Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

lunes, 29 de febrero de 2016

La palabra "bisiesto" - Origen de la palabra






Hoy es el día 29 de febrero, estamos en un año bisiesto. ¿Y vosotros sabéis de dónde viene esta palabra: bisiesto?

Más o menos ya todos sabemos porque existe un año bisiesto, pero no está mal recordarlo: Nuestro planeta rota 365,24219 veces durante una órbita completa alrededor del sol, por tanto un año dura 365 días, 5 horas, 48 minutos y 56 segundos, no 365. Al emperador Julio César se le ocurrió crear los años bisiestos. Si cada año nosotros contamos esos 365 días, perdemos esas 5 horas que deberemos recuperar. Durante tres años contamos esos 365 y al cuarto recuperamos el día que falta, los 29 días que tiene febrero, el año bisiesto. Si no añadiéramos un día completo cada cuatro años, las estaciones acabarían descompasadas del calendario, de tal manera que después de unos 700 años, en el hemisferio norte la Navidad caería en mitad del verano. Al revés, en el hemisferio sur.

Pero cómo este blog es de palabras y del lenguaje. Nuestra pregunta es: ¿De dónde viene la palabra "bisiesto"? ¿Cual es su origen?

Pues del latín. Directamente del latín. ¿Y por qué? Pues porque en latín no existía el día 29 cada cuatro años, lo que existían eran ¡dos días 24! 

¿Y eso por qué? Os preguntaréis... Pues bien la historia nos dice que:


En los tiempos de Julio César, el primer día de cada mes se llamaba calendas, el séptimo eran las nonas y el décimoquinto día eran los idus. En lugar de decir 28 de febrero, los romanos decían primum dies ante calendas martias (primer día antes de las calendas de marzo). El 27 de febrero era el secundum dies ante calendas martias (segundo día antes de las calendas de marzo), el 26 de febrero, tercer día y así sucesivamente. 

Para introducir su novedad, el año bisiesto, Julio César intercaló un día entre el sexto y el quinto día antes de las calendas, o sea entre los días que hoy son el 23 y el 24 de febrero.

Entonces ellos para nombrar al día 24 decían: "Diem sextum ante calendas martias" que es lo mismo que decir: "Día sexto antes del primero de marzo". Porque cómo ya hemos dicho "calendas" eran todos los días primeros de cada mes. 

Pero cómo cada cuatro años ellos tenían dos días 24 de febrero, por ese día adicional que Julio Cesar incluyó, pues al 24 bis le denominaban: bis sextus dies ante calendas martias, o sea, "segundo día sexto antes de las calendas de marzo" y el año que contenía ese día se llamó por eso bissextus.

Pues bien, de ese "bis sextum", nos ha llegado la palabra "bisiesto".


viernes, 26 de febrero de 2016

Las perdices y el lenguaje coloquial + Perdix, el mareo y la felicidad



Hoy vamos a hablar de un par de expresiones que seguro habéis escuchado mucho. ¡Cómo le gustan a este blog las frases hechas!

Pero primero os voy a copiar una historia:

Según la mitología griega, Dédalo, el padre de Ícaro -los dos que escaparon volando del laberinto de Minos, aunque el segundo se acercó tanto al sol que se le derritieron las alas- tenía un sobrino llamado Perdix, al que custodiaba y protegía. Perdix era de una inteligencia sobrenatural y estaba dotado para hacer cualquier trabajo. Dédalo, que era arquitecto, envidioso de los conocimientos de su sobrino, capaz de trazar planos y levantar edificios más rápidamente y mejor que él, lo arrojó desde lo alto de una torre. Antes de estrellarse contra el suelo, Atenea, diosa de las artes, lo recogió, pero a cambio de su vida lo transformó en perdiz.

Pues sí... vamos a hablar de Perdices.

La primera expresión se ha ganado una entrada porque una amiga mía, Yolanda de Zaragoza, me envió un guasap para que investigara sobre ella, porque al escucharla se acordó de mí. Bueno pues cómo no es cuestión defraudar a los amigos, aquí está:

Marear la perdiz

¿A qué la habéis escuchado muchas veces? Es muy coloquial.

Nos dice el Diccionario de la Real Academia Española:

marear alguien la perdiz

1. loc. verb. coloq. Hacer perder intencionadamente el tiempo en rodeos o dilaciones que retrasen u obstaculicen la resolución de un problema.


