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domingo, 1 de noviembre de 2015

Cementerio judio en la Almudena: Beit Hajaim - Casa de las Vidas


El otro día estuve visitando el Cementerio Civil, del que hablaremos en otra entrada, y descubrí el Cementerio Judio que también está ahí.

Sí la Necrópolis del Este de Madrid se compone de tres cementerios. El más grande y conocido es el de Nuestra Señora de La Almudena que es tan grande que tiene 120 hectareas y alberga parada de táxis, de autobuses, capilla y hasta una casa okupa donde a media mañana del domingo suena la música de algún instrumento. Al otro lado de la Avenida Daroca tenemos el Cementerio Civil con los restos de importantes personas de nuestro pasado como Pío Baroja, Blas de Otero, Pablo Iglesias, Dolores Ibarruri... Y por último tenemos el que nos ocupa en esta entrada: el Cementerio Hebreo.

A él llegamos si vamos hasta el final del Cementerio Civil, y atravesamos una pequeña puerta verde que hay en la tapia de ladrillos, porque la puerta principal de este pequeño Cementerio Hebreo está cerrada. Inmediatamente sientes el silencio, y la paz de este lugar recogido y ordenado, separado del resto por esa puertecita.

He leído que los servicios funerarios dejan en esta misma puerta al fallecido para que sus allegados voluntarios, no familiares, se encarguen del ritual de lavarle y prepararle para el entierro. Se les tapa la cara y se les lava para purificar el cuerpo antes de entregarle a la tierra, de ahí el lavatorio de este lugar, y se les envuelve en una túnica blanca de lino. La religión hebrea no admite la incineración.

Este cementerio se llama Beit Hajaim (algo así como Casa de las Vidas) y en él hay un centenar de tumbas adornadas por una Estrella de David, y mensajes en hebreo. Casi ninguna flor, aunque sí muchas piedras y guijarros. Hay varios motivos para obsequiar con una piedra a un muerto. Primero, es una demostración duradera de que los familiares o allegados fueron a verle. Segundo, la piedra es una «creación muy antigua y de vida muy larga», no se deterioran. Y tercero, antiguamente las tumbas se rellenaban con piedras para asegurarse que el lugar no fuera profanado. Las piedras simbolizan los lazos entre las personas que sobreviven al fallecido y éste. 




El rey Alfonso XIII otorgó el permiso a la comunidad judía en el año 1922 para inhumar sus muertos de acuerdo con su religión. Se inaguró entonces el Beit Hajaim, de una hectárea. En los años 70 se quedó pequeño este cementerio y la Comunidad judía de Madrid decidió tener su propio cementerio en Hoyo de Manzanares. Parece también que tuvo algo que ver que la religión hebrea no permite mover sus cuerpos y estas tumbas de la Almudena son arrendadas, no a perpetuidad.

Quería mostraros este pequeño cementerio de Madrid, aunque no va a lucir con flores en este primero de noviembre, las hileras de guijarros en algunas de sus lápidas te sobrecogen del mismo modo.







Por último si os interesa este tema de los cementerios judios y sus rituales os dejo el enlace a un programa de rtve donde hablan de ello:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/shalom/shalom-cementerio-judio-acompanando-alma/983147/

lunes, 5 de mayo de 2014

Cementerio de La Florida de Madrid



El sábado pasado, el 3 de mayo, estuve visitando el cementerio de La Florida, en Madrid. Era el aniversario de los fusilamientos del 2 de mayo de 1808, uno de los poquitos días en que se puede visitar. Creo que solo se puede visitar el 2 y 3 de mayo en horario especial.

Este cementerio es muy pequeñito, está situado en la calle de Francisco y Jacinto Alcántara,  junto a la Escuela de Cerámica de Madrid, detrás de la Ermita de San Antonio de la Florida.





