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lunes, 26 de agosto de 2013

Lord Byron en Rávenna

























































 Siguiendo con el apartado de “Las casas de escritores” que tenemos en este blog, quería hoy hacer una entrada sobre este tema.
Este verano ya os comenté que, entre otros lugares he estado en Rávena (Italia), acordaos que hablamos ya de la tumba de Dante:
Pues bien, hoy os quería dejar fotos de otra casa con la que topé en Rávena. Me refiero a la de Lord Byron.
No quiero extenderme demasiado pero sí quería ya que hablamos de su casa comentar un poco el por qué de su paso por esta ciudad.
George Gordon Byron, sexto Barón de Byron (Londres 1788 - Messolongui 1824), fue un poeta inglés de los considerados más importantes del Romanticismo.
Llego a Rávena el 10 de junio de 1819 y vivió hasta 1821 en esta ciudad italiana. Había conocido a una joven aristocrática en Venecia, Teresa Gamba Guiccioli, y ambos se enamoran. Teresa estaba casada con un hombre bastante mayor pero inician una relación, parece ser que con el beneplácito del marido.
Aquí en Rávena el poeta continuó el Don Juan y escribió el diario de Ravenna, Mi diccionario y Recuerdos. 
Lo que he encontrado del diario de Rávenna: “se encuentra muy constreñido a interiores, por el húmedo y frío tiempo del país ―¡y lo dice un británico!―  pasando los días entre lecturas de los clásicos y escribiendo partes de Sardanápalo, salvo cuando se reúne con los nobles que le invitan, y los políticos locales, que le van informando del clima  político, en continua ebullición. Cada día parece que todo vaya a saltar por los aires y cada día los planes cambian continuamente. Los italianos son belicosos pero inconstantes, incapaces de ponerse de acuerdo, según Byron. Cuando mejora el clima, cabalga y ejercita el tiro. Y así pasan sus días: «…habitantes un tanto violentos―bastante traicioneros y enormemente inflamados por la política. Buena gente, a pesar de todo― un buen material para una nación. Del caos hizo Dios un mundo y de las pasiones elevadas se hace un pueblo» (pág. 210)”
En julio de 1820 el Papa separa al matrimonio Guicciole y obliga a vivir a Teresa en casa de su padre, una villa cerca de Ravena. Allí Byron era bien recibido por los Gamba que compartían sus ideas políticas. La policía pontificia quiere castigar a Lord Byron y lo hace de forma indirecta, desterrando a los Gamba, que van a Pisa. Byron la sigue allí también.
A finales de 1823 parte en el “Hércules” hacia Grecia. en Missolonghi, mientras esperaba para entrar en acción, cae enfermo de fiebres después de haber sido sorprendido por una tormenta, el 9 de abril de 1824.Y aquí muere.



Cómo veis Ravenna, la ciudad famosa por sus mosaicos, a pesar de ser pequeña estaba llena de historia y literatura por todas partes. Es la segunda vez que la visito, y me siguen quedando cosas por ver...


Fuentes:

martes, 6 de agosto de 2013

Una de las dos tumbas de Dante: en Ravenna



 Hoy quería dedicar esta entrada a la tumba de uno de los poetas más ilustres: Dante Alighieri, el autor de la Divina Comedia. Ya sabéis que en otras ocasiones hemos hablado en este blog de las casas de los escritores, bueno pues hoy vamos a decir que me apetecía hablaros de "la casa definitiva" de uno de ellos.

Este mes de julio he pasado por Ravenna, sí en el norte de Italia. Y cómo no ir a visitar la tumba del poeta. Las fotos de esta entrada las hice yo misma.

Y cuando digo la tumba del poeta, me estoy refiriendo a la verdadera, porque no sé si sabréis que en el centro de Florencia, en la Basílica di Santa Croce, existe otra tumba de Dante. ¿Curioso no? Pues sí el escritor tiene dos tumbas. Aunque parece ser que de verdad está en la que visité yo, en la de Ravenna. La tumba de Florencia está vacía.

Aunque... consultando en internet he encontrado que en una página dicen que los huesos tampoco están aquí sino en la biblioteca Classense, también en Ravenna. Pero no consigo verlo en ningún lado más, así que solo os lo comento...

"La calle Alighieri lleva al "dantis poete sepulcrum", el Sepulcro de Dante, obra de Camillo Morigia en 1780. Hoy en día el sepulcro es una tumba vacía, los huesos del poeta reposan dentro de la antes citada Biblioteca Classense."

Pero vamos a intentar desenredar el lío de por qué tiene dos tumbas. El caso es que Dante nació en Florencia en 1265. Y participó activamente en las luchas políticas de su tiempo, en la pugna entre güelfos y gibelinos que mantuvo en tensión la vida política de la ciudad durante mucho tiempo. Lo cual dió lugar a su exilio (él era güelfo) cuando contaba 37 años. 

Vivió en Verona, Padua y otras ciudades del norte de Italia hasta que entre 1315 y 1318, el príncipe da Polenta le ofrece un puesto diplomático en Rávena, donde Dante encontró seguridad económica y se estableció. En la mansión de su protector, actual número 41 de la Via 4 de Novembre, donde se levanta un lujoso hotel, Dante escribió parte del Purgatorio y todo el Paraíso. 