¿Cual es el origen de esta expresión?

He buscado en varias fuentes y todas coinciden en que es una expresión coloquial que tiene su origen en la caza. En el deporte de cazarlas, deporte cinegético, los ojeadores asustan y acosan con perros a las perdices: Se las "marea". A simple vista parece que están retrasando su caza. Pero se trata de cansarlas primero, ya que esta ave no resiste mucho tiempo en el aire, es de vuelo corto, entonces se las cansa primero para que luego ya fatigadas puedan ser cazadas por los cazadores con mucha mayor facilidad.


Y ya que estamos con la perdiz, tendríamos que hablar de otra expresión que no tenéis perdón si no os suena:

Y fueron felices y comieron perdices

 ¡¡Sí!! Del final de los cuentos.

He consultado varias fuentes y este archiconocido broche final existe no solo porque rima, sino también porque las perdices eran un signo de riqueza, era un manjar caro que solo se lo podían permitir personas de alta cuna, como los príncipes o los reyes. Luego es un final que no solo augura felicidad sino también bienestar, social y económico. 

Varias fuentes consultadas aluden a que se trata de una expresión medieval. Entonces las perdices era unas aves que solo podían permitirse las clases acomodadas. Y muchas fuentes lo sitúan en Francia.

"La que, según la mayoría de los historiadores, tiene más credibilidad es la que se ubica en la corte de Margarita de Valois, cuyo astrólogo decía: «Maridos que deseáis ser amados por vuestras mujeres, mujeres que deseáis ser amadas por vuestros esposos, no tenéis más que coger una perdiz y sacarla el corazón: a la mujer, el del macho; al hombre, el de la hembra, y así seréis felices eternamente»."
En la corte francesa de Catalina de Medicis, la perdiz fue considerada como «carne buena y fácilmente digerible, que refuerza el cerebro, facilita la concepción y despierta el deseo semidormido de los placeres venéreos», según se relata en el libro De honesta voluptate et valetudine del autor Bartolomé Platina.




Al hilo de lo anterior he encontrado que alguna vez se ha modificado la expresión. Como en el caso de Saturnino Calleja Fernández (Burgos 1853-Madrid 1915) era un editor, pedagogo y escritor español, ya sabéis el de "Los cuentos de Calleja". Parece ser que Calleja, por obra y gracia de una ocurrencia de su hijo Rafael, transformó la coletilla y le añadió otra frase:

Comieron perdices y fueron felices 
y a mi no me dieron porque no quisieron. 


https://books.google.es/books?isbn=8479603461
Diccionario del origen de las palabras de Alberto Buitrago y J. Agustín Torijano

jueves, 25 de febrero de 2016

Momentos de la última lectura: 23 de febrero lectura literaria en la Biblioteca Pública María Moliner



Hoy me gustaría dejaros con algunos momentos de la lectura que hicimos Javier Díaz Gil y yo, este martes pasado, el 23 de febrero, en la Biblioteca María Moliner de Villaverde Alto en torno al tema del amor.

Javier Díaz fue leyendo sus poemas y yo algunos de mis relatos. Textos antiguos y nuevos, pero siempre trenzando los sentimientos con las palabras.



Siempre me resulta complicado elegir los relatos a leer, algunos son demasiados largos, otros ya los he leido en otras ocasiones, pero al mismo tiempo quieres que la lectura abarque diversos modos de la creación literaria: cartas de amor, microrrelatos, cuentos, unos más narrativos, otros con más diálogo... en fin, que no es sencillo, ni fácil. Al menos para mí.

Quieres poner tu voz a los relatos, trasmitir mejor el ánimo con el que fueron escritos, el tono que quieres otorgarle, quieres ayudar a que los personajes que están sobre el papel cobren vida. Sin embargo, la timidez, la vulnerabilidad, el querer hacerlo lo mejor posible a cambio te devuelve muchos nervios. Después por lo general, es gratificante sentir que a la mayoría, a todos es imposible, parece que llegan e interesa.

En fin, ya pasó nuestra lectura. Tanto pensar, tanto preparativo y después qué rápido pasa. Como ocurre con todas las cosas que te importan.

