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miércoles, 30 de diciembre de 2015

Ocho hechos que marcaron la literatura en el 2015 - Articulo


Se nos está acabando el año 2015 y, cómo este es un blog centrado sobre todo en la literatura, me ha parecido muy oportuno un artículo que he encontrado sobre los ocho hechos que marcaron la literatura durante este año. 

Me ha gustado porque aunque es sencillo y conciso, va deteniéndose en cada punto importante de este año que estamos dejando atrás a modo de recuerdo.




EL COMERCIO, 23 de diciembre de 2015

Ocho hechos que marcaron la literatura en el 2015

Las muertes de Gunter Grass y Eduardo Galeano, el regreso de Harper Lee, el nobel para una periodista, entre otros hechos

El año literario que culmina se vio marcado por la pérdida de narradores reconocidos y de fuerte compromiso social como el uruguayo Eduardo Galeano, el alemán Günter Grass y el sueco Henning Mankell, mientras la bielorrusa Svetlana Alexievich fue laureada con el codiciado Premio Nobel y el mexicano Fernando del Paso se alzó con el Cervantes.
A continuación algunos de los hechos más destacados del panorama de la literatura en 2015:
1. DE LUTO POR PARTIDA DOBLE
El mundo de las letras se puso de luto por partida doble el lunes 13 de abril, con las muertes de Galeano y el Nobel Grass en sus respectivos países. El autor de "Las venas abiertas de América Latina", un intelectual que siempre abrazó las causas de izquierda, falleció a los 74 años, poco antes de que se publicara su último libro "Mujeres". Galeano, entre los autores más leídos de lengua española, combinó como pocos el oficio periodístico y la creación literaria y se dedicó a denunciar desigualdades e injusticias.
Mientras tanto, el autor de "El tambor de hojalata" se erigió en uno de los personajes más influyentes de la vida literaria y cívica desde la posguerra en Alemania. Provocador y comprometido hasta el final, murió a los 87 años. 2015 también será recordado por el fallecimiento de dos célebres escritores suecos: Mankell, autor de la exitosa saga de novelas negras protagonizada por el inspector Kurt Wallander, y el poeta y Nobel 2011 Tomas Tranströmer.
2. CERVANTES A MEXICANO DEL PASO
Fernando Del Paso, autor de "Palinuro de México" y "Noticias del imperio", se convirtió a los 80 años en el sexto mexicano en alzarse con el Cervantes, máximo galardón de las letras hispanas. "Sus novelas llenas de riesgos recrean episodios fundamentales de la historia de México, haciéndolos universales", valoró el jurado del máximo galardón de las letras hispanas.
3. NOBEL A BIELORRUSA ALEXIEVICH
La concesión del Nobel de Literatura a la bielorrusa Svetlana Alexievich tampoco sorprendió, ya que figuraba como favorita en listas de apuestas. Por "su obra polifónica, un monumento al sufrimiento y al valor en nuestro tiempo", la autora de "Voces de Chernóbil" fue la primera periodista y la decimocuarta mujer en quedarse con el premio de la Academia Sueca. Entre los galardonados de 2015 también se destacó el cubano Leonardo Padura, quien se alzó con el Princesa de Asturias de las Letras.
4. LA PARTIDA DE CARMEN BALCELLS