En esa época, Venecia pretendía apoderarse de Ravenna y se envió a Dante como embajador para negociar con los venecianos una serie de concesiones a cambio de que se respetara la ciudad. No tuvo éxito y, de regreso, al cruzar el río Po, a la altura de Ferrara, contrajo paludismo. Murió en Ravenna entre el 13 y el 14 de septiembre de 1321 y fue enterrado en la iglesia de San Francisco. 

Pero resulta que al pasar los años Florencia reclama su cuerpo. En 1519, cuando fue elegido papa León X, de la familia florentina de los Medici, ya no pidió sino que dio la orden a Ravenna de entregar los restos de Alighieri. Los frailes de San Francesco hicieron entonces un agujero en el sarcófago y, uno por uno, sacaron los huesos y los ocultaron. Durante muchos años nadie supo dónde estaban. En 1865, un albañil que trabajaba en una vivienda halló una caja de madera forrada en terciopelo rojo que contenía los huesos de un hombre y un pergamino que certificaba que eran los de Dante. Fueron depositados entonces en el mausoleo neoclásico en forma de templete de Ravenna.

Todavía Florencia reclama su cuerpo. Lo sigue haciendo hasta hoy, pero sus habitantes se niegan a entregarlo. Las autoridades florentinas dicen que se rehúsan por motivos turísticos, lo que parece que debe ser verdad.





El exterior es de estilo neoclásico.

Y en el interior por encima del sarcófago hay un grabado de 1483 de Pietro Lombardo, que representa a Dante en una mesa de lectura.

Y también podemos observar que en el centro hay una lámpara del siglo XVIII que se mantiene siempre encendida, las 24 horas, y que se alimenta con el aceite que producen las aceitunas de las colinas toscanas; aceite donado por el municipio de Florencia.

Bajo el arca funeraria, una estela de mármol con una inscripción en latín dice:

"Aquí yazgo yo, Dante Alighieri, exiliado de mi tierra, hijo de Florencia, patria de poco amor"


jueves, 27 de junio de 2013

Los escritores en Ibiza: Rafael Alberti


En este mes he estado pasando una semana de vacaciones en Ibiza.

Me gusta mucho cuando encuentro el rastro de escritores en mi camino. En este caso, paseando por Dalt Vila, la zona antigua e histórica de Ibiza, Patrimonio de la Humanidad desde 1999, encontramos la casa donde se alojó el poeta Rafael Alberti y Maria Teresa León en 1936. Dicen por internet, que estuvo alojado aquí hasta que le pillaron y tuvo que resguardarse. No sé cuánto habrá de cierto en ésto...

Pero he buscado por la red y he encontrado algunas huellas de aquel tiempo que os copio a continuación:

"...isla donde les sorprende el inicio de la guerra y que no abandonarán hasta el mes de agosto." http://cvc.cervantes.es/actcult/alberti/cronologia/1902_1939.htm


"Estábamos sentados en una higuera, en una de esas higueras de que te he hablado de sombra profunda, sentados en las ramas, María Teresa y yo, y de pronto vimos —nuestra casa quedaba a unos treinta metros de la higuera—, vimos a una pareja de la Guardia Civil que llegaba a la casa y que venía realmente a buscarnos, porque esas noches iban a detener a mucha gente... A nosotros nos ha salvado la sombra de una higuera ibicenca. Bajamos a la casa cuando la Benemérita se fue y cogimos lo que pudimos, unos jerseys, nada, dinero que teníamos..." http://www.meneame.net/story/alberti-maria-teresa-leon-escaparon-muerte-gracias-higuera-ibiza


"....escribe Alberti: "...recién regresado yo de la isla de Ibiza, en donde había caído prisionero".
Doy por sentado que sobre su propia vida sabe más Rafael Alberti que nadie, pero, según mis noticias, varias y contrastadas (testimonios que saldrán publicados en un próximo librito sobre los modernos Ulises mediterráneos como Alberti), nuestro poeta jamás cayó prisionero de nadie en Ibiza. Rafael Alberti se escondió simplemente, e hizo muy bien. ¿Qué habría ocurrido de no esconderse? Seguramente habría caído, como dice él, prisionero. He leído igualmente su primer tomo de La arboleda perdida, su Miliziani a Ibiza, y el hermoso libro de su esposa, María Teresa León, Retornos de lo vivo lejano. Nada en sus páginas hace pensar que hubiesen caído prisioneros de nadie. Según lo que sé, don Rafael vivió unos días en plena arboleda de pinos, tan abundantes, aromáticos y protectores en estas Pitiusas (islas de pinos). Pero, en fin, corríjame si me equivoco yo.- Mariano Planells

También existe un libro de Antonio Colinas sobre ésta época: "Rafael Alberti en Ibiza: seis semanas del verano de 1936".


Es una casa más, entre las encaladas que se pueden ver en las calles empedradas del Dalt Vila. Entre buganvillas detrás de la verja se adivina un bonito patio interior.








De la casa de Rafael Alberti en el Puerto de Santa María ya hablamos en otra entrada de este blog en su día. Una casa bien chula. Si queréis recordarlo os copio el link:


martes, 23 de abril de 2013

La Casa de Cervantes en Madrid donde murió


Hoy, día 23 de Abril se celebra en todo el mundo, el día internacional del libro.

