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lunes, 25 de abril de 2016

Museo al aire libre "Platero EScultura" en Moguer (Huelva)

Se titula "Asnografía" de Victor Pulido, basado en el capítulo LV. Cómo veis está hueco pero tiene escritos muchos nombres de pila



Hoy os traigo un original museo con base literaria. 

Está en Moguer, en Huelva, y se trata del Museo al aire libre "Platero EScultura", me gusta ese juego con el "ES": Platero es.

Son unas esculturas que aluden a algunos capítulos de la obra. Y cómo no podía ser de otra forma están diseminadas por Moguer, en Huelva, el lugar donde nació el autor de Platero y yo: Juan Ramón Jiménez. Ha sido un proyecto liderado por el Ayuntamiento de la localidad con motivo de la celebración del centenario de la publicación de "Platero y yo" en el año 2014. Se publicó en 1914 en una colección infantil, aunque el escritor ya dijo que en principio no era para niños,

Prologuillo
Suele creerse que yo escribí "Platero y yo" para los niños, que es un libro para niños.
No. En 1913, "La Lectura", que sabía que yo estaba con ese libro, me pidió que adelantase un conjunto de sus páginas más idílicas para su "Biblioteca Juventud" Entonces, alterando la idea momentáneamente, escribí este prólogo:

  Advertencia a los Hombres que lean este libro para niños 

Este breve libro, en donde la alegría y la pena son gemelas, cual las orejas de Platero, está escrito para... ¡Qué sé yo para quién!..., para quien escribimos los poetas líricos... Ahora que va a los niños, no le quito ni le pongo una coma. ¡Qué bien!
"Dondequiera que haya niños- dice Novalis-, existe una edad de oro". Pues por esa edad de oro que es como una isla espiritual caída del cielo, anda el corazón del poeta, y se encuentra allí tan a su gusto, que su mejor deseo sería no tener que abandonarla nunca.
¡Isla de gracia, de frescura y de dicha, edad de oro de los niños; siempre te halle yo en mi vida, mar de duelo; y que tu brisa me dé su lira, alta y, a veces, sin sentido, igual que el trino de la alondra en el sol blanco del amanecer!
El Poeta
Madrid, 1914

Pero ahora estamos ya en 2016 y en Moguer. En su día no todas las esculturas se inauguraron a la vez, sino que fue algo paulatino. Pero lo bueno de ir pasado un tiempo es que hemos podido disfrutarlas todas a la vez.

Estuvo visitando Moguer en el fin de semana y la verdad es que merece mucho la pena.

Os dejo con este original museo.



"Asnografía"
 
En dicho capítulo, el LV, Juan Ramón reflexiona sobre la palabra 'Asnografía' y su definición en el diccionario cuestionando el por qué un animal como el asno no merece "una descripción seria" cuando es "tal intelectual, amigo del viejo y del niño, del arroyo y de la mariposa...".
Pulido ha logrado un espectacular efecto en tres dimensiones de la figura de un asno a partir de los sencillos trazos de letras, palabras y nombres que acaban componiendo la figura del personaje.




"El niño y el agua" delante de la Casa Natal de Juan Ramón Jiménez
Se trata de un trabajo en bronce realizado por el artista extremeño afincado en Málaga Francisco Martín Molina, que representa al niño protagonista del capítulo en el que Juan Ramón Jiménez describe el modo en el que un chiquillo del Moguer de la época queda absorto ante el agua que fluye de una fuente. La obra, además de sus valores artísticos, se ha diseñado también como una fuente pública de agua potable, lo que la dota sin duda de un valor añadido.
 




"La miga"

 "Si tú vinieras, Platero, con los demás niños, a la miga, aprenderías el a, b, c, y escribirías palotes" Inspirado en el capítulo VI de Platero y yo.
 
 "La miga" es la clase de los párvulos. Y esta obra de María José Díaz Olivares rinde homenaje a la figura del maestro, lo que justifica la ubicación de la escultura en la Plaza de la Soledad, junto a la entrada del antiguo colegio Pedro Alonso Niño, cuya entrada en funcionamiento a finales de los años 50 del pasado siglo, supuso el inicio de la educación moderna para los moguereños y moguereñas.




"Darbón"

Esta  pieza está dedicada a Darbón, el entrañable veterinario de Platero, un personaje histórico que desempeñó su labor en Moguer a finales del siglo XIX y principios del  XX, al que Juan Ramón eleva a la categoría de universal al dedicarle el capítulo XLI del libro, y al mencionarlo en otros. El escultor ha sido José Manuel Díaz Benítez, conocido en el mundo de la escultura como Chiqui Díaz.




"Platero" en la Plaza del Ayuntamiento de Moguer junto a la escultura de su creador al fondo.

Esta escultura de "Platero" del escultor sevillano Álvaro Flores fue la primera pieza que formó parte del museo al aire libre de Moguer (Huelva).



"Aguedilla"

He leído que Monika Rasco, la escultora onubense, ha querido simbolizar en la figura de Aguedilla el abrazo agradecido de un pueblo a su poeta. Este complejo escultórico, levantado precisamente en la calle Rábida, conocida antiguamente como calle del Sol, se ve enriquecido con un sendero de plantas y flores típicas de la zona que circundan la figura central, y que como el mismo personaje, están realizadas en hierro reciclado




"El tío de las Vistas" está situado en la Plaza del Marqués de Moguer


En ‘El Tío de las Vistas’, Juan Ramón Jiménez describe la llegada al pueblo de este personaje, tocando su tambor y portando su caja de imágenes en las que los niños y niñas del Moguer de entonces miraban ilusionados esas «vistas» de distintos lugares y personajes del mundo, que les permitían echar a volar su viva imaginación. El escultor es Martín Lagares y realiza un complejo escultórico en bronce a tamaño real, que representa al personaje del Tío de las Vistas con el tambor y la caja descritas por el poeta, y acompañado por las figuras de un niño y una niña que, a ambos lados del motivo central, parecen querer descubrir la magia que encierra el singular artefacto.





"Idilio de Abril"


El autor, Pedro Requejo Novoa, recrea el ‘Idilio de Abril’ de Juan Ramón dando forma a un simpático burrillo, algo mayor y más travieso que el protagonista del primer capítulo de la obra, que está acompañada por dos pequeños; una niña que, a lomos de Platero, abre sus brazos y su alma al fresco encanto de la lluviosa primavera, y un niño que parece realizar una amistosa confidencia al borrico, mientras éste mastica todavía ‘las flores a las que su bocota alcanza…’.






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