Desde aquí quiero agradecer a todos los que nos regalaron su tiempo y sus orejas. En día laborable y con lo grande que es Madrid, sabemos que cuesta desligarse de las obligaciones o las rutinas. Por ello no puedo dejar de dar las gracias a todos los que nos acompañasteis. Porque ésta es nuestra pasión, lo que nos llena y teneros ahí es muy importante para nosotros. Y desde luego, nos hicisteis más felices, eso seguro.

Os dejo con algunos momentos:














lunes, 22 de febrero de 2016

Lectura Literaria: 23 de febrero de 2016 a las 19 horas



Os recuerdo que:
La Biblioteca Pública María Moliner de Madrid, junto con la Tertulia Literaria “Rascamán”, coordinada por el poeta Javier Díaz Gil, han organizado un ciclo de lecturas temáticas durante los próximos meses.

El martes 23 de febrero, ¡ya! junto a Javier Díaz Gil participaré yo leyendo alguno de mis relatos y mis cartas de amor, en la que será la primera lectura de este ciclo. Cómo habréis podido imaginar el tema que nos une en esta ocasión es “el amor”.

Por supuesto deciros que todos estáis invitados. Intentaremos hacer ese martes diferente con nuestra forma de entender la literatura. Nos encantará veros.


Salón de actos de la Biblioteca María Moliner, en Villaverde Alto (Madrid).
C/ Villalonso, 16 (Entrada gratuita)
Renfe cercanías Puente Alcocer. Autobuses: Línea 76

jueves, 18 de febrero de 2016

De los errores en el lenguaje y la vida diaria... Croqueta, garaje y conserje




Hace un mes exactamente (en cuánto me descuido se me forma una fila en el blog que no veáis...) que fui a cenar con los amigos a un Restaurante que todo estaba buenísimo, la verdad, peeero cuando nos dieron la cuenta descubrimos un par de palabras que inmediatamente atrajeron nuestra atención:

¡¡Cocretas!!

En su día ya hablamos en este blog de la palabra "cocreta". Que por supuesto está mal dicha. Pero es cierto que la Rae la había incluído en el diccionario.
Es bueno recordar que la Rae suele incluír palabras como la aludida "cocreta" y otras como "almóndiga", "murciégalo", Crocodilo... por su frecuencia de uso en el habla española. Eso no quiere decir que sean correctas.

 Las incluye porque su pretensión es que el diccionario esté actualizado y por tanto incluyen palabras que cómo se suele decir están "a la orden del día" y son muy habituales en el habla diaria de los hispanohablantes. Pero siempre lo hacen con una anotación donde se nos señala que es un vulgarismo y que la Real Academia desaconseja su uso. 

 Lo correcto es croqueta:
croqueta.
(Del fr. croquette).
1. f. Porción de masa hecha con un picadillo de jamón, carne, pescado, huevo, etc., que, ligado con besamel, se reboza en huevo y pan rallado y se fríe en aceite abundante. Suele tener forma redonda u ovalada.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados




Y luego os traigo un cartelito, también de Madrid, donde la persona que lo escribió tenía un problema importante con el uso de la g y la j. Dudaba y al final se decidía por la "g", pero se equivocaba. 

La verdad es que hay palabras que nos hacen dudar, y creo que "garaje" es una de ellas. Siempre termino pensando que leer mucho ayuda con éstas dudas existenciales que nos pueden atacar de pronto, pero bueno siempre viene bien dar algún repaso.

Por regla general se escribe con J:

Las palabras que terminan en
aje,eje, je
abordaje, abencerraje, anclaje, amarraje, amperaje, andamiaje,aprendizaje, arbitraje, aterrizaje, bagaje, coraje, camuflaje,caudillaje, chantaje, coraje, conserje, correaje, desmontaje, doblaje,embalaje, equipaje, garaje/eje, despeje, ceje, esqueje, hereje, fleje/



Como vemos las palabras acabadas en "aje" se escriben siempre con "j". Luego garaje siempre será con j. Y conserje, pues también.


Bueno pues por hoy ya está bien ¿no?

martes, 16 de febrero de 2016

"Los besos en el pan" de Almudena Grandes


"Por lo demás, en septiembre empieza el curso, en diciembre llega la Navidad, en abril brotan las plantes, en verano el calor, y entretanto pasa la vida.
Vengan conmigo a verla. ..."