La agente literaria española Carmen Balcells, artífice del "boom" de la literatura latinoamericana, falleció a los 85 años y dejó un vacío difícil de llenar para los autores iberoamericanos. Entre sus representados estuvieron el colombiano Gabriel García Márquez, el peruano Mario Vargas Llosa, el mexicano Carlos Fuentes y el chileno Pablo Neruda.
"Gracias a ella los escritores de lengua española comenzamos a firmar contratos dignos y a ver nuestros derechos respetados", la despidió Vargas Llosa en "El País". Balcells, apodada "Mamá Grande" por un relato de Gabo, había firmado el año pasado con su colega estadounidense Andrew Wylie un acuerdo de intenciones para crear la mayor agencia literaria del mundo, que no llegó a concretarse. 
5. CERVANTES, ENTRE EL CONVENTO Y UNA ESTRELLA
Mientras 2015 celebraba el cuarto centenario de la segunda parte del Quijote, se lograron dos empresas quijotescas. Primero, se localizaron los restos de Miguel de Cervantes Saavedra, que pueden visitarse desde mediados de año en la iglesia del convento de Las Trinitarias en Madrid.
Y el genial escritor español también dio nombre a una estrella y los personajes de su novela más famosa, Quijote, Rocinante, Sancho y Dulcinea, a los cuatro planetas que la orbitan. La propuesta cervantina se impuso ampliamente con más de 38.000 votos en un concurso de la Unión Astronómica Internacional. 
6. EL REGRESO DE HARPER LEE
Más de medio siglo después del éxito de "Matar a un ruiseñor", se produjo gran revuelo con el lanzamiento de "Go set a Watchman" ("Ve y pon un centinela"), segunda novela de la estadounidense Harper Lee. El día del lanzamiento, miles de personas se dirigieron a las librerías para obtener el ejemplar. Fue uno de los récords de ventas de este año.
7. EL HOMBRE DEL AÑO: CHRISTIAN GREY
Y tras la exitosa adaptación cinematográfica de "50 sombras de Grey", primera entrega de la saga erótica, la británica E.L. James publicó "Grey". El cuarto volumen narrado desde la óptica de su protagonista Christian Grey vendió 450.000 ejemplares en Latinoamérica, indicó a dpa editorial Grijalbo. 
"Creía que todos devendríamos artistas y poetas, pero luego las cosas se torcieron y, entre sombras de Grey, ahora triunfa la corriente de aire, siempre tan limitada, de los novelistas con tendencia obtusa al 'desfile cinematográfico de las cosas', por no hablar de la corriente de los libros que nos jactamos groseramente de haber leído de un tirón", advirtió el escritor catalán Enrique Vila-Matas al recibir el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances en la última Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
8. LOS 150 AÑOS DE ALICIA Y LOS 100 DE GREGOR SAMSA
Dos grandes clásicos de la literatura universal festejaron aniversarios redondos en 2015, mientras siguen fascinando a quienes se sumergen en sus páginas. Las increíbles aventuras de "Alicia en el país de las maravillas" del británico Charles Dodgson, más conocido como Lewis Carroll, cumplieron 150 años de su primera edición. En tanto, "La metamorfosis", la obra más famosa e influyente del checo Franz Kafka, cuyo protagonista Gregor Samsa se convierte en insecto, celebró un siglo.