El Origen del día del libro se remonta a 1930. El 23 de abril de 1616 fallecían Cervantes y Shakespeare. También en un 23 de abril nacieron – o murieron – otros escritores eminentes como Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla o Manuel Mejía Vallejo. Por este motivo, esta fecha tan simbólica para la literatura universal fue la escogida por la Conferencia General de la UNESCO para rendir un homenaje mundial al libro y sus autores, y alentar a todos, en particular a los más jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural.

He pensado que en vez de hablar de ningún libro en concreto, de los que aquí estamos hablando día sí, día también, nosotros vamos a hablar de Cervantes a quién también se recuerda mucho hoy leyendo el Quijote en diversos foros, entre ellos el Círculo de Bellas Artes.

En nuestro caso la protagonista de hoy, 23 de abril de 2013, va a ser su casa.

Ya sabéis que en este blog tenemos una etiqueta dedicada a las Casas de los Escritores, y ya llevamos unas cuántas casas en nómina, que podéis consultar en:

Hoy vamos a recordar la casa de Cervantes en Madrid donde murió (porque parece ser que vivió en alguna más de esta ciudad). Pero en este caso nos referimos  a la casa de la calle Cervantes, número 2, en el Barrio de las Letras. Calle donde también está la casa de Lope de Vega, que cómo recordareis no se puede decir que fueran muy amigos. Antiguamente en vez de calle Cervantes se llamaba calle Francos.

Aunque si somos precisos tenemos que decir que no es exactamente esa casa que ahora hay en el núm. 2 de la calle Cervantes la casa donde murió, sino que es otra casa que se levantó en el solar donde estaba. Leemos en la Wikipedia que:

"Murió Cervantes en esta última casa de la calle del León esquina con Francos, en la manzana 228. En el año 1833, el propietario del inmueble, don Luis Franco, quiso derribar la casa que estaba muy ruinosa, para edificar una de nueva planta. El 23 de abril de ese mismo año, en el momento en que se procedía al derribo de la casa en cuestión, Ramón de Mesonero Romanos escribió en el único periódico literario de la época un articulillo en memoria del escritor y sobre el suceso del derribo. Dicho artículo llamó la atención del rey Fernando VII quien propuso que se suspendieran las obras para que el Estado comprase el inmueble. Pero el propietario no cedió de ninguna manera y el derribo se llevó a cabo. Una vez terminada la nueva construcción, cuya entrada ya no estaría por la calle del León sino por la de Francos, se puso en la fachada un relieve con el busto de Cervantes y una inscripción rememorando su estancia y muerte en aquel lugar. Así mismo, se cambió el nombre de la calle de Francos por el de calle de Cervantes, y así prevalece en la actualidad."




jueves, 21 de febrero de 2013

Artículo "Un cuarto propio lleno de fantasmas"




Hoy os quería dejar con un artículo. En otras ocasiones hemos dedicado alguna que otra entrada del blog a las casas de los escritores. Hoy vamos a dedicar este espacio a los cuartos donde trabajan. Ese es el tema de este artículo que os copio, que a mi me resultó interesante.

A ver que os parece.

http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/escritorios-de-los-escritores_0_862713747.html

Un cuarto propio lleno de fantasmas

¿Por qué nos fascinan los escritorios de los poetas y narradores? Es como si en esos refugios privados, donde se escribieron los grandes libros, se escondiera un secreto para develar. El efecto que nos produce conocerlos puede ser motivador o paralizante.

POR Andrés Hax


El 24 de diciembre de 1910 Franz Kafka escribió en su cuaderno: “He examinado mi escritorio con más atención y he visto que nada bueno se puede hacer sobre él. Hay tanto desparramado, un desorden sin proporción y sin la compatibilidad de las cosas desorganizadas que hace que, de otra forma, el desorden sea tolerable. Que reina el desorden no más sobre su tapete verde no más, lo mismo pasa en las orquestas de los viejos teatros. Pero que bollos de viejos periódicos, catálogos, postales, cartas, todos se asomen por debajo de los cajones, en forma de escalera, este estado indigno de las cosas, arruina todo...” Y sigue un larguísimo párrafo de descripción del escritorio, como si Kafka fuera un viajero relatando el paisaje hostil de una tierra desconocida.

El escritorio del escritor es un lugar arquetípico, como el ring de boxeo, el diván de un psicoanalista, la cabina de un avión de combate, la mesa de cirugía de un doctor o la celda de un monje. Es un poco romántica esta descripción, lo admitimos, pero qué le vamos a hacer. Escribir es una ocupación romántica. Si el escritor es de verdad, si –como Kafka– está buscando algo así como la liberación del alma o, por lo menos, la transubstanciación de la experiencia a algo más duradero (algo con las características de la eternidad), el escritorio es el lugar donde esa transubstanciación se elabora. Puede ser un lugar de serenidad y de triunfo, de superación y de goce; pero también puede ser un lugar de derrota, de humillaciones y de catástrofes que –uno siempre piensa– podrían haber sido evitables. 

