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jueves, 30 de junio de 2016

"Memento mori" de Cesar Pérez Gellida


"La doctora se paró en seco al percatarse del desconcierto que se reflejaba en el rostro de su interlocutor. Tras unos segundos preguntó:
-¿Me sigue?
-Doctora Corvo, ¿Conoce ese refrán que dice: "De músico, poeta y loco, todos tenemos un poco"? Pues de lo primero tengo poco, y de lo último algo, pero de poeta... nada de nada.
-¿Conoce, inspector, ese otro de "Hombre refranero, maricón o pordiosero"? -atajó ella aderezando al reveés con una sonrisa de malicia.
Se hizo el silencio y se enfrentaron las miradas. Sancho soltó una carcajada tan agreste que retumbó en las paredes del local... "



Tengo un poco de atrasillo en la reseña de los libros que me he leído ultimamente, así que voy a poner orden.

Terminé de leer "Memento mori" de Cesar Pérez Gellida. El primer libro de una trilogía de novela negra titulada "Versos, canciones y trocitos de carne". Que nombrecito ¿eh? 

Pues es de lo más acertado porque en esta novela hay muchos versos, muchas canciones y también, no os voy a engañar, trocitos de carne. 

A mí me ha tenido muy entretenida. Me gusta leer la novela negra que hacemos aquí, aunque ya sabéis que me gustan mucho las de Jussy Adler Olsen, o Camilla Lackberg, y antes no me perdía ninguno de Henning Mankell del inspector Wallander. Pero siempre me gusta volver a los nuestro, y ver que están haciendo: Lorenzo Silva, Víctor del Árbol, Dolores Redondo, Tony Hill... Tenemos muy buenos novelistas en el género negro.

Esta novela no está mal, la verdad. Tiene de curioso, de original, que, cómo ya os he dicho, va intercalando muchas canciones, tiene banda sonora, y también además de hablar de literatura, ya sean versos o libros, tiene varios poemas muy relacionados con la trama. Eso me ha gustado mucho. Y para los que sean de Valladolid tiene el doble aliciente de que se desarrolla en esta ciudad. Cómo veréis es una novela bastante completa, porque toca varias artes: la música, la poesía, la literatura.

Pero no os he contado el argumento, os copio lo que dice en la contraportada:

"Aquella mañana de domingo nada le hacía presagiar al inspector de homicidios de Valladolid Ramiro San­cho que acababa de dar comienzo una pesadilla que lo dejaría marcado para el resto de sus días.
La investigación del asesinato de una joven ecuatoria­na a la que le han mutilado los párpados y cuyo cuer­po han encontrado unos versos amenazantes, ocupa las primeras páginas de esta novela negra narrada con un dinámico y atrevido lenguaje cinematográfico..." 
El autor ha escogido un narrador en tercera persona, salvo para el prólogo y podríamos decir, el epílogo, que están narrados en primera persona. Pero nos ofrece desde un primer momento dos puntos de vista, el del asesino y el del inspector Ramiro Sancho en su búsqueda.  Se van alternando los capítulos desde el punto de vista de uno y de otro. Sabemos desde un principio quién es el asesino y por qué lo hace. Pero aún así, el interés no decae en la trama. Para ayudarnos, además el autor fecha cada capítulo con el lugar, el año y la hora incluso.

El estilo de la prosa es sencillo y directo. El ritmo es bueno. Me ha gustado mucho en lo que se refiere al lenguaje. No solo porque combina una trama con intriga con unos diálogos muy ingeniosos, muy bien escritos, si no también porque salpica la narración con numerosas citas latinas, con refranes, con frases hechas. Combina muy bien el lenguaje coloquial con el culto. Eso me ha gustado.

Algunos ejemplos del lenguaje coloquial que existe en la novela y que yo no conocía por eso me ha gustado mucho encontrar:

"Para el amor y la muerte, no hay cosa fuerte"
"La esperanza es hija de la paciencia"
"Talento y talante se conjugan con tiento y aguante" 
"De músico, poeta y loco, todos tenemos un poco"
"El poco hablar es oro y el mucho es lodo"

Y también me ha descubierto palabras más científicas como:
"con un homicidio preterintencional, ya sabes, el típico "se me fue de las manos" de un don nadie..."

Los personajes principales están bien perfilados. El de Augusto, el asesino, millonario, muy culto, melómano, sibarita y sociopata. El de Ramiro Sancho, el inspector de homicidios cumplidor del orden, honesto, con un lenguaje salpicado de refranes que me gusta mucho. El de "Carapocha", o Armando Lopategui, que es el psicólogo criminalista que está presente en toda la investigación, con un pasado fascinante y un humor negro que deja traslucir en los diálogos brillantes que mantiene con. Son personajes muy trabajados, complejos, intensos, no tienen desperdicio.

La obra se estructura en un prólogo, 29 capítulos cada uno de ellos encabezado por un título que pertenece a una canción de Héroes del Silencio o Búmbury, ya os he dicho que hay muchas canciones (Héroes, Bumbury, Muse, Depeche Mode, Vetusta Morla... desde luego si al lector le gustan estos grupos tiene mucho ganado), y otro que es una especie de epílogo. Además de eso, el autor incluye al final un anexo con la banda sonora, otro con el poemario, porque cómo os decía tambien hay muchos poemas, y otro con los personajes. 
Ambientada espacialmente, como ya os he dicho, en Valladolid. Y temporalmente entre septiembre del 2010 y enero del 2011.


Lo que menos me ha gustado es esa especie de epílogo que tiene la novela. Me ha dejado un poco descolocada. Y claro que sea la primera parte de una trilogía. Pero en general me ha parecido entretenida y con ese punto de originalidad que la hace diferente a otras muchas. Supongo que me leeré las dos siguientes, no a continuación, pero sí más adelante.



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