio la casa era de la primera mujer de Federico García Rodríguez (el padre de Lorca) de Doña Matilde Palacios. Después cuando ésta muere se casa con Doña Vicenta Lorca Romero que era maestra en este pueblo. Y aquí nace el 5 de junio de 1898 Federico García Lorca. Había fotos en la casa de los niños de la clase, y como su madre era maestra pues el pequeño Lorca sale en las dos fotos, con los niños y con las niñas.

Aquí también nacieron sus hermanos, había un hermano nos dijo el guía que se llamaba Luis y que nunca nombran porque se murió muy pequeño.

En esta casa como en la anterior hay objetos de la familia porque aunque cuando murió el padre volvió a manos de la familia de la primera mujer, puesto que era suya, la Diputación de Granada la adquirió en 1982, y a partir del 86 empieza a funcionar como museo.

Es una casa típica de pueblo, como ya he dicho, el comedor, la cocina, los dormitorios, y el patio... Guarda la cuna de los pequeños, el tacatá, otro piano de Lorca, parte también de la vajilla de la madre... y muchas fotos. Es una casa que tiene un patio interior muy agradable con un pozo y flores. Y desde este patio se accede a lo que antes eran los graneros y que ahora han convertido en más habitaciones para exposiciones.

En este momento estaba una exposición sobre Lorca en Cuba donde fue en 1930, donde se puede profundizar en esta etapa de la vida del poeta. Otra ves sus cartas, sus dibujos, sus poemas... Esta exposición estará hasta mayo del año que viene. 

Fue allí donde nos pusieron las únicas imágenes grabadas que existen del poeta con el grupo de teatro La Barraca montando unos escenarios, con un jersey sobre los hombros... y durante también su viaje a Uruguay, a Montevideo. Y con ello finaliza este viaje por el pasado de este autor.

Yo creo que está bien visitar las dos casas, quizás haya más que ver en la primera, en la de la Huerta de San Vicente, pero ésta tiene mucho encanto también con ese patio interior y la exposición y las imágenes de un Lorca aún moviéndose...

Cuesta 1,80 euros y la visita es guíada cada hora.



lunes, 27 de junio de 2011

La casa-museo de Huerta de San Vicente de Federico García Lorca en Granada




"Luego todo el verano lo pasaremos juntos,
pues tengo que trabajar mucho y es ahí
en mi Huerta de San Vicente,
donde escribo mi teatro más tranquilo."

Federico García Lorca, 1933


Ya os comenté que el fin de semana pasado estuvimos haciendo una ruta Lorquiana por Granada los componentes de la tertulia Rascamán.

Lo primero que visitamos fue la casa-museo de la Huerta de San Vicente. Fue la casa de verano de la familia García Lorca entre 1926 y 1936. Claro entonces la casa estaba fuera de Granada, en la Vega. Había seis casas de verano ,entre ellas, ésta. Ahora mismo al ir creciendo la ciudad, pues está dentro, bajando

Rodeada de casi dos hectareas de tierra, son dos casas unidas y conserva parte del mobiliario original.

Teníamos una guía que no nos dejaba tocar, nada más entrar nos dijo que por favor las mochilas en la parte delantera, que nos tocáramos nada porque era original, que tampoco tocáramos nada de las cosas de bronce porque venía una persona especialmente a abrillantar todo... vamos tanto nos dijo que no tocáramos que ya hasta nos daba nosequé tocar la barandilla para subir al piso de arriba. Pero pronto vimos que era una persona muy preparada, que sabía mucho sobre la vida y la obra de Lorca.

El suelo era original, muy bonito, así como los muebles. Estaba el piano de cola que sale en todas las fotos de Lorca tocando, donde él hacía música con las canciones tradiciones para que luego las cantara La Argentinita. También en las paredes había obras de autores importantes: Dalí, Alberti, Hermenegildo Lanz... y dibujos hechos por Lorca, así como decorados de una fiesta de marionetas o títeres que le había hecho a su hermana Isabel en su cumpleaños. La cocina también llamó mucho nuestra atención, antigua e implecable con parte de la vajilla de la señora Vicenta, la madre de Federico.