Para los que piensan que estamos exagerando, consideren algunos casos. Philip Roth, el año pasado, decidió dejar de escribir de una vez por todas. Sobre la pantalla de su computadora pegó un post-it con la frase “la lucha con la escritura ha terminado”. Lo mira todas las mañanas con un alivio gigante. David Foster Wallace, derrumbado espiritualmente porque no logra terminar una novela (había dicho que era como intentar armar una casa de paneles de madera con un fuerte viento) se suicida. Se ahorca en el garaje donde estaba su escritorio. Primero puso en orden los infinitos papeles de esa novela inconclusa. Jonathan Franzen escribió su primera gran novela, Las correcciones , en un cuarto cerrado, con tapones en los oídos, y con el puerto de red de su computadora sellado con pegamento. Hemingway escribía parado, como un boxeador. La carrera de Stephen King dio un giro cuando su esposa, harta de sus adicciones, vació los contenidos del cesto de basura debajo de su escritorio sobre el mismo: una pila gigantesca de latas de cerveza. Debajo del último escritorio de Herman Melville (sobre el cual escribió su último gran cuento, Billy Budd ) se encontró un papelito que decía: “Sé fiel a los sueños de tu juventud”. Proust escribía de noche en su cama, en un cuarto con las paredes encorchadas para crear un capullo de silencio. 

Sin embargo, los escritorios no tienen que ser necesariamente lugares privados. Sartre y Cortazar escribían en cafés. El Marqués de Sade, Cervantes y Jean Genet, en celdas de una prisión. Balzac, en su juventud, escribía desde la prisión de la pobreza. Dijo una vez: “Amaba mi prisión, porque la había elegido yo mismo.” Faulkner se despertaba de noche y escribía sobre las paredes de su dormitorio. 

Podríamos seguir y seguir. 

¿Puede ayudar en la comprensión de una obra conocer el escritorio donde fue escrita? Para algunos lectores, es necesario meditar sobre las dificultades de la creación literaria. Acercarse lo más posible a su autor querido conociendo cómo fue que escribió su libro. No sólo cómo organizó su material y cómo se organizaban sus días de trabajo sino ver, aunque sea en una foto o a través de una descripción (como la del diario de Kafka) el lugar de trabajo. El escritorio. Conocer el escritorio de un escritor, ver la habitación donde él o ella escriben, es algo parecido a conocer la cara de ese escritor. No nos explica la obra de una manera directa pero sí de una forma oblicua. Uno no puede desasociar la obra de Beckett con su austera cara con esos ojos azules de gaviota. Cuando uno relee los cuentos de Borges, inevitablemente tiene en mente su cara, con esa particular mirada de falsa humildad, o de sabiduría (según cómo te caiga Borges). 

Lo mismo pasa con los escritorios. Si has visitado Arrowhead , la casa de Herman Melville, y te has parado en su escritorio, con tu mano sobre su escritorio, mirando por la misma ventana que él miraba mientras escribía Moby Dick , nunca vas a poder volver a esa novela sin imaginarte a Melville encorvado sobre ese escritorio escribiéndola. Lo mismo con los poemas de Neruda y sus casas en Santiago, Valparaíso e Isla Negra. O la torre de William Butler Yeats en Irlanda. Hay un libro maravilloso sobre la pequeña cabina de Heidegger en la Selva Negra y cómo ese lugar influyó en su escritura. ( Heidegger’s Hut , Adam Sharr. MIT Press, 2006).

T. S. Eliot escribió en La canción de amor de Alfred Prufrock : “Tendría que haber sido un par de garras rotas / corriendo sobre los pisos de mares silenciosos.” Si el escritor, en su silenciosa producción, es una criatura fantástica, algo así como el cangrejo o langosta de Eliot, su escritorio es su caparazón.


¿Donde escribe usted?
En algún momento del siglo XX la figura pública del autor se hizo más compleja. Aparte de su obra misma, empezaron a cobrar importancia cosas externas a los libros mismos. Ciertas preguntas, específicas al proceso de escribir, se convirtieron en habituales: ¿Dónde escribes? ¿A qué hora? ¿En cuadernos o hojas sueltas? ¿En una máquina de escribir o con pluma? 

El principal culpable de esta tendencia es la revista The París Review , que desde los años cincuenta ha publicado excepcionales entrevistas con los grandes autores del mundo. Además de la foto del autor, publican una reproducción de una hoja de un manuscrito. Algo fundamental en estas entrevistas son las interrogaciones sobre “el taller” del escritor. Hoy, ser entrevistado por el Paris Review da un sello de prestigio quizá comparable con ganar un Pulitzer. Y todos los periodistas culturales que entrevistamos autores estamos, conscientemente o inconscientemente, imitando el modelo de esta revista legendaria.
¿Es legítimo este interés sobre los detalles físicos y externos de la praxis de los creadores de literatura? ¿Se entiende mejor la obra conociendo cómo se hizo, materialmente? ¿O es mero cholulismo, comparable con las notas de ¡Hola! que muestran las casas de veraneo de nobles menores de Europa?
Hay muchos autores que huyen de este tipo de preguntas, pero la verdad es que a la mayoría les encanta. No solo eso, ellos mismismos fomentan esta mística del escritorio del escritor.

En el 2008 y el 2009 The Guardian publicó una serie de notas llamada Writers’ Rooms . Aún está online. Allí, el fotógrafo Eamonn McCabe hizo retratos de los cuartos de escritores (sin los escritores presentes) y los autores mismos contribuyeron con un breve texto presentando sus aposentos. A diferencia de Kafka, el tono es fresco y orgulloso. Como el de un agente inmobiliario mostrando una joya de departamento. Figuran, entre otros, Eric Hobsbawm, Martin Amis, John Banville, Hanif Kureishi, Seamus Heaney, Jonathan Safran Foer, Richard Sennett y J. G. Ballard. Póstumamente están los de Charles Darwin, Virginia Woolf, Rudyard Kipling, Charlotte Bronte. En total son 116 sujetos. 