Ayer terminé de leer "Los besos en el pan" de Almudena Grandes. 

Para empezar diré que yo me leo todos los libros de Almudena Grandes, me gusta mucho la forma de narrar de esta autora. Su forma de diseccionar los sentimientos, de plasmar a sus personajes. 

En este caso tengo que decir que no es la novela suya que más me ha gustado, pero sí que es cierto que me ha parecido muy entretenida y la he leído con gusto.

En ésta ocasión la autora ha cambiado su forma de enfocar la historia en varios puntos. Por primera vez no hay un solo protagonista sino que hay un conjunto de ellos. Es una novela coral, donde los protagonistas son vecinos de un mismo barrio. 

El tema de la novela es la crisis actual, y cómo ha incidido en las distintas personas. La crisis se muestra en la burbuja inmobiliaria, la caída de la construcción, las estafas bancarias, el desmantelamiento de la sanidad, las "mareas", el hambre infantil...

La novela se estructura en tres partes: Antes, Ahora y Después. La primera parte la de "Antes" es un prólogo. Los personajes aparecen en la segunda parte. Y la tercera parte es un año después que la segunda.

Los personajes son muchos. Aunque algunos tienen un poquito más de protagonismo que otros, pero son bastantes. Al principio cuesta un poco identificarlos, pero enseguida te haces con ellos. Son personajes cómo decíamos de un mismo barrio, aunque de tres generaciones diferentes, lo que aporta mucha frescura a la narración y agilidad con el cambio de tantas voces contando y sus diferentes puntos de vista. Hay más personajes femeninos y pertenecen tanto a la clase media como a la popular. En realidad cada uno encarna un rol de los que se ayuda para abordar los distintos subtemas de la crisis. 

A mí los personajes de Almudena Grandes siempre me han gustado mucho, siempre me han parecido muy creíbles, muy naturales, muy bien perfilados. En esta ocasión, sin embargo, hay algunos de ellos que me parecen demasiado estereotipados, demasiado acordes con las ideas políticas de la autora, como es el caso de la abuela de Luna, que no me parece muy creíble, la verdad; o quizás el de la compradora compulsiva. Pero también es verdad que son los menos. Quizás peque la autora de que sean demasiados buenos la mayoría. Aunque lo mejor es que también he encontrado esos personajes suyos que me encantan, sentimentales, profundos, casi humanos: Como Pepe, la prima Andrea, la abuela Adela, el chico que multiplicaba decimales, la peluquera Amalia... Algunos de éstos me gustan mucho. Aunque claro al ser muchos, no les conocemos tan bien como en otras novelas.

El ritmo de la narración es ágil, como os comentaba, con tanto cambio de personaje que lleva aparejada su propia historia. Ello imprime ritmo, y hace la lectura entretenida y amena.

La novela tiene forma de puzzle, y cada persona es una pieza que va buscando su lugar. Eso me gusta mucho. Es un crisol. 

Está ambientada totalmente en la actualidad, el aquí y el ahora, el Madrid de hace un par de años en cualquier barrio, aunque en este caso está concretado en la zona de Malasaña, Tribunal. Y eso está muy logrado, muy bien ambientada: tenemos la peluquería, el bar, el consultorio médico, los bloques de casas, el cole... Y cronológicamente dura un año.

El título de esta novela creo que es un acierto. A todos nos lleva a otros años, a aquellos en los que "se besaba el pan". Qué gesto tan evocador, tan profundo, con tanto significado. Aunque a las generaciones actuales no les diga mucho. De hecho la dedicatoria de este libro es:

"A mis hijos
que nunca han besado el pan"

En conclusión, yo siempre recomiendo leer a Almudena Grandes. Aunque esta novela no me ha gustado tanto como otras, literariamente me parece que está escrita cómo más deprisa, en mi opinión la autora es desde luego una de nuestras mejores narradoras. También en esta novela su prosa tiene párrafos tan logrados como siempre y algunos de sus personajes, salvo algunos que he comentado, "están vivos" y son de nuevo entrañables. Es entretenida.



domingo, 14 de febrero de 2016

Aquel "transistor" de nuestra infancia: Una palabra mágica



Ayer, 13 de febrero de 2016, fue el Día Mundial de la Radio. 