En la parte de arriba de la casa normalmente se hacen exposiciones. Nosotros pudimos estar en la habitación de Lorca donde había escrito algunas de sus obras de teatro más importantes: "Así que pasen cinco años", "Bodas de sangre", Yerma o Diván del Tamarit.

Lo que a mí me gustó mucho son las cartas que se conservan que escribía Federico García Lorca a su familia. Me gustaba el tono en el que estaban escritas, recuerdo una que había mandado desde el Monasterio de Silos donde comentaba cómo eran los monjes y cómo le daban de comer. Todo ello en un tono muy distendido y a veces gracioso.

Nos contaba la guía muchas cosas de la vida de Lorca. Que su familia tenía mucho dinero, que se habían enriquecido con la caña de azúcar. Pero en cambio que les gustaba vivir con cierta humildad, no dilapidando el dinero. El padre quería que Federico (el mayor de los cuatro hermanos) estudiara una carrera, porque él quería ser músico. Pero el padre insistía en que él no quería un "hijo pijo". Así que al final estudió derecho, pero tardó diez años en terminarla, y la mayor parte de las asignaturas las fue aprobando por enchufe.

Al final él quería ser músico pero acabó siendo poeta. Uno de los mejores. Nos contaba también anécdotas de cuándo escribió "El Público", de cuando gastó 60.000 pesetas de entonces en ramos de rosas para convender a Margarita Xirgú para representara su Mariana Pineda, de muchas cosas.

La verdad es que a mí me gustó mucho la visita. Fue muy interesante.


"Era un campo habitado,
civilizado, hecho a la medida
del ser humano. Parecía pensado
para vivir gozando de una
naturaleza domesticada,
de refinamiento impensable
hoy día".

Isabel García Lorca.





Os recomiendo que si visitais Granada y os interesa la literatura, o más concretamente, la obra de Lorca no dejéis de visitarla. Es una lugar agradable con tanto jardín alrededor, decía la guía que algunos de los árboles eran los originales. Cuesta 3 euros entrar y está abierto por la mañana y por la tarde, merece la pena.

sábado, 30 de octubre de 2010

Una carta conmovedora fechada en el año 1927

 

 

 

En el diario Montañés el 1 de octubre de este año apareció este breve artículo que os copio. 

 

Me gustó mucho porque estamos acostumbrados a estudiar a los poetas de la Generación del 27 en los libros, poetas importantes, serios, sesudos, que cambiaron la poesía española. Y ahí los tenéis... Jóvenes y revoltosos. Me gustó mucho, es el sencillo principio de la grandeza...

 

 

EL DIARIO MONTAÑÉS, 1 de octubre de 2010

Animales poetas

 

«Excursión estupenda. Parecemos un equipo de futbolistas -por lo alegre- pero, aunque un poco ruidoso, no maleducado». La carta es de diciembre de 1927 y presten atención a la alineación de ese equipo de futbolistas: «Bergamín, Gerardo (con su boina), Federico -¡por fin después de mil negativas y coqueterías!-, Alberti, tranquilo, Dámaso, el más adecuado al exceso de la juerga (la borrachera es segura), Chabás (dormido ahora, nosotros estamos en el vagón restaurant, donde vamos a tomar el té), y yo, el único casi respetable, el único casado». 

Jorge Guillén le escribe a su mujer desde el tren que lleva a un grupo de jóvenes poetas a Sevilla, donde van a celebrar el tercer centenario de la muerte de Góngora y a cambiar el rumbo de la poesía española de su tiempo. Entre carcajadas y vivas a «don Luis de Góngora», Guillén se da cuenta de que la situación es única e improbable: «Es absurdo. Ni antes, ni después de ahora volverá a contemplar todo un departamento de un vagón, lleno de estos animales llamados poetas». 

Al día siguiente, en la legendaria sesión del Ateneo -que no se celebró allí-, Bergamín leyó un 'Saludo', pero «nadie se lo oyó». Después, un probablemente resacoso Dámaso Alonso leyó un discurso que a Guillén le pareció «enérgico clarísimo, vital, solidísimo, admirable». En aquella intervención se resumían los postulados para una nueva poesía.