 

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Un artículo interesante sobre el lenguaje de Ricardo Soca

Empezamos el mes de diciembre de este 2015 con un artículo sobre el lenguaje que me gustó mucho en día, cuando lo leí, y lo tenía guardado para compartirlo con vosotros. 

Me pareció muy interesante la comparativa que hace, de lo más instructiva. Espero que a vosotros también. Es de Ricardo Soca.

 

La magia del lenguaje

Ricardo Soca


El lenguaje humano tiene algo de mágico. Permite que los conceptos que están activados en este momento en mi cerebro se expresen en un código formado por sonidos, que mis interlocutores reciben por el oído y que, luego, el cerebro de cada uno de ellos decodifica dándoles a conocer mi pensamiento. Como se trata de algo cotidiano, nos parece trivial, pero esa magia constituye de uno de los fenómenos más complejos del universo. 
 
¿De dónde nos viene ese superpoder que ningún otro animal posee? ¿De dónde nos vienen las palabras?

No lo sabemos a ciencia cierta. Las investigaciones de la lingüística, de la neurociencia y de las ciencias cognitivas han desarrollado diversas teorías a lo largo de las últimas décadas. 

Las investigaciones más recientes se basan en una hipótesis según la cual un antropoide que apareció en el planeta hace unos cinco millones de años, habría experimentado en cierto momento una serie de cambios evolutivos, tales como una laringe con la que podía modular los sonidos emitidos por la boca, y un cerebro con determinadas características. Con estas mutaciones, nuestro abuelo antropoide pudo evocar objetos que no estuvieran presentes, una facultad que compartimos con los primates superiores. En determinado momento, la combinación de estas características dio lugar al surgimiento del lenguaje, una facultad que, una vez puesta en funcionamiento, se desarrolló muy rápidamente en términos históricos, tal vez algunos siglos o en todo caso, no más de un milenio.

La facultad del lenguaje nos permitió desarrollar el pensamiento abstracto, nos dio la capacidad de prever, de planificar, de apropiarnos del mundo y de transformarlo en nuestro provecho.

Una aventura en el tiempo
Para situarnos hoy en la historia de las palabras, les propongo una aventura. Adoptemos la hipótesis de que aquel primate prehumano empezó a hablar hace 170.000 años y condensemos ese tiempo en un solo día de veinticuatro horas. En esta jornada imaginaria, el hombre empieza a hablar a la hora cero, y ahora, en este momento son las veinticuatro horas.

A las seis de mañana habrían transcurrido 42.500 años. ¿Qué sabemos sobre las palabras de ese tiempo? Nada, absolutamente nada. Vamos a saltearnos el mediodía y llegamos a las seis de la tarde, hace 42.500 años. Seguimos sin saber nada. Sabemos que unos catorce minutos después de las veintitrés horas aparecen las primeras formas de lo que podemos llamar escritura tal como la entendemos hoy, aunque ignoramos a qué lengua corresponden.

Cuando faltaban veintidós minutos para la medianoche se dejan de hablar las lenguas indoeuropeas, para dar lugar a variedades que perduran hasta hoy. 

A las doce menos veinte, Platón escribió toda su obra, y Aristóteles lo siguió pocos segundos más tarde. A las 23:50 h, caía el imperio romano, con lo que el latín vulgar empezó a desarrollarse de maneras diferentes en las distintas provincias, dando lugar a centenares, quizá miles de variedades desde la Dacia (actual Rumania) hasta la Península Ibérica. Esas variedades darían lugar a las lenguas romances de hoy: español, portugués, catalán, francés, occitano, italiano, rumano, entre muchas otras.

Cuando faltaban ocho minutos para la medianoche, en el norte de la península ibérica, a las orillas del mar Cantábrico, en lo que más tarde sería el condado de Castilla, nacía una de esas variedades. Un minuto y medio después, ese dialecto, el castellano, alcanzaba el estatus de lengua, cuando el rey Alfonso X lo eligió como idioma oficial de los documentos del reino.

Cuando faltaban cuatro minutos para la medianoche, Antonio de Nebrija le presenta a Isabel la Católica la primera gramática castellana, un décimo de segundo antes de que Colón descubriera América.

Para el lingüista estadounidense Noam Chomsky, la facultad del lenguaje está lista en el cerebro cuando nacemos; con lo que bastaría con poner al niño en contacto con cualquier lengua para que la adquiera de inmediato. Fue un hallazgo brillante, aun con algunos cuestionamientos que se le interponen, que situó la lingüística en el ámbito de las ciencias naturales.

 Con esta “aventura” del reloj, nos proponíamos mostrar en perspectiva lo poco que en realidad sabemos sobre el origen y la historia del lenguaje humano. Se trata de un misterio rodeado de teorías que pretenden descifrar su origen y su historia, pero de esta solo conocemos los últimos renglones del capítulo final. 



jueves, 13 de agosto de 2015

"Significado del libro" Artículo de Manuel Mateo Pérez publicado en ELMUNDO el día 2 de agosto 2015






Me ha gustado este artículo, a ver qué os parece.





