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sábado, 4 de abril de 2020

"Vailima" de Aute. La literatura hecha canción.



Hoy se nos ha ido Luis Eduardo Aute.

La de veces que habré pasado apuntes, o limpiado o habré hecho mil cosas, sobre todo en mi adolescencia, con la voz de Aute de fondo.

Tenía yo entonces muchas cintas de casette grabadas suyas y un vinilo, el de "Fuga".
Tenía, muchas canciones favoritas que ponía una detrás de otra, tarareándolas de principio a fín.
Y tenía también un concierto en una cinta de video, ya no sé si beta o vhs, donde salía mi Aute con una camisa blanca cantando "Dos o tres segundos de ternura" que debí ver millones de veces.

Tengo la voz de Aute trenzada conmigo en la memoria.

En fin...
 

He pensado que, como pequeño homenaje, volvería a dejaros una entrada de este blog de diciembre de 2014. En ella inaugurábamos una sección que llamamos "Literatura y Música", donde nos íbamos a detener en las canciones que encierran literatura.

Entonces quise empezar con la canción "Vailima" de Aute.
Y así empezaría siempre.



Vamos a empezar con "Vailima" de Luis Eduardo Aute, qué preciosa canción:






Os dejo con la letra de la canción de Aute:

También pudiera ser
que huyéramos hacia el azul
con rumbo a un atolón
perdido en los mares del sur,
y allí te construiría
con corales y bambú
una cabaña bajo
un silencioso alud
de blanca luz.
Veríamos junto a las olas
a Daniel Defoe
bebiendo con John Silver
un barril de viejo ron,
a Robert Louis Stevenson
con una leve tos
jugándose a Maureen O'hara
al dominó
con Robinson.
Y el tesoro de la isla
yace bajo algunas rimas
en la cumbre prohibida
de Vaea, en Vailima.
Baroja y Joseph Conrad
raptarían a Melville
para ponerlo a salvo
de la airada Moby Dick;
con Shanti Andía bailaría
un tamouré Lord Jim,
cantado por Jacques Brel
desde su Plat Pays
en Tahití.
Del brazo irían Garfio
y Don Ramón del Valle-Inclán,
colgados de una nube
del Mar de Nunca jamás,
y el feo Bradomín,
católico y sentimental,
daría sus dos brazos
por poder volar
con Peter Pan.
Y el tesoro de la isla...
En la familia Robinson
habría un niño más,
el Pequeño Salvaje
que soñara Marryat;
perdido entre una flor
y una vahiné de Paul Gauguin,
Jonathan Wyss escribiría
con champán:
Felicidad.
En la taberna de Colón
sería carnaval,
Salgari se disfrazaría
de Cápitan Grant,
de carabela, Verne,
de Jack London, Sandokán,
de Yvonne de Carlo, tú,
yo, de lobo de Mar,
o de Simbad.
Y el tesoro de la isla...

Luis Eduardo Aute
Vailima 


#Aute
#Vailima

2 comentarios:

  1. En mayor o menor medida, todos los de nuestra generación tenemos alguna canción de Aute en la banda sonora de nuestra vida.
    Descanse en paz.

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  2. Desde luego, y no una, sino muchas!! Nos vamos a acordar de él siempre. Un beso Víctor

    ResponderEliminar

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