En su quinta edición estuvo dedicada a su papel en las catástrofes, en las emergencias.

Pero tiene una gran papel anónimo e individual. Un papel doméstico y cercano, uno casero y minúsculo, que sin embargo deviene en enorme, al menos para mí.

Yo quería dedicarle una entrada del blog a la radio por su importancia en la comunicación por supuesto, pero también en nuestras vidas, en la de ayer, en la de siempre. Yo soy más de radio que de televisión. Todas las mañanas, sea día laborable o día festivo, lo primero que hago en cuánto amanezco es encenderla, con el volumen bajito para no molestar, pero puesta. Y voy por mi casa con mi radio pequeña, mi "transistor" particular, como se decía antiguamente. Ya nadie dice "el transistor". Sin embargo es una palabra mágica. Esa palabra tiene un poder evocador impresionante. Es decirla, pensarla, e inmediatamente te trasladas a otro lugar lejano de tu infancia.

De niña en mi casa la primera radio que recuerdo era una muy grande de la marca Marconi, que la había hecho mi padre. Recuerdo que mi madre siempre tenía puesta la radio mientras desayunábamos con leche condensada y galletas Príncipe. Mientras mojábamos las galletas, mientras nos vestía y preparaba, escuchábamos un programa donde la voz de Enrique Dausá daba la hora cada minuto, y entre medias esperábamos "El cuento corto de hoy". Parece que lo estoy escuchando aún. "Radio hora, minuto a minuto". La voz de mi madre y ese soniquete recordándonos que se iba pasando el rato y había que apresurar, es la banda sonora de mi infancia. 



 Supongo que de aquellos desayunos me quedó esta afición por la radio. Me encanta. Si ando por casa no sé ir sin ella. Casi siempre Radio Nacional de España.

Los días laborables mientras desayuno y me arreglo para ir a trabajar escucho a Alfredo Menéndez en Las mañanas. Por las tardes, un par de días, los que puedo escuchar un poco al Ciudadano García, y más tarde El Ojo Crítico. Y los fines de semana siempre escucho No es un día cualquiera de Pepa Fernández, La Observadora de Teresa Viejo, Documentos y La Estación Azul. 

Escucho mucho más la radio que veo la televisión. Aprendo mucho con ellos, y no solo me hacen compañía mientras voy a trabajar, sino que también lo hacen cuando hago mi caminata diaria, o los fines de semana mientras plancho y trasteo por mi casa. 

Pero no quiero extenderme más. 

No me costaría nada seguir escribiendo solo ello, sobre su papel evocador, su papel de compañero, su magia. Pero en realidad, solo quería dedicarle unas palabras de homenaje, una entrada pequeñita a la RADIO. 

Pero así, con mayúsculas: LA RADIO.

viernes, 12 de febrero de 2016

"El balcón en invierno" de Luis Landero




"En los libros leídos está la sombra, el rastro de lo que fuimos, los diversos bocetos de nuestro aprendizaje estético y de nuestra evolución vital, los vestigios de ciertos afanes que un día nos conmovieron y que luego, tras ser devastados por el tiempo, con los materiales de sus ruinas construimos nuestro modo de ser y de sentir, y lo más valioso y secreto de nuestro bagaje cultural. 


 También en la vida real la memoria funciona así, con pasajes subrayados y notas marginales, con detalles cargados de sugerencia, a veces convertidos en símbolos. Hay épocas de nuestra vida de las que apenas recordamos nada. Años, que por intrascendentes y rutinarios, que son casi todos, la memoria ha ido abandonando hasta entregarlos al más atroz de los olvidos. ..."


Terminé de leer "El balcón en invierno" de Luis Landero con una sonrisa.


Es una novela que me ha gustado leer, más allá de lo que cuenta, por el puro placer de disfrutar de la prosa de este autor. 

La ¿novela? es un inventario de recuerdos. No cuenta una historia como tal, sino que es eso, un desgranar de vivencias del autor. Y qué bien las cuenta Landero...