Sobre su trabajo fotográfico, McCabe dijo: “Siempre me ha gustado fotografiar a gente solitaria. Cuando era más joven fotografiaba a boxeadores. Ahora que estoy más viejo me gusta retratar a escritores, poetas y artistas. Una cosa que tienen en común, es que trabajan solos”. Pero sobre los retratos en sí, McCabe dijo: “Por más que no esté el escritor en el cuarto, aún es un retrato. Sus cuartos los reflejan...” Una crítica que se le hizo a McCabe es que todos sus retratados son gente acomodada de clase media. O sea, escritores comercialmente exitosos. Y aquí yace un problema muy importante en todo este lío. Es muy lindo, y no totalmente mentiroso, hablar de boxeadores y monjes y pilotos de guerra al buscar un corolario para el escritor en su cuarto. Pero también hay un fenómeno burgués de consumo y –más peligroso aun– de autoengaño. ¿Cuántos aspirantes a escritores ven estas fotos y se proyectan a sí mismos en esos cuartos, como si fueran ellos los escritores? Si es así, el fenómeno de la fascinación con los cuartos y los escritorios de los escritores tiene algo vacío y hasta pornográfico. Es como el fenómeno de las Moleskine. ¡Escribir en el mismo cuaderno que usaba Pablo Picasso, Ernest Hemingway o Bruce Chatwin!
Uno no tiene que ser escritor para ser parte de la literatura. Es suficiente con ser lector. Sin embargo, hay legiones de jóvenes (y viejos también) que alimentan una falsa vocación de escritura. Cuando esta ya no se puede realizar, la conclusión puede ser aniquilante. Un autoexilio de la literatura por razón de envidia y amargura. En este estado frágil y vulnerable de deseo sin intento, de fantasía sin trabajo, ver los escritorios de los escritores puede ser contraproducente. 

La literatura es extremadamente simple y compleja a la vez. Es muy fácil leer una gran novela, pero casi imposible escribirla. Ver los escritorios de los escritores (al fin, tan parecidos a los nuestros, dentro de todo) alimenta la idea que está a nuestro alcance, también, ser escritores. Esto puede ser un gran incentivo o la semilla de una gran mentira. 

En la novela Crossing to Saftey, de Wallace Stegner, asistimos a la larga vida de cuatro personajes, uno de los cuales quiso ser escritor y anduvo toda su vida más o menos en eso. En la última escena, la hija de este personaje entra al escritorio de su padre junto al mejor amigo de él. Es un lugar perfecto. El problema es que nunca escribió nada. Su hija dice: “Prepararse ha sido el trabajo de su vida. Prepara y después ordena”. ¡Que no te pase lo mismo!

jueves, 15 de noviembre de 2012

El aula de Antonio Machado en Baeza


Me trasladé a Baeza, donde hoy resido. Mis aficiones son pasear y leer.
ANTONIO MACHADO
(Baeza, 1917)

 
Me gustó mucho Baeza, ciudad que ya tenía muchas ganas de conocer y que pude disfrutar bajo una lluvia pertinaz el mes pasado. Madre mía ¡lo que pudo llover! Pero qué brillante estaba, la verdad, tenía su encanto.
 
Y sobre todo me gustó mucho el aula de Antonio Machado en Baeza.
 
Bueno, Baeza está salpicado de historia machadiana y más cuando está de aniversario. El autor estuvo allí hace ¡100 años! porque justo este año se celebra el centenario de su paso por allí. Desde 1912 hasta 1919 dió clases en esa ciudad.

No me digais que no está bien esta clase de principios del siglo pasado... Es que me hinché a hacer fotos: este rincón de aquí, el de más allá, el otro... Y vamos que ya podréis haceros una idea de que no era tan grande...
 
Está en el Instituto "Santísima Trinidad" de Baeza, en lo que era la antigua Universidad, enclavada en un edificio renacentista del siglo XVI. Ya es historia ¿verdad?
 
En este aula impartió clases de frances el autor. Tenía 37 años cuando llegó y un sueldo de 2.500 pesetas. En las vitrinas están algunos documentos de su vida administrativa.

Bueno, os dejo con las fotos.
 












Fijaos, que debajo del pupitre tenía para calentarse...



La toma de posesión como profesor de ese Instituto



Mi paraguas, mi sombrero,
mi gabán…El aguacero
amaina…Vámonos, pues.

Es de noche. Se platica
al fondo de una botica.

—Yo no sé,
don José,
cómo son los liberales
tan perros, tan inmorales.

—¡Oh, tranquilícese usté!
...

Machado se reunía con otros sobresalientes de Baeza en una tertulia que se hacía en la rebotica de una Farmacia de un farmaceutico apellidado Almazán, que curiosamente también era profesor de gimnasia del Instituto. Aunque le costó unirse a ellos, porque al principio venía tan triste de Soria (donde se había quedado sin Leonor, su esposa) que le costaba relacionarse con sus vecinos.


