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martes, 30 de junio de 2015

"El amante japonés" de Isabel Allende


 «Irina Bazili entró a trabajar en Lark House, en las afueras de Berkeley, en 2010, con veintitrés años cumplidos y pocas ilusiones, porque llevaba dando tumbos entre empleos, de una ciudad a otra, desde los quince. No podía imaginar que encontraría su acomodo perfecto en esa residencia de la tercera edad y que en los tres años siguientes llegaría a ser tan feliz como en su infancia, antes de que se le desordenara el destino».



Pues ya me he terminado "El amante japonés", el último libro de Isabel Allende.

Me ha encantado. Volver a Isabel Allende siempre es garantía de volar muy lejos y conocer a personajes entrañables.

Pero en esta ocasión sin duda alguna. Me ha gustado más que sus dos últimos libros. 

El argumento: Irina Bazili, una atractiva joven de 23 años, consigue trabajo en el departamento de administración y asistencia de Lark House, residencia de ancianos lujo situada en las afueras de Berkeley. Alma, anciana de clase alta, le ofrece un trabajo complementario como secretaria personal. Mientras ejerce esta ocupación, llamará la atención de Seth, nieto de su nueva jefa, que inicia las tareas de escribir un libro sobre su familia, como excusa para estar regularmente junto a la joven.
 
Mientras Irina y Seth revisan papeles de Alma para su libro, descubren unas cartas enviadas a lo largo del tiempo por Ichimei. Se trata de un hombre de procedencia japonesa al que conoció durante su infancia, pues era uno de los hijos del jardinero de la mansión de sus tíos, donde ella tuvo que instalarse en 1939, cuando tuvo que dejar a sus padres en Polonia por el miedo a los nazis.

"Habían compartido noches en blanco, bebiendo whisky aguado o fumando marihuana para aliviar la angustia, en las que se contaron sus vidas, desenterraron anhelos y secretos, y llegaron a conocerse a fondo. En esa parsimoniosa agonía no cabían pretensiones de ninguna clase, se revelaron como eran a solas consigo mismos, al desnudo. A pesar de eso, o tal vez por eso, llegaron a quererse con un cariño diáfano y desesperado que requería una separación, porque no habría resistido el desgaste irremediable de lo cotidiano."

 El tema es el amor, claro que sí. La historia de amor maravillosa de Alma, una señorita bien de San Francisco, e Ichimei, el jardinero japonés, que dura toda la vida. Pero después a su alrededor hay otras historias de amor, que no os voy a desvelar, pero que también son para quitarse el sombrero. Y por otro lado, también se habla del desarraigo, de los que se tienen que marchar de su tierra, en todas épocas y en distintas geografías. De la eutanasia. Y de la importancia de los lazos familiares. Así cómo de la vejez y su relación con los más jóvenes.

"Me gustan especialmente tus árboles otoñales que dejan caer sus hojas con gracia. Así deseo desprenderme de mis hojas en este otoño de la vida, con facilidad y elegancia. ¿Para qué apegarnos a lo que vamos a perder de todos modos?"

Como veis es una novela donde se tratan muchos temas muy importantes porque también se toca la pornografía infantil, la homosexualidad, la trata de personas... Temas lamentables. 


Está ambientada en San Francisco aunque recorrerá otras geografías de la mano de sus personajes y en la actualidad (comienza en el año 2010), aunque se rompe la linealidad temporal porque iremos a la Polonia de la Segunda Guerra Mundial o los campos de concentración de Utah.

Esos personajes que tan bien están perfilados por la autora. Como os decía antes nos volvemos a encontrar con personajes entrañables de quiénes conocemos prácticamente su vida entera, de los principales desde luego. Están muy bien retratados, se nos hacen familiares. De los más importantes podríamos decir que son: Personajes femeninos fuertes, con carácter. Y personajes masculinos nobles y tranquilos. 

A mí me ha gustado mucho esta novela. Es verdad que no me ha sorprendido en algunos puntos y me veía venir ciertos giros de la trama. Pero me ha tenido muy, muy entretenida y me ha sumergido en el universo mágico de esta autora, donde siento que me transporta con suavidad a lugares lejanos y donde me presenta a unos personajes muy especiales en su modo de ser y estar en el mundo. Y sobre todo es que me gusta mucho la forma de narrar de esta autora, su forma de contar la vida, lo cotidiano, siempre como algo extraordinario. Ese lirismo, esa forma de conmovernos.


"A los veintidós años, sospechando que tenían el tiempo contado, Ichimei y Alma se atragantaron de amor para consumirlo entero, pero mientras más intentaban agotarlo, más imprudente era el deseo, y quien diga que todo fuego se apaga solo tarde o temprano, se equivoca: hay pasiones que son incendios hasta que las ahoga el destino de un zarpazo y aun así quedan brasas calientes listas para arder apenas se les da oxígeno.»

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