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domingo, 23 de julio de 2017

"Derecho natural" de Ignacio Martínez de Pisón



“Mi padre no siempre se pareció a Demis Roussos. Cuando Demis Roussos era ya Demis Roussos, medio calvo, barbudo, barrigón, envuelto en anchas túnicas con bordados de colores, el escaso pelo alborotado en largas guedejas, mi padre era todavía un hombre espigado, fibroso, con aire de galán y una buena pelambrera, vestido con polos entallados que dejaban asomar el pelo del pecho. En algún momento, a comienzos de la década de los ochenta, sus aspectos físicos debieron de confluir."

Yo comienzo una novela, de la que ya me atraído su portada, con esta primera frase y ya me ha ganado. Qué buen arranque. 

Y así me pasó con "Derecho natural", la última novela de Ignacio Martínez de Pisón, que he terminado hoy con una sonrisa en la cara.

Ignacio Martínez de Pisón es uno de mis autores españoles preferidos. Buen novelista, escribe novelas cercanas con una prosa amena, ágil, no exenta de detalles. Sus historias están bien estructuradas y llevan cierto poso de tristeza, como suele ser la vida.

Como con otras novelas suyas he disfrutado de su lectura. Siempre, al menos en las otras suyas que yo he leído, son familias las protagonistas de sus novelas. Familias con las que te terminas encariñando a fuerza de vivir con ellos sus pequeños y grandes dramas, su dura vida cotidiana. Te lo cuenta de forma tan creíble el autor que no te cuesta sentir que estás ahí con ellos.

En esta ocasión nos regala una novela ambientada en la época de la Transición española.

La trama nos cuenta la historia de una familia cuyo padre es especialista en salir huyendo dejándolos en la estacada. Un padre irresponsable que termina ganándose la vida como doble de un Demis Roussos ya obeso y decadente, en los hoteles de la Costa Española. 

Está contada en primera persona por el mayor de los hijos: Ángel, que lleva el mismo nombre del padre, y al elegir a este narrador nos acerca más a la historia. Y en su forma de contarlo varias veces se rompe la linealidad temporal otorgando más agilidad a la narración. Ángel nos va a contar la historia de su familia, y la de su gran amor.

Los personajes principales son cómo ya hemos dicho: El padre, Ángel, un padre inmaduro que deja a la familia varias veces y no se ocupa de ellos en absoluto. La madre Luisa, cuyo carácter también ambivalente propicia algunos de los desastres familiares que les ocurrirán al tomar también decisiones erróneas. Y luego están los hijos: Ángel, el mayor, quién cuenta la historia y se pasa la vida intentando comprender a sus padres y sus acciones. Y sus tres hermanos: Manolo, desde niño muy problemático. Y las dos hermanas pequeñas: Cristina y Paloma.  Personajes que pasan la vida buscando su identidad, su sitio, corriendo en busca de sus metas intentando huir de sus tristezas.

"arrollador, egocéntrico, autoritario sin pretenderlo, volvía a ser el astro rey, y ella, que en su ausencia había ocupado el centro de nuestro pequeño sistema solar, se dejaba absorber por la fuerza incontenible de su gravitación. Al lado de mi padre sólo podíamos ser satélites".

El referendum, las drogas, la ley del divorcio son cuestiones que salen en la novela y que ayudan a su perfecta ambientación temporal. Son los años 70, 80, 90... Desde que Ángel es un niño hasta que ya es un hombre. Espacialmente la acción transcurre primero en la ciudad de Barcelona, donde se trasladan a vivir sus personajes, y luego en Madrid a donde se traslada el protagonista en solitario. Comienza siendo niño y termina estudiando Derecho, Filosofía del Derecho y Derecho natural, de ahí el título de a novela.

Es una novela solida, donde los personajes son creíbles. Te da tiempo un poco a todo al leerla, hay momentos para la ternura y otros para el disparate. Hay escenas tristes y escenas hilarantes. Y a mí desde luego el personaje protagonista me ha ganado con su "cordura" en esa familia "singular" que le ha tocado. 

En cuánto a la estructura, tiene un prólogo y un epílogo que sobre todo éste último a mí me ha parecido muy bueno, cierra el círculo, empieza con su padre y termina con él. 

No es desde luego una novela trepidante, ni te mantiene ahí "enganchado" ni "en vilo", no hay ningún misterio que resolver, se trata de vivir con esos personajes mientras ellos viven. Tampoco quizá sea "la gran novela", pero es una historia cotidiana agridulce que a los de mi edad nos puede resultar bastante familiar al coincidir su historia con algunos rasgos de la nuestra. El eje principal es "la familia", la interrelación de sus miembros y como las acciones de unos influyen en todos los demás, sobre todo las de los padres. 

Y siempre contado con una prosa fluída y rica. Entretenida, agradable de leer, para mí buena literatura, una historia familiar, una saga, que discurre con un tono plácido, cercano, doméstico y entrañable. 


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