Este es un artículo de un periódico de enero del 73  donde habla de la farmacia donde se reunían a hacer la tertulia, pero ya no existe.







sábado, 3 de noviembre de 2012

La casa de la Familia Rosales en Granada




"En este momento no hay en casa de los Rosales ningún hombre. Luis y José están en el frente; Antonio, Gerardo y su padre se encuentran en diferentes puntos de la ciudad, y Miguel está de servicio en el cuartel de Falange. Así que la señora Rosales tiene que enfrentarse sola con Ruiz Alonso. Se opone rotundamente a que se lleve al poeta. ¿Con qué derecho se presenta en una casa falangista una persona para ella desconocida? ¿Y qué quieren con García Lorca? Según Esperanza Rosales, que escucha aterrada la conversación, Ruiz Alonso declara categóricamente que al poeta le achacan el contenido de sus escritos. Supone que las autoridades querrán interrogarlo por ese motivo. (...)
Al despedirse Federico de Esperanza, susurró, según ella: "No te doy la mano porque no quiero que pienses que no nos vamos a ver otra vez". 
Luego salió a la calle acompañado de MIguel Rosales y de Ramón Ruiz Alonso..."

Pág. 242 y 243
Cuatro poetas en guerra
Ian Gibson


Ya sabéis que he estado en Granada el fin de semana pasado. El motivo fue la lectura que hice allí para EncuentrosLiterarios, pero ya que estaba aproveché para visitar de nuevo la ciudad. No es la primera vez que paseo Granada, pero siempre queda algo por ver.

Recordareis que el año pasado fui con algunos compañeros de mi tertulia literaria a pasar un fin de semana que dedicamos a Lorca. 


 Esta vez volví a visitar la primera de las anteriores, pero además me acerqué a dónde vivió sus últimas horas, en la casa de la familia Rosales. Encabeza esta entrada una foto del hotel que hay ahora allí, El Hotel Reina Cristina.

La chica que estaba en recepción, muy amablemente, nos contó de nuevo un poco la historia que ya todos conoceréis, que no estaba ninguno de los hijos en el momento en que vinieron a buscarle, y que la madre se enfrentó a ellos (arriba os he copiado también un fragmento del libro de Ian Gibson donde se cuenta).

Quería dejaros también con una foto del interior del hotel, que parece ser que es lo único que se conserva de la primitiva casa, el patio interior. 

Y también una foto de la puerta por la que sacaron a García Lorca (según esta misma chica de recepción), que está en un lateral.

Patio interior de la casa de Los Rosales en Granada. Ahora recepción del Hotel Reina Cristina




Puerta lateral del Hotel Reina Cristina, o puerta por la que se llevaron a Lorca
Granada, 26 de octubre de 2012

Si queréis volver a echar un vistazo a todas las casas de escritores que ya llevamos vistas en el blog, son ya unas cuántas, podéis hacerlo pinchando en el vínculo de debajo:

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Los gatos de Hemingway

  Hoy vamos a abrir una nueva etiqueta en este blog que vamos a titular: Las mascotas de los escritores. 

 Vamos a empezar con un artículo sobre Hemingway y sus gatos. Le encontré por pura casualidad pero me pareció muy curioso. No os puedo dejar de dónde lo copié porque he extraviado el vínculo, pero lo he leído en varios sitios distintos. Siento no poder copiaros ahora mismo dónde.

En cualquier caso, espero que a vosotros también os guste. Aquí os lo dejo.


Los gatos de Hemingway



En los años 30 el escritor Ernest Hemingway recibió un original regalo por parte de un capitán de barco, era una gatito llamado Snowball, que tenía la particularidad de ser polidáctil, es decir tenía un dedo de más en todas sus patitas, lo que le daba el aspecto de usar mitones. Heminway se sorprendió cuando Snowball fué papá de cachorros y todos heredaron esta característica aunque la madre fuera normal.

Heminway y su familia felina vivieron durante muchos años en una casa de Key West, Florida, donde el escritor se dedicó a crear grandes obras como "Por quien doblan las campanas" o "Las nieves del Kilimanjaro" y Snowball a aumentar la población de gatitos con polidactilia.


 Los gatos de Heminway
Con el tiempo la casa de Key West se convirtió en museo y los gatos pasaron a ser parte de él, incluso se creó una excepción en la ley de Florida que prohibe que haya más de cuatro animales por casa.

Los gatos de seis dedos de Heminway no verán perturbada su existencia. La mayoría tienen nombres famosos (Colón, Pablo Picasso, Charlie Chaplin, Audrey Hepburn,...) y son primorosamente atendidos por los responsables del museo. Todos están castrados, salvo dos machos y dos hembras que aseguran la perpetuación de los gatos de Hemingway y mantienen su número en aproximadamente sesenta.



miércoles, 6 de junio de 2012

La casa de Vicente Aleixandre, una lástima ese abandono...





 "En mayo de 1927, Vicente Aleixandre se trasladaba en compañía de sus padres, Elvira y Cirilo y de su hermana Conchita, a un chalé de dos plantas con jardín, sito en la calle de Wellingtonia, en un antiguo extrarradio de Madrid, al final de la avenida de la Reina Victoria. La nueva casa se hallaba en el parque urbanizado por la Compañía Urbanizadora Metropolitana entre 1920 y 1925 que fundaron los hermanos Otamendi y Juan Carlos Mendoza. Según rezaba la propaganda de la Compañía se propusieron «crear un parque urbanizado con hoteles modestos, rodeados de jardines y huertas, donde la clase media, al terminar sus ocupaciones, gozara del reposo y tranquilidad del hogar». De esta casa hará nuestro joven poeta su residencia definitiva hasta el mismo año de su muerte en 1984..."
 Alejandro Sanz
Presidente de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre
«
La calle de la poesía»
(2010)


 Ya sabéis que en este blog tenemos una sección dedicada a las casas de los escritores:

Ya hemos hablado de las casas de Blas de Otero, de Unamuno, de Miguel Hernández, de Neruda, de Lorca... Pues bien hoy le toca a una que está en Madrid y que es la de las fotos de esta entrada.