EL MUNDO, 2 de agosto de 2015
Significado del libro
MANUEL MATEO PÉREZ | ILUSTRACIÓN DE DAVID PADILLA


Como la piel de la iguana, como un pólipo, como uno de esos seres abisales y desconocidos que habitan en las profundidades de las fosas, el libro es ese objeto que con independencia de todo debate sobrevivirá en el formato que conocemos desde que fue inventado hace cinco siglos. Es un superviviente. Han intentado darle forma de pantalla táctil, que es otra piel a la que nos hemos acostumbrado en pocos años, pero perdura su textura y su peso, las dimensiones que lo redujeron en el Diecinueve y su acomodo en las palmas de las manos. Su supervivencia no está solo en su materialidad, en el papel que junto a la cama, el retrete, el agua caliente en los días fríos de invierno es uno de los inventos más felices del hombre. Es fascinante la relación que se establece con ese objeto que se diría envejecido frente al aluminio y el plástico que ahora lo envuelve todo. Un papel impreso con la misma tinta que se conoce desde tiempos de China es capaz de sublevar nuestro estado de ánimo con el ímpetu con que lo hace la cercanía de las personas a las que amamos.
Pero su supervivencia, ante todo, está en su contenido que es una respuesta a nuestras preguntas, a nuestros miedos, a nuestras metas. Si un autor es alguien que necesita expresar lo que lleva dentro, un lector es quien necesita la vida de los otros para responderse a sí mismo. El autor impone su alma, sus miedos, su historia. Tratará de convencerse de que todo cuanto sale de su cabeza es una invención, pero eso no es cierto del todo porque cuanto escribe es una consecuencia de lo que anida y ha entendido de su vida. Picasso decía que después de Altamira todo es decadencia. ¿Lo es también después de la Odisea? De todos los axiomas que tanto gustan vociferar los escritores quizá el más atinado es aquel que nos asegura que todo autor escribe al final el mismo libro. Eso lo dijo no hace mucho Eco, pero ya nos había prevenido de esa certeza Flaubert y antes que él Teresa de Jesús en su Libro de la Vida. 
¿Y el lector? ¿En qué papel queda? En la cómoda situación de inmiscuirse en la vida del autor que es una forma sutil de vouyerismo al que el escritor se presta sin pudor alguno. En el acto de la lectura interviene la soledad y la concentración, el silencio, el aislamiento, y esas palabras se traducen en un hervidero donde imaginamos primero los rasgos físicos de las personas que protagonizan el libro, luego la personalidad y las circunstancias que le rodean, más tarde la conmiseración por el drama que padecen o la feliz participación en su dicha. Luego se crea en el lector algo hermoso: El autor nos sitúa a sus personajes en una ciudad, y esas calles por donde andan, aún sin conocerlas nosotros, las imaginamos como si hubiéramos crecido en ellas. ¿Coincide nuestra imaginación con la del escritor? Pocas veces. Pero eso es algo que nos da igual porque esas líneas dejaron de pertenecerle en el momento en que puso el punto y final a su manuscrito y los personajes cobraron independencia, se hicieron mayores de edad, se emanciparon y no han vuelto a dar señales de vida ni en días de cumpleaños. Esos protagonistas con los que epatamos, sus dramas, el paisaje donde viven, festejan o padecen, son ahora propiedad nuestra, de los lectores. Es una multipropiedad que se amplifica paradójicamente conforme el volumen crece en ventas. 
Llevo varios libros a la vez, los leo por momentos, unos por la mañana, otros por la noche. Me ha dado ahora por los clásicos. Pero es cuestión de ánimo. Hay algo seguro en ellos, un estado prístino y original que no ha variado por muchos siglos que hayan pasado desde que su autor los diera a imprenta. Y eso me convence de que no hay un acto más moderno que contar la historia de uno mismo -o de otros- y frente a eso leer lo que alguien al que no conocemos ha escrito sobre seres imaginarios que solo viven entre líneas. Es como cerrar el círculo, como concluir una tarea, como acabar por comprender un problema. Y eso me gusta. Y me hace sentirme bien en mi dualidad de autor y de lector a la vez.

lunes, 22 de junio de 2015

"Los premios literarios" Luis García Montero



He estado de vacaciones y traigo un montón de entradas en la cabeza que ofreceros. Pero mientras tanto, dejadme que os deje un artículo sobre el poder de las palabras.