"Esa palabra corresponder, la tengo marcada a fuego desde niño. Si te hacían un favor, un regalo, una invitación, había que corresponder. Si no eras capaz de corresponder, se agradecían mucho los ofrecimientos, pero no se aceptaban, no podían aceptarse. Por eso nuestros regalos eran siempre modestos, para no ofenderla y crearle un cargo de conciencia. "


Nada más comenzar el autor te habla de su insatisfacción mientras está escribiendo una novela: "La insinceridad de lo que se escribe con oficio más que con devoción" preguntándose "¿Dónde está en verdad la vida?" y se asoma al balcón a mirar a la calle, y termina por bajarse "ahí fuera, en el bicherío de la calle”, y darse un paseo para finalmente volver a subir a su casa a ese balcón desde el que mira fuera y de este modo un balcón le lleva a otro, en el que estuvo con su madre cuando murió su padre, comenzando la crónica familiar:

"Yo tenía dieciséis años, y mi madre cuarenta y siete. Mi padre, con..."

Hastiado de la ficción el autor se vuelve a "su verdad" y nos regala sus recuerdos, sus vivencias que inevitablemente llevan implícita una cierta melancolía. Por ello quizás este libro no pueda ser calificado como una novela, sino que es más bien un ensayo, sobre todo un diario, una reflexión.

Por ello también el tono del libro es íntimo, cercano y sencillo.

"A veces ocurría que me enamoraba perdidamente de una palabra hasta entonces desconocida y durante varios o muchos días vivíamos un amor turbulento, excluyente, febril, y yo escribía poemas donde esa palabra era la protagonista, la estrella invitada, y las demás hacían de teloneras. Palabras como errabundo, cénit, heliotropo, añoranza, inefable, éxtasis, madreselva, doliente, iridiscente, plenitud, taciturno... Y así llegó el día en que me sentí poeta de verdad, hermano menor de Becquer, solitario y triste como él, elegido por un destino fatal como él, frágil pero también indestructible como él.

La poesía me hizo fuerte y me asignó un lugar en el mundo..."

El tema de este libro y en general de su obra, es la relación entre ficción y realidad. Y también es muy importante la nostalgia del pasado, el paso del tiempo, las relaciones humanas... Y así en su particular viaje vemos de refilón la historia de la España de aquellos años donde se subraya el abandono de los pueblos por la marcha a las ciudades en busca de una vida mejor.


Geográficamente se ubica en la Extremadura de la infancia del autor, en el pueblo de Alburquerque, y a partir de la adolescencia en Madrid, en el barrio de La Prosperidad, "La Prospe". Y arranca el viaje que hace el autor por y desde su memoria en septiembre de 1964.

Los personajes de esta obra, por tanto, son todos aquellos que rodearon la vida del autor: en primer lugar son los padres, su padre tan exigente para con su hijo del que siempre quería un futuro mejor al suyo, su madre más templada, más práctica, espectadora resignada de sus andanzas, sus hermanas, su abuela Frasca, el profesor que le ayudó en sus lecturas... Habría que destacar a su primo "Paco" que tanto influyó en su vida. Personajes entrañables.

Es dificil contar mucho de este libro. Porque es un puzzle de recuerdos y sensaciones. A mí me ha gustado mucho, pero no se puede decir de qué trata. Yo he disfrutado simplemente dejándome llevar porque es muy evocador, y te va llevando de la mano la prosa poética y reflexiva del autor. 


"...Me pregunto (sin ánimo desde luego de obtener respuesta) si los sentidos, desazonados por un escalofrío a deshora, no alertarán a la conciencia de la llegada recuerrente de aquella primera tristeza infantil. ¿Somos así de casuales, así de frágiles, de simples? ¿Somos entre otras cosas, el niño cuya ánima en pena andará siempre errante por las otras edades de la vida?"


miércoles, 10 de febrero de 2016

"Herrete" La palabra de hoy



El otro día hablábamos de la palabra "dragonera" que yo no conocía y hoy vamos a hablar de otra de la que tampoco tenía noticia y que descubrí gracias a unos dibujos animados, que estuve viendo con mis sobrinas, que se llaman "Phineas y Ferb". 

Muy buenos estos dibujos, muy educativos. Hasta tienen una canción a propósito de este tema "La canción del club del Herrete" que podeís escuchar en youtube.



Esa es la palabra de la que hablaremos hoy:

¡Herrete!

¿Alguien conoce el significado de esta palabra?

Nos dice el diccionario de la Real Academia Española:

herrete
Del dim. p. us. de hierro

1.m Remate, generalmente metálico, que se pone a las agujetas, cordones, cintas, et., para que puedan entrar facilmente por los ojetes.