Ultimamente he pasado varias veces por delante de esta casa. Es la que habitaba Vicente Aleixandre en el Parque Metropolitano de Madrid, una zona de chalets muy tranquila, muy cerca de la Ciudad Universitaria. 

Está en el núm. 3 de la calle que ahora lleva su nombre "Vicente Aleixandre" pero que de toda la vida se conoció como la calle Velintonia. Una casa ahora cerrada y abandonada. Qué lástima. Con la cantidad de poetas y escritores que la visitaron durante años. 

Os copio un artículo relacionado con ésto de Antonio Colinas. Y os dejo con el vínculo que lleva a la página de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre, donde hablan del deterioro de esta casa y de sus infructuosos intentos para que la Administración junto con sus herederos llegue a un acuerdo, la haga resurgir y pueda volver a tener la importancia en la vida cultural de Madrid, que tuvo un día. 




http://www.vicentealeixandre.es/textos.html


Antonio Colinas
«Salvar Velintonia 3»
La Gaceta de Salamanca
(2009)
Siempre entramos en la festividad de San Juan de la Cruz, el día 14, con la poesía cerca. Este día recibimos en Fontiveros al nuevo juglar, el poeta salmantino José Luis Puerto, una de las voces más decantadas y hondas de la poesía española actual, continuadora de la de nombres cimeros, como Claudio Rodríguez o Valente. Una voz, por otra parte, original, muy de Puerto. Pero el día anterior llegábamos de Madrid, de recordar el abandono de la casa del premio Nobel Vicente Aleixandre, uno de los asuntos más lamentables de la cultura española de los últimos años, en el que ha faltado una absoluta voluntad política por parte de todos, pero también intelectual. Los hechos son tercos y conviene recordarlos.

No existe ningún otro lugar en el mundo en el que la casa de un poeta Premio Nobel haya sido sometida a tal grado de incomprensión; hecho quizá unido al desconocimiento en que ha caído su obra. Mal sintoniza, en verdad, la poesía cosmovisionaria de Aleixandre, su riqueza y fulgor, con las poéticas del simplismo, lo plano y lo hueco. Y volvemos a insistir en el extraordinario valor simbólico que posee la casa. Por ella pasaron no menos de cinco generaciones de poetas, desde la del 27 (con Lorca, Cernuda o Neruda), la del 36 (con Miguel Hernández entre los mejor acogidos), la de la inmediata posguerra (Montale, Quasimodo), la de los 50 (Claudio Rodríguez, Brines), y la de los Novísimos. Este sentido de acogida radicaba en el carácter liberal de Aleixandre, en su fidelidad a la amistad y, sobre todo, como ya señaló en su día Cernuda, en el don que este poeta poseía para resolver problemas, aunar voluntades y activar el diálogo.

Valor simbólico de la casa, ideal para hacer en ella un museo del propio Aleixandre o un centro dedicado a la poesía española de posguerra, que él tanto siguió y apoyó. Como ya he dicho, la voluntad política e institucional falta absolutamente y la amenaza viene de que la casa no sólo puede ser vendida, sino que puede ser derribada, pues (sorprendentemente) estando protegido por ley el hermoso cedro del jardín no lo está el edificio. Quizá el protegerlo sería el primer paso que habría que dar. El segundo que, en tiempos de obras y gastos inconmensurables, no constituiría un problema si Gobierno, Comunidad, Ayuntamiento y herederos se pusieran de acuerdo. Pero este acuerdo no se ha dado nunca.

Así que, bajo la batalladora iniciativa de Alejandro Sanz, se abrió la casa abandonada a un grupo de poetas y músicos para recordar al maestro. No fue un acto contra nadie sino una sencilla toma de conciencia, un recordatorio, una muestra de fidelidad y de afecto hacia una persona, humanísima, que coronó su obra con el reconocimiento universal. Paradójicamente, mientras la casa de la calle Velintonia 3 se abandona, la casa de verano del poeta en Miraflores de la Sierra («Vistalegre») se respeta y enriquece con el esmero que ha puesto en ella su nuevo propietario, el escultor Miguel Rius. Y el Ayuntamiento del pueblo tiene en marcha un Centro de recuerdo para el poeta. Dos grandes y loables ejemplos de cómo se deben hacer las cosas: con voluntad y amor. Simplemente lo que en Velintonia con la placa de la calle aún vergonzosamente machacada!) falta.





viernes, 15 de julio de 2011

Casa Museo de Miguel Hernández en Orihuela







Hace un par de entradas os contaba que este verano he estado en la Casa de Alberti en el Puerto de Santa María. http://rociodiazgomez.blogspot.com/2011/07/la-casa-de-alberti-en-el-puerto-de.html


Pues algunos días más tarde, he visitado la Casa de Miguel Hernández  (Orihuela, 1910-1942) en Orihuela. Este verano de pura casualidad resulta que estoy visitando varias casas de escritores famosos, hace un mes más o menos estuve en Granada y visitamos las de Lorca (también os lo dije en varias entradas).