Lo escribe el poeta Luis García Monter, está dedicado a Pedro Zerolo, y dice así:



Los premios literarios

Luis García Montero
A Pedro Zerolo
Me lo contó un amigo sacerdote. Ocurrió en la capilla del tanatorio de Motril. Oficiaba un funeral solitario. La muerte había sorprendido en el sur de España a un hombre del norte mientras viajaba con su mujer por la costa de Andalucía. En la capilla sólo estaban la viuda, el féretro y el sacerdote. Sin el ropaje de la familia, los amigos y la cercanía de la tierra propia, la tristeza del funeral duplicaba el peso de la desolación sobre los bancos vacíos. Era un trámite solitario camino del crematorio, las cenizas, la carretera y el desamparo. 

Antes de la última oración, el sacerdote pensó en hacer partícipe de la ceremonia a la viuda y le preguntó si quería decir algo. La mujer se levantó, se acercó al féretro y murmuró: “Aquí / no es diaria ni justa la existencia. / Bésame y resucita si es posible”. El nombre del poeta y las explicaciones de la cita literaria sorprendieron a mi amigo. Escribió para contármelo. Unos versos míos escritos en 1981 servían en el 2013 para que alguien habitase con sus recuerdos una capilla vacía y una oscuridad demasiado llena. 

Hace algunos años, en la feria del libro de El Retiro, se acercaron a la caseta en la que firmaba un hombre moreno y un hombre rubio. Me pidieron que no escribiese la dedicatoria en la portada, sino en un poema titulado Aunque tú no lo sepas. Pregunté el motivo y me contaron su historia. Habían mantenido durante meses una relación de amistad sin que ninguno de los dos se atreviese a hablar de amor. El hombre moreno decidió un día dar el paso. Aprovechando que el hombre rubio salía de viaje hacia Alicante, lo acompañó a la estación de Atocha y le dio un sobre, pidiendo que no lo abriese hasta que el tren estuviera en marcha. Dentro del sobre había un poema que hablaba del amor callado, silencioso, el deseo que vive de un modo cotidiano encerrado en la imaginación por miedo a que la realidad se llene cristales rotos.
 
El hombre rubio se bajó en la primera estación, compró un billete de vuelta a Madrid y fue en busca de su amor. Pedro Zerolo casó a la pareja años más tarde. Unos versos de 1994 interrumpieron un viaje en 2001, sirvieron para cambiar las vías de una historia y fueron recitados en una boda en 2005. Las palabras de un libro pertenecen a los lectores tanto como a los autores. Los sueños de los luchadores se hacen realidad al convertirse en un patrimonio común de la gente.

Estoy ahora en Quito, en un festival de poesía. Un joven poeta ecuatoriano me confiesa una deuda. Mientras leía un poema mío en la biblioteca de la Universidad, una muchacha se sentó a su lado. Al cabo de unos minutos iniciaron una conversación tímida, ella preguntó qué estaba leyendo y él recitó el poema. Unas semanas después ella volvió a recitarle el poema, ahora en el oído, justo antes de darle el primer beso: “…date por muerto, amor; / es un atraco, / tus labios o la vida”

El único premio literario importante lo recibe un escritor cuando tiene la suerte de comprobar que forma parte de la educación sentimental, la memoria y la vida de sus lectores.
Uno escribe versos y hace ficción por amor a la verdad. No hay belleza poética que no responda a la verdad. No me refiero, claro está, a la Verdad de los dogmas y las afirmaciones absolutas. Se trata de una versión más modesta: el respeto a uno mismo, la necesidad de no mentir, de no mentirnos, de definir un lugar más allá del cinismo, un espacio en el que no tenga sentido el juego de la relatividad.

El verdadero premio literario acontece cuando esa verdad deja de ser sólo nuestra para configurarse en la vida de los otros, allí donde se cumplen los destinos personales del amor y la muerte. El tiempo pasa de forma irremediable y las palabras con las que intentamos contener la vida también están llamadas a arder. Es así y es triste. Pero todo se da por bien empleado si el fuego encendido sirve para dar calor.