Procede como veis del diminutivo poco usado de hierro.


Y efectivamente los herretes son esos terminales metálicos que llevan los cordones de nuestros zapatos o tantos cordones. 

¡A ver si no se nos olvida!


Bueeeno que no se diga os dejo con la canción:

martes, 9 de febrero de 2016

Próxima lectura literaria en la que participo: 23 febrero 2016





La Biblioteca Pública María Moliner de Madrid, junto con la Tertulia Literaria “Rascamán”, coordinada por el poeta Javier Díaz Gil, han organizado un ciclo de lecturas temáticas durante los próximos meses.

El martes 23 de febrero, junto a dos buenos poetas, participaré yo leyendo alguno de mis relatos y mis cartas de amor, en la que será la primera lectura de este ciclo. Cómo habréis podido imaginar el tema que nos une en esta ocasión es “el amor”.

Los tres autores que participaremos somos:
Javier Díaz
Carlos Ceballos
Rocío Díaz

Por supuesto deciros que todos estáis invitados. Intentaremos hacer ese martes diferente con nuestra forma de entender la literatura. Nos encantará veros.


Salón de actos de la Biblioteca María Moliner, en Villaverde Alto (Madrid).
C/ Villalonso, 16 (Entrada gratuita)
Renfe cercanías Puente Alcocer. Autobuses: Línea 76


lunes, 8 de febrero de 2016

"Dragonera" una nueva palabra que no conocía






Hoy vamos a dedicar esta entrada a una nueva palabra... 

¡TA TA TA CHAAAAN!

¡Dragonera!

¿La conocíais?

Imagino que muchos de vosotros sí. Pues yo no. Nunca la había oído.

Porque no me estoy refiriendo al nombre del islote del archipiélago de Las Baleares que así se llama también: Isla Dragonera, y que está considerado como Parque Natural.

No, me estoy refiriendo al objeto denominado “dragonera”. Escuché por primera vez esta palabra de boca del mayor de mis sobrinos, al que le gusta la montaña y participa en el blog “La madriguera”, que trata esos temas, y del que os copio el enlace por si os apetece echarle un vistazo:


Pues bien, en una de esas entradas del blog se hablaba de los “bastones” para salir a hacer senderismo. Y ahí fue cuando yo escuché la palabra “dragonera”.

Esta palabra no viene en el diccionario de la Rae. El diccionario te lleva a la palabra “dragonear”.

Sin embargo, en muchos sitios relacionados con el senderismo y otros deportes se dice que la dragonera es la correa con un lazo ajustable, para poder asegurar el palo a la mano del usuario.



Inmediatamente con esta curiosidad mía por las palabras, me pregunté el por qué de esa denominación. Buscando por aquí y por allá encontré que también se llama con este término a la correa de los sables. Y saltando de una información a otra recalé en algunas páginas más sobre esgrima, arquería y demás donde encontré que probablemente se llama así por influencia del francés “dragonne” que significa fiador de un sable.

Finalmente todo nos lleva a la caballería "Dragones" que eran unos soldados que se desplazaban a caballo pero que generalmente luchaban a pie. Sus caballos eran pequeños o de peor precio, por un lado para que fuera más fácil bajar de ellos y por otro porque si al hacerlo los perdían que no fuera tan grande la pérdida. Estos "dragones" luchaban con el rifle o la pistola, pero también a espada o sable. Para que fueran capaces de disparar, mantenían la espada desenvainada manteniéndola unica a la muñeca por una correa.
Los dragones parecen tener su origen en Francia a mediados del siglo XVI. En España la primera unidad de dragones se creó en el año 1634. 

Si buscamos la palabra "dragón" en el diccionario de la RAE sí que encontramos una acepción que nos podría llevar a esta palabra, me refiero a la séptima acepción:

7.m. Soldado que hacía el servicio alternativamente a pie o a caballo.

Luego, resumiendo, de los soldados "dragón" vendría que su correa se llamara "dragonera".

Y de los soldados ha ido saltando a demás objetos que interesa que lleven su correa: el sable, el piolet, los bastones... 

Es la explicación que he encontrado que más me convence. De todos modos si alguien tiene alguna explicación alternativa pues bienvenida será.