 En él se encuentran enterrados, en una fosa común, los cuarenta y tres madrileños que, tras participar en el Levantamiento del 2 de mayo de 1808, fueron fusilados (“arcabuceados”) en la madrugada del día 3 a los pies de la montaña del Príncipe Pío (más o menos donde está la base del Teleférico). Están enterrados en unos cajones de plomo en la cripta que hay bajo la capilla. Ya os digo que es un lugar pequeñísimo. A la entrada del camino está la reproducción en azulejos del cuadro de Goya, de este fusilamiento. Y hay una pequeña hilera de cipreses, y una cruz donde a los pies estaba la bandera española hecha con claveles. Ya lo veis en las fotos.




Parece ser que este lugar, a primeros del siglo XVIII, era una casa de labor. Después en el año 1796 pasó a ser cementerio, y ahí era donde se enterraba a los empleados del Palacio Real, y se conocía como el cementerio de la Ermita de San Antonio de la Florida.  Por esa razón he leído que es el cementerio más antiguo de Madrid, seguido por el de San Isidro. Parece ser que cuando los fusilaron (a éstos 43) se quedaron algunos días sin sepultar hasta que un sacerdote de la cercana Ermita de San Antonio los llevó en unas carretas a enterrar al cementerio próximo de La Florida.



Al principio este cementerio lo cuidaba la Congregación de los Hermanos de la Buena Dicha, por cesión de Isabel II. En algunos lugares por internet he leído que era porque habían dado los últimos auxilios a las víctimas, y en otros porque algunos de los fusilados eran miembros de ésta. Pero en 1917, había muy pocos cofrades de esta Congregación y entonces confiaron el cementerio a la Sociedad Filantrópica de Milicianos Nacionales, porque uno de los miembros de la Congregación también lo era de esta Sociedad que había sido fundada en 1840 con el fin de atender a los milicianos (Cuerpos armados no militares encargados de velar por el orden público) que se encontrasen en grave situación económica. 

Los milicianos pagan una mensualidad con la que se mantiene este pequeño cementerio, pero siempre con precariedad. En 1931 se cerró al público y fue reabierto el 2 de mayo de 1981 por el entonces alcalde Enrique Tierno Galván, aunque posteriormente, debido a diversos actos vandálicos que empezó a sufrir, fue cerrado de nuevo.

Posteriormente fue restaurado de nuevo en 2008, año del Bicentenario del Levantamiento. Incluyó la reforma de los muros y la realización de un drenaje de hasta dos metros de profundidad para evitar la humedad.


El cementerio permanece cerrado todo el año salvo el día 2 de mayo, Día de la Comunidad de Madrid, en que se conmemora el Levantamiento por parte de la Sociedad de Milicianos, con asistencia del Presidente de la Comunidad de Madrid y el Alcalde de la ciudad, que hacen una ofrenda floral en recuerdo de los enterrados.

Bueno, me he extendido un poquito en la historia de este cementerio. Pero me apetecía contároslo porque creo que es un lugar poco conocido de Madrid. Es muy pequeño y se visita en dos minutos, la verdad. Pero es un monumento con tanta historia que yo creo que alguna vez se merece que nos pasemos por allí y recordemos ese pedazo de nuestra historia tan importante.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Puente de Todos los Santos: Panteón de Hombres Ilustres de la Sacramental de San Justo


 En este puente de Todos los Santos, como muchos de vosotros, he estado en algún que otro cementerio visitando a los míos.

Pero en lo que se refiere al blog, en uno de ellos, en la Sacramental de San Justo, he tomado algunas fotografías del Panteón de Hombres Ilustres al que todavía no le habíamos dedicado propiamente una entrada. Qué mejor época que éstos primeros días de noviembre para hacérsela.



La Asociación de Escritores y Artistas, fundada durante el reinado de Alfonso XIII, creó por iniciativa de D. Gaspar Nuñez de Arce, el Panteón de Hombres Ilustres en el año 1902. Está en el Patio de Santa Gertrudis, en la tercera sección.