Claro cada casa tiene su encanto y sus particularidades.

En este caso se trata de una casa mucho más modesta, que no tiene nada que ver por ejemplo con la de Juan Ramón Jiménez en Moguer, que visité el verano pasado. Quizás tiene más que ver con la natal de Lorca en Fuente Vaqueros. Con ésta sí que se podría establecer alguna similitud.

La Casa de Miguel Hernandez es la que habitó el poeta junto a sus padres y sus hermanos en lo que llamaban la Calle de Arriba 73, que ahora se llama Calle de Miguel Hernandez. Fue restaurada en el año 85 y desde ese momento convertida en museo.

Es un típica casa de pueblo con escasas habitaciones provista del mobiliario y el ajuar de entonces. También hay fotos por todas partes de distintos momentos de la vida del poeta y de su familia.

A mí la cocina me gustó mucho, podéis verla en las fotos.












Al fondo de la casa tenemos acceso al huerto. Ese huerto de sus poemas. En él hay un pozo y una pila para lavar. También en otro rincón hay un lugar para guardar la leña y al lado un pequeño aseo.

El huerto está distribuído en forma de terrazas. Subes unas escaleritas y das a donde estaban los animales. Y de ahí subes otra vez y vas a dar al pedacito de patio donde está su famosa higuera, enorme.

En las fotos os podéis hacer una idea.






Está bien la casa. Es curiosa. Muy típica y modesta.

En la foto superior de la entrada podéis ver que estaba situada en una plaza grande donde estaban otros edificios más dedicados al estudio de la obra del poeta.

Si pasais por Orihuela no dejéis de verla. La visita se hace en nada y yo creo que merece la pena. Además es gratuita, por ahora es la única casa de escritores que he encontrado que es gratuita.

Y muy cerca, prácticamente al lado está el Colegio de los Dominicos, mirad si está abierto porque también se puede visitar su Iglesia, que no es para el público en general sino solo para los alumnos, y es preciosa, merece mucho la pena verla, así como los claustros.

En general Orihuela merece la pena ser visitado, tiene bastantes lugares para visitar, y una zona peatonal algo monumental muy agradable para pasear.

Así que ya sabéis si este verano pasais por allí... bueno o en cualquier otra estación, no dejeis de visitar esta casa, os llevará poquito tiempo pero merece la pena. Solo de pensar que allí comenzó la vida de Miguel Hernández...




viernes, 8 de julio de 2011

La casa de Alberti en el Puerto de Santa María de Cádiz


La fachada de la casa de Alberti en la calle Santo Domingo, 25

Este verano de pura casualidad estoy visitando algunas casas de escritores. Hace nada estuve en las casas de Lorca de Granada, la de la Huerta de San Vicente y la de Fuente Vaqueros, de las que ya os he hablado en el blog.

La semana pasada estuve en la casa de Alberti en el Puerto de Santa María. La verdad es que si alguna vez estais allí (y os interesan estos temas, claro) no dejéis de visitarla. Porque merece la pena.

Por fuera, como veis en la foto de arriba, es la típica casa de estos pueblos andaluces blancos, con un toque de color (en este caso) azul añil. El tono del mar de Alberti.

Por dentro tiene dos plantas. 

En la planta de abajo hay una constante muestra de su obra gráfica. Cómo iba entremezclando el lenguaje con la imagen. Es una casa con muchísimo color en todos sus rincones. Y después hay una exposición con los momentos más destacados de su vida y de su obra. Tiene varias partes: 1902-17: años infantiles y adolescencia en el Puerto de Santa María. 1917-30: Traslado a Madrid de la familia Alberti-Merelló. Vocación inicial hacia la pintura. Residencia de Estudiantes. Premio Nacional de Literatura. Amistad con el grupo de poetas conocido como la Generación del 27. 1931-39: Matrimonio con María Teresa León. República y Guerra Civil. Compromiso social y político. Secretario de la Alianza de Intelectuales Antifascistas. 1939-77: El exilio: Francia, Argentina e Italia. Nostalgia de España y plena dedicación a la literatura. Retorno a la Pintura. 1977-99: Regreso a España. Diputado del PCE por Cádiz en las primeras Cortes Democráticas. Activa participación como poeta en la calle. Premio Nacional de Teatro y Cervantes de Literatura. Nuevo Matrimonio con María Asunción Mateo.

Y en la planta de arriba hay también una muestra de su obra gráfica, hay una parte dedicada íntegramente a su primera mujer María Teresa León, y una parte de biblioteca. 

Os dejo con varias de las fotos que hice para que os podais hacer una idea. La verdad es que fue una exposición muy interesante, un recorrido muy detallado y a la vez entretenido por toda su vida y obra de forma amena y coloreada siempre con sus palabras y sus dibujos de fondo.



Un detalle de la planta de abajo, hay muchísimas fotos y poemas muy coloreados

Un detalle de la planta de arriba de la casa.
De las cuatro estaciones, la primavera.


Aquí empieza la parte de la exposición dedicada a su vida

Claro hay muchas alusiones a Lorca, a su amistad.

De la parte de su vida cuando conoce a su mujer.


Éstas dos últimas fotos son una broma, un honor más bien, posar aquí para la posteridad con la Generación del 27...