En este Panteón hay diez sepulturas ocupadas por escritores y actores.
En la primera está Blanca de los Ríos (Sevilla 1862- Madrid1956) Novelista academicista. En la segunda está Carlos Latorre, actor. En la tercera Manuel Bretón de los Herreros (Quel 1796 - Madrid 1873): poeta muy fecundo, escritor de teatro y director de la Biblioteca Nacional en 1847 así como secretario de la Academia Española. En la tercera también está el escritor Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina, menos conocidos.



En la cuarta está Mariano José de Larra (Madrid 1809- 1813). De sobra conocido también por su seudónimo Fígaro y por su producción literaria. Ya sabemos también que se suicidó a raíz de que Dolores Armijo diera por terminada su relación. Primero se le enterró en el cementerio de Fuencarral y en 1902 se trasladan aquí sus restos.

También aquí está el escritor Ramón Gómez de la Serna (1888-1963). Personalidad muy interesante en el Madrid de antes a la guerra civil. Ingenioso y brillante en sus conferencias, presidente de la tertulia literaria de el Café del Pombo. Inventor de la gregeria: fusión del humorismo y la metáfora, según él mismo.



En la quinta lápida está José Espronceda (Almendralejo de los Barros 1808- Madrid 1842).Poeta también de sobra conocido murió a causa de una cabalgada fatal. Tenía relaciones con una señorita llamada Doña Bernarda de Beruete a la que un día de mayo fue a ver a Aranjuez donde residía en verano. Pero tuvo que volver a Madrid para tomar parte de una votación del Congreso pues también era diputado esparterista. Dicen que la cabalgada bajo el sol le puso enfermo y murió poco después. Le enterraron en el cementerio de San Nicolás donde dicen que durante años no faltó una corona de Bernarda que no se casó jamás... En el año 1902 le trasladaron a este Panteón.
 

En la sexta lápida está Eduardo Rosales (Madrid 1836-1873). Un pintor con muchísimo talento que también murió jóven.

En la séptima está Gaspar Nuñez de Arce. Escritor y político, fue Presidente de la Asociación de Escritores y Artistas. También está aquí Manuel de Palacio, poeta y Juan Eugenio Hartzenbusch, escritor romántico muy prolífico conocido entre otros por su drama Los amantes de Teruel. También fue director de la Biblioteca Nacional.

En la octava lápida está Antonio Vico (Jerez de la Frontera 1840-Madrid 1902) actor que tuvo grandes exitos en la compañía del Teatro Español de Madrid. Murió en Cuba pero se le trasladó aquí en 1907. También aquí está Rafael Calvo (Sevida 1942-Cádiz 1888). También actor, en Madrid hay una calle que lleva su nombre porque vivió en ella.


En la novela lápida está Joaquín Arjona, también actor y profesor del Conservatorio de Madrid.

En la décima: Fernando Ossorio, autor y sobre todo actor también que murió jóven. Además está Antonio Guzmán, actor cómico, y Jerónima Llorente, actriz muy conocida del siglo XIX. Se les trasladó a este Panteón en 1934.
 

 Tambien cerca, tenemos las tumbas de más escritores famosos. Como las de los Hermanos Alvarez Quintero, creadores del teatro costumbrista andaluz y académicos de la Real Academia Española: creadores de comedias, sainetes y obras diversas con diálogos agudos.


 


Muy cerca también tenemos la tumba del poeta Ramón de Campoamor.
 

En otro Patio, en el de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en el tercero exactamente, en un nicho con una lápida bastante sencilla de marmol está el poeta Manuel Altolaguirre. Poeta intimista y director de revistas tan conocidas como Litoral (1927-29) y Caballo Verde para la poetisa (1936). Emigró tras la guerra civil a México.

No sé ve ya muy bien pero dice el epitafio:

MANUEL ALTOLAGUIRRE BOLIN
POETA
MCMV-MCMLIX
QUE MI ALMA NO PRECISA SEPULTURA
NI EL TIEMPO QUIERE LIMITACIONES
HORAS Y MUROS PARA